SINIESTRO
«No figuraba ninguna chispa
de locura en sus ojos ni
desfiguraba su rostro
ninguna mueca de demencia.
No estaba loco. Su estado de
ánimo era tan claro y alegre
que se preguntó por qué
lo quería. Y se dijo que lo
quería porque era
absolutamente malvado. Y
sonrió al pensarlo, muy
contento. Parecía muy
inocente, como cualquier
hombre feliz.»
-Patrick Süskind-
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