Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III

—¿Qué...? ¿Cómo...? ¡Tú...! —niego nerviosa con la cabeza.

—¿Estás bien, Laurel? —se acerca preocupado a mí. Toca mi hombro, veo el lugar donde pone su mano y luego lo veo a él. Me aparto brusca. Frunce el ceño.

—Tú... Tú estas... muerto. Yo te vi... morir. Yo... —pestañeo—. Esto debe ser un sueño, sí —murmuro para mí—. Lo es.

—¿Laurel...?

—¡CÁLLATE! —grito fuera de sí—. Tú no estas vivo, ¿entiendes? No. Estas. Vivo.

—Okay. Okay. Tranquila, Laurel. Respira. Soy yo. Estoy bien. Estoy aquí. Estoy vivo.

—Pero tú...

Me insta a caminar de vuelta a la habitación. Me hace sentar en la cama, él se sienta a mi lado. Me mira por un largo rato. Todavía creo que esto es un sueño. ¿Cómo podría estar él vivo? Imposible..., ¿entonces? Él me sonríe. Pasa sus dedos por el mechón rebelde que siempre cae en mi cara. Lo toca y me lo coloca tras la oreja.

—¿Estás mejor? —pregunta después de un rato. Asiento poco convencida.

—No lo entiendo... —susurro—. Yo vi como Drigori te quitaba la vida. Como abría tu cuerpo y como él junto con Peige y Wes se comían tus órganos, Seth. ¿Qué es esto? —Digo alterada.

—Shh. Shh. Ven aquí. —Me abraza y susurra cosas como una niña pequeña. Pasa las manos por mi espalda—. Estoy bien, preciosa. Nada de eso ha pasado. Debiste soñarlo. —Frunzo el ceño. Y me aparto. Él me mira interrogante.

—¿Soñado? Eso era muy real, Seth. —Él sólo se ríe.

—Bueno..., yo estoy aquí.

—Ya lo veo. —Lo miro seria.

Va a hablar cuando alguien más interrumpe nuestra plática.

—¡Hey!, ahí estan. Llegaremos tarde. —Veo a Sam. Él luce muy tranquilo. Como si de verdad no hubiese pasado lo de ayer. Como si Drigori no hubiese hecho nada contra Seth.

—Sam... —él me mira con una pequeña sonrisa—. ¿Está todo... bien? —Pruebo.

—Lo mejor que se puede estar en un lugar como este, nena —me mira pícaro. Aunque el brillo de sus ojos se apaga cuando ve mi mal gesto—. ¿Qué pasa?

—Yo... —veo a Seth. ¿De verdad fue un sueño? Bueno, Seth esta aquí. Conmigo. Y su hermano lo esta viendo al igual que yo—. Yo... —al final sonrío—. No. No pasa nada. —Seth me regala una sonrisa y Sam igual—. ¡Vamos!

Llegamos a clase diez minutos tarde. Eso es demasiado para Wes que nos dice que estamos castigados y nos pone como penitencia organizar la fiesta de fundación de Blackford. No me quiero imaginar cuales serán los aperitivos. Aun sigo confundida y perdida. Ya no quiero más sorpresas. Veo a Ty. Esta hablando con una chica. La hermana de Deborah. Cuando pienso en ella, busco rápidamente a Nathan. No lo veo. Pero no creo que no valla a asistir a clases. Nadie puede faltar. O te harían lo peor que Drigori puso como castigo. Me siento a su lado y trato de relajarme lo mayor posible.

—Uh, hola. —Él se gira. Me sonríe.

—¿Qué tal?

—No lo sé —digo sincera—. Está ocurriendo algo... conmigo. —Me mira extrañado. No lo entiende. «Tampoco yo lo comprendo» Muevo la cabeza negando para que lo olvide.

—No. No. Dímelo.

—Yo... —Wes me interrumpe gritando.

—¡Maldición! —levanto la vista sobresaltada. Esta mirando hacia su maletín con el ceño fruncido, respirando intranquilo y parece muy furioso. Se masajea un momento las sienes y por fin cuando levanta sus ojos se puede apreciar la furia y la amargura que siente hacia nosotros. Me alarmo y Ty se tensa a mi lado. Habla.

—¡Si ahora... en este instante, no aparece lo que han robado de mi maletín os haré pasar el más cruel de los días venideros en Blackford! —detiene su vista en mí—. Os lo juro.

¿Qué?
Veo a mi alrededor y todos los chicos ven en su dirección confundidos. No saben de que habla. En mi clase todavía no hay aprendices nuevos... Las nuevas inscripciones comienzan en junio por eso ya todos saben que no se debe perder nada en el aula de clases y si eso ocurre, inmediatamente toda la clase sale perjudicada. Así que no entiendo cómo es que se ha perdido algo de su portafolios si todos salimos mal parados. Ty toma mi mano y aprieta fuerte. Lo veo confundida...

—¡¿Y bien?! —Doy un respingo.

—Laurel..., ¿dónde está Nathan? —me pregunta con un hilo de voz. Agrando los ojos. No es posible, no.

—¿Por qué...?

—¡Los Hole!..., —grita de nuevo Wes—. Ustedes fueron de los primeros en llegar. ¿Quién ha sido?

—¿Qué?

—Eso no es cierto...

Miro a Wes sorprendida. Pero si fuimos los últimos. Sam fue en mi búsqueda. Seth, Sam y yo fuimos los últimos en llegar a clases. Me levanto.

—Franco... —me ve con un brillo perverso en sus ojos. Como si supiese algo que yo no y eso al instante me hace dudar—. ¿Quieres compartir algo con nosotros?

—Sabe perfectamente que fuimos los últimos en poner un pie en el aula..., ¿por qué miente? —su rostro se desfigura con una mueca de enojo—. Nosotros no hemos sido.

Se aparta del escritorio, camina lentamente. No me dejo dominar por mis emociones. Tengo miedo, sí. Pero no se lo mostraré. Paso saliva despacio. Llega hasta estar a mi altura, yo tengo que levantar la cabeza para verlo mejor porque soy muy pequeña. La comisura de su boca empieza a temblar con una sonrisita.

—¿Cómo has dormido esta noche, Laurel? —Su pregunta y como lo ha hecho me hace verlo con desconfianza. Él lo sabe. ¿Cómo es posible? —. ¿Qué tal tus pesadillas? ¿Crees en realidad que sólo han sido sueños? —Susurra malevo.

—No se de que me habla —digo indiferente.

—¿Estás segura? —arquea una ceja. Aprieto los labios.

—Pagará por todo esto que han hecho. Que hacen —me corrijo rápidamente. Él ríe divertido.

—Cuando ese día llegue, entonces, habremos cumplido con todo —mira de reojo hacia la puerta—. Espero que hoy si puedas dormir bien.

Se pone de nuevo tras el escritorio. Y pienso que por culpa de ellos he tenido ese sueño. Me siento. Ty aprieta mi hombro. Lo veo.

—Estamos juntos, ¿vale? —frunzo un poco el ceño. Tengo tanto miedo de perder a uno de ellos. Son mis amigos. Mis hermanos. No quiero que nada les pase a ninguno y sin embargo me estoy perdiendo en medio de esta pesadilla. Sonrío poco—. Te queremos mucho, Laurel. No dejes que te incomode nada de lo que diga, ¿sí? —Asiento.

—Sí.

***

Londres, Diciembre 2017.

Hoy es treinta y uno de diciembre. Y son casi las doce. Veo el móvil de nuevo. «Once y cincuenta»

Estoy preocupada.

Estamos planeando nuestra fuga. Sofia y Kate estan por el lado oeste de Blackford. Por allí quedan los jardines. Los gemelos, Sam y Seth estan vigilando desde la parte norte por unos pequeños arbustos con binoculares hacia las habitaciones de Wes, Peige y Drigori. Ty y Nathan se encuentran cuidando la puerta por la que yo he entrado hace unos cuarenta minutos. Estoy por debajo de unas antiguas escaleras. Descubrí este pasadizo por casualidad. Pero siempre hay un obstáculo que no puedo derribar. Hoy lo haré. Por los chicos y por mí.

Ya casi rompo los candados de la pequeña puerta. «Solo un poco más»

Meto la punta de la navaja en la ranura y trato de romperlo. Joder, es demasiado duro. Me muerdo un labio y hago fuerza.

—¡Laurel, date prisa! —el susurro de Ty me hace dar un respingo del susto y me corto la palma de la mano.

—Mierda...

—¿Qué pasa? —pregunta alarmado Nathan.

—Hummm... me he...

—¡Chicos! —me giro en guardia.

—¡Joder, Kate! ¿Quieres gritar más fuerte?, Drigori no te ha escuchado de aquí si es lo que buscas. —Suelta Ty con retitín. Ella resopla.

—Vine a deciros que todo está controlado. Los chicos aun vigilan y todo va según lo planeado. Todos estan distraídos con las fiestas.

—Bien. ¿Cómo vas, Laurel?

—Ya casi. —Doblo un poco más la navaja y éste al fin logra abrirlo. Sonrío orgullosa. —¡Listo, venga!

Abro la puerta y ésta hace un ruido horrible. «Hasta este edificio no quiere que escapemos.»

Veo al interior de ésta y todo se ve oscuro. Un hoyo profundo sin salida. Para entrar debemos ir de rodillas. La entrada es demasiado pequeña. Me vuelvo hacia los chicos con una sonrisa.

—Ya podemos pasar, solo que debemos ir arrodillados. Kate, envía un mensaje a los gemelos y a Sofia. Dile que vengan.

—Okay.

—Voy de primera. Vosotros me seguiréis. ¡Venga, no hay tiempo!

Saco el móvil y pongo una de las aplicaciones de iluminación y la pongo al frente. Todos tenemos teléfonos, pero una vez que entras en Blackford implantan un virus e intervienen todas tus llamadas, mensajes, correos, contactos, imágenes, cuentas bancarias. Ellos son así de retorcidos. Por eso mucho de mis planes se vieron frustrados debido a que ellos interferían en todas mis comunicaciones.

Camino de rodillas, con el brazo arriba y el teléfono en mano. Volteo a mirar como vienen los chicos. Ty viene tras de mí, le sigue Kate y por último Nathan. Todavía estamos peleados. En realidad, solo es él. Me encantaría hablarle pero siempre me ignora. He desistido con eso por momentos.

—Kate, ¿los chicos?

—No tengo red...

—Joder. Inténtalo, Ty.

—Vale.

Enfoco más los ojos al ver algo brillar al fondo. Estiro el brazo y entonces noto que ya se acaba lo estrecho del camimo. Me levanto sobre mis pies. Frunzo el ceño al ver la puerta de cristal al frente. Ilumino hacia los lados pero no hay nada más. Vaya. Vaya. Vaya.

—¿Otra puerta? —pregunta Ty—. ¿De cristal?

—Parece que el obsesivo de Drigori nunca pierde sus manías de lujo. ¡Desgraciado! —exclama con repugnancia Kate. Me rio por lo bajo y me acerco a la puerta.

—Espera... —me giro confundida hacia Ty—. ¿Sam? Sí. Todo listo. Bien. La puerta está entrecerrada. Los esperamos —cuelga—. Ya vienen. Sofia esta con ellos.

Agarro el pomo de la puerta y giro. Gruño frustrada al ver que no sede.

—¡No! ¡Abre, maldita sea!

—Vale, aparta. —Me vuelvo extrañada hacia Nathan—. Lo haré yo.

—Vale.

Saca de su mochila un tubo que se ve pesado. Me echo hacia atrás antes de darle tiempo a que él lo haga. Nuestros ojos conectan un instante. Quiero decirle muchas cosas pero sus escudos no me lo permiten. Aparto la mirada. Mueve la cabeza. Alza ambos brazos y los baja rápido. El pomo cae al suelo. Nos quedamos quietos después del ruido estrepitoso. No se escucha nada hasta que... Oímos algo que se arrastra con mucha fuerza. Me alarmo. Veo al frente. Al lugar por donde vinimos. Retengo la respiración y pongo la navaja en alto. Nathan se pone tenso con el tubo aguantado duro en su mano y Kate permanece detrás de Ty. Quien tiene un gesto de contracción pero alerta a la vez.

Me preparo para lo que venga y solo espero, por una vez, solo una vez; un pequeño balance hacia nuestro lado...


















¡Hola!

Es la primera vez que hago esto, espero no sea la última. En fin...

Tengo un amigo llamado HUMBERTO CARVAJAL *aplausos.* Bueno, él se ríe de mí porque lo casi obligué a leer esta historia, casi...

Resulta que me decía que no podría dormir por las noches y yo le prometí cantarle una bonita canción de regueeton para que durmiera como todo un angelito. Así que por ser muy valiente y leer SINIESTROS le dedico este capítulo a él.

Si lees esto, SÍ, esta dedicado a @humcarnat

Besos.
Nica♥

Regueeton:

Música con un ritmo único al bailar, puesto que lo haces morbosamente. Sip. Así se baila en nuestro país.
I ♥ Venezuela.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro