19
A la mañana siguiente Jennie despertó primero.
Se levantó y bajó a la cocina para preparar un desayuno con el permiso de las cocineras.
Rosé se levantó minutos después al sentir el aroma de las galletas recién hechas.
Realizó su rutina mañanera diaria, bajando a la sala una vez que acabó.
Al llegar se encontró a Jennie preparando café con –en efecto– galletas recién hechas en un plato.
— Buen día — le dijo Rosé ayudando a la menor con las cosas del desayuno.
— Hola. — le respondió Jennie con una sonrisa.
Ambas desayunaron mientras conversaban de cosas banales cómo los sueños que tuvieron esa noche.
En cuánto acabaron, Jennie dejó que las empleadas limpiaran a pedido de Rosé, mientras que ambas iban al cuarto de la mayor para probarse ropa.
— Créeme, mi ropa te quedara, lo sé.
— si tú lo dices. — dijo riendo
Rosé estaba al tanto de que Jennie tendría una salida con Lisa, por lo qué quería ayudarla a verse bonita.
— Ve a ducharte, puedes usar mis cremas y demás, a mi no me molesta. —le ordenó Rosé mientras buscaba ropa.
Jennie asintio y fue a ducharse utilizando los productos de cuidado de piel que Rosé tenía.
Al rato, en cuánto acabó, su cuerpo olía a rosas.
Salió envuelta en una bata hasta dónde Rosé se encontraba viendo un par de conjuntos que ella mismo armó.
— ¿Cómo fue? — preguntó la mayor al sentir llegar a la menor.
— Relajante, fue estupendo.
— Me alegro, toma — le da un conjunto. — ponte eso.
Jennie asintió viendo a la mayor salir del cuarto.
Primero buscó en su bolso ropa interior que había traído, después que se la colocó, comenzó a poner la ropa seleccionada por Rosé.
En cuanto terminó de vestirse, Roseanne la peinó y maquilló levemente para que quedara lista, y ahora ambas esperaban en la sala a que la alfa hiciera acto de presencia.
(...)
Minutos después, la bocina de un coche detuvo la conversación de ambas omegas.
— Bien... Disfruta tu día con Mr. Manobal — le dijo burlona.
Jennie acompañó su risa despidiéndose de la omega para salir finalmente de la casa.
Al despedirse del portero de la gran casa dónde vivían su amiga y pareja, se encontró con un Jeep de color negro con ruedas doradas en la puerta.
La ventanilla de conductor bajo dejando ver a su alfa con una sonrisa ladina.
— ¿Subes?
Jennie sonrió y asintió cruzando la calle y rodando el coche para sentarse como copiloto.
— ¿Es nuevo o ya lo tenías? — preguntó la menor al subirse al coche, cerrar la puerta y dejar un beso en los labios de la mayor a modo de saludo.
— Nuevo, lo compre ayer.
Jennie rió
— Lo que hace el dinero.
Ambas rieron
Lisa encendió el coche y una vez que arrancó, condujo fuera del barrio privado dónde vivía Rosé.
Lisa POV
(...)
Nos detuvimos en el centro comercial, yo necesito comprar unas cosas de suma importancia.
— ¿Puedes esperarme aqui? — le pregunté a Jennie.
– Uh, claro... — respondió con una sonrisa.
Yo besé sus labios y luego fuí caminando rápidamente por el centro comercial, el cuál estaba repleto de personas.
Me aseguré de que Jennie no estuviese viendo en mi dirección para luego adentrarme a una tienda de chocolates donde había –además de golosinas– peluches y demás.
— Buena tardes. ¿Cómo podemos ayudarle?
— Hola... Vengo a retirar un pedido que hice por llamada hace unos días. — le dije a la chica.
— Perfecto, por favor déme su nombre completo y numero de orden.
— Lalisa Manoban, orden 2601
La chica me miró sorprendida al darle mi nombre, son cosas a las que te acostumbras con el tiempo.
— Uhm aquí tiene señorita Manoban... ¿Cómo abonará?
— Tarjeta.
La chica asintió sacando un aparato para pasar la tarjeta y cobrar el producto.
Yo lo hice ya acostumbrada a hacer esa acción, firmé el papel dejando mis datos, me despedí de la chica, agarre la bolsa y salí nuevamente en busca de mí omega.
Se preguntarán Lisa. ¿Qué carajo estás tramando? La respuesta es simple.
Estoy harta de la relación que tengo con Jennie y decidí olvidarme del maldito contrato.
Por lo qué, compré un peluche, unas flores y chocolate para hacer sentir bien a Jendeuk luego de darle la noticia.
Y finalmente le propondré noviazgo oficial.
No se la esperaban ¿verdad?
En cuánto llegué al lugar en donde había dejado a Jennie, no la ví ahí.
Miré a mí alrededor encontrando a Jennie mirando la vidriera de una tienda para bebés... ¿Es una especie de indirecta? ¿Quiere tener cachorros? Es muy pronto pero acepto.
Ahh~ de sólo imaginar a Jennie embarazada me dan ganas de besarle toda la carita. Se vería tan linda.
— ¿Todo bien? — le pregunté acercándome a ella.
— ¿Ah? Oh si... Solo veía.
Estoy segura de que es una especie de indirecta.
— ¿Vamos?
— Okey.
Ella sonrió dándome un beso en la mejilla para caminar rumbo al coche estacionado fuera.
Dejé la bolsa –que por cierto Jennie no notó o no preguntó de que era– en los asientos traseros y conduje hasta llegar a un starbucks.
— Dan ganas de un batido, ¿No?
—Mm Claro.
Le sonreí y salí del coche rumbo a la gran cafetería.
— Iré a pedir... ¿Qué gustas?
— Uno de fresa por favor.
Sus ojitos se iluminaron y yo no resistí el impulso de dejar un piquito en sus labios.
Ella es tan linda...
— Ya vuelvo.
Ella asintió y yo me acerqué a la caja para pedir lo que íbamos a consumir.
En cuánto pagué me dijeron que esperará unos minutos.
Antes de llenar los vasos siempre ponen los nombres en el lugar correspondiente, cuando me preguntaron el mío, se los dí y lo anotaron.
— Muy bien, ¿el segundo vaso?
— ¿Me dejarían escribirlo a mi? Quiero poner un mensaje pequeño.
— Claro.
La chica muy amable me dió el vaso vacío y el marcador para que yo anotara lo que quería poner, en cuanto acabé sé lo di pidiendo que pusieran algo para cubrir el mensaje en lo que llegabamos a un sitio, ella nuevamente asintió comprensiva.
En cuánto tuve ambos pedidos en mis manos, me acerque a Jennie quién me esperaba en el coche leyendo unas revistas que había allí.
Al verme llegar me sonrió y abrió la puerta de conductor para ayudarme con las cosas.
— Muy bien, déjame estacionar el coche en algún lugar seguro y vamos a caminar un rato... ¿Quieres?
— Me encantaría.
Bien.
Estoy nerviosa...
Caminamos un rato largo por un parque que había en la zona mientras bebíamos los batidos.
Jennie en ningún momento se percató del mensaje y eso me hizo aliviar bastante.
Y ahora estamos en el famoso jardín secreto que esta junto a el palacio changdeokgung.
— ¿Me prestas tu móvil un momento? —le pregunte a Jennie.
Ella asintió y me lo dió sin siquiera preguntar para que lo quería.
Fuí rápidamente a contactos, reí por el apodo con el que me tenía agendada, luego lo cambié por otra cosa, lo guardo y se lo devolví rápidamente.
— Son hermosas las vistas... ¿No crees? — le pregunté.
— No tan hermosas como tú, pero sí, son bellas. — respondió guiñando un ojo junto a una sonrisa.
Yo me acerqué a besar sus mejillas repetidas veces hasta que acabamos besándonos en los labios.
En cuanto nos separamos nos abrazamos un rato y luego ella volvió a mirar al lago.
Bien... Es el momento, tú puedes Lisa.
— Mm... Haré una llamada rápida, Tú sigue mirando aquí ¿si?
Ella asintió mirando el lago mientras bebía su batido.
Tengo que ser rápida...
Jennie no notó la bolsa que cargaba conmigo, o la notó pero es lo suficientemente educada como para no andar preguntando.
Me inclinó más para la opción dos.
Pero en fin, ese no es el tema.
Jennie estaba bastante distraída mirando el lago, yo aproveché para agarrar mi móvil y marcar su número.
A los segundos el tono de llamada de su móvil se escucho por el lugar.
Ella lo saco para ver el remitente.
Revisa el nombre que pusieron en tú vaso ;)
Eso decía cuando ella miró su móvil, así me agendé para que mi plan funcione.
Dejó el móvil a un lado y agarró el vaso que ya no tenía rastros del batido, para luego hacer un sonidito de sorpresa.
El mensaje decía:
¿Puedo ser tu novia?
Atte: Lisa.
Yo tomé rápidamente el peluche, los chocolates y las flores para sonreirle en cuanto se giró a verme con los ojitos con lágrimas.
Me acerqué con cuidado dándole el peluche y las flores junto a los chocolates.
— Llevamos tiempo saliendo y no hay día en que no piense en hacer oficial lo nuestro... Me armé de valor para organizar esto. — tomé su mano — Kim Jennie... ¿Puedo tener el placer de ser tu pareja?
Jennie comenzó a llorar haciendo un pucherito pequeño.
Luego asintió despacio para abrazarme
fuertemente.
Yo tomé su cintura para abrazarla de igual manera mientras le susurraba cosas cursis y tiernas al oído.
En cuánto nos separamos del abrazo nos besamos tiernamente una y otra vez.
— Te amo. — dijo limpiando sus lágrimas.
— Te amo también.
Volvimos abarazarnos durante un tiempo más.
Más tarde esa noche, la pareja disfruto de una cena en un restaurante lujoso.
Luego pidieron una habitación en el hotel del siempre e hicieron el amor hasta el amanecer.
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