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Especial: I'mma make you my bitch.

Lemon. Si no les gusta no lean.

Varios meses después, pudieron irse de luna de miel como el señor de las tinieblas ordenaba. Hoseok eligió la isla de Saint Thomas para pasar unos largos días junto a su pareja.

—¿Cómo la estás pasando hasta ahora?— le Lemon. Si no les gusta no lean mientras ambos se tomaban un trago en aquel bar lujoso; ya habían bebido bastante y pronto comenzarían a hablar idioteces.

—Genial. Ha sido un día muy lindo.— le plantó un beso en la mejilla.

Continuaron conversando entre tragos y algún que otro aperitivo mientras se miraban de forma dulce. Pronto, Jungkook se dió cuenta de que Hoseok llamaba demasiado la atención entre las mujeres y otros pasivos por lo que casi saca su picana al ver como una mujer se le quedaba viendo por demasiado tiempo.

Claro que se lo hizo saber.

—¿Y tú que lo ves, babosa?— la mujer quedó asombrada por lo que había oído, señalándose para ver si se era para ella. —Sí, tú.— relamió sus labios. —Está casado conmigo, manténte lejos.— le sonrió; la mujer se paró y se fue del lugar, completamente roja.

Hoseok también estaba asombrado por aquella reacción pero también estaba caliente. Jungkook enojado era demasiado sexy, maldita sea quería arrancarle la ropa de un tirón y hacérselo en esa misma mesa.

—Y tú.— lo miró fijamente. —Me tienes harto. Estás allí sonriéndole y coqueteándole a todos los que se te cruzan esperando ponerme celoso.— tomó el cuello de su camisa. —No jodas conmigo, Jung.

—Eso es mentira, mi amor... No sé de qué hablas, yo sólo tengo ojos para ti.— mentira, sí había estado tratando de molestarlo, pero aquello sólo era una vil excusa para lo que venía a continuación.

—Me voy a la habitación.— rodó los ojos. —Tú puedes tirarte de cabeza en la jodida alberca.— le sacó el dedo medio para luego levantarse de la mesa.

{♡}

Hoseok entró al cuarto detrás de su esposo cerrando la puerta. Lo tomó con fuerza de la muñeca y giró su cuerpo para quedar frente a frente.

—¿De verdad vas a hacerme una escena como esa?— dijo con fingido enojo.

Quizás y sólo quizás era algo enfermizo pero cuando Jungkook le hacía esas escenas, su verga se ponía tremendamente tiesa. Verlo enojado de esa manera era su placer culposo.

—¿De verdad vas a reprocharme a mi cuando estás comportándote como una puta con todo el jodido hotel?— se zafó de su agarre, tomándolo por el cuello de su camisa. —Eres mío, que te quede claro.— lo besó con fuerza.

Hoseok sonrió sobre sus labios y aquello fue peor porque terminó por recibir una mordida. Ah, pero no iba a quejarse; le gustaba que su lindo pelirrosado lo tratara así previamente a tener un buen revolcón.

—Tengo tantas ganas de que sepas que eres mío.— el menor lo empujó con fuerza hacia la cama. —Porque parece que lo estás olvidando.— se sentó en su entrepierna, comenzando a moverse en ella.

—No lo olvidé, mi amor.— el más bajito le tironeó el cabello, haciéndolo jadear. —Sólo tengo ojos para ti, bebé.

—¿De verdad?— Jungkook desabotonó la camisa de su esposo, quitándosela en cuestión de segundos. —Pues no lo parece...— hizo un puchero, volviendo a besarlo.

Hechizado, Hoseok se dejó llevar por el beso y no se percató de la situación hasta que su marido se separó de él.

Jungkook lo había esposado a la maldita cama.

—B-Bebé...— jadeó. —¿Qué demonios-

—Shh...— soltó una pequeña carcajada mientras caminaba por la habitación.

Bajo la desesperada mirada del pelirrojo, comenzó a deshacerse de manera lenta de su ropa, arrojándola a los alrededores mientras mordía sus labios levemente y dejando al descubierto aquellas lindas bucaneras que llevaba puestas.

—Koo...— jadeó.

El mencionado sacó un pequeño envase de su abrigo y llevó una silla frente a su chico, ahora esposado.

—Let me put on a show for you daddy~ — canturreó con un lindo inglés mientras tomaba asiento.

Hoseok sólo pudo tratar de respirar correctamente; había contraído matrimonio con el mismísimo hijo del diablo y no podía estar más feliz con ello.

Lo observó con el deseo creciendo cada vez más en su interior; él separaba sus muslos de manera tentadora mientras paseaba sus manitos por todo su pecho. Tragó saliva cuando lo vió apretar el envase de lubricante y llevarse la mano hacia la entrepierna.

El pelirrosado comenzó a masturbarse mientras soltaba delicados gemidos; la imagen de Hoseok viéndole con aquellos ojos cargados de lujuria lo hacía sentir demasiado bien. 

—A-Amor...— el pelirrojo quería morir, era demasiado.

—Mmhn...— lentamente, metió un dedo en su trasero.

El mayor se movió en un vano intento de romper las esposas; al parecer estaba demasiado ebrio y eran de buena calidad. No tenía más remedio que soportar aquello.

—H-hobi...— introdujo otro dedo, logrando inquietar aún más al mencionado.

Desde la silla, el más alto tenía una vista perfecta de los gruesos muslos de su esposo. Movía rápidamente su mano, gimiendo y suspirando mientas sus ojitos se cerraban ante el placer; sus sonrosadas mejillas ahora hacían juego con sus pomposos labios.

—¡A-Ah!— metió otro dedo. —S-Se siente m-muy bien...— jadeó.

Tembló cuando comenzó a mover su mano más rápido, sin embargo siempre era mucho mejor cuando era Hoseok quien lo hacía.

Pero no se quejaba, le gustaba tenerlo allí mirando.

—M-Me gusta...— sonrió. —Pero... Me gusta m-más cuando tú lo haces~

—Desátame.— ordenó.

—N-No...— negó mientras continuaba tocándose, sin perder aquella sonrisa burlona.

—Por favor...— soltó un quejido.

El pelirrosado continuó preparándose por unos minutos más mientras seguía tentando a su hombre que se sacudía en la cama tratando de soltarse. La erección en sus ajustados pantalones dolía.

—¿T-Te gustaría ser quien e-esté haciendo esto? —sonrió agitado, aferrándose con su mano libre al borde de una de sus medias. —Pues no te lo mereces.

—Koo yo... Por favor...— hizo sonar las esposas.

Jungkook sonrió mientras se paraba de la silla y se dirigía a la cama para luego montarse sobre él, dejando una pierna a cada lado. Comenzó a moverse lentamente sobre su endurecida entrepierna mientras se agachaba para lamer su cuello.

—Te haré mi perra.— tomó sus mejillas con fuerza.

—Bebé-

—O mejor dicho, voy a recordarte que siempre lo has sido.— jaló su cabello.

Lo besó con fuerza y toqueteó todo lo que estaba a su alcance, siendo muy lento al comenzar a desabrochar sus jeans. Amaba verlo tan desesperado por su toque, aunque no podía negar que cuando se repetía la misma situación de manera inversa, él se ponía peor.

Hoseok era suyo y viceversa.

—Oh- — el mayor soltó un gemido cuando el pelirrosado tomó firmemente su polola. —M-Maldición.

—Mmmh... Estás durísimo, Hobi~ — sonrió. —¿Tanto te gusta la idea de follarme?

—Mierda, sí.— jadeó.

—Ansías poder llenar por completo mi culo con tu semen, ¿verdad?— acarició el glande con suavidad. —Hacerme venir mientras digo tu nombre...

—Lo ansío demasiado.— gruñó. —Por favor, quítame estas cosas.— se quejó.

—No.— contestó. —Y cierra tu maldita boca.— le dió una bofetada con su mano libre.

—Vas a arrepentirte cuando me quites estas putas esposas- — le dió otra bofetada.

—Tú no mandas aquí, mi amor.— se bajó de encima de su esposo. —Y yo no pienso quitártelas.

Seguidamente, le quitó los jeans rápidamente junto con la ropa interior y volvió a su posición anterior, pero esta vez frotando el miembro de su hombre entre sus nalgas tentadoramente.

Cuando por fin comenzó a bajar sobre su grueso pene, sólo introdujo la punta y allí se quedó; moviéndose lento, enloqueciendo completamente al pelirrojo debajo suyo que no tardó en comenzar a quejarse.

—No se te ocurra moverte o me paro y me voy directo al bar a buscar algo mejor.— amenazó tomando su rostro.

—Jungkook- — soltó un leve gemido. —Por favor...— aún trataba de soltarse de aquel molesto agarre.

Ante aquel pedido, el menor terminó bajando completamente y rápido en el miembro de su esposo. Sonrió leve al oír uno de sus desesperados gemidos mas lo ignoró por completo mientras comenzaba a moverse en círculos.

—Casi olvido lo bien que se siente... Tenerte dentro...— mordió su labio.

—Déjame follarte, por favor...— se removió debajo del pelirosado.

—No.— acarició su pecho.

Tranquilamente Hoseok podría levantar sus caderas y hacerlo desplomarse en su pecho; pero no podía, él era un buen esposo y no quería que el castigo fuese peor. Ya lo había sufrido y aún perduraba el miedo a que volviese a suceder.

—Cielo...

Jungkook lo ignoró completamente mientras comenzaba a saltar como si su vida dependiese de ello, logrando estremecer al pelirrojo debajo de su cuerpo. Hoseok había comenzado a sudar con más abundancia, puesto que era demasiado placentero y desesperante al mismo tiempo, pues ser dominado en la cama, no era para nada su fuerte. 

Lo disfrutaba, claro que sí, pero aún más disfrutaba ser él quien embistiese contra ese delicioso trasero.

—M-Mierda- — jadeó, arrastrando sus lindas manos por el pecho de su esposo. —M-Me encanta tenerte dentro...— sonrió.

Hoseok podía apreciar aquella pequeña sonrisita maquiavélica en sus hinchados y mordidos labios, aquellos ojitos lagrimeantes que trataban de hacer contacto visual pero que se cerraban cuando tocaba fondo en él. Las gotas de sudor recorrían su cuello y bajaban por su pecho, pasando por su estómago y perdiéndose en su ingle.

—Jungkook, por favor... D-Desátame...— jadeó desesperado, soltando un quejido cuando este negó con la cabeza.

—No lo haré.— se agachó para besar sus labios, para luego volver a su ritmo, moviéndose en círculos. —No te lo mereces, mi amor.

Y aquello molestaba demasiado al tatuado, que no podía con tanto placer en su pobre cuerpo. ¡Se moría por tocar la suave y piel de su esposo! Lo necesitaba.

Además, Jungkook había comenzado a moverse tortuosamente lento para su gusto; estaba haciéndolo a propósito para jugar con su maldita cordura.

—O-Oh...— gimió. —H-hobi~ Voy a correrme...— mordió su labio.

Sus movimientos se hicieron más bruscos mientras que su respiración se agitaba aún más y su interior se contraía alrededor de la gruesa verga de su esposo.

—¡A-Ah!— su grito resonó en la habitación mientras se venía con fuerza en su abdomen y ensuciaba el pecho de Hoseok.

El mayor pudo jurar que casi se corre con aquella vista, pero apenas el pelirrosado se recuperó, se bajó de su regazo sin siquiera darle la oportunidad de acabar.

—Ah, ya fue suficiente para mi.— sonrió. —Creo que volveré al bar... Quizá me ponga a bailar con algún extraño.— se encogió de hombros. —Como sea, nos veremos luego.

Comenzó a caminar hacia el baño para poder limpiar su cuerpo mientras soltaba una que otra carcajada, riéndose del pelirrojo que aún se hallaba atado a la cama.

Hallaba...

Sus entrenados oídos oyeron el crujir de las esposas y al parecer las mismas se habían roto.

—Mierda...

Se volvió rápido hacia la puerta del baño para tratar de cerrarla pero una gran mano tomó su muñeca, halándolo hacia afuera del mismo.

—Tú...— el tatuado lo jaló hacia su pecho, dejándolo sentir su respiración muy cerca. —¿Qué debería hacer contigo, Koo?

—¿Quererme mucho porque soy tu esposito bonito?— sus piernas comenzaron a fallar. —¿Decirme lo mucho que me amas y ser bueno conmigo?

—Te amo tanto...— besó sus pomposos labios, tomándolo por la cintura para comenzar a caminar de nuevo hacia la cama.

Y una vez allí, dejó a Jungkook de rodillas en el suelo mientras él se sentaba en el borde.

—¿Tengo que decirte lo que tienes que hacer?— acarició su mejilla.

—N-No...— negó, sonrojado.

No es que fuese su primera vez haciéndolo, pero Hoseok es alguien imponente y que fuese tan dominante mientras elegía palabras gentiles, simplemente era demasiado para él.

Tomó su miembro con ambas manos y comenzó a mover las mismas de arriba hacia abajo a ritmo lento.

Pronto, se acercó a la punta y dejó que el pelirrojo sintiese su respiración en ella, haciéndolo jadear. Con una leve sonrisa, se metió su glande a la boca y comenzó a pasear su lengua por el mismo, dejando que la saliva mezclada con el presemen cayeran por su longitud.

Cuando Jung estuvo a punto de hablar, el pelirrosado se llevó su miembro a la boca y tan bueno como siempre, no dejó un centímetro fuera. Le fue imposible no soltar un gemido ronco, adoraba aquella abrumadora sensación y lo cálida que era la cavidad bucal de su esposo.

—Eso es... Así...— corrió los cabellos de su rostro, apreciando aquellos brillantes ojitos. —Continúa, cielo...

Jungkook pudo sentir el hormigueo en sus mejillas mientras continuaba engullendo la enorme verga de su hombre con dedicación.

—Eres un buen chico, bebé...— tironeó su cabello mientras sonreía, aquella vista era simplemente hermosa.

Amaba la forma en la que aquellos pomposos labios devoraban por completo su pene y la manera en que sus ojitos brillaban. Adoraba que aún con la saliva y presemen goteando de sus comisuras, ensuciando así su pecho, se viese condenadamente tierno y adorable.

—¿T-Te gusta?— preguntó cuando se separó por aire, estirando su lengua para lamer desde la base a la punta, trazando las venas con las yemas de sus dedos.

—Mmmh... Me encanta.— mordió su labio.

Luego de aquel cumplido, Jungkook volvió a su trabajo pero esta vez moviéndose más rápido, sintiendo los muslos de Jung temblar bajo sus manitos y cuando menos lo esperó, este trató de alejarlo.

Pero no se lo permitió, y con una sonrisa se deleitó al oír su ronco gemido mientras se corría en su boca.

—Ah, qué desperdicio.— hizo un puchero mientras se limpiaba las gotas que caían por sus labios. —Esto podría estar en otro lado... Uhm, bien...— se paró del suelo. —Iré a ducharme- — fue tomado bruscamente del brazo.

—¿Tú crees que podría estar aquí?—terminó sentado en el regazo de Jung, mirando hacia el frente mientras sus largos rozaban su entrada, haciéndolo jadear.

La mano libre de Hoseok acariciaba su cintura mientras que ahora tenía tres dedos en su interior, moviéndose de manera tortuosamente lenta.

—H-Hoseok...— pudo sentirlo pasear su lengua por su cuello, y aunque no pudiese verlo sabía que tenía una sonrisa en el rostro.

—¿Qué sucede, mi amor?— hizo una linda marca en su cuello.

—S-Se siente... Uhm... B-Bien...— gimió. —Más, por fa-avor...

—Mi vida...— sonrió. —Todo lo que pase de ahora en adelante...— acomodó su pene en la entrada de su esposo. —Recuerda que tú lo pediste~

—¡Ah!— sus ojos se llenaron de lágrimas cuando Hoseok embistió de lleno, tomándolo por los muslos y logrando que sus rodillas quedaran en su pecho.

Jungkook no tuvo tiempo de protestar por aquel brusco y placentero movimiento, puesto que rápidamente le siguieron muchos más.

Admitir que jugó un poco con sí mismo antes de ir al bar de la mano de su esposo sería algo vergonzoso, pero debido a aquello es que ahora se sentía tan sensible.

—¿Te he dicho... Lo mucho que me encanta estar dentro de ti?— el pelirrosado podía sentir su agitada respiración mientras hablaba a su oído. —Porque me encanta, amo cómo me aprietas y oír mi nombre de tus labios... Hmm, no puedo tener suficiente de ti, mi amor.

Al no recibir respuesta alguna, elevó sus caderas con fuerza sintiendo así como el pequeño cuerpo sobre él temblaba mientras se aferraba a sus antebrazos.

—D-Deja de d-decir esas cosas...— mordió su labio, abrumado y a la vez cohibido por todas las cosas que su hombre decía sin pudor alguno.

—¿Por qué?— volvió a embestir bruscamente. —Me gusta recordarte lo precioso que eres... Y también adoro la manera en que tu culo sigue succionando mi polla.— mordió la sensible piel de su cuello —¿Soy yo quien se comporta como una puta?

Agitado, Jungkook no podía responder y no porque no supiese qué decir, sino porque cada embestida se llevaba todas las palabras que había en la punta de su lengua, logrando así que todo lo que saliese de su boca fuesen balbuceos rotos.

—S-Se siente muy profundo.— jadeó. —Mi H-Hoseok lo hace tan bien...

El mencionado sonrió mientras continuaba moviéndose, llevando a su esposo al borde de la locura con cada acción, amando aquella sensación que se formaba en su cuerpo al sentirlo tan suyo.

Cuando se volvió más rápido de lo usual, Jungkook ya ni se esforzó en contener los gemidos, simplemente mantenía su boca abierta para que de ella saliesen todos los sonidos que tuviesen que salir; pronto, un pequeño hilo de saliva comenzó a escurrir por su comisura mientras sus mejillas se humedecían producto de las lágrimas.

—H-Hoseok...— dijo tembloroso. —P-Por favor... V-Vas muy rápido-¡Ah!— golpeó nuevamente su punto dulce. —N-No seas tan brusco o y-yo me correré de n-nuevo...— sollozó, los dedos de sus pies curvándose.

El pelirrojo sonrió mientras hacía exactamente lo contrario a lo que su Koo pedía. ¿Por qué? Ah, porque ver su rostro rebalsando en placer era algo que amaba.

—Hazlo, bebé.— apretó sus muslos. —Córrete para mi.— besó su cuello.

—Hoseok...— soltó un gemido ahogado, temblando de pies a cabeza mientras se liberaba sobre su abdomen, por segunda vez en la hora y por tercera en el día.

—Te ves tan bonito cuando dices mi nombre.— soltó una risita, acomodándolo como si de una pluma se tratase sobre la cama.

—C-Cierra la boca...— jadeó cansado, no esperando volver a sentir a su esposo acomodándose entre sus piernas. —Oh no, tú n-no vas a poner tu lindo pene de n-nuevo en mi-¡A-Ah!— otra embestida a su próstata hizo que se aferrase a las sábanas.

—¿Pensabas dejarme con una erección?— separó sus piernas completamente. —No sería justo que sólo tú tengas placer, mi vida.

No lo dejó responder y volvió a moverse rápidamente, logrando nuevamente que sus pieles chocasen con fuerza mientras que su dulce y rota voz inundaba la habitación.

Y, a pesar de lo mucho que Jungkook se quejaba por las cosas "vergonzosas" que su esposo decía, él decía palabras aún peores cuando la cordura abandonaba su cuerpo.

Cuando él tenía el mando era una cosa, pero cuando Hoseok lo tenía, era simplemente de otro mundo; no podía siquiera explicarlo.

—H-Hoseok... Si sigues así vas a romperme...— golpeó su pecho con sus manitos, no siendo capaz de verlo claramente debido a las lágrimas. —Mi interior se siente demasiado húmedo y puedo... P-Puedo sentirlo aquí...— tocó su abdomen. —Tan cálido...— una leve sonrisa asomó su rostro.

El mayor besó sus mejillas mientras acomodaba sus manos a los costados de su cabeza. Amaba sentirse tan abrumado con la calidez de su interior y de sus manitos, que se aferraban con fuerza a sus hombros.

—¡E-Es d-demasiado!— gritó, con voz rota. —No seas t-tan brusco o- ¡A-Ah! Voy a c-correrme de nuevo...— sollozó.

—Te ves precioso.— Hoseok se carcajeó.

—Por favor~ Yo... U-Uhm... Puedo sentir cada vena d-dentro...— mordió su labio. —Mi culo e-está lleno y pronto e-estará aún más lleno...— balbuceó. —¿V-Vas a llenarme con tu semen?— preguntó tembloroso. —Yo q-quiero que lo hagas...— sonrió.

Sí, definitivamente había perdido la capacidad de pensar lo que decía.

—V-Vas a correrte dentro y me dirás lo bien q-que se siente ser mío...— gimió con fuerza, demasiado ido para pensar en algo más que no fuese su precioso Hoseok. —P-Porque yo me siento b-bien siendo tuyo... Y me gusta cuando m-me jodes a-así...

Sus muslos temblaban al igual que sus manos mientras soltaba gemidos rotos junto a sollozos que denotaban lo poco que le faltaba para llegar al clímax.

El mayor se había encerrado en su propia burbuja de placer mientras lo tomaba con fuerza de la cintura, presionado en ella con las ásperas yemas de sus dedos. Las gotas de sudor recorrían su mandíbula y bajaban hasta perderse en su pecho mientras que un poco de su largo cabello se pegaba a su rostro. Aunque poco le importaba, pues su concentración estaba en otro lado.

—Te amo...— fue todo lo que dijo el tatuado mientras embestía nuevamente.

—Hoseok~ — soltó un gemido ahogado mientras se corría nuevamente en su abdomen y apretaba el falo de su esposo.

Ante aquella deliciosa sensación, Hoseok soltó un gemido y terminó corriéndose con fuerza dentro de su interior, presionando su blanca piel.

Con un suspiro, Hoseok salió lentamente de su interior mientras se agachaba para poder besar sus labios.

Ambos se quedaron así por un momento, viéndose fijo mientras recuperaban la respiración y luego sonreían.

—Tú- — el mayor fue interrumpido.

—Nada, c-cierra la boca.— amenazó, a sabiendas de que su esposo estaba por molestarlo.

Ah, maldita sea, odiaba admitir que en realidad era él quien decía palabras vergonzosas. En su defensa, Hoseok no lo dejaba pensar antes de hablar.

—Bien, pero al menos déjame que te diga lo mucho que me gusta ser tuyo.— se recostó a su lado para luego abrazar su cintura.—Me gusta mucho, amo ser todo tuyo.— le sonrió.

—Es lindo que lo sepas.— rió. —Te amo.

—Te amo, más que nada en este mundo.— besó sus labios.

Prontamente, Hoseok fue gentil al llevarlo hacia la bañera del cuarto y también cuando limpió pacientemente todo su cuerpo, recorriendo cada cicatriz en él y recordándole lo bello que era.

Recordándole que por todo el resto de su vida, siempre sería suyo.

AAAAAAA ㅠㅠ hemos llegado al final de esta historia bastante bkn y linda, realmente ame todo, muchas gracias a todos ustedes por llegar hasta acá y apoyar esta adaptación ♡:( muchas gracias a su autora original por su permiso boomhinata y si gustan pasen a leer la original que es kookmin, no se arrepentirán ♡

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