XII
-Buen día- Ya eran 6 los días en los que Ni-ki despertaba viendo el angelical rostro de su omega y eso lo hacía tan feliz.
-Buen día- se acurrucó en el pecho del alfa, cuando estaba somnoliento solo se guiaba por lo que su lobo quería hacer además de dormir.
Tan lindo.
-Eres el omega más lindo que existe en el mundo- susurró para no despertarlo, una de sus manos acariciaba su rostro y la otra se dirigió a su cintura, con lentitud y suavidad inició un beso.
-Mgh...- Sunoo siguió el beso aún estando medio dormido, sus manos se guiaron lentamente hasta la nuca de Ni-ki, enredando sus dedos en el cabello del alfa.
-Tus labios me encantan- Ni-ki susurró en medio del beso.
Sunoo parecía recién procesar todo, cuando abrió sus ojos y conectó con los del alfa, se alejó de inmediato limpiando sus labios.
-No hagas como si no te gustara- el más alto sujetó su cintura impidiéndole alejarse.
-N-no estoy fingiendo, yo-- los belfos contrarios se posaron en los suyos impidiéndole hablar.
-A mi no puedes mentirme- besó sus labios de nueva cuenta, compartiendo algo más que oxígeno.
Sunoo forcejeó un corto tiempo, pero al final se sucumbió ante todos esos besos y caricias, sentía las manos de Ni-ki pasearse por su cintura bajando a sus muslos.
De pronto aquellos besos bajaron a su cuello y lejos de sentir cosquillas como solía suceder cuando alguien tocaba aquel lugar, la sensación era distinta, era extraña y lo hacía suspirar.
-Algún día dejaré mi marca aquí- besó su clavícula, justo donde la marca de emparejamiento se hacía presente.
-Yo haciendo el desayuno y ustedes ya comiendo- Otra vez Jungwon, hace un momento abrió la puerta lentamente por si estaban dormidos pero estaban bastante despiertos.
-¡Jungwon!- Sunoo se quejó cubriéndose por completo con la sábana que los cubrió en la noche.
-No es mi culpa que no cierren la puerta con seguro- alzó sus hombros.
-La próxima vez, toca la puerta tres veces sus mejillas estaban completamente rojas, al igual que sus orejas y ahora pequeñas marcas en su clavícula.
-Me da igual, vayan a desayunar ahora que están despiertos- y volvió a cerrar la puerta.
-Eso fue muy embarazoso...- Sunoo no salía de su fuerte de sábanas.
-Nah, si pudiera le diría a todo el mundo que yo te voy a marcar- Ni-Ki hablaba sentándose en la cama.
Sunoo no respondió nada, muchos decían que estar enlazado era hermoso, que todo era mejor con una pareja, y pensar en eso lo hacía desear tener una, ahí aparecía Ni-ki, de un momento a otro, se imaginó a él y Ni-ki paseando de la mano en un parque, nadando en la playa, se imaginó a su alfa marcando su clavícula, hasta los imaginó con una familia.
-Vamos, a desayunar- Ni-ki lo destapó haciendo chocar sus miradas.
Ahí Sunoo sintió algo nuevo, el alfa parecía uno de esos príncipes de los cuentos de hadas que enamora con una sola sonrisa, su corazón empezó a latir con rapidez mientras sus piernas temblaban.
-S-sí...
.
.
-Fue divertido, pero ya extraño mi casa y el clima normal- Jay hablaba en su asiento del autobús, estaban volviendo a Seúl después de aquel pequeño viaje.
-Yo extraño la buen señal- su novio habló apoyando su rostro en su hombro.
Sunoo estaba algo triste, volver a Seúl significaba volver con su familia, volver a esa realidad donde debe ser perfecto, volver a esa realidad donde no despertará por los besos del alfa sentado a su lado.
-Eso no me detendrá- parecía que Ni-ki había leído su mente -seguiré tratando de enamorarte hasta donde me de el tiempo- besó su cabellera asegurándose de que nadie los había visto.
Eso tranquilizó un poco al omega, pero el miedo de que sus padres se enteren de su orientación sexual, pero debía decírselo a alguien y ese alguien eran sus tíos, aquella alfa y aquel omega de 38 y 36 años respectivamente, no tenían un hijo pero eran felices juntos, se sentía tan cómo con ellos.
Su tía nunca le dijo "el amor debe ser así " "debes comportarte así" sino le decía "Mira, aquel alfa está lindo ¿no?" "Sé tu mismo y verás lo feliz que eres", ellos se apartaron de la iglesia, pero no de Dios, cuando le preguntó porqué dejó de ir al templo, ella respondió "Ese lugar no es para mi ni para tu tío, no es que no amemos a Dios, pero sus seguidores no nos soportan, no nos sentíamos felices ahí, así que nos fuimos"
Ellos serían los primeros familiares a los que revelaría su orientación sexual, esta vez seguro de lo que era, claro, con algo de miedo por su reacción, pero seguro de que ellos nunca lo insultarían por ser lo que es.
-¿En qué piensas?- los brazos de su alfa lo atraparon en un abrazo.
-No es nada- le brindó una sonrisa, cuando estaba con él se sentía seguro de si mismo y seguro de lo ajeno, podía ser él sin miedo y es por eso que le gustaba tanto.
Solo esperaba que sus padres no se enterasen, porque eso sería su infierno.
Cami~
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