Parte 2: Fantasía cumplida.
Si no fuera por los años de convivencia y cada cosa que fue conociendo de él, si tan solo fuera alguien ajeno a Jungkook, pensaría que es un maknae dulce e inocente, únicamente dejándose llevar por su rostro de niño, ojos brillantes y voz tranquila. La verdad que Jimin conocía era la de un chico que le gustaba bromear y hacerle jugarretas a sus hyungs la mayor parte del tiempo. De vez en cuando era dulce con él —momentos que apreciaba enormemente—.
Si tuviera que definir al integrante más pequeño del grupo en pocas palabras diría que es jovial, apasionado y, algunas veces —varias—, travieso.
Jimin todavía recordaba la mezcla de sorpresa y gracia la primera vez que Jungkook le propinó una nalgada sin mayores consideraciones, haciéndole brincar por el sonido del golpe y el leve dolor. Antes de haber siquiera alcanzado a quejarse, el maknae reía y terminó por contagiarlo en el proceso.
No fue la última vez, siguieron muchas más, no solo a él, sino a todo Bangtan. Jungkook tenía una "manía" con los culos, no había quien se salvara del impacto o un agarrón de la mano del menor.
A Jimin no le molestaba, incluso había devuelto un par de ellas. Aunque recordaba una ocasión que sí significó un problema, fue antes de una presentación, cuando Jungkook se apoyó en su hombro comentando cerca de su oído lo nervioso que se sentía antes de salir al escenario. Las manos de palmas firmes bajaron por su espalda hasta su objetivo, amasando y agarrando. "Me relaja hacer esto", había agregado. Jimin ahogó un jadeo cubriendo su boca mientras varios pensamientos lejanos de ser puros atravesaban su mente como flashes, provocando un cosquilleo directo en su ingle. Lo salvó el pánico de presentarse ante el público con una erección, bajando lo que tan rápido se había levantado.
Desde ahí comenzó a sospechar que el maknae sería su perdición.
Buscaba el skinship con Jungkook. Los abrazos, manos entrelazadas, ganarse en su regazo, besos en las mejillas, aunque el menor rehuía de ellos cuando podía, porque cada tacto compartido, por pequeño que fuera, se sentía asombroso, su pulso se disparaba, Jungkook creaba desastres en su interior, pero le gustaba.
La balanza en la entrega de afecto empezaba a desequilibrarse y al estar consciente de ello, trataba de distribuir equitativamente las muestras para todos los miembros, al igual que el menor lo hacía con las nalgadas.
Jimin no quería que sus compañeros notaran la diferencia, no quería que Jungkook notara la necesidad que tenía de compartir muestras de cariño con él. No sólo físicas, también le agitaba internamente cuando recibía un halago de su dongsaeng.
A veces le atacaba esa punzada de celos cuando el maknae se apegaba a Seokjin o Taehyung. No podía sentirse más tonto al respecto, el contacto era común entre ellos y no era razón para exagerar. Se autoregañaba e internamente se disculpaba con ambos por involucrarlos en emociones tan infantiles. No podía darles lugar a los celos si quería relaciones sanas con los chicos que consideraba su familia.
En general, a Jimin le gustaba recibir cariño de todos sus compañeros, pero se halló a sí mismo disfrutando más de la cuenta de las caricias de Jungkook y antes de llegar a sobre cuestionarlo y enredar sus pensamientos, lo dejó ser. Especialmente cuando empezó a fijarse que era mutuo, que el menor de Bangtan le buscaba con mayor frecuencia.
Jungkook disfrutaba como él, aunque se preguntaba si ambos lo hacían de la misma manera y en la misma medida.
Gratamente obtuvo la respuesta estando sentado sobre sus piernas. Jungkook estaba tenso, las extremidades se sentían rígidas y su rostro mantenía una semi sonrisa forzada. Tomó las muñecas ajenas y le obligó a rodear su cintura, apegando su espalda al pecho tibio.
Pensaba que le sentaría mejor, había visto la mueca de Jungkook desfigurarse durante menos de un segundo antes de forzar la sonrisa cuando bailó con Yoongi. Simplemente quiso hacerle saber que había algo mutuo, que no tenía nada de qué preocuparse, que estaban en sintonía. A él tampoco le gustó verlo bailar con Taehyung, aunque ese pensamiento lo tomó y lo enterró en lo más profundo, negándose a darle cabida.
No quería pensar que quizás estaba malinterpretando todo. Quería señales que siguieran alimentando las ilusiones que tenía con su dongsaeng.
Cuando fue el turno de Namjoon y Seokjin imitar la escena de Dirty Dancing, no pudo evitar estallar en carcajadas, Jungkook también reía y eso le aliviaba, pero solo fue un poco, en algún punto notó la tensión nuevamente y al reacomodarse sobre el regazo ajeno sintió algo duro. Volteó y se topó con un rostro avergonzado y mirada asustada, entendiendo de inmediato cuál era la situación.
Quizá no estaba malinterpretando las cosas, después de todo.
Mordió su labio sin saber cómo ayudarlo. En otro contexto —privado, por supuesto— no tendría problemas en prestarle una mano de manera literal.
Era capaz de ver la expresión de aparente calma de Jungkook, sin embargo, no lograba tapar la desesperación, sus ojos lo delataban. Se levantó primero, seguido del maknae. Miró directo hacia la tienda de campaña en el pantalón y llevó a cabo la primera idea que pasó por su mente acalorada. Se colgó del chico más alto, envolviéndolo con sus piernas, tapando el problema.
—Estoy cansado —se quejó con un puchero, apretando más—. Soy tu mayor, deberías cuidar de mí y cargarme.
Por cada paso el roce de la erección provocaba un cosquilleo placentero, apoyó su cabeza en el hombro de Jungkook, refugiando su rostro contra el cuello. Suspiró ligero en su piel caliente. Iba a sugerirle una ayuda mutua, quizás así se deshacían de la tensión y dejaba en claro que los dos estaban en el mismo barco.
No tuvo oportunidad de planteárselo. Jungkook se encerró en el baño y después en sí mismo los siguientes días.
Jimin no quería que Jungkook le evitara, no quería que se avergonzara, pero no lograba acceder a él. Se escapaba de forma tan obvia hacia Tae o Jin con mayor frecuencia, aunque también hacia los otros miembros, quienes miraban a ambos con la pregunta muda "¿Pasó algo?".
Taehyung se lo preguntó directamente a lo que respondió con un: —también me gustaría saberlo. —Se armaba algunas hipótesis, pero nada que pudiera corroborar sin Jungkook.
Se le agotaban las opciones y tomó la medida desesperada, una donde no tuviera forma de escapar. No quería que Jungkook siguiera sin hablarle.
Entró a su habitación en medio de la noche, no prendió la luz, solo se guio por la que se filtraba y valiéndose de su memoria espacial para evitar tropiezos —era muy bueno en ello, casi tanto como bailar—. Se acercó a la cama con pasos cuidadosos, logrando ver una silueta removerse bajo el cobertor, quizá Jungkook no podía conciliar el sueño.
—¿Estás despierto? —Preguntó en voz baja.
Al no obtener respuesta se arriesgó a meterse bajo la cama, acomodándose al lado del menor. Acarició su hombro con suavidad, bajando por su brazo, percibiendo lo recio que estaba.
—Vuelve a tu cama, quiero dormir.
—Qué bueno que estás despierto, necesitamos hablar. —Ignoró el reclamo. No se iría sin una conversación.
—Que sea mañana.
—Mañana me volverás a evitar, lo llevas haciendo por días, ¿hice algo para molestarte?
Apenas escuchó como susurraba un "No". Jimin aferró los dedos a su hombro.
—¿Fue por lo que pasó en el programa? —Decidió ser directo en lugar de prolongar lo que consideraba como la posibilidad más obvia.
Jungkook se encogió y se movió para zafarse de su mano. Jimin no lo permitió, tirando del agarre, como si quisiera atraer el pesado cuerpo ajeno hacia el suyo, el menor no le dejó.
—No tienes que...
—Jimin, estoy tan avergonzado que no puedo mirarte y quiero que la tierra me trague. Hazme un favor y sal de mi cama. —Por lo general Jungkook omitía los honoríficos con la finalidad de meterse un rato con sus mayores, pero Jimin podía percibir la desesperación en su voz que aparentaba sonar imponente.
No iría a ninguna parte.
—Está muy oscuro, no puedes verme en este momento —bromeó intentando aligerar un poco el ambiente.
—No, pero te tengo al lado y...no sé...
—Kookie, no es para tanto —dijo con la voz suave, volviendo a extender su mano para acariciar su hombro, subiendo a su cuello.
—¿Cómo qué no? Tuve una maldita erección en un programa contigo encima, ¿cómo se supone que no me sienta humillado?
Jimin comenzó a reír y Jungkook soltó un bufido indignado, usando manos y pies para empujarlo de la cama.
—Me vas a tirar —se quejó Jimin con voz ahogada por la risa.
—Eso quiero. —Jungkook no dejó de empujar.
—Estamos a mano, Jungkookie —comentó estirando los brazos para agarrarse del menor. Si caía de la cama no lo haría solo. También usó una de sus piernas para rodear la fina cintura del maknae.
—No lo estamos —dijo sin entender, dejando de batallar—. ¿A qué te refieres con eso? ¿Es por las bromas...
—Una vez casi salgo al escenario con una erección por tu culpa, hace un poco más de un año —respondió antes de tomar una de las manos de Kookie y dejarla sobre una de sus nalgas.
Jungkook se preguntaba si estaba soñando. Delineó la curvatura y apretó, sintiendo lo bien que se amoldaba a su palma.
—Entonces comenzaste a apretar y me decías al oído lo tenso que estabas, pero que hacerme esto te relajaba. —Jimin suspiró y se apegó al cuerpo caliente de su dongsaeng—. Pensé en tantas cosas sucias que tuve que reprimirme. Agradecí que el susto de salir a escena así fuera mayor que la excitación.
Jimin se acomodó sobre Jungkook, disfrutando del tacto de las dos manos masajeando.
—Cuéntame sobre esos pensamientos sucios —pidió hablando cerca de sus labios, rozándolos con los propios. Necesitaba escuchar como Jimin también fantaseaba con él. Sentía a su hyung duro frotarse contra su abdomen desnudo mientras susurraba de forma suave y dulce todas las ideas lascivas que pasaban por su cabeza.
Jungkook metió las manos bajo su ropa tocando directamente la piel, amasando los glúteos firmes tal y como había estado fantaseando, solamente faltaba luz para ver la expresión de Jimin y la experiencia rebasaría la perfección. Apostaría su alma a que las mejillas estaban teñidas de rojo y entreabría los labios.
—Entonces, ¿hemos resuelto el problema? —Preguntó sonriendo con las frentes juntas. Se inclinó para besar corto los labios de Jungkook.
—Casi, primero quiero correrme —dijo con la voz grave, dejando que Jimin deslizara por sus piernas la ropa interior.
Las ropas sobrantes cayeron al suelo y el calor sofocaba bajo el cobertor mientras las pieles desnudas se rozaban. El rígido pene de Jungkook entre las tersas nalgas incitantes de sus sueños obscenos, estaba fascinado. La experiencia superaba con creces todo lo que había estado imaginando y ansiaba repetirla mil y una vez. Quería probar un montón de cosas junto a Jimin y esto era un preámbulo de todo lo que harían después.
Sus bocas se encontraron en una seguidilla de besos intensos, saliva entremezclándose y mordidas entre pausa y pausa al recuperar el aire. Jimin gemía sin separarse de sus labios, sintiendo que se deshacía con cada empuje, con la erección apretada contra el vientre firme de Jungkook. La fuerte descarga naciendo en su ingle le hizo temblar y fue el aviso que acababa de llegar al orgasmo que arrasó con toda su energía, desplomándose rendido sobre el pecho del maknae, quien no tardó en seguirle.
Jimin se movió únicamente para acomodarse mejor y Jungkook rodeó su cintura sin fuerzas.
—Quiero una cita y que vengas más seguido por las noches a mi habitación —exigió. Tenía que sacarle ventajas a tener un cuarto para él solo.
—Eres exigente. ¿No deberías preguntarme si quiero una cita?
—¿No quieres?
—Faltó el "hyung".
—Ya no quiero una cita.
—Jungkookie, eres cruel, tampoco vendré por las noches.
—Jimin hyung~.
—En nuestro día libre. —Besó rápido sobre sus labios—. Una cita, una de muchas que tendremos —confirmó sonriendo sobre la boca ajena.
Jimin estaba feliz, tanto que no prestaba atención a la sensación pegajosa. Jungkook sí lo hizo, estirándose para alcanzar los pañuelos desechables que guardaba en la mesita al lado de la cama.
El maknae compartía la felicidad, después de todo si estaban en sintonía, tanto en sentimientos como fantasías. Comenzaba a pensar en las ropas de pareja que quería compartir con Jimin, partiendo por unos pijamas geniales que vio en un catálogo online. También pensaba en las tardes de películas y que al primer fin de semana libre deberían viajar a Busan.
—¿En qué piensas? —Preguntó con voz somnolienta, acurrucado en el pecho de su dongsaeng.
—Ropa de pareja, un viaje a Busan.
—Me gusta eso, aunque sabes a qué nos tendremos que enfrentar.
—Crearemos un disturbio en el fandom.
Jimin rio suave y enredó los dedos en el cabello negro, repartiendo caricias delicadas. Ya tendrían tiempo para figurar como lidiarían con lo que sea que fuera a pasar. Lo que sí era seguro sería la cita que tendría el próximo día libre y la ropa en conjunto que encargarían por la mañana.
—Somos una ship popular de todos modos.
—Tanto como tú con Yoongi hyung.
—¿Por qué a mí no me dices "hyung" más seguido? —Quiso saber con un adorable ruido de protesta.
Jungkook besó el labio abultado. Un puchero que no alcanzaba a distinguir, pero estaba ahí, lo sentía.
—Justamente por esas reacciones.
Jimin no conforme con la respuesta, lo abrazó fuerte hasta escuchar que un pequeño quejido se escapaba de Jungkook, quien lo cobró de vuelta buscando los puntos de cosquillas bajo los brazos y en las costillas.
"Me gustas tanto, Jungkookie", fue lo último que susurró antes de cerrar los ojos agotado y con la respiración tranquila después de la batalla, escuchando de vuelta un "a mí también". El sentimiento de calidez después de recibir algún halago de su dongsaeng se había quedado corto con el calor burbujeando en su pecho de ser correspondido.
Seguía pensando que Jungkook era su perdición, pero perderse ofrecía descubrimientos y para Jimin todo eso valía la pena.
***
Si llegaste hasta aquí <3 nuevamente agradezco el tiempo tomado por leer uwu.
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