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Capítulo 14
Un maestro completo
Tras vendar las heridas en su vientre e indicarle que pusiera durante dos días más ese tónico sobre su piel tres veces al día, Mu Qingfan se retiró con sus discípulos de su pico. Shen se cambió por túnicas suaves tras usar un talismán de aseo, notando que el abanico que Luo Binghe le había regalado no estaba por ningún lado. Solo tenía los perfumes que había guardado en la bolsita qiankun, pero el abanico, que no recordaba dónde había dejado, no estaba por ningún lado. ¿Se le habría caído durante la batalla? Quizás podría ir al otro día a revisar el lugar y ver si encontraba ahí el abanico.
Se soltó el cabello y cerró los ojos, intentando buscar un momento de paz. Maldita sea, no habían podido ver la obra de teatro que contaba la leyenda por la cual se realizaba el festival. Era lo más entretenido de ese día y ese demonio tuvo que arruinarles la salida. Si quería piel tendría que haberla buscado en otro lado, no en sus discípulos.
Unos cuantos toques casi tiraron su puerta. Shen había dado un respingo por lo repentino del sonido, ¿quién golpeaba de esa manera?
Se acercó a la puerta y al abrirla vio a su tumulto de más de veinte discípulos esperando afuera, los heridos incluidos. Ming Fan tenía vendas en sus brazos, un parche en la mejilla amoratada y otro en la herida de su frente. Lu Song no parecía tener más que alguna crema o ungüento en los raspones de su rostro, lo mismo que Yang Chen. Pero estaban ahí, frente a su puerta, todos mirándolo con grandes ojos acuosos. Menos los discípulos mayores, ellos no se veían a punto de llorar.
—¿No deberían estar descansando?—Preguntó Shen viéndolos.
—¡Shizun!—exclamó Yang Chen lanzándose hacia él para envolver sus brazos alrededor de su cintura— ¡Este discípulo se disculpa por causarle problemas!
Sintió las lágrimas del niño mojar su túnica y sus sollozos siendo acallados al tener su rostro contra su vientre. Shen no sabía cómo actuar ante eso.
—Shizun, yo...si este discípulo hubiera sido más fuerte tal vez hubiera podido...—Ming Fan se acercó y se apoyó contra su maestro, comenzando a llorar también—Por mi ineptitud shizun resultó herido.
—Que llorones—escuchó que dijo Lu Song, rodando los ojos y queriendo lucir burlón.
—Dilo sin llorar—dijo Ling Yi mirándolo con el ceño fruncido.
—Cállate—murmuró Lu Song secándose las lágrimas que caían.
Shen suspiró, ¿por qué sus discípulos venían para esto? ¿No les había quedado claro que esto había sido algo que no pudieron manejar porque todavía no tenían la experiencia suficiente? Un demonio de ese tipo no era fácil de combatir para niños como ellos. Quizás si se hubiera enfrentado a uno de los discípulos mayores no hubieran pasado por eso, pero el demonio no era idiota y obviamente fue por la presa fácil. No contó con que esos tres niños pertenecían al pico QingJing y que el maestro de dicho pico iría por ellos.
Yang Chen sollozaba contra su vientre, aferrándose a él. Ming Fan lloraba en silencio, dejando que las lágrimas cayeran sobre su maestro. Shen no sabía qué hacer así que pensó en acariciar la cabeza de los niños para consolarlos. Como un padre con un hijo que jugando se había caído y se había lastimado la rodilla.
Pensó en lo raro que era eso hasta que lo notó. ¿No era eso? Un maestro para sus discípulos era como un padre, por algo los títulos de hermanos marciales. Él representaba una figura paterna, alguien en quien sus discípulos podían apoyarse. Era un guía para ellos, un lugar seguro. Él nunca había considerado así a su shizun porque estaba lleno de rencor y odio hacia el mundo como para pensar que alguien podría ser como una figura paterna para él. Pero si lo recordaba, sí se había comportado más de esa manera. No, no se había comportado como un padre...más parecía un abuelo con él. Alguien cariñoso y comprensivo que muchas veces le permitía hacer lo que quisiera. Estaba seguro de que su shizun sabía de las visitas a los burdeles, pero nunca dijo nada, ¿por qué nunca lo hizo? ¿Cuántas cosas sabía su shizun que se negó a decirle?
Él... ¿creyó que era capaz de convertirse en una figura paterna para su pico? Ni siquiera había sido un buen shixiong, fracasando en muchas cosas y siendo constantemente odiado. No tuvo padres, ¿cómo podría saber cómo ser uno él? Sí había deseado tenerlos, saber lo que era tener una familia, adultos que te cuidaran y se preocuparan por ti, pero lo único que recibió fue todo lo contrario. Así empezó a odiar a los que tenían lo que él no, a los que tenían padres amorosos, a los que tenían talento, a los que tuvieron las oportunidades que él no. Y lo que hizo, durante muchos años, fue quitarles todo eso a aquellos que lo tenían. Como un niño egoísta que es infeliz y quiere ver a los demás iguales para sentirse mejor.
Pero eso no era lo que debió hacer, esa no era la respuesta. No se trataba de quitarle a los demás lo que le fue negado, sino de brindar aquello que deseó.
No debió quitarles a sus discípulos la oportunidad de avanzar, de apoyarse en él, de buscar refugio en su persona. Debió apoyarlos, ayudarlos. ¿No era él quien tenía mayor experiencia? ¿No tenía un sin números de errores en su vida que podían servirles a sus discípulos de enseñanza? ¿No podía él evitar que se convirtieran en lo que alguna vez fue?
Había arruinado tantas vidas, no solo la de Luo Binghe, sino la de sus demás discípulos. Todos ellos muertos por su envidia y egoísmo, por su odio y rencor. Por no haber sido un buen maestro.
Para la única para quien sí lo fue, fue Ning Yingying. Su única discípula mujer, la única niña. La amaba como una hija, la había tratado como tal, aunque eso derivó en rumores estúpidos de perversión. ¿Cómo podía él ver a su hija de esa manera? ¿Qué mentes retorcidas podían creer eso?
Ning Yingying era la única privilegiada porque era la única niña, por eso la había tratado bien, por eso había sido más un padre para ella que para los demás.
Pero ¿cuál era la culpa que tenían los demás? ¿Por qué no había sido así también con los niños?
Recordó que, en el pasado, en su mente, estaba la idea de que los niños crecerían para volverse hombres. Hombres deshonestos y mentirosos que solo sabían hacer daño, como Qiu Jianluo o Wu Yanzi. Dos desgraciados que solo sabían hacer daño. Un niño pequeño se transformaría algún día en un hombre y ese hombre algún día haría daño, un daño irreparable como el que él vivió. Porque todos los hombres eran así.
Había estado tan lastimado, tan herido por el pasado, que Shen no pensó bien eso. ¿No era acaso él también un hombre? ¿No había sido él también un niño que, al igual que sus discípulos, solo quería un adulto en quien confiar?
Él hizo daño, lo hizo, pero porque se dejó guiar por el rencor. Se volvió un hombre como Qiu Jianluo, alguien que solo sabía hacer daño. Pero ¿se hubiera vuelto así si hubiera tenido un adulto que lo quisiera? ¿Que lo tratara bien?
¿No lo tuvo realmente?
—Shen Jiu, Shen Jiu—rio su shizun—, eres tan listo. Ven, ayuda a este viejo maestro con el té.
—Ah, envidio a la juventud a veces. Tus articulaciones están como nuevas—dijo su shizun deteniéndose de tocar el guqin—. ¿Le molestaría a Shen Jiu tocar algo para mí?—sonrió afectuosamente, suave y gentil, con paciencia.
—¿Quieres un té?—dijo su shizun al verlo despierto otra noche más—Dicen que el té de crisantemo es bueno para dormir. Según la leyenda, claro. ¿Alguna vez te la conté? ¿No? Bueno, cuentan que...
En aquel momento Shen lo había considerado molesto. Su shizun solía hablarle cuando él solo quería pensar, solía acercarse cuando solo quería estar solo. No confiaba en él y, sin embargo, había sido el único hombre, además de Yue Qi, que lo había tratado bien. El único que lo miraba como un hijo, como un nieto. Y él no había apreciado eso. Ni siquiera cuando murió. Lo único que pensó fue en que ahora era libre de comportarse como quisiera en el pico.
Tan desagradecido. Tan bastardo.
¿Qué pensaría su shizun si lo hubiera visto? ¿Qué pensaría su shizun si hubiera visto cómo destruían la secta CangQiong por su culpa? Había sido el lugar amado de su shizun, su hogar, y su discípulo lo destruyó.
Miró a Yang Chen, que seguía aferrado a él, sollozando contra su vientre. Miró a Ming Fan, quien lloraba silenciosamente contra su costado. Su discípulo principal había sido un cretino en su primera vida por su culpa, porque no supo llevarlo por el buen camino. Porque creyó que daba igual lo que hiciera, ese niño no cambiaría. Y, no obstante, ahí estaba. Protegiendo a sus hermanos marciales y cuidando de Luo Binghe como si fuera su hermanito de sangre.
Por muchos años, Shen se había olvidado de que él también fue un niño temeroso que había deseado un adulto en quien confiar. Se había olvidado de que no todos los hombres eran unos desgraciados como Qiu Jianluo o Wu Yanzi. Todavía existían hombres buenos que buscaban ayudar y no dañar, como Yue Qi, como su shizun.
Todavía podía ser un buen maestro para sus discípulos.
Acarició la cabeza de Yang Chen e hizo que se separara de él. Con su manga secó sus lágrimas, como alguna vez hizo con Ning Yingying cuando apenas había entrado a la secta.
—No es para tanto. Solo fue un rasguño, este maestro a estado peor—dijo antes de pasar a limpiar las lágrimas de Ming Fan—. Lo único que lamenta este maestro es que no pudieron ver la obra de teatro.
—A estos discípulos no les importa la obra, a estos discípulos les importa que shizun esté a salvo—dijo Luo Binghe quien quería acercarse también.
Sospechosamente había comenzado a llorar.
—¿No debería decir eso yo?—preguntó Shen como una suave burla.
—Shizun no debe preocuparse por la obra, el año que viene podremos volver—dijo Ning Yingying sonriendo radiantemente.
Podría, pero la salida había sido arruinada. La obra de teatro los habría ayudado a relajarse, pero al final terminaron más tensos de lo que ya habían estado. No era eso lo que había querido lograr.
Pensando con Yang Chen colgado de su cintura, Shen logró llegar pronto a una solución.
—Entren y acomódense, este maestro se encargará de contarles la historia.
Todos saltaron emocionados y, respetuosamente, ingresaron uno por uno, escogiendo un lugar del suelo para sentarse y esperar por la historia.
Shen se sentó en una silla, Luo Binghe, Ming Fan, Yang Chen y Ning Yingying cerca de él. Todos lo miraban atentos, expectantes por la historia de la obra. Shen la conocía, después de todo había ido a ese festival un par de veces ya.
—¡Shizun! ¡Espere!—dijo Ling Yi levantándose repentinamente para salir corriendo de la casita de bambú, saltando por encima de sus compañeros.
Todos, incluidos Shen, miraron como el chico desaparecía apresurado. Sin embargo, esperaron en silencio a que regresara ya que no entendían su repentina huida. No tardó mucho en regresar, de todas maneras. En sus brazos cargaba con bolsas llenas de dulces.
—Los había comprado para comer durante la obra—comentó comenzando a repartirlos—. Pensé que los comeríamos mañana después de los entrenamientos, pero esto es mejor.
Shen dejó que los niños terminaran de repartirse los dulces, dándose cuenta de que, en otro tiempo, Ling Yi jamás hubiera hecho algo tan simple como compartir sus dulces. Posiblemente se los hubiera guardado y comido poco a poco hasta terminarlos. Pero ahora los compartía con todos.
¿En serio había logrado tantos cambios?
[El usuario debería aprender a ver más su alrededor y notar las cosas maravillosas que ha logrado en estos años.]
Posiblemente mañana, ahora debía concentrarse en otra cosa.
—Las leyendas cuentan que...—y Shen comenzó a contar, mientras sus discípulos comían dulces y lo escuchaban atentamente.
Esta revelación de Shen Jiu sobre lo de las niñas y los niños es algo que saqué por lógica. No está puesto en la historia, ni siquiera se dice, solo se sabe que el odio de Shen parecía ser con los hombres y no con las mujeres, lo que le da sentido a sus visitas al burdel y el hecho de que privilegió a Ning Yingying al ser la única discípula mujer (aunque nunca me quedó claro si era la única discípula femenina o bien la única a la que Shen quería, ese dato siempre me resultó tan confuso como la cantidad de mujeres en el harén de Luo Binghe). Así que decidí ponerlo en la historia como parte de las heridas por sanar de Shen Jiu.
No recuerdo si puse la etiqueta de autorealizacion, pero bueno, hay bastante cosas que Shen Jiu irá dándose cuenta por sí mismo. Muchas veces nos damos cuenta de nuestros errores nosotros mismos, pero somos quienes elegimos cambiar o seguir igual. En este caso, Shen está eligiendo cambiar para bien uwu Así Shen Yuan no tendrá que transmigrar y se quedará nuestro villano original mejorado uwu
Es por esto que amo a Shen Jiu, este personaje tenía mucho más trasfondo y, de haberse trabajado con Bingge, la relación hubiera sido mucho más compleja e interesante. Pero creo que el objetivo de SVSSS no era ser muy dramatico, sino más una parodia o una comedia de ese tipo de historia con transmigradores. Como sea, amo el Bingjiu por eso. El Bingqiu/Bingyuan no me termina de agradar, fue entretenida pero no resultó ser una pareja por la que sintiera empatía. Lo mismo con el MoShang. Tal vez por eso escribo a los personajes con cierto desarrollo :v
asdasdasd Como sea...Espero que este capítulo les haya gustado :D
Mañana Capítulo 15: Cuestión de pieles I
Nos vemos!!! besos :D
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