La mañana llegó y con ello, aumentó la tristeza de Jungwon porque no quería ver partir a su pareja de nuevo. Pero no había nada que pudiese hacer para que él se quedara. Había probado de todas las formas posibles.

— ¿De verdad tienes que irte? — se abrazó a él con fuerza — Por favor, quédate un ratito más...

Riki suspiró. Tampoco quería dejarlo pero, eran cosas del oficio y si había algo que él odiaba era a los malditos imbéciles que querían pasarse de listo con él. Cualquiera que se atreviese a hacer tratos sucios a sus espaldas para estafarlo, lo iba a pagar.

Claro que Huang Xiao no sabía que ya estaba enterado de sus trampas, por eso le habló tan falsamente el día anterior. Iba a hacer de él un maldito saco de plomo, no sin antes torturarlo claro está.

— Voy a volver lo más pronto posible, no te estoy mintiendo ahora. — lo miró fijo — Te amo. — acarició su cabello.

Posteriormente se levantó con lentitud de la cama, no queriendo voltear a mirar a Jungwon porque mierda, realmente no quería dejarlo pero tampoco podía llevarlo. Se moriría si por su culpa algo malo le ocurriese a su Jungwon.

— Te extrañaré mucho. — el menor se sentó en la cama, aún desnudo y con la sábana cubriéndole solamente sus partes íntimas.

— No creas que yo no. — rió, también desnudo mientras buscaba ropa en el vestidor y se metía a la ducha.

Suspirando, Jungwon se levantó y se puso ropa. No iba a ducharse porque hacía frio y porque no tenía ganas. También tomó una pequeña cajita de su mesa de luz para luego llamar a su pareja.

— Es para ti... — tendió la cajita — La mandé a hacer... Yo espero que te guste. — le sonrió.

Con ojos brillosos, el mayor tomó aquella caja de terciopelo y la abrió para encontrarse con una cadena. Era simple, sin dijes ni nada de eso porque Jungwon sabía lo mucho que su novio odiaba las cosas cargadas y frivolas.

— Gracias. — lo abrazó — Quiero usarla ahora, ayúdame.

Con una sonrisa, el menor lo ayudó a colocarse el accesorio.

Fue así como Jungwon terminó acompañando al mayor hasta la salida, donde una camioneta manejada por Jinwoo esperaba por él. Jungwon se aseguró de memorizar bien quiénes iban con él y se dijo a sí mismo que si algo le ocurría a su novio, esos serían hombres muertos.

No era el tipo de persona que adorase usar armas, pero salió muchísimo tiempo con el que iba en el asiento de copiloto.

Y sus citas no eran las más comunes.

"Hey Jungwon, vamos, quiero enseñarte cómo disparar una pistola”, "hoy te mostraré cómo usar correctamente AK-47". "Haremos granadas caseras, mi amor”, "mira, te enseño cómo noquear a alguien”, "y así, es como puedes pasar desapercibido.” Entre otras tantas cosas que habían hecho.

— ¿Quieres decir algo, cariño? — le dijo Riki desde el auto.

Jungwon se acercó hasta la ventanilla y le dió un dulce beso antes de mirar a todos los acompañantes.

— Como venga con un puto rasguño, todos ustedes mueren. En especial tú, Sunghoon. — sonrió tiernamente. — Nos vemos, que tengan buen viaje. — se alejó de la camioneta y volvió a la casa, yéndose directo a la cocina.

A último momento, Riki le pidió al peliplateado si podía acompañarlo.

— Karina, ¿puedes hacerme un desayuno que diga, estoy enojado y odio a mi novio pero aún así no quiero que nada le pase? — pidió.

— En unos minutos estará, Wonie. — rió la castaña.

— Tengo miedo. — se quejó — ¿Es normal sentirse así de miserable?

— Claro que lo es. — dijo Winter.

— Pero siento que lo hago muy extremo, yo sé que él estará bien. Es un idiota inteligente, pero... Eso no quita mi preocupación... — le dijo a las dos chicas — ¿Qué haré yo si algo le pasa?

— Dudo que algo le pase. Tiene una facilidad inmensa para salir ileso de todo. — negó Karina — Ya vas a ver que estará bien.

— Sí. El jefe es muy bueno en eso de salir ileso. — sonrió Winter, con una taza en la mano.

Honestamente, Jungwon le planteó a su esposo el por qué de ellas en la cocina si también sabían pelear con lo que tuvieran a mano. Riki le confesó que Winter estaba embarazada y al ser Karina su novia, prefirió dejarlas en casa. Ellas trabajaban con él desde mucho antes de estar en prisión, solamente que Jungwon no les había puesto atención.

— Entonces... ¿Cómo va ese bebé? — le preguntó a la castaña.

— Perfecto, unas semanas más y por fin veremos su carita. — le respondió — Seremos las mejores madres del mundo.

— Así es, mi reina. — se acercó para darle un beso a su novia.

— No coman pan frente a los pobres, que el mío se acaba de ir a matar gente. — hizo un pucherito.

— Riki volverá, él siempre vuelve. — la pelinegra revolvió sus cabellos.

Jungwon les sonrió y comenzó a desayunar con ellas mientras chismoseaban sobre los empleados y otras cosas; siempre era divertido reírse de algún pobre diablo.

— ¿Hay alguien disponible para llevarme al centro comercial? Quiero un celular. Estoy aburrido de jugar en la playstation. — se llevó una tostada a la boca.

— Yo. — respondió Karina — Deja me ducho y te llevo.

— ¿Puedo ir? — esa fue Winter.

Karina levantó una ceja, porque a pesar de que no quería llevarla no podía resistirse a su carita de perro mojado.

— Bien. — suspiró — Pero te abrigas con todo lo que encuentres, no me voy a arriesgar a que te enfermes.

— Sí mamá. — bufó.

— Mommy para tí. — le guiñó un ojo.

— Oh vamos, ¡sigo aquí! — se quejó Jungwon.

— Bien, ya vámonos. — rió Karina.

La pelinegra fue a darse una ducha y Jungwon hizo lo mismo, por lo que en menos de veinte minutos ya estaba listo.

Los tres subieron al auto y una vez tuvieron sus cinturones puestos, Karina se puso en marcha hacia el centro comercial más cercano. El viaje duró unos quince minutos como máximo aunque lo más difícil fue hallar estacionamiento.

— ¿No quieren ir a ver ropa para el bebé mientras yo voy por un celular? — sonrió Jungwon.

— No vas a escaparte de nuevo, ¿o sí? — Karina le miró con una ceja levantada.

— ¿Por qué me iría? — rió — No tengo motivos para hacerlo, si realmente hubiese querido irme... No estaríamos teniendo esta conversación ahora. — se encogió de hombros — Además, me empalagan.

— No seas así con él, amor — la muchacha le dió un golpecito en el brazo a su novia — Ve tranquilo, Won. Yo confío en ti.

Jungwon le sonrió y comenzó a caminar. Quería jugar con Heeseung a sus videojuegos y necesitaba un móvil, realmente no sabe por qué aguantó tanto tiempo sin uno.

La flojera de ir a comprar.

Así que finalmente cuando consiguió uno, compró un chip... Varios chips, solo por si acaso. Lo primero que hizo fue agendar a Heeseung y enviarle un mensaje. Inmediatamente recibió una llamada.

— ¡Jungwon! — sonó alegre — Pensé que jamás conseguirías un celular. — fue lo primero que dijo — ¿Cómo estás? No hablamos hace como cinco días.

— Triste, ya sabes... Riki tuvo que salir y yo... Estoy preocupado. — suspiró — Me siento fatal y solo se fue hace unas horas.

— Sí, espero que liquiden al estúpido del grupo Feng. Sería un calvario que siguiera jodiendo la vida. — contestó.

— Sí. — respondió — Es un- espera... ¿Cómo sabes tú eso? — frunció el entrecejo.

— Ah... Sunghoon me lo dijo. — rió.

— Me parece raro, él no tiene permitido hablar de lo que sucede según me dijo Riki. — relamió sus labios.

Apenas ese hijo de puta volviera iba a escucharlo.

— Eso lo sé Wonie, y usualmente él no me dice nada pero como esta vez iba a tardar en volver, me lo explicó. — suspiró — Ojalá que nada le pase...

— Eso espero, también. — hizo una mueca — En fin, ¿quieres venir a comer mañana al mediodía? Puedo mandarte la dirección...

— Perdoname Gatito... No puedo. — su voz sonó triste — Tengo que ir a resolver unos asuntos de la empresa a Sverdlovsk. De hecho, estoy por tomar el avión ahora.

— Uhm... Entiendo... — hizo un puchero — Bien, pero cuando vuelvas promete que iremos a comer a algún lado.

— Claro que sí, pero eso será en tres meses quizá. — rió — Debo resolver un par de conflictos que un interno causó y... Odio esto. Tienes suerte de no estar trabajando aquí, todo es desastroso.

— Pero tú el mejor presidente, yo sé que podrás arreglarlo. — rió — No eres imbécil y sabes resolver estas mierdas así que... Ánimos, idiota.

— Wow... Gracias por el cariño, me halagas. — dijo sarcásticamente — Aún así gracias enano, prometo avisarte cuando llegue.

— Bien, nos veremos en meses entonces. — colgó.

Estar solo no sería taaan malo, al menos podría pensar en sí mismo un rato. ¿Qué mal podría ocurrir?

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necesito live wonki, me canso de esperar 😫🤙