13/09/2023

Y me encontré a mí misma otra  vez más aquí, una solitaria madrugada, con millares de lágrimas mojándome la cara.

Lágrimas que ya ni siquiera sé por qué son causadas.

Lágrimas que  ebocan el recuerdo de una madre leona y su cria que, dormida entre la hierba ve como, poco a poco, es abandonada por la vida.

Lágrimas más amargas que las nubes que amenazan con nublarme el juicio con  cada herida que se abre entre las desgracias de un cambio de días en los que la soledad es mi única compañía al alba, y solo es interrumpida  de vez en vez por el canto de un gorrión  en mi ventana.

Lágrimas que desgastan y desgastan un alma ya cansada de la inercia del día a día hasta el punto de ya no encontrarle sentido a la vida.

Lágrimas que riegan las rosas que nunca fueron entregadas a su propietaria por una tarde ya enterrada en lo más profundo de una memoria que intenta alejarse de una lucha que amenaza con romper la cada mañana.

Lágrimas que se mezclan con la lluvia que cae sobre mi cuerpo para limpiar las heridas que me hizo esta maldita agonía llamada vida.

¿Oh, querida vida, me pregunto hasta cuándo se acabarán tantas promesas diluidas por el viento  que se pierden en la memoria de un alma como estrellas  en el cielo?

Por favor, mi estimada amiga, si yo me esfuerzo por aceptarte, haz conmigo las pases, pues mi corazón ya no aguantará otro golpe de tu parte.