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28

Semanas después

— ¿No quieres quedarte? Solo unos días más —pidió la alfa.

Jennie rió

— No puedo, se supone que tuve que irme hace cuatro semanas cuando tu celo terminó. — dijo terminando de colocarse los zapatos —. Pero, ten por seguro que en estos días me tendrás revoloteando por aquí, pero con Felix, no quiero dejarlo mucho tiempo solo.

Al levantarse de la cama, besó los labios de la alfa para luego acercarse hasta donde su bolso con pertenencias la esperaba.

— Voy a esperarte entonces. — dijo Lisa levantándose desnuda de la cama.

Jennie mordió sus labios al ver a la alfa caminar sin ropa hasta la ducha, para luego volver en si al escuchar el ruido de el agua caer.

Se dedicó a tender la cama, abrir las ventanas y acomodar todo a su alrededor.

Aunque, su atención paso rápidamente al móvil de su alfa, el cuál vibraba de forma casi descontrolada.

Pero a lo mejor era algo importante.

Por ello optó por ver solo la notificación.

Joy

Realmente espero que podamos juntarnos algún
día.

• • •

Joy

¿Dijiste que estarias sola? Eso es genial.

• • •

Jennie dejó el móvil en su lugar mientras terminaba de acomodar el sitio en completo silencio.

Se notaba a leguas que Joy era la prototipo de omega perfecta.

Sana, bonita, delgada, elegante y educada.

Bueno, lo último puede cuestionarse, no es muy grato coquetearle a una alfa ya emparejada.

Pero no es del todo su culpa, Lisa jamas le dió a Jennie un lugar en su circulo social.

Solo conocía a sus madres y hermanas porque ellas decidieron visitarla de sorpresa.

Pero... ¿Que puede recriminarle Jennie?

Ella tampoco la presentó de forma oficial a su familia, la mantenía en secreto por miedo al que dirán.

Joy

seguro estas ocupada, pero cuando puedas confirma a que hora nos veremos.

• • •

Jennie chocó su lengua contra su mejilla en un gesto claramente molesta.

Ingresó sin importarle nada a la aplicación de mensajes para ir lo más arriba que podía.

Genial

Pensó

Aún conserva las conversaciones antiguas con Joy

Pero más le importó las conversaciones actuales.

Joy

¿Estas en algo?

Nada realmente serio.

• • •

— Nada realmente serio... — susurró dejando otra vez el móvil sobre la mesa de noche.

Lisa aún conservaba el álbum de fotos con Joy, sus conversaciones antiguas, cosas que parecían regalos alrededor de la mansión.

Era obvio que no la superaba, Jennie solo estaba en el camino.

Joy era...

Una jodida hija de puta, y un puto grano en el culo.

— ¿Pasa algo? — preguntó Lisa apoyada en el marco de la puerta del baño.

— Nada. — respondió tomando sus cosas —. Me
voy, tengo que ir a buscar a Felix, además no me gustaría que Joy espere.

Lisa la miró con el ceño fruncido.

— ¿De qué hablas? — preguntó confundida.

— De Joy, tu ex esposa, la que te puso los cuernos y se cogió a otra en la misma cama en la que dormían juntas, a la que vas a ir a ver ahora que me voy.

— No se de donde sacas esas ideas, no voy a ir a verla.

— ¿Segura? La vas a dejar plantada, según las conversaciones están arreglando para verse.

— ¿Revisaste mi móvil?

— ¿Algún problema? — preguntó cruzando los brazos.

— No, es sólo que deberías confiar en mí. — dijo tratando de acercarse a la omega.

— Aléjate.

Lisa obedeció deteniéndose abruptamente en su lugar.

— Jennie, Yo...

— No tienes que darme explicaciónes, no estás en nada realmente serio conmigo.

Lisa rió queriendo acercarse a la omega.

— Eso es viejo, ve las fechas.

Pero su risa se detuvo al ver el rostro serio de la omega.

— No te molestes por algo tan tonto como esto...

— Vete a la mierda.

Dicho aquello salió del dormitorio escaleras abajo.

Para luego bajar a la sala y buscar la llave de la entrada.

— La tengo yo... Solo hay una copia, los empleados entran por la puerta de atrás que tiene otra cerradura. — dijo Lisa aún con una toalla alrededor de su cintura y sólo con su top deportivo

Jennie asintió esperando a que Lisa le abriera la puerta.

Sin embargo la alfa se quedo quieta en su lugar.

— Quiero ir a casa, sería genial que abrieras la
puerta.

Lisa suspiró y asintió acercándose para abrir la puerta de entrada.

— Te llevo... Dejame cambiarme y luego...

—  No hace falta.

— Jennie... Yo lo sien-

—  Tú y yo no funcionamos como pareja. — soltó de golpe. — Quiero mí lugar en tu vida Lisa, y no puedo tenerlo si tengo que competir con la omega con la cuál ibas a casarte — le dijo aguantando las lágrimas. — Te creí cuando me dijiste que eran solo sentimientos de nostalgia, fuí considerada y te perdoné el hecho que me dejaras en ridículo, ¿y ahora vienes con esta mierda? ¿En serio? Lo mejor sera terminar.

Lisa se tensó al escuchar eso.

— Jennie... No, quiero decir. Escúchame y charlemos de ello... Yo..

Jennie miró a la alfa seriamente.

— No funcionamos como pareja. — repitió —. Sí acabamos con esto ahora que es prematuro no dolerá tanto —. sonrió sin gracias — . Y teniendo en cuenta que no soy algo realmente serio, a ti no te costará.

Dicho aquello la omega salió de la mansión sin mirar atrás.

Rato más tarde, la omega junto al pequeño alfa llegaban al departamento tranquilamente.

Pasó a buscarlo a casa de Rosé, agradeciéndole mil veces, para luego ir a casa de una buena vez.

Al entrar al departamento, Jennie bañó al menor colocándole ropa limpia, le dió de comer y luego se dio una ducha ella.

— ¿Jennie? ¿Eres tú? — preguntó una voz en el dormitorio.

Jennie suspiró para luego acercarse al dormitorio donde su madre descansaba.

— Hola madre...

— ¿Recordaste que tenías casa?

Ahí vamos.

pensó cansada la castaña.

— Lo siento...

— En las noticias están las fotos de la gala y demás, ni para mantener a una alfa a tu alrededor sirves.

—  Si bueno...

— Te veías como una zorra asalta penes, el look no te quedaba, no tienes cuerpo para ese tipo de vestidos, a tu hermana le quedaría espectacular. Creo que ya te lo había mencionado.

Jennie se quedo en silencio asintiendo a todo.

— Engordaste... Antes eras más delgada, debes comenzar a hace dieta o esa alfa se cansará de ti y te abandonará. En tu posición no es una idea recomendada ya que renunciaste a tus trabajos para brindarle total atención a esa mujer.

Mala mía

Pensó la omega.

—  Deberías pensar en dejarle camino libre a Irene, ella logrará mantenerla alrededor por mucho más tiempo que tú, la atenderá y la alfa quedará encantada.

— En la cabeza de esa alfa no hay lugar para dos omegas. — dijo — . Lo aprendí a las malas. — susurró.

Jennie salió del dormitorio harta de escuchar toda la mierda que su madre soltaba.

Al ir a la cocina vió a Irene recargada en el mueble con un semblante serio.

— No quiero que vuelvas a llevarte al niño, soy su madre y no quiero que lo lleves sin mí permiso.

— Irene, apenas y le das atención... No es nada malo, la llevo a pasear.

— No me importa, no quiero que vuelvas a llevártelo.

Dicho aquello se encerró en el dormitorio
compartido.

— ¡Jennie! ¡No me dejes jodidamente hablando sola! — le gritó su madre caminando con dificultad hasta la cocina.

— Lo siento madre...

— Cómo sea. ¿Tienes dinero? Tengo que comprar unas cosas por internet.

Jennie asintió sacando su billetera, para luego darle un fajo de billetes en la mano.

— Muy bien, ahora prepara comida, Irene traerá a un amigo a casa, debemos dar una buena impresión.

Jennie asintió comenzando a sentir como la cabeza le palpitaba con dolor.

Sacó una olla de la alacena para luego encender el horno...

No tenia idea de lo que estaba asiendo, solo sabia que estaba completamente perdida.

En eso notó que había una nueva tele en la sala, luego sus ojos pasaron por la nueva computadora portátil sobre la mesita, luego vió a través de la puerta del dormitorio que Irene estaba acostada riendo mientras miraba su nuevo celular.

Dejó todo lo que hacia para entrar a través de la computadora a la cuenta bancaria de la tarjeta imantada que Lisa le había dado en Jeju.

Vió cada extracción, cada pago realizado con esa cuenta.

— Mierda... — dijo al ver los diferentes importes.

Habían estado sacando dinero de la tarjeta de Lisa para pagar todas las mierdas alrededor de la casa.

Y solo pudo correr al baño para vomitar lo que sea que su cuerpo estaba expulsando.

Minutos después lavó su rostro y boca para salir del baño directo al dormitorio donde Irene y su madre conversaban.

— Madre... ¿Como pagaron las nuevas cosas que hay alrededor de casa? — preguntó sabiendo la respuesta.

— ¿Cómo que con qué? obviamente con el dinero que te dan por abrirte de piernas.

— ¿No tenías pensado compartir esa cantidad exorbitante de dinero en la tarjeta? — preguntó Irene riendo — . Oh... Eres una pequeña zorra egoísta.

Y solo explotó.

— ¡No pueden jodidamente sacar dinero sin mí consentimiento! ¡mucho menos comprar cosas sin antes consultarme! — gritó ya harta de todo — ¡Joder! La cuenta bancaria no es mía.

— ¡No grites! El dinero se hizo para gastarlo, tienes mucho. — le dijo Irene sentándose en la cama.

— Debíamos aprovechar que te abriste de piernas a cambio de dinero, de esa forma logramos tener cosas que con el sueldo de mierda que tenías no podíamos.

— ¡Gracias a ese sueldo de mierda, comieron durante seis jodidos años! ¡y gracias a que me abrí de piernas tienen dinero para comer!

Su madre se acercó para darle una bofetada dejándola tirado en el suelo.

Jennie escuchó a lo lejos como Felix lloraba al ver que golpearon a su mamá.

Y sin mucha fuerza Jennie se levantó del suelo para cargar y tranquilizar al niño, no obstante, Irene se lo sacó de los brazos dejándolo sin cuidado sobre la cama.

— ¡vete de mi casa! — le gritó su madre —.  ¡Y no quiero que vuelvas hasta que nos pidas disculpas!.

La omega solo sintió como era empujada fuera del departamento, al sentir el frío suelo bajo suyo al caer sentada y luego escuchar el golpe de la puerta de su casa al ser cerrada, se dió cuenta de que realmente la habían echado.

Escuchó llorar a Felix muy fuerte y se levantó para comenzar a golpear la puerta buscando que le abrieran.

Si lo iban a hechar, como mínimo quería sacar de ese infierno al bebé.

Su madre abrió la puerta y comenzó a empujarla mientras la insultaba.

— ¡No quiero volver a verte! — gritó empujándola.

Y cómo las escaleras estaban detrás, Jennie cayó rodando para finalmente llegar al suelo completamente inconsciente mientras la sangre
se desparramaba a su alrededor

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