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Capítulo 37

La rutina de un pequeño hogar

Las semanas que transcurrieron después fueron parecidas. La rutina en la casita de bambú se volvió agradable. Todas las mañanas, Shen Jiu se levantaba y se arreglaba tranquilamente en su habitación, para luego salir, escuchando a Fu-er hablando con Binghe. Desayunaban juntos, comiendo siempre los bollos que Fu-er practicaba sin descanso todas las mañanas. Con cada día que pasaba, mejoraba un poco más, poniendo todo su empeño en los bollos de carne de bestia demoniaca. Al terminar se llevaba a Fu para las clases del día en donde comenzaba a practicar otros caracteres. Durante el almuerzo Shen leía o tocaba algo de música mientras Fu comía con sus hermanos o con Binghe en la casita de bambú. Luego tenía las clases de la tarde, las prácticas y regresaba a casa, donde un baño lo esperaba a él y Shen Fu. Luego de eso, las cosas variaban un poco. Los miércoles y viernes Ming Fan y Ning Yingying iban a la reunión de siempre, donde conversaban de todo y Shen contaba alguna historia que alguna vez fue de su maestro. Otras veces estaban solos, con Shen corrigiendo trabajos y Fu jugando con Binghe en un rincón.

Cuando Binghe quedaba solo a veces recibía la visita de sus hermanos marciales, con quienes pasaba el tiempo en la casita de bambú y otras veces se iba, usando a XinMo para abrir un portal que lo llevaba a su palacio en los terrenos demoniacos, donde gestionaba sus dominios. Sus hermanos marciales lo sabían así que cuando no lo encontraban dentro de la casita de bambú, simplemente se iban y regresaban después. Nunca se iba cuando Shen Jiu o Fu-er estaban presentes. Aprovechaba cuando no estaban para hacerlo.

El mocoso descarado había conseguido, hacía dos semanas y media, dormir en su habitación. Shen sabía que tenía razón, Fu-er iba a malacostumbrarse si seguía durmiendo con él. Así que tuvo que devolverlo a su cuarto. Pero claramente no compartirían cama. Binghe dormía en su habitación, en un futón en el suelo, y a la mañana temprano al despertar, ya no estaba.

—Shizun, lamento molestarlo—dijo Binghe en la mañana temprano cuando Shen Jiu se estaba cepillando el cabello—. Pero llegó una carta de Zhangmen shibo.

—Pasa.

Binghe ingresó al cuarto, viendo a Shen con el cepillo en mano y el cabello cayéndole en cascada por la espalda. Por un momento, se quedó en su lugar, simplemente observando. Cuando Shen enarcó una ceja, se movió en su dirección, dejó la carta y volvió a salir. Shen no entendió qué le pasó en ese momento, pero tampoco buscó entenderlo. Solamente tomó la carta y la leyó. Yue le estaba comunicando que esa tarde se realizaría una reunión de emergencia para hablar con todos los maestros de pico sobre las falsas acusaciones que el Maestro de Palacio había lanzado hacia él. El hecho de que el Viejo Maestro de Palacio se mostrara tan decepcionado cuando Shen Jiu mostró su coartada, no les había parecido nada bueno y Yue pensó que lo mejor era estar preparados. Si había acusado a Shen de esa manera, ¿cómo no acusaría a otros maestros de pico?

Le había tomado a Yue Qingyuan unas semanas poder realizar esa reunión porque tres maestros de pico habían estado en misiones y quería que todos estuvieran reunidos. Al menos ahora podrían hablar sobre el Viejo Maestro de Palacio y sus estupideces. Quizás pudieran hacer un plan para deshacerse del palacio Huan Hua. Sus discípulos no tenían la culpa de que el líder de su secta sea un imbécil.

Al salir, Fu ya estaba poniendo su plato con tres bollos en la mesa y tomaba su cuenco para empezar con su congee. Desde que Luo Binghe era el cocinero oficial de la casita de bambú, Shen Fu se veía más rellenito que antes, con mejillas más redondas y barriguita más sobresaliente. Shen Jiu tendría que hablar con Binghe para que dejara de hacerle tanghulu al niño.

Cuando Binghe se sentó, el niño comenzó a contarle sobre las canciones que Yang gege y Ying jiejie le estaban enseñando a tocar con el guqin aunque decía que ese instrumento mucho no le gustaba porque era muy grande. Decía que prefería la flauta porque sonaba más bonito. Shen le dijo que le enseñaría a tocar la flauta en unos años, cuando fuera capaz de memorizar más caracteres. Shen Fu hizo un puchero, pero aceptó lo que su papá le había dicho antes de cambiar de conversación, hablando sobre el tío Shang y el extraño hombre frío que solía estar con él en el estudio.

Shen Fu solía visitar a Shang Qinghua junto con Yang Chen quien iba a ver a sus amigos del pico AnDing. A veces el niño entraba al estudio de Shang Qinghua mientras su gege estaba distraído. Ahí fue donde descubrió a Mobei-jun, quien le confesó ser amigo de Luo Binghe y que debía mantener sus visitas al pico AnDing en secreto. Al menos los demás discípulos de QingJing no lo sabían, pero Shen Jiu y Luo Binghe se enteraron ese mismo día. Con pequeños trucos lograron hacer que Shen Fu no dijera nada a nadie más.

—Ve por tus cosas, Fu-er, en un rato salimos—dijo Shen Jiu y el niño corrió a su cuarto.

Binghe comenzó a juntar los cuentos, Shen lo ayudó, llevando todo a la cocina. La rutina era casi siempre la misma y descubrió que no le desagradaba en absoluto. Ayudar a Binghe antes de salir para sus clases de la mañana no era desagradable. La compañía de Luo Binghe no lo era. El chico siempre ayudaba, no solo cocinaba, sino que limpiaba la casita de bambú, dándole tiempo a Shen Jiu de hacer los reportes que tuviera que hacer, de corregir exámenes o bien de enseñarle horas extras a Fu-er. Aunque Binghe ayudaba en eso también. Durante ese tiempo le había enseñado pintura y jugaba al weiqi con el pequeño, además de jugar con los juguetes que el propio niño tenía.

Era como una esposa dedicada.

También solía preparar té en las noches y lo compartían con una conversación, hablando de todo y de nada. Fue en una de esas conversaciones donde se enteró del palacio en el terreno demoniaco que tenía Luo Binghe, donde administraba a todos los demonios y llevaba a cabo luchas para ganar más territorios. Por ahora todo iba bien y no tenía mucho de qué preocuparse, hasta el momento no habían surgido rebeliones de ningún tipo, quizás porque Luo Binghe se había encargado de defender a los inocentes y castigar a los injustos. De esa manera, tenía más demonios de su lado que lo apoyaban. A los funcionarios políticos demoniacos simplemente bastaba con amenazarlos de muerte para que le hicieran caso. Binghe le confesó que esa fue la manera más fácil que encontró para lidiar con ellos.

También le contó sobre leyendas que había aprendido, monstruos con los que había luchado y tesoros que había obtenido. Sugirió también que, cuando Shen se sintiera preparado, estaría encantado de llevarlo para que conociera todo lo que había conseguido en esos años ahí abajo. Le propuso incluso escribir un libro, analizando las gemas y animales que encontró y que no había visto en ningún libro antes, ni siquiera en los archivos demoniacos. Shen dijo que lo mejor era dejar pasar el tiempo, cuando todo estuviera en una paz más duradera él con gusto lo acompañaría para aprender de esas nuevas cosas que Binghe había recolectado para él.

La verdad sea dicha, le parecía una buena idea. Tener información sobre objetos, que no se encontraban en el mundo humano, le resultaba gratificante. Llenar de información las bibliotecas de CangQiong le parecía una buena idea, después de todo así no habría quién pudiera decir que la secta estaba desprovista de información. Aunque bien podrían ocultar el libro por el momento, para no darle problemas a Yue Qingyuan.

Shen Fu regresó con sus cosas, sonriendo feliz y radiante antes de que Shen Jiu lo acercara para acomodarle el moño que se le desarregló mientras buscaba sus cosas. El niño agitó el brazo hacia Binghe, asegurándole que iría a almorzar con él.

Las clases pasaban tan normales como siempre, Ming Fan daba las clases de caligrafía de ese día. Daba determinadas clases una o dos veces por semana. Shen lo hacía lento. Todavía no iba a heredar el título de maestro de pico, pero debía ir acostumbrándose poco a poco. Un día daría todas las clases, pero para ese momento faltaban años. Mientras Shen estuviera ahí, daría siempre la mayoría de las clases.

Ming Fan lo hacía bien, era algo que esperaba. La caligrafía y la pintura eran sus fuertes, así que enseñarlas no le resultaba complicado. La música no era del todo lo suyo y Shen no estaba seguro de enseñarle a cantar, pero creía que, como maestro de pico, tendría que aprenderlo por si en un futuro tiene que enseñarle a su discípulo principal. O quizás podría enseñarle a Yingying y ganar unos puntos extras de amor con ella. Nunca era mala idea. Aunque no daría esa sugerencia porque era probable que sus discípulos sugirieran que Binghe aprendiera también. Y no creía que fuera porque Binghe tuviera interés en cantar. Estaba seguro que lo harían porque el mocoso de Luo quería escucharlo cantar. Para Ming Fan y Ning Yingying no parecía ser un secreto los sentimientos de Luo Binghe y se preguntó desde hacía cuánto lo sabían.

—Ming Fan—llamó y su discípulo se acercó a él—, acompaña a Fu-er a almorzar con Binghe. Dile a Cheng que se hará cargo de las clases de la tarde. Tengo una reunión con Zhangmen shixiong y no voy a estar aquí. Probablemente llegue para supervisar los entrenamientos, pero si no lo hago simplemente dile a tus compañeros que cultiven. Sería bueno reforzar sus núcleos.

—Sí, shizun—Ming Fan miró a Fu-er, quien guardaba sus cosas mientras le mostraba a Chen Mei y Chen Lin los dibujos que había hecho cuando se aburrió de practicar los caracteres—. ¿Quiere que deje a Fu-er con Binghe todo el día o le gustaría que yo me encargue personalmente de darle sus tareas?

—Dale sus tareas. Que practique algo de pintura y flauta. Parece que le gusta más que el guqin. Y tú te llevas mejor con la flauta que con el guqin.

—Entendido, shizun—Ming Fan sonrió, se inclinó una vez y se acercó a Fu-er—. Fu-er, vamos a almorzar con Luo shidi.

Fu-er saltó emocionado, tomando rápidamente la mano de Ming Fan mientras hablaba con su gege sobre sus nuevas pinturas, mostrándoselas mientras iban de camino a la casita de bambú.

Shen salió del salón y apenas estuvo al aire libre, montó a XiuYa para dirigirse al pico QiongDing. Como cultivadores experimentados, comer no era una necesidad. Shen no necesitaba almorzar así que podían llevar adelante la reunión sin ningún problema.

Yue estaba ya ahí, hablando con Liu Qingge. Shen abrió el abanico, haciendo ruido con el mismo para hacerse notar. Los dos dejaron de hablar y se giraron hacia él, la sonrisa de Yue era amable y sincera.

—Qingqiu shidi—saludó, evitando el Xiao Jiu que solía usar cuando estaban a solas.

Lo cual era una estupidez. Liu Qingge ya conocía el apodo así que usarlo frente a él ya no era malo. Podía decirse que estaba acostumbrado.

—Qi-ge, Liu shidi—saludó cerrando el abanico—. ¿Lograste saber algo más del Maestro de Palacio?

—No hizo ningún movimiento en contra de nosotros—dijo Yue Qingyuan frunciendo el ceño—. Eso me resulta sospechoso.

—Los sembradores fueron quemados—informó Liu Qingge—. Luego de eso continuó con sus actividades habituales.

—No sabemos qué puede estar planeando. Parecía bastante interesado en acusarte de algo en lo que no estabas involucrado. Eso no me agradó—Yue Qingyuan se cruzó de brazos, mirando el suelo pensativo—. Nunca tuvieron ningún encuentro desagradable o algún rencor antiguo como para que esté planeando eso. ¿Qué busca?

Shen no lo sabía, ni siquiera en su primera vida supo por qué el Maestro de Palacio lo odiaba tanto. Siempre creyó que su problema era con CangQiong, no con Shen, pero usar a Shen para hacerle perder prestigio a la secta había sido mejor. Y con la ayuda de Luo Binghe, todo había salido bien. CangQiong no solo fue destruida, sino también el mundo entero.

Bien hecho, Viejo Maestro de Palacio, bien hecho.

Pero ahora Luo Binghe no había ido con él y dudaba mucho que el Maestro de Palacio recordara su primera vida. El viejo no lo hacía, de eso estaba seguro, así que su odio hacia él podría deberse a... ¿ser el maestro de Luo Binghe? ¿Haberlo "dejado" morir en la Conferencia de la Alianza Inmortal? Realmente no podía entender a ese viejo, posiblemente la edad y su insana obsesión con Su Xiyan debió afectarle su estabilidad mental. Tanto así que había elegido a Gongyi Xiao como discípulo principal porque se parecía a Su Xiyan. Por algo le había recordado a Luo Binghe cuando vio al niño.

—CangQiong siempre ha estado al acecho de todo tipo de cultivadores que buscan hacernos quedar mal solo para ganar un poco de prestigio. No es extraño que el Maestro del Palacio Huan Hua piense en hacer lo mismo. Es un viejo envidioso e inútil, es normal que quiera arruinar a los demás solo por su falta de capacidades—dijo Shen haciendo una mueca de disgusto.

No por recordar al Viejo Maestro de Palacio, sino porque esa última frase le recordó a su yo de la primera vida. Pero dudaba que Yue o Liu se dieran cuenta de eso.

—Sea lo que sea que planee, no lo logrará, no se lo permitiremos—aseguró Liu Qingge.

Fue en ese momento cuando comenzaron a llegar los demás, siendo Ma Qingshi del palacio KuXing, el pico ascético, el último en llegar. El maestro de KuXing se disculpó por la tardanza y pronto tomó su lugar para comenzar la reunión.

Yue Qingyuan explicó todo lo que había ocurrido, las acusaciones y las respuestas incluidas de Shen Qingqiu. Tenía que contarles todo para que estuvieran enterados de lo que el Maestro de Palacio había hecho, queriendo atacar a uno de sus compañeros por motivos que ellos no podían comprender.

—¿Realmente fue así? Lo que pasó con Qiu Haitang—preguntó Qi Qingqi mirando a Shen.

—Todo lo que pasó ese día, lo que ella dijo y lo que yo dije—respondió.

—¿Cómo ambos podrían tener razón?—preguntó Wei Qingwei confundido.

—A lo que se refirió Shen shixiong fue que lo que contó Zhangmen shixiong respecto a lo que dijo la señorita Qiu es verdad—aclaró Mu Qingfan.

Sí, Wei Qingwei no era el cultivador más brillante de todos. Incluso podría decir que hasta Liu Qingge lo superaba en eso. Y eso era mucho decir.

—¿Qué podría querer el Viejo Maestro de Palacio de nosotros? Somos una secta como la suya, ¿por qué perjudicarnos entre colegas?—preguntó Hei Qinghei mirando al líder de secta.

—La avaricia es algo que intoxica también los corazones de los cultivadores—dijo Shen abriendo su abanico y moviéndolo ociosamente—. Y aunque tenga su propia secta, esta no está catalogada como la número uno de las sectas. Querer más es humano. Y el Maestro de Palacio lo es.

—No tiene sentido—se quejó Hong Qingli de pico ZuiXian—. Su secta no es mala, es grande y tiene una reputación intachable. ¿Qué más puede desear? ¿Más discípulos? ¿Más dinero? ¿Más prestigio? Se supone que lo importante para un cultivador es mantener la paz, proteger a los humanos de los demonios, no pelear entre nosotros.

—Eso sería en un mundo perfecto, pero es claro que no todos piensan igual, Hong shidi—dijo Shen Jiu—. Tenemos que hacer algo, estar preparados en caso de que decida ir por otro de nosotros.

La reunión se alargó más de lo que Shen hubiera deseado. Se tocaron muchos temas que podían involucrarse en el problema mayor que generó el Maestro de Palacio. Se buscaron planes y alternativas, se dieron un sinfín de ideas y se desecharon muchas más. Planes a corto y largo plazo en caso de que Huan Hua quisiera hacer algo contra CangQiong.

Terminó saliendo tarde, a poco de que comenzara a anochecer. Ignoró la voz de Liu Qingge que lo llamaba y simplemente se fue en XiuYa a QingJing. Estaba agotado y en lo único que podía pensar era en tomar un baño y cenar algo, escuchando las historias que Fu-er tuviera para contar o viéndolo jugar simplemente con Binghe en un rincón de la casa, o quizás incluso haciendo la cena juntos. Era mejor que seguir ahí.

—Llegué—informó como se había acostumbrado a hacer en esas semanas.

—Shizun—sonrió Binghe mirándolo—, bienvenido. El baño está preparado. Ning shijie me informó que ella se encargó ya de bañar a Fu-er. Dijo que esta noche cenaría con ellos y lo traería de regreso a casa cuando ya estuviera dormido.

—Bien—suspiró Shen, sentía los músculos tensos de la espalda.

Binghe se acercó a él y masajeó suavemente los músculos cerca de los hombros.

—Shizun está tenso, ¿le gustaría que este Binghe le diera un masaje mientras se relaja en la bañera?—la voz de Binghe no denotaba nada más allá de la gentileza y la solidaridad.

Pero Shen Jiu sabía que ese mocoso buscaba algo más al hacer algo de ese tipo. Lo veía en sus ojos rojos que brillaban tan intensamente en algo que no era gentileza ni buena voluntad.

Mocoso descarado.

Cuando estaba por responder, un estruendo lo hizo dar un brinco en su lugar por el susto. ¿Quién mierda había hecho...?

—Shen shixiong—dijo Liu Qingge.

Oh, sí ¿quién más que el mono bruto de BaiZhan sería capaz de derribar su puerta de una patada? Solamente él.

Un momento. Liu Qingge estaba ahí mientras Luo Binghe también lo estaba.

Los ojos del Dios de la Guerra se abrieron con sorpresa al ver a Luo Binghe en la casa de bambú.

¡Mierda! 


¿Qué creen que los discípulos de QingJing planeaban al mantener a Shen Fu lejos esa noche? Shen no se estaba dando cuenta de las dobles intenciones jajajaj

Sí, Liu Qingge, como todo un mono bruto, rompió la puerta y descubrió a Luo Binghe en la casita de bambú. Liu Qingge, maldito mono tonto que arruinó la cita del Bingjiu TT-TT Aunque Shen no supiera que era una cita jajaja

Esta rutina es un headcanon mio. En mi opinion, y teniendo en cuenta el mbti de Shen, siento que una rutina así cálida y hogareña en su vida sería algo que él disfrutaría mucho. Pero todo depende del Shen que cada una haga, después de todo MXTX nunca profundizó tanto en este personaje, a pesar de que hubiera sido muy interesante que lo hiciera o que dedicara su historia al Bingjiu, estos dos personajes tenían mucho para sacar provecho la verdad

Mañana capítulo 38: El secreto de QingJing al descubierto

Aqui comienzan a complicarse las cosas y todos gracias a alguien que no sabe tocar la puerta :V

Nos vemos!!! Besos :D

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