Pasas semanas evitando mirarme.
Es normal, no te educaron para entenderme.
Pero yo sé esperar, no me impaciento.

Desde el coche te veo cambiarte de ropa, cerca de la ventana, y te miras un momento, supongo que tienes un espejo delante, acaricias tus brazos y tu pecho con una pequeña sonrisa. Oh Jungkook, ¿no es la vanidad un pecado? ¿Dónde se está yendo tu inocencia?

Te pones un pijama y desapareces.

Aguardo unos minutos más, esperando algún movimiento.

Me sorprendo cuando la puerta de la casa se abre y tus padres salen por ella, perfectamente vestidos, y montan en su coche.

Oh pequeño, que error por parte de tus buenos padres.

Salgo de mi coche y truco la puerta de tu casa para poder entrar sin llamar al timbre, en total silencio.

Subo las escaleras, orientándome mentalmente para descubrir cual será tu habitación.

Me equivoco en la primera puerta que abro, pero unos quejidos me orientan en la dirección correcta.

Tu puerta está entreabierta, me asomo con cuidado para verte, pero tú estás totalmente concentrado en otra cosa. Intentas alcanzar el cielo tocándote con los ojos cerrados y mordiéndote el labio inferior con fuerza.

Me acerco a ti con sigilo y tomo tu miembro entre mis manos para ayudarte.

Abres los ojos completamente asustado y vas a gritar, pero yo te tapo la boca.

-Shhh, déjame llevarte a donde quieres, cariño.

Luchas contra mi al principio, pero acabas por rendirte al ver que no puedes hacer nada.

Me quito mi camiseta, y luego la tuya.
Acaricio toda tu superficie superior como si fueses una escultura de mármol.
Sé que estás nervioso, se te ha puesto la piel de gallina y el vello de tus brazos se ha erizado.

Bajo del todo tus calientes pantalones de franela, que tenías por las rodillas, y me quito lentamente los míos.

Tú no dejas nunca de observarme con los ojos muy abiertos.

Te acuesto sobre tu cama, cogiéndote las manos y echándote los brazos atrás, por encima de tu cabeza.

Me pongo sobre ti, inmóvil, y noto como tu cuerpo se va calentando.

Toco tus labios, con mis pulgares, deseo que tenía desde que te vi, y luego abro mi boca, avisándote de que planeo besarte. Cierras fuertemente los ojos, pero no haces nada por impedirlo.

Mis labios tocan los tuyos y nuestros cuerpos arden instantaneamente.

Te acaricio por todas partes y tú tiemblas allá donde mis manos pasan.

Te miro a la cara y estás rojo de vergüenza.

--Dime, cariño, como se siente el pecado por primera vez?

Te giras sobre la cama, dándome la espalda, pero aún eres inocente, no sabes que acabas de ponerme tu culo delante de mi creciente erección.
Jadeo al notar como palpito.

Mira como me pones, pequeño.

--¿Me harás daño?

Beso tu espalda.

--Sólo al principio.

Comienzo a bajar tus calzoncillos y te estremeces.

Toco con mis palmas tu perfecto culo y luego beso el centro de tus cachetes.

Me incorporo un poco y te doy la vuelta, me gusta que me mires. Estabas llorando en silencio.

--Voy a ir al infierno.

Me dices temblando.

Seco tus lágrimas con delicadeza.

--Si, pero primero te llevaré al cielo, cariño.

Tu blanca piel perlada de gotas de sudor.
Tu aroma.

Tus rojos labios hinchados, probando lo prohibido.

Tu voz cálida, tornada ronca y grave por el placer.

Tu pelo negro, pegado a tu frente

Tus estrechas caderas moviéndose en busca del paraíso.

Tu esencia sobre tu vientre y la mía dentro de ti.

Tu pureza corrompida, tu inocencia desaparecida.

《Oh my baby, how beautiful you are
Oh my darling, completely torn apart
You're gone with the sin, my darling
And beautiful you are》

Gone with the sin - HIM

《Oh mi bebé, que hermosa eres
Oh mi amor, completamente desgarrado
Te has ido con el pecado, querida

Y hermosa eres》
■■■■■
FIN
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