10°
Viernes.-
En el descanso paso algo raro.
Estaba junto a una amiga.
Sólo estaba a su lado sentado.
Y me regalo algunas sonrisas.
Me sentí diferente.
Algo así como completo.
Ya no había odio en mi mente.
Hasta pude sentir respeto.
En mi casa sólo estaba mi prima.
Con sus dos hijos.
Ella tiene un gran carisma.
Me divertí con los niños haciéndoles acertijos.
Eso sorprendió mucho a mis abuelos.
No están acostumbrados a verme hablar.
Quizá no expresó mucho mis sentimientos.
Es algo que les deja mucho que pensar.
Tampoco sentí ganas de encerrarme.
Como siempre en el baño.
Mi abuela ya lo sabía y no hizo más que felicitarme.
Hoy no te hagas daño.
Fueron sus dulces palabras.
Le Sonreí y abrace.
Para que estuviese en calma.
Y saliera de su trance.
Tan vez estoy mal.
Supongo que ya no hago las cosas bien.
Hay veces en las que sé que estoy fatal.
Y necesito separar mi piel.
No te asustes.
Que no paso nada.
Mi mente necesita de ajustes.
Y de una simple calada.
Descuida, sirena.
Que hoy el humo no me invadió.
Pero me da mucha pena.
Saber que esa idea cruzó.
Lo lamento tanto.
Sé que estas sufriendo.
Tal vez cayendo en llanto.
Pero en este sucio firmamento.
Sólo uno podrá salir.
Vivo o muerto, para ti es igual.
Yo hace mucho deje de huir.
Pero en ti ya no sé que hay que remediar.
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