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ENVY

El mundo que conocemos es muy antiguo.

La tierra cuenta en su haber con 4543 millones de años, tiempo en el que se ha transformado al igual que los seres que habitan en ella.

La historia de la humanidad en el planeta es reciente comparada con la longevidad de nuestra gran casa en común. En los 350.000 años de su existencia ha tenido mucho tiempo para preguntarse y filosofar sobre el origen de la vida, cuestionándose si fuimos la creación de un ser divino o la mera combinación de células al azar.

Como siempre, es más fácil confiar en lo que es evidente para los ojos o puede ser objeto de estudios, a tener fe en la existencia de seres superiores y misericordiosos que nos dieron el don de la existencia.

Lo cierto es que allí, donde los ojos humanos no pueden llegar, habitan seres de luz cuya belleza tanto física como espiritual sobrepasa cualquier sueño mundano.

Los mortales los conocemos como ángeles.

En esta etérea realidad vivió entre ellos un hermoso ente, de deslumbrante sonrisa y espíritu tan radiante como la estrella que brinda calor y luz al sistema Solar. Su dulzura e inocencia conmovían al Padre Creador, motivo por el cual le encomendó la tarea de ser el ángel guardián de espíritus humanos especiales, capaces de reflejar una pequeña porción de la luz divina.

Nuestro personaje era conocido como Sol.

- ¿Estás listo hijo mío?

-Sí padre. Estoy emocionado por conocer a mi protegida, será un honor cuidar de ella.

-Apresúrate Sol su madre está por hacer que llegue al mundo mortal.

El ángel movió su cabeza afirmando, hizo una reverencia de despedida y desplegando sus espectaculares alas blancas se encaminó a conocer a la nueva personita que llegaba a habitar la tierra.

- ¡Puje señora Scolari ya veo unos mechones rubios asomando!

Sol llegó en el momento exacto en que el ginecólogo recibía en sus manos una bolita rosa muy ruidosa y cubierta de sangre.

- ¡Felicidades mamá conoce a tu pequeña Lea!

El guardián celestial se acercó a ver a su protegida que descansaba en el pecho de su madre.

- ¡Hola preciosa! ¡Bienvenida!

Sol sonreía feliz, la bebe era muy bella y tenía un aura muy poderosa, casi tan brillante como la suya. Lea fijó sus ojos verde plomizos en él lo que hizo que el ángel se sorprendiera.

- ¿Pequeña Lea es que acaso tienes el don?



El ángel guardián disfrutaba plenamente la tarea de cuidar a Lea que crecía en salud física y espiritual.

Sol dio brinquitos de alegría el día que la linda bebita le dedicó una radiante sonrisa y de sus ojos cayeron lágrimas de emoción al escuchar la primera palabra de la hija de los señores Scolari.

- ¡Shol!

Así pasaron los años en la vida de la niña, que se desarrollaba rodeada del amor de su familia, la amistad de nuevos amigos que hizo en el jardín de infantes y por supuesto, del cariño y protección de su querido Sol que ante los ojos de papá y mamá solo era un amigo imaginario.

-Buenos días señor Sol ¿Gusta una taza de té?

-Gracias señorita Lea

- ¿Con dos de azúcar como siempre?

- ¡Qué detalle, gracias por recordarlo!

Lea estrenaba el juego de té que le había regalado la abuela Agnes. Lo recibió con la ilusión de compartir uno de sus juegos favoritos con su lindo ángel guardián.

- ¡Ñam, ñam, ñam! ¡Estas galletas de chocolate están deliciosas!

La niña reía al ver el expresivo rostro y los gestos de su amigo. Su amplia sonrisa y el brillo de sus ojos dorados, sus blancas y radiantes alas eran los rasgos que Lea adoraba del ángel.

-Te quiero mucho Solecito.

- ¿Solecito? Nunca me habías llamado de esa forma.

-La maestra de la escuela nos enseñó una canción que se llama así y me hizo recordarte ¿No te gusta?

- ¡Me encanta Lea ojitos de gata! Yo también te quiero mucho.

¿Yo dije eso?



Diez años transcurrieron en los que Lea se transformó de una tierna y dulce niña en una hermosa jovencita.

La guapa Scolari era muy insegura, tímida y acomplejada pues debía usar unas gruesas gafas de medida ya que, conforme crecía, su visión se fue haciendo cada vez más borrosa producto de la degeneración macular que la aquejaba.

Lea renegaba de su suerte ya que esa enfermedad era propia de personas mayores y en raras ocasiones se presentaba en niños o adolescentes.

Su mal estaba tan avanzado que en su documento de identidad aparecía como persona con discapacidad en el rubro de ceguera legal.

En medio de la neblina que limitaba su visión Sol era la única figura que ella podía reconocer con absoluta certeza y él que la acompañaba en la semi penumbra en la que se sumía cada vez más.

-Solecito ¿Por qué Dios me hizo esto? ¿Es que acaso me porte mal?

Sol secaba las lágrimas de su amada Lea. Él no tenía una respuesta para esa pregunta y se sentía tan triste y abatido como la chica.

Otras emociones lo estaban embargando: cólera y frustración ¡Estaba tan confundido! ¿Por qué se sentía así?

Una noche, mientras la humana descansaba el ángel guardián partió al cielo; allí buscó a uno de sus mejores amigos, el espíritu de un mortal que estaba en el proceso de obtener sus alas de ángel.

Lo halló en el lugar que el Padre Creador le había designado: el portal por el cual cruzaban las nobles almas de las mascotas humanas.

Sol sonrió al verlo, a Jin lo único que le faltaba eran sus alas para certificar que era un ángel verdadero. Era tan hermoso y su espíritu tan luminoso, que fácilmente podía ser parte del coro de arcángeles que cantaban en honor del Ser Supremo.

-Bienaventuranzas para ti querido Jinnie.

- ¡Sol que alegría verte!

- ¿Cómo te va en tu labor con los hermanitos menores?

-Muy bien. Ellos y yo siempre hemos tenido un gran vínculo, gracias a mi labor como veterinario fue que pude conocer a...

Jin trató de recordar su nombre.

-No te esfuerces Jinnie, es normal que hayas olvidado como se llama, poco a poco recuperarás tus memorias y estarás listo para recibirla.

-Ella todavía es joven, seguramente encontrará a alguien más y se olvidará de mí.

-Si te ama tanto como tú la quieres a ella no creo que te borre tan fácilmente de su corazón.

-Sol te has convertido en un auténtico romántico.

El ángel encogió sus hombros.

- ¿Cómo podría? Se supone que los seres celestiales no sabemos sobre eso, ni la pasión ni ninguna otra emoción.

- ¿Seguro? Ustedes y los humanos somos producto del amor del Creador. Si nos hizo a su imagen y semejanza ¿No se supone que albergamos ese sentimiento en nuestro ser?

-Tengo que hablar con tu maestro, creo que ya estás listo para recibir tus alas.

-Amigo por la cara que traes no creo que hayas venido a conversar sobre mis recuerdos terrenales.

-Al contrario, Jinnie, son tus experiencias como mortal las que tal vez puedan ayudarme.

- ¿Qué te preocupa Sol?

-Yooo... Lea...

-¿??

- ¡Aish! Tú sabes que yo quiero mucho a Lea

Jin le dio una encantadora sonrisa.

- ¿No se supone que no sabes lo que es amar? ¿Entonces cómo puedes quererla?

- ¡Esa es una de las cosas que me confunden! Creo que aprendí sobre lo que significa querer de tanto escuchar que mi niña me lo dice.

- ¿Tu niña?

Sol abrió sus ojos sorprendido ¿Esa expresión había salido de su boca?

-Nunca entendí cómo es que Lea pudo establecer un vínculo contigo.

-Algunas personas tienen el don de relacionarse con su ángel de la guardia y eso los ayuda a llevar una vida mística más plena.

- ¿Lea está destinada a la vida espiritual?

-No lo creo. Ella es una criatura que ha nacido para volcar el amor divino en el mundo, pero de otras formas.

Lea tiene una gran pena que hace que su alma este sumida en una tempestad y me siento impotente de no poder ayudarla.

- ¿Es por lo que ocurre con su visión?

-Así es. Me duele mucho sentir su dolor, cólera y tristeza, daría lo que fuera por poder curarla.

-Sabes que no debes hacerlo, si ella está pasando por esa prueba es porque está destinada.

- ¡Pero eso no quita que me duela mucho y que yo...!

- ¿Tú qué?

-Yo... ¡Tenga ganas de gritar, llorar y renegar de ese designio divino! ¿Qué es lo que me está pasando Jinnie?

Jin miró con ojos llenos de misericordia y empatía a su amigo. Dándole un apretón cariñoso en el hombro respondió a la duda del ángel.

-Estás enamorado Solecito.





Lea fue aceptando su condición poco a poco. Halló consuelo en el amor incondicional de sus padres, la compañía y protección de Sol, la amistad sincera de dos chicas que la conocían de toda la vida al ser sus vecinas y una persona muy especial que se había ganado un lugar en su corazón: Park Hyung Sik.

Lo conoció en el taller de escultura que estaba llevando como un medio de canalizar sus frustraciones, para luego continuar al descubrir que tenía talento innato para el arte del modelado.

Hyung Sik era un joven artista que hacía las veces de maestro y colaboraba de manera altruista en el taller comunitario que organizaba la alcaldía de la pequeña ciudad donde la familia Scolari vivía.

La gentileza y dulzura del muchacho encandiló a Lea que moría de curiosidad por conocer cómo era realmente el rostro del dueño de sus suspiros.

-Solecito... ¿Estás enfadado?

- ¿Yo? Eso es imposible Lea, los ángeles no sabemos de emociones mundanas.

-Disculpa, pensé que algo te molestaba, como no te alegraste al ver mi última escultura.

- Perdóname... creo que estaba distraído.

-Ángel mío yo... yo... quería pedirte un favor

- ¿Qué deseas mi niña?

-Eres mi mejor amigo, tú sabes todos mis secretos. ¿Sabes? Creo que...me gusta Hyung Sik.

Sol sintió que el pecho se le encogía.

- ¿Qué?

-Me exprese mal

- ¡Oh!

-No lo creo... ¡Estoy segura! Me gusta mucho Hyung Sik

-Lea por favor ¿Cómo sabes que te gusta si ni siquiera puedes verlo?

La ráfaga de palabras que salió de la boca del ser celestial fue tan irreflexiva que hicieron que se arrepintiera al instante de haberlas pronunciado. El puchero que se formó en los abultados y rosados labios de Lea aumentó su desazón.

-Solecito eso fue muy cruel

- ¡Lo siento tanto pequeña, no fue mi intención hacerte sentir mal!

Una lágrima solitaria cayó por una de las mejillas de Lea. El ángel la secó con delicadeza; cuando estaba por retirar su mano la muchacha la tomó entre las suyas y la dejó sobre su rostro.

-Solecito sé que no puedo ver bien los rasgos de Hyung Sik, pero sí puedo notar su simpatía, amabilidad y calidez.

Una sonrisa traviesa iluminó la cara de Lea haciendo que Sol se derritiera por dentro.

-Victoria y Malika me han dicho que es muy guapo y que yo también le gusto.

- ¿Y tú les creíste a la amante de Satán y a la chica que parece que estuviera en una competencia de trabalenguas?

- ¡Jajajaja! No sabía que los ángeles supieran de sarcasmo. Es cierto que a Victoria le fascina usar camisetas de grupos de metal y Malika habla muy rápido sobre todo cuando se emociona mencionando a Kookie, pero son mis mejores amigas y sé que ellas no me mentirían.

- ¿Tú me quieres Solecito?

-Claro que sí Lea

- ¿Sigues siendo mi BFF?

-Si, cla..claro.

-Nunca te he pedido nada Sol, pero esta vez lo deseo mucho.

- ¿Qué cosa?

-Solecito... ¿Me dejas ver por una vez el rostro de Hyung Sik? ¿Por favor?





- ¡Jin por favor deja de reírte!

- ¡Per...per..dón, es que eres muy gracioso!

- ¿Yo? Te estoy contando mis aflicciones ¿Y te parecen graciosas?

- ¡Claro que no! Pero me hizo gracia que hayas pensado en engañar a Lea afeando el rostro de su maestro a ver si con un poco de suerte se le pasaba el enamoramiento.

- ¡Lo pensé, pero no pude hacerlo! El anhelo en sus lindos ojos de gata era tal que no quise romper sus ilusiones. Deberías haber visto su expresión cuando lo vio.

Me gustaría que Lea me viera de la misma forma.

-Sol...

- ¡Sé que está mal pero no lo puedo evitar! ¡Detesto a ese bendito Hyung Sik y me siento pésimo por eso! ¿Qué es lo que tengo ahora Jinnie?

Jin miró a su amigo con ojos de preocupación.

-Eso que sientes se llama celos.



Sol podía percibir cómo la oscuridad crecía dentro de él. ¿Pero por qué? ¿Si su ser estaba lleno de amor por Lea no debería sentirse pleno y dichoso? ¿Acaso el amor no era entrega, cariño inmenso que trascendía la muerte? ¿No era paz?

Los referentes que tenía sobre el tema eran los señores Scolari, Jin e incluso la misma Lea que, aunque no veía su amor correspondido, lucía radiante gracias a la ilusión que le provocaban algunas actitudes de Hyung Sik y le decían que él también estaba interesado en ella.

Pero el ángel guardián sentía como su alma era carcomida por la furia, más aún cuando Hyung Sik le declaró su amor a la chica y ella aceptó feliz ser su novia.

Fue tal la desdicha del ser alado que abandonó su tarea como guardián y se alejó de Lea.

Desorientado y dolido voló por toda la ciudad hasta aterrizar en medio del desierto donde descargó la cólera y el dolor.

- ¿Duele mucho no es así?

La voz desconocida sobresaltó al ángel.

Una presencia poderosa, tenebrosa y seductora lo miraba con curiosidad y burla.

- ¿Quién eres?

- Alguien que alguna vez estuvo en tu lugar y entendió que el Tirano Supremo es un sádico al que le gusta tentarnos para luego vernos sufrir.

- ¿Eres uno de los caídos?

-Creo que así es como nos dicen en el planeta Arco iris. Yo prefiero el título de independizados del yugo eterno. Mi nombre es Kesabel.

- ¿Qué haces aquí?

- ¿No puedo venir a apoyar a un hermano que sufre?

-Tus ojos me transmiten todo menos solidaridad o empatía.

- Tienes razón angelito, no me he tomado la molestia de venir hasta aquí para ser el hombro en el que llores tus penas de amor. Soy un tipo de negocios, vengo a ofrecerte un trato.

- ¿Un trato? ¿Qué puedo tener que te resulte atractivo?

Kesabel entornó los ojos.

-En realidad no gran cosa; otra sería la situación si lograra tener en mis filas un arcángel o un general de las tropas celestiales; pero por ahora me contentaré contigo angel de la guarda. Mis fuentes me han dicho que le eres muy grato al jefe de la corporación de algodón. Así que a nada...

- ¿Qué ganarás con eso?

- ¿Es evidente no crees? Un soldado más para mi causa, pero sobre todo quemarle el hígado divino al Gran Sujeto ¡Eso sí es genial!

- ¿Pretendes que traicione al Padre Creador?

-No lo llamaría traición, suena mejor orden de prioridades. Tu deseas algo que no obtendrás trabajando para él. Si te das de baja voluntaria en Wings Inc. y trabajas para mí, te ofrezco el corazón de tu adorada Lea y la capacidad de sentir a plenitud esas emociones humanas que sé quieres experimentar.

- ¿Qué pasa si no acepto?

-Nada, yo sigo mi camino y tú continúas sufriendo hasta el fin de los tiempos viendo como tu adorada rubilinda se hace abuela al lado de su amorcito y luego continúan su amor en la eternidad.

Sol estaba cabizbajo pensando. Kesabel sonreía viendo la pugna en el interior del ángel.

-Tenemos un trato Kesabel.

-Excelente... ¿Cómo te llamaremos ahora? ¿Eclipse?

-Quiero un nombre humano

-Mmm... tendremos tiempo de buscarte uno.





-Lea cambia esa cara por favor, pareces una viuda.

La muchacha no podía ocultar su desconsuelo. Hacía varias semanas que Sol desapareció de su vida sin decir adiós; No había hecho el menor intento por comunicarse con ella y su ausencia le resultaba sumamente dolorosa.

-Lea nena cambia esa carita que vas a hacer que me ponga triste y no quiero llorar. Kookie está por llegar y no quiero que me vea como la novia de Frankenstein.

- ¡Malika que superficial eres! La mujer está sufriendo y a ti solo te interesa verte bien para el conejo hiper musculoso.

-Por lo menos logré que se ría.

-Estoy bien chicas es solo que... extraño mucho a alguien

- ¡Que exagerada eres Lea! Hace dos horas tuvimos clases con el bombón amasador y dentro de media hora vendrá por ti.

-No estoy triste por Hyung Sik.

- ¿A no? ¿Entonces?

-Por un... amigo a quien quiero mucho y del que no sé nada hace un tiempo.

- ¿Tú tenías un amigo? Eso sí es novedad ¿Tú lo sabías Malika?

-No Vic, recién me entero ¿Y cómo se llama el susodicho?

- Él se llama...

Lea se quedó de piedra cuando lo vio ¡Era él! Pero se veía diferente

- ¡Waoo! ¿Desde cuándo los modelos de Vuitton visitan nuestro pueblito?

-No lo sé Vic, pero necesito unas gafas su brillo está por cegarme.

- ¿Ustedes también lo ven?

- ¿Tú lo ves?

-Si no lo ve entonces siente su calor ¡Ese chico sí que está caliente!

Sol se acercaba a la mesa que Lea compartía con sus amigas. Su paso era felino, se veía sexy y misterioso.

- ¡Oh por Dios! El chico hot viene hacía acá.

-Señoritas buenas noches.

Las tres lo miraban boquiabiertas.

-¿Serían tan amables de dejarme a solas con Lea?

-Buenas noches extraño. No tenemos el gusto de conocerte y por tanto no es conveniente que la dejemos sola.

-Me llamo HoSeok es todo lo que debes saber Victoria.

- ¿Cómo mierda sabes mi nombre?

-Porque Lea me ha hablado de ustedes. Malika querida, allí llega tu novio con su amigo el fotógrafo, creo que se lo quiere presentar a Vic.

- ¿Cómo sabes eso?

-Chicas estaré bien, si necesito de ustedes les aviso.

-Promételo

-Lo prometo.

La muchacha esperó a que sus amigas se alejaran para dejar caer las lágrimas que estaba aguantando.

- ¡Por Dios santo Solecito! ¿Por qué te fuiste así, sin decir nada? ¡No sabes lo preocupada que estaba por ti!

- ¿En serio? Pensé que solo tenías ojos y cabeza para tu noviecito.

-El hecho de que ame a Hyung Sik no quiere decir que he dejado de quererte. ¡Eres mi mejor amigo, el que siempre ha estado conmigo!

-Puede ser que ya no quiera seguir siendo tu amigo Lea.

-Sol ¿Qué te ha pasado? Estás raro, diferente... ¿Desde cuándo te pueden ver otras personas?

-Desde que me di cuenta que ser exclusivo no trae ningún beneficio.

-Solecito querido dime la verdad ¿Qué tienes?

HoSeok bajó la guardia. Podía notar la mirada triste de Lea que se acentuaba gracias a sus gruesas gafas de medida. Tomó la mano de la joven y la apretó con delicadeza.

-Querida Lea debo confesar que me dolió mucho sentir que tu corazón se llenaba de amor por ese ... por Hyung Sik.

Yo... yo te amo y sé que tú a mí.

Lea retiró sus manos como si el tacto de HoSeok la quemara.

- ¿Qué? Mi Solecito, estás confundido.

- ¡No lo estoy! Sé que tú me amas, pero piensas que lo nuestro es un imposible.

-Sol... HoSeok ya te lo dije, yo te quiero, has estado conmigo siempre, pero lo que me inspiras es muy diferente al sentimiento que tengo por Hyung Sik.

- ¡Pero eso puede cambiar! Ahora soy real, puedo darte lo que él te ofrece y aún más.

- ¡Solecito no hables así, siempre has sido real, mi ancla al mundo por mucho tiempo! No necesitas cambiar para seguir siendo importante para mí.

- ¡Soy tan importante que me cambiaste por ese imbécil!

Hyung Sik llegó en el momento exacto que HoSeok daba un grito tan fuerte que todas las personas de la cafetería voltearon a verlos y Lea daba un brinco del susto.

- ¿Lea estás bien?

-Hablando del rey de Roma... Estoy conversando con mi niña, haz el favor de retirarte.

-Lea no es tu niña ni la de nadie, trátala con respeto. No pienso dejarla con un energúmeno que grita como si estuviera en lo profundo de una caverna.

-He dicho que te largues, entiende por las buenas.

- ¿O sino que? Esta cafetería está llena de público, no creo que seas tan idiota de armar un escándalo y que alguien llame a la policía.

-Te lo pedí de buenas maneras gusano.

HoSeok susurró unas extrañas palabras; Al instante Hyung Sik se puso pálido y llevó una mano a su pecho. El gemido que soltó fue lo suficientemente audible para que a Lea le quedará claro lo que estaba sucediendo.

- ¡HoSeok no por favor! ¡No lo lastimes!

- ¡Lea qué está pasando!

La rubia veía entre brumas que cuatro sombras se acercaban.

- ¡Por favor no les hagas daño!

La cafetería se sumió en el silencio. La chica solo podía percibir su respiración y el sonido de su corazón. Cualquier otro ruido o señal de movimiento había sido suprimido.

-¡Sol detente!

- ¡Vaya que veo! Por fin te dieron tus alas muñequito ¡Oh! El niño todavía no puede salir solo viene con niñero incluido.

Lea abrió los ojos asombrada. Dos ángeles se habían hecho presentes; ambos eran bellísimos, pero tenían auras diferentes.

El que se dirigió a HoSeok tenía unas facciones muy dulces y estaba todo vestido de blanco. El otro tenía una presencia imponente, llevaba armadura, escudo y lanza.

- ¿Qué hacen aquí Jin? Ya no pertenezco a su "corporación"

El ángel que respondía a ese nombre lo miró con tristeza.

-Amigo ¿Por qué hablas así? Siempre has sido muy respetuoso de la obra del Creador Supremo.

-Ya terminé mi vinculación con todo lo que tenga que ver con él.

- ¿Eso incluye nuestra amistad?

La frialdad en los gestos de HoSeok desapareció por un momento.

-Es un efecto colateral. Lo lamento.

-Jin insistió en venir, pensaba que podía convencerte de que dejes atrás la insensatez que piensas cometer.

-Pues puede volver por donde vino. En tu caso Raguel ¿Qué te hizo salir de tus cuarteles de invierno?

- Sabes muy bien cuál es mi misión Sol, pero antes de aplicarte la ley el Padre Creador quiere darte la oportunidad de que reflexiones y te arrepientas.

-No necesito su misericordia ni la de nadie. Vino con un objetivo bien claro y pienso cumplirlo.

Raguel movió la cabeza.

-Tú lo quisiste Sol. ¡Jin!

Jin creó un halo e hizo que Lea terminará cobijada entre sus brazos. Luego, abrió sus alas y salieron de la cafetería mientras Raguel transportaba a HoSeok a otro lugar.





Lea despertó bajó la atenta mirada de Jin. Estaban en un bosque a las afueras de la ciudad.

- ¡Hyung Sik! ¡Mis amigos!

-No te preocupes Lea, Raguel envió a un grupo de limpieza, todos ellos están bien no recordarán nada. Pronto podrás volver a casa.

- ¿Jin?

-Ese es mi nombre

- ¿Qué le pasó a nuestro Solecito? ¿Cómo se convirtió en ese ser tan malvado?

-Lea... él te ama y su alma se llenó de celos y despecho cuando descubrió que no correspondías a su amor.

-Pero nunca le di motivos para pensar que yo...

-Lo sé. Su corazón puro se llenó de confusión, él nunca sintió algo así y no supo cómo manejarlo.

Lamentablemente cedió a la tentación y ahora está librando una batalla a muerte con Raguel, el ángel encargado de velar porque los otros seres celestiales cumplamos con nuestra misión.

- ¡Oh, mi pobre Solecito!

-Yo también lo...

Jin cayó de rodillas con un gesto de dolor. El filo de una espada de fuego había atravesado un lado de su cuerpo.

- ¡Amigo! No recuerdo haberte cedido el turno de bailar con mi chica. ¡No pongas esa cara preciosa! Le dolerá, pero no morirá. Agradece bonito que todavía me caes bien.

- ¿Dónde está Raguel?

-En plena batalla con mi socio. Digamos que tenían unos asuntillos que arreglar.

Ahora si me disculpas, es momento de hacerle los honores a la nueva señora de HoSeok.

- ¡Sol no lo hagas, te condenarás!

-Ya estoy condenado Jinnie. Adiós.

- ¡HoSeok por favor, déjame ir! ¡No me hagas daño!

-No te haré daño Lea ¡Yo te amo! ¿Es que no lo entiendes?

-Pero yo no lo hago de la forma que tú quieres.

-Yo puedo hacer que lo hagas, puedo hacer que sientas esta pasión que me consume.

-Tal vez puedas hacerlo, pero ¿Estarás satisfecho sabiendo que es una mentira?

-No lo sabré hasta comprobarlo. Desde este momento eres mía Lea Scolari.

El ángel caído dio rienda suelta a sus más bajas pasiones, usando a la muchacha como un objeto.

El rencor que sentía se incrementó al descubrir que Lea ya no era virgen.

- ¡Maldita puta, debiste guardarte para mí! ¡No dejaré que ese infeliz te vuelva poner un dedo encima!

El odio lo cegó al extremo de que lo único que le interesaba era acabar con la vida de la joven con sus propias manos.

Estaba a punto de hacer que Lea diera su última exhalación cuando el ruego de la chica llegó nuevamente a sus oídos.

¡HoSeok por favor, déjame ir! ¡No me hagas daño!

- ¡No puedo hacerlo! ¡No puedo lastimarte como tú lo hiciste conmigo pequeña Lea!

Estoy jodido mi amor, ya no tengo nada que perder así que me portaré como el ángel de la guardia que merecías tener.

HoSeok cubrió con sus delicados dedos los ojos de Lea y usando lo último de poder celestial que le quedaba le cedió un nuevo don a la dueña de su corazón.



Jin estaba feliz. Había sido ascendido a ángel de la guardia y ya tenía el nombre de su primer protegido.

-Es hora de que visites a los Park, está por nacer su hija.

Cuando Jin llegó a la sala de partos se dio con la sorpresa que la madre de la futura recién nacida era nada menos que Lea.

Esa no fue la única de las novedades que tuvo que procesar. Pudo comprobar que Lea ya podía ver, lo confirmó cuando fijó su mirada en el rostro de su bebé y notó sus ojos dorados.

Esos ojos...

Otra señal fue darse cuenta que la pequeña Ann Marie no notó su presencia.

Y finalmente la más impactante. La niña tenía el aura de...

Al mirar hacia una esquina de la sala de partos pudo notar una silueta que se alejaba y una voz que alguna vez fue dulce, alegre y cálida hablarle al corazón.

Cuídala mejor de lo que yo cuide a su madre...

Y esta historia va con cariño hasta donde alumbra mi hermoso Sol gaucho.

PD: ¿También me van a linchar por dejarlas con la duda con esta? ¡Miren que si tiene final eh!

Gracias por seguir este librito.

¿Se imaginan quién será el protagonista de la próxima historia?

¿En qué ser mágico creen que se convierta? ¿Cuál será el pecado que le toque expiar?

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