6.
Espada.
Los días pasaban y cada vez más los entrenamientos sólo te quitaban las ganas de vivir, pero no te rendias, seguías con mucha disciplina y empeño para poder convertirte en un cazador de demonios. Araki se fue para cumplir con su deber de cazador pero prometió volver dos o tres años después si es que todavía sigue con vida, eso fue lo que dijo en sus propias palabras antes de partir. Sin la presencia suya, podías enfocarte mucho mejor en tu entrenamiento, aunque parecía imposible y más teniendo en cuenta que Urokodaki le agregaba más cosas cada día más.
También ustedes dos se ponían a limpiar la casa, dividiendo las tareas del hogar, en especial la limpieza, después seguían con el entrenamiento hasta que llegaba la noche y preparaban la cena juntos. A veces Urokodaki tenía que irse a una misión, su cuervo venía a avisarle sobre el avistamiento de algún demonio peligroso, o una luna inferior o superior, para que vaya a enfrentarse a está, hasta lo enviaban a investigar ciertas zonas en particular para ver si encuentra alguna de estas proclamadas lunas.
En esos días que él parte, te dice claramente que debes de entrenar tu respiración más que nada, que es eso de lo cual debes de enfocarte más que nada. Tú obedecías como todo buen aprendiz. Así eran las cosas hasta que él volviera y continuarán con el entrenamiento completamente; algunas veces llegaba herido, un poco lastimado, te sorprendía verlo así, no era tan grave y muy pocas veces volvía de esa manera, tal vez eso demuestra lo fuerte que es en verdad porque los demonios no son un juego de niños, por otro lado tomaste eso de ejemplo para tu futuro, ya que al verlo de esa manera eras más consciente del peligro al cual te ibas a exponer.
La noche llegó y ambos estaban cenando, no sueles hablar mucho y a tu maestro le gusta eso, pero también le gustaría que fueses un poco más hablador, no es como que no quisieras, es solo que te duele tanto en cuerpo que mover la mandibula es una molestia. Pero esa noche, aprovechaste para preguntarle sobre Araki, te causaba curiosidad por todo lo que te dijo hace dos meses atrás.
—Maestro Urokodaki, tal vez esto le parezco repentino, pero, ¿porqué Araki se volvió cazador de demonios?
Urokodaki trago su comida.
—Hm, a Araki lo conocí en una misión. Él tenía más o menos tu edad, era un joven muy enérgico y violento, se la pasaba peleándose en la calle con chicos de su edad o adultos. Era un muchacho problemático.
—Tiene cara de eso.—pensaste.
—Él siempre estaba enojado y triste. Hasta que un día se topo conmigo.
—¿Qué pasó entonces?
—Tuvimos una pelea. Lo choque por accidente, aunque me disculpe, él no se lo tomó para nada bien y me atacó. Para ser un chico joven tenía muy buenas capacidades atléticas y un instinto agudo.
—Si él tuviera un instinto agudo, dudo que hubiese luchado con usted.
—Tienes razón. Pero a veces el salvajismo puede más que el razonamiento.—dijo.—La pelea no duró mucho, le hice una técnica y lo dejé en el suelo tumbado. Hice todo lo posible para que él no quisiera seguir peleando pero para mí sorpresa, Araki comenzó a reírse y me dijo: sabía que eras fuerte, pero eso fue divertido, luchemos otra vez.
—Que ingenuo.
—Si.—sonrió.—Me di cuenta de que era un buen chico, solo tenía su carácter. Pero él se volvió así porque su familia fue asesinada por un demonio. Él mismo me contó que quería vengarse del demonio que mató a su familia, que no hizo nada en aquel entonces porque se lleno de miedo. Algo normal. Pero aún así quería venganza.
—Ahora veo porque tiene ese sentido del heroísmo.
—Dicen que las tragedias forman dos cosas: héroes o villanos. Supongo que Araki eligió la primera. Pero como te dije, él no era un muchacho con malas intenciones, solo estaba enojado y triste la mayoría del tiempo.
—Me imagino.
—Además, él me ayudó a enfrentarme al demonio que estaba buscando.
Esa parte te sorprendió.
—¿Enserio?
—Si.—asintió.—Él lo encontró primero que yo, gracias a su agudo instinto sé dio cuenta de que algo andaba mal. Se puso mano a la obra y vio al demonio, antes de que logrará comerse a sus víctimas, él las salvó, una madre y su hija. Recuerdo que cuando entre a la habitación lo vi intentando pelearse con esa cosa, pero antes de que lo matarán yo lo salvé.
—Y desde entonces él se volvió su pupilo.
—Más bien me siguió para saber donde vivía y pedirme que fuese su maestro. Era un pequeño bribon.
—Entonces él se volvió un cazador de demonios para que nadie más sufriera lo que él sufrió, ¿verdad?
—Si.—contestó.
—Yo estaba pensando que por algo dijo todo aquello con tanta ímpetu.
—Ahí tienes el origen de todo.—dijo.—Tal vez él pueda tener sus defectos pero de todos los cazadores, sin duda creo que Araki será un gran pilar. Es fuerte y rudo, cumple con su deber por encima de lo que sea. Yo hasta siento respeto por él.
Cada vez que Urokodaki habla de Araki da la sensación de que estuviese hablando de su propio hijo. Es un bonito y conmovedor sentimiento.
A la hora de irte a tu recamara para poder domir, recordaste a tu padre, escuchar a Urokodaki hablar de Araki como un padre orgulloso de su hijo te hizo acordar de tu propio papá. Te daba curiosidad como terminó después de que te fuiste, si acaso sigue bebiendo, si se volvió un vagabundo, si se volvió loco o las tres juntas. No es como que te sientas con ganas de volver o arrepentido de la decisión que tomaste, te gustaría saber como está aunque no tuviste altas expectativas.
Preferiste dejar de pensar sobre eso y domir, sabías que mañana será un largo día.
Y lo fue, como siempre el entrenamiento es un infierno pero te has acostumbrado lo suficiente como para soportarlo, eres capaz por lo menos de seguirle el ritmo a Urokodaki. Así continuo tu día a día, sudando, entrenando, sintiendo dolor por todo tu cuerpo, y sin darte cuenta pasaron 2 años. Tu cuerpo se desarrolló de una forma increíble, ahora tenías el cuerpo de un cazador de demonios, era casi increíble, cada vez que te ves a tí mismo no puedes creer que hayas llegado tan lejos.
Junto con el pasar de esos dos años, llegó Araki. Después de unos largos dos años que pasaron casi volando para tí, Araki volvió.
—Buenas, estoy devuelta.
—Araki.—dijo Urokodaki.—Bienvenido. Creí que te tomarías más tiempo.
—Vamos, no exageres.—rodo los ojos.—¿Y dónde está _________?, no me digas que no pudo.
—Te equivocas. ___________ logró completar el entrenamiento y bajar la montaña desde el otro lado. Lo ha hecho más de una vez.
Araki se sorprendió.
—¡Vaya, eso es increíble!—se sobresalto.—¿Cómo cuántas veces?
—Tres en total.
—Interesante.—sonrió de oreja a oreja.—Sabía que podía lograrlo. Pero, ¿dónde está?
—Lavando su ropa en el río.
—Bien, lo esperaré aquí.
Araki entró a la casa, se sentó y soltó un largo suspiro. Urojodaki se fijo en dos cosas, la primera es que Araki cada vez que caminaba con su pierna izquierda ponía algo más de esfuerzo, como si estuviese lesionado, la segunda es que le faltan dos dedos en su mano derecha.
—... Has estado muy ocupado.—comentó el mayor.
—Bueno, ya sabes, demonios por aquí, demonios por allá. Es un desastre.
—Escuché que te encontraste con una luna inferior.—mencionó.—¿Es eso cierto?
—Si.—contestó.—Era la número cuatro. Ese tipo era muy fuerte.
—Te lesionaste en esa batalla, ¿no es así?
—Solo me atravesó la pierna.—dijo.—Esa cosa podía disparar enormes cuchillas y volver su cuerpo en una volá de espinas. Fue una pesadilla. El pilar de la flama, Ashiya Rengoku apareció y me ayudó. En verdad ese hombre es un monstruo.—contó.—Pero estoy bien, todavía puedo seguir peleando.
—Con que el hermano mayor de Ryo Rengoku, Ashiya Rengoku.—pensó.—¿Y cuándo perdiste tus dos dedos?—preguntó.—¿Fue antes o después de eso?
—Oh... Fue después.
Urokodaki suspiro por lo bajo.
—Araki, si esa lesión en tu pierna te impide combatir bien, lo mejor ser-
—No me voy a retirar.—interrumpió. Lo miro fijamente.—Voy a morir como cazador de demonios. Estoy dispuesto a eso.
Urokodaki al oír eso se lleno de una enorme tristeza, entendía a la perfección que un cazador de demonios puede morir en cualquier momento pero pensar que eso le podría pasar a Araki le causa tristeza. Lo único que podía hacer Urokodaki era prepararse por si la muerte de Araki llegaba más pronto de lo que pensaba. Se acercó a él y acarició su cabeza al pasar por si lado.
—No dejes que te maten tan fácilmente.
Araki sonrió, las palabras de Urokodaki realmente tocaron fondo.
Unos minutos más tarde, volviste con una canasta con tu ropa, te llevaste una agradable sorpresa al ver a Araki y Urokodaki hablando, el primer te miró y saludo con su mano, sonriendote, pudiste ver la falta de sus dos dedos, cosa que fue lo primero que te llamó la atención.
—Araki, ha pasado un tiempo.—dijiste.
—Lo sé, lo sé, no te pongas de melancólico.—dijo despreocupado.—Ven aquí, muchacho, siéntate con nosotros.
Suspiraste, a pesar de todo, él no a cambiado nada. Te uniste a esos dos hombres para poder platicar de lo que sea, Araki te observaba, examinó tu cuerpo, se nota que el entrenamiento había dado sus frutos, también puedo ver algunas pequeñas cicatrices, dedujo que serían de la montaña.
—Se ve que te has estado esforzando.—comentó.—Esas cicatrices son de la montaña, ¿no?
—Si.
—¿Y qué te pareció la experiencia?, ¿te asustaste?
—Más o menos. Bueno, honestamente no sé como explicarlo del todo, pero fue la cosa más peligrosa que he hecho en mi vida.—respondiste.—No suelo hacer algo así, usualmente buscaría una manera más segura pero fue necesario.
—Hm.
—____________ es un chico inteligente, Araki.—dijo Urokodaki.—Me a demostrado más de una vez que piensa rápido.
—Esperemos que esa inteligencia le salve el pellejo.—dijo.—Pero veo que el entrenamiento a dado sus frutos. Lo admito, estoy orgulloso de tí.
—Gracias.
—Pero esto apenas comienza. Todavía debes enfrentarte a tu primer demonio.
—Lo sé.—susurraste.—Estoy un poco ansioso.
—Te entiendo.—expresó.—Oye, ¿no te gustaría ver una demostración de un cazador de demonios?
—¿Una demostración?—alzazte una ceja.
—Claro. Ver las habilidades de dos espadachines.
Lograste entender de inmediato a lo que se refería.
—Si lo que tratás de decir es que me enfrente a tí, lo haré.—exclamaste determinado.—Araki es un espadachín experimentado, es obvio que no podré ganarle, pero me las ingeniare.
—Nah, eres muy débil, te vencería muy rápido.—aclaró.—Habló de mí y Urokodaki.
—Ah.
—¿Quieres enfrentarte a mí?—cuestionó el maestro.
—¡Por supuesto!, sólo será una demostración, no es como que vayamos a pelear enserio.—contestó.—Es solo para que ________ vea de lo que son capaces dos espadachines experimentados.
Urokodaki se lo pensó, dudo un poco, más por la condición actual en la cual se encontraba su ex-alumno, pero se veía muy confiado de sí mismo aún con las lesiones recientes.
—... Aceptó.
—¡Excelente!—exclamó.—Hagamoslo ahora.
—¿Tan pronto?—pensaste.
—Vamos, Urokodaki, luchemos.
El pilar se levantó sin decir una sola palabra y se dirigió afuera, tomó dos espadas de madera, Araki bajo, en ese instante Urokodaki le pasó una de las espadas. Cuando Araki se dirigió a su extremo, notaste que se movía con cierta dificultad, lo intentaba ocultar pero pudiste ver cierta anomalía en el movimiento de su pierna.
—... ¿Estás seguro de esto?—preguntó preocupado Urokodaki.
—Si, si.—respondió de inmediato.—¡Escúchame bien, ________!, ¡los cazadores de demonios no pueden pelearse entre sí, está prohibido!, ¡esto solo será una demostración de habilidades!, ¡por lo tanto, presta mucha atención!
—No hay necesidad de que digas eso. Pero, esto será interesante.—pensaste.
Araki tomó una bocanada de aire y soltó un gran bufido.
—Estoy listo.
La demostración había comenzado, ambos se encontraban con sus respectivas posiciones, a pesar de que la forma que tomaron los hacía ver relajados y en completa calma, podías ver como Araki tenía un aura mucho más tosca, en el sentido de que se veía más agresivo de alguna forma, mientras que por parte de Urokodaki, él estaba en completa armonía consigo mismo.
Se quedaron mirando por unos segundos, no sabes exactamente lo que está pasando por la cabeza de esos dos, ni siquiera podías deducir cuál sería su próximo movimiento, solo estabas expectante a cualquier cosa que pase. Fue entonces, cuando el viento dejó soplar tan fuerte, que el primero en hacer atacar fue Araki; de la nada, el pelinegro hizo un dragon de agua, literalmente dejándote asombrado tanto a tí como a Urokodaki, atacó con todo desde el principio. El maestro logró esquivar ese potente movimiento sin recibir ningún rasguño.
—¡Creí que sólo sería una demostración!—vocifero Urokodaki.
—¡Oh, vamos!, ¡han pasado años desde nuestra primera pelea!, ¡demoslo todo!
Dejándose llevar por la emoción, Araki continuó atacando, siguiendo con la primera postura de la respiración del agua: el tajo de la superficie, Urokodaki fue capaz de esquivar aquello, a continuación con su espada chocó la de su adversario en busca de desarmarlo, pero no funcionó, Araki ya sabía como defenderse en contra de eso. Los dos empezaron a tener un pequeño intercambió, las espadas de madera impactaban una con otra, los ataques de Araki eran rápidos y tenían una potencia acompañados de una fuerza bruta increíbles, sin embargo eso no era algo que Urokodaki no pudiese manejar, aunque se vio obligado a optar por movimientos más defensivos por la ofensiva de su rival.
Unieron sus espadas, se miraron cara a cara, Araki sonrió, lleno de adrenalina. Urokodaki uso la segunda postura, rueda de agua, está postura aumenta el ataque de un golpe vertical gracias a una voltereta, Araki fue capaz de esquivarlo a tiempo, se ayudó usando la novena postura, chapoteo caótico, cuya más que enfocarse en un ataque es más bien para el movimiento de piernas, así logró moverse con más agilidad. Lo bueno de esa postura es que puedes moverte con bastante agilidad a pesar de que se pueda estar en un lugar sin equilibrio.
Urokodaki lo siguió, el maestro era lo suficientemente rápido como para seguir a Araki de cerca aunque el juego de piernas gracias a su postura lo estaba ayudando, en especial teniendo en cuenta su lesión, Urokodaki pensó que le dolería la pierna o que no podría ser capaz de usar esa postura, al contrario, la postura Araki la estaba usando como un centro de apoyo para moverse. Al mismo tiempo, Araki utilizó la décima respiración, ciclo de cambios, cuya aumenta la fuerza de la espada de su usuario por cada rotación que hace en el campo de batalla.
El maestro recibió varios impactos, a pesar de que se defendió a tiempo, su cuerpo se estremeció, pero logró mantener el equilibrio, en ese instante salto esquivando uno de sus ataques y uso la cuarta postura, golpe de marea, esta postura hace que el usuario rote su cuerpo con fluidez y desate dos poderosos ataques horizontales. Araki no se echo para atrás, combatió contra estos ataques como si nada, ahora esto se había convertido en un enfrentamiento de velocidad que Urokodaki estaba ganando, al rotar su cuerpo gana mucha más velocidad y impulso.
—Urokodaki es más rápido que yo. Soy consiente de que ese tipo de posturas que le otorgan rotación hacen que gane mucho más impulso y velocidad.—pensaba Araki.—Con mi pierna lesionada no soy competencia para alguien que me supera en ese aspecto, por lo tanto, lo mejor que puedo hacer...
Araki se movió con mucha más fuerza para atrás, tratando de confundir con rápidos desplazamientos a Urokodaki, al tener su espacio uso la octava postura, lago de la cascada, por reflejo, Urokodaki lo esquivo, se preparo para recibir cualquier ataque por parte de Araki pero al final lo vino nada. La razón de está inusual situación en la pelea era porque Araki se detuvo, él estaba un tanto lejos y había hecho un círculo en el suelo que lo rodeaba por completo. Urokodaki estaba confundido.
Por otro lado, tú estabas anonadado, impresionado más que nada por la capacidad que tenían esos dos para luchar, jamás habías visto una pelea tan intensa en tu vida y eso que apenas llevan un minuto en un intercambio. A pesar de que iban bastante rápido, estabas examinando lo que podías de ellos, intentando extraer toda la información posible que estaba presentando ante tus ojos, necesitabas guardar todo esto en tu memoria.
—Lucharé dentro de esté círculo.—dijo Araki.—Te advierto una cosa, cuando entres, puede ser que pierdas.
Sonaba confiado pero había algo de peligro detrás de eso. Urokodaki se puso en guardia, no sabía exactamente lo que planeaba Araki pero podía ver que no era algo bueno.
El problema radicaba en lo siguiente: al sufrir una grave lesión en su pierna, Araki se vio obligado a cambiar su estilo de combate, dependiendo mucho de ciertas posturas para moverse como quiere, pero no puede seguir así por mucho tiempo ya que solo estará gastando su aliento, así que invento una nueva forma de luchar, una que se adapte a su situación actual.
Urokodaki entendía que ese gran círculo vendría siendo algún tipo de rango de ataque, tal vez sea el rango de su espada o una zona de peligro, la única manera que tiene de saberlo en yendo para allá y enfrentándose a eso. Cosa que hizo de la siguiente manera: sin pensarlo ni una segunda vez, Urokodaki fue a atacar a Araki, en esté caso, el maestro uso un enorme dragon de agua que se impulso con fuerza directo hacía Araki.
Aún cuando la apariencia de ese ataque podría hacer estremecer a cualquiera, Araki se quedó tranquilo, estaba regulando su respiración poco a poco, esperando por Urokodaki. Justo en el instante en el cual iba a recibir este ataque, lo esquivo; en el último segundo utilizó la novena postura, chapoteo caótico, pero sólo fue una vez, cuando Urokodaki lo iba a atacar con su espada luego de que el contrario esquivara el dragon, el muchacho intentó golpear algún nervio de su muñeca, pero no lo logró, entonces soltó su espada de madera y se pego al cuerpo de Urokodaki, abrazándolo.
Araki lo detuvo en secó, Urokodaki no podía moverse por la fuerza bruta provenientes de los brazos de Araki. En ese momento, Araki soltó una carcajada, palmeo la espalda de Urokodaki y lo soltó.
—Eso fue una buena pelea.—sonrió.
—Si, sin duda.—palmeo su hombro.—Buena pelea.
La demostración había terminado, tus emociones de antes no cambiaron ni un poco, todavía estabas impactado por lo que acabas de presenciar, tratabas de mantener tu compostura y no hacer algo fuera de lo inusual, pero aún así te parecía sorprendente.
Después del combate, Urokodaki y Araki se sentaron para tomarse un pequeño descanso.
—__________, trae algo de tomar, por favor.
Las ordenes de que te dio Urokodaki fueron cumplidas de inmediato, los dos se quedaron solos esperando por tí.
—Sigues siendo bastante rápido.—comento Araki.
—Y tú sigues con esa fuerza de gorilla.—dijo.—Siento las manos entumecidas.
—Hm... Lo lamento.
Urokodaki suspiro.
—Está bien que no hayas perdido tu toque. Y me imagino que eso de “demostración” fue más para averiguar eso.
Araki resoplo.
—Me descubriste.—admitió.—Solo quería saber como desenvolverme mejor desde ahora.
—Comprendo. Pero fue muy peligroso, pudiste haberte lesionado aún más.
—Los riesgos valen la pena.—dijo.—No importaría perder una pierna, mientras siga vivos, seguiré haciendo lo que sé hacer mejor.
—Lo sé, no tienes que decirlo.
—Aquí está el agua.—volviste.—Maestro, Araki.
Le pasaste sus respectivos vasos a los dos. Araki aprovecho el momento para preguntarte sobre algo importante.
—¿Ya te trajeron tu espada nichirin?
—Hm... No, aún no.
—Ya.—suspiro.—¿Te gustó la demostración?, podríamos hacer otra.
—Me gustó mucho pero no hay necesidad de que lo vuelvan a hacer, con una me basta.—respondiste.
—Ok.—musito.—¿Crees que somos fuertes?
Lo pensaste un poco.
—Si, lo creo.
Araki sonrió de lado.
—Si, lo somos... Tú también lo serás, créeme.
Al día siguiente, Araki se había ido, y con su partida llegó tu espada nichirin, la cual por fin obtendrias para ir a pasar la prueba y ser un cazador de demonios.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro