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16

Ambas alfas llegaron a la mesa dónde las omegas conversaban.

Cada una saludó a su respectiva pareja para luego saludar a la otra con cortesía.

— ¿Ya vieron qué hay de menú? —preguntó Jisoo agarrando la carta

— El especial parece ser delicioso... — dijo Rosé a su alfa. — Yo voy a pedir eso.

— Mm... Sé ve delicioso, creo que también pediré eso.

Por mientras, en lo que la pelinegra y su alfa conversaban en su burbuja, las otras dos también lo hacían tímidamente.

— ¿Qué pedirás? — le preguntó la alfa a la menor.

— Ensalada cesar... No tengo mucha hambre la verdad... ¿Y tú?

Con sinceridad, Jennie tenía el estómago cerrado, aún estaba tratando de tranquilizarse mentalmente.

— Hm... Carne y papas, estoy antojada de eso desde hace rato.

Jennie iba a responder, pero la moza llegó justo y tenían que ordenar la cena.

Jisoo y Roseanne pidieron un especial cada una, Lisa pidió carne y papas y Jennie pidió ensalada cesar como está predicho.

Para beber ordenaron vino, el más rico de la casa y caro de él lugar. En cuánto la moza se fue, ambas parejas volvieron a sus respectivas atmósferas.

— Por cierto, déjame aclarar que te vez espléndida... Todo de ti se me hace muy atractivo a decir verdad. — la halagó la alfa.

Jennie sonrió, estaba agradecida de que Lisa notara el esfuerzo que hizo para verse bien.

— Tú también te ves increíble.

La omega desde que la vió ingresar al salón, notó que la alfa se había puesto otro vestido al que llevaba por la tarde, además, se había tomado el tiempo de arreglar su cabello con el estilo que a Jennie le gustaba, a pesar de que la alfa confesó que tardaba bastante en dejarlo así.

— Además.. Quiero pedirte disculpas por lo de esta mañana... Sé que pudo ser incómodo para ti...

— No fue incómodo, son cosas completamente normales, no puedes controlar los sueños, yo también tuve uno de esos hace no mucho... — confesó tímidamente. — Sin embargo me siento halagada de que soñaras conmigo...

— Me gustaría escuchar de que trató ese sueño.

— N-no... No es el momento adecuado... — respondió más sonrojada.

Lisa disfrutó de aquello.

Más tarde, cuando recibieron la comida y bebida, las cuatro brindaron y conversando ahora sí entre ellas sobre sus días.

De vez en cuando, Lisa pasando su mirada por la de la omega quién parecía cada vez más nerviosa.

No la culpaba, ella estaba igual de nerviosa, por algún extraño motivo no podía simplemente pensar o decir que Jennie era una más a la lista de conquistas.

(...)

02:01 am

En cuánto la cena acabó, y después de haber descansado un rato, Lisa creyó conveniente llevar a Jennie hasta el dormitorio.

Era ahora o nunca.

— Nosotras ya nos vamos, ustedes pueden quedarse si quieren — les dijo Lisa con una sonrisa.

— Que descansen. — las despidió Jisoo.

— Hasta mañana... — las saludó Rosé, susurrando a Jennie un Suerte en el oído.

En cuánto la pareja se alejó del restaurante, tanto la pelinegra como su alfa, volvieron a su burbuja en lo que elegían que comer de postre.

— ¿Estas nerviosa? — preguntó Lisa mientras estaban en el elevador.

— Un poco... Pero confió en ti...

— Tú solo dejame todo a mí, yo me encargo.

Lisa entró a la habitación del hotel con Jennie en brazos.

Ambas reían por las ocurrencias de la mayor.

La alfa caminó hasta la gran cama que se hallaba en el centro del lujoso dormitorio, depositando delicadamente el cuerpo de la menor sobre las suaves telas.

Sin mucha prisa quitó de su cuerpo ligera chaqueta que portaba para dejarla tirada en algún sitio del dormitorio, subiéndose de esa forma sobre la omega, aguantando su propio peso para no dañar a la menor, a quién la miraba tímidamente.

Ambas sabían a lo que fueron hasta esa isla, por lo que ambas estaban un poco nerviosas.

No era la primera vez de Lisa, pero quería hacer sentir bien a la omega, quién le entregaría su virginidad.

— Eres hermosa. — dijo Lisa depositando un beso en la frente de la castaña.

— Tú igual... Eres hermosa.

Lisa se acomodó entre las piernas de la omega para unir sus labios en un delicado beso, que poco a poco fue subiendo de intensidad.

El calor emanaba de ambos cuerpos fusionándose deliciosamente, las feromonas de ambas hicieron presencia mientras ambas seguían compartiendo un beso rudo y necesitado.

Las inquietas manos de la omega se encontraban en los hombros de Lisa, ambas daban mimos a esa zona del cuerpo contrario, para luego terminar abrazando por el cuello a la alfa, impidiendo de esa forma que se separaran.

De a poco los besos de la alfa fueron descendiendo hacia la barbilla de la omega, para luego seguir bajando hasta el suave cuello contrario, besó y mordió con necesidad la blanquecina piel contraria, sacando de esa forma el primer gemido a la omega.

Jennie, no queriendo quedarse atrás, con una de sus manos desabotonó el vestido que llevaba la mayor, quitándola del cuerpo contrario y dejándola seguidamente sobre la mesa de noche que adornaba la suite.

La omega pasó sus manos por el torso marcado y descubierto de la mayor, deteniéndose en el elástico del pequeño short de protección que llevaba la mayor.

Sin embargo, cuando estuvo apunto de sacarlo, Lisa la detuvo.

— Tú aún llevas mucha ropa. — le dijo la alfa, besando los labios contrarios una y otra vez.

Jennie sonrió separando el beso que estaba apunto de comenzar, para empujar a la alfa un poco con su pie.

Con ambas manos comenzó a desatar el moño que las botas que llevaba tenían.

Luego de quitárselas y dejarlas en el suelo junto a los zapatos de la alfa, precedió a desprender botón por botón el "vestido" que llevaba.

La alfa veía cada movimiento con sumo interés, ayudando a quitar la vestimenta de la omega una vez que la tuvo a la vista.

Luego, su vista volvió nuevamente a la omega para besarla y volverla a dejar en la posición inicial.

Los labios de la alfa volvieron al cuello contrario, mientras que sus traviesas manos jugaban con las bragas de encaje blanco que la omega llevaba.

Jennie volvió nuevamente al short de la alfa, sacándole el short de protección  encontrándose con unos bóxer negros apretados, que ocultaban el miembro duro de la mayor.

— Quitalos... — ordenó la alfa con voz gruesa. Jennie gimió bajito por la voz de la alfa, para proceder a obedecer, quitando rápidamente el short del cuerpo de la mayor.

La omega subió sus brazos a los hombros de la mayor, acariciando lentamente la piel y rasguñando de paso la zona, cuando Lisa comenzó a succionar su piel.

— Lisa... — jadeó suavemente Jennie en el oído de su mayor, haciendo que Lisa se excitara más ante el tono que usó su pareja.

La alfa presionó ambos cuerpos semi desnudos uno contra otro, jadenado al sentir el contacto de ambas intimidades por sobre la tela.

Pasando sus manos por la cintura de la omega, quitó rápidamente el croptop negro que la menor portaba, dejando así a su vista, un sostén de encaje blanco que combinaba perfectamente con las bragas.

— Eres jodidamente caliente. — le dijo en un susurro acercando sus labios al sostén.

Con su lengua lamió por sobre la tela uno de los pezones de la omega, notando lo duro y necesitados que estaban.

Jennie gimió complacida hechando su cabeza para atrás, sus pezones, eran su punto débil.

En un rápido movimiento, la alfa quitó el sostén, metiendo a su boca el pezón derecho mientras que masajeaba con sumo cuidado el izquierdo.

Los jadeos de la menor retumbaron en la habitación, las manos de Jennie apresaron el cabello de la mayor incitándola a seguir mientras sus piernas se abrazaban al torso de la alfa.

— ¡Lili! — deliró la omega al sentir los dedos de la alfa sobre su intimidad, mientras su boca seguía trabajando arriba.

De un rápido movimiento, la alfa quitó las bragas de la menor dejándolas tiradas al igual que el resto de la ropa.

Separó sus labios de los pezones ajenos, para voltear el cuerpo de la castaña dejándola boca abajo sobre el colchón.

Con sus manos levantó un poco la cintura de la menor, dejando su lubricada entrada a disposición de la alfa.

Esa noche, Lisa haría disfrutar a la omega, complacería a la menor y le demostraría cuanto la quiere.

— ¿Lalisa? Que estas haci-... Ah

Jennie gimió fuertemente al sentir la lengua de la alfa en su húmeda entrada, tomando fuertemente las almohadas al sentir como la penetraba con su lengua y dos de sus dedos.

El dolor de su primera vez pasó desapercibida gracias a las atenciones de la mayor, quién no quería dejar lugar al sufrimiento durante el acto.

Jennie sintió leves espasmos en su vientre bajo, dando a entender que su orgasmo estaba cerca.

Y fue justo después de ese pensamiento, que sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo. La misma corriente eléctrica que le hizo temblar cada parte de su ser.

Lisa sonrió egocéntrica al lograr que la omega tuviera un orgasmo sin meterse en su interior.

Sin quitar esa sonrisa volteó el cuerpo de la castaña para volver a colocarse sobre la más delgada, el aroma que desprendía su preciada omega la hipnotizaba por completo, dejándola un tanto embelesada.

— Amo tu aroma, bebé — confesó la alfa mientras frotaba su nariz en el blanquecino cuello de su omega —. Chocolate blanco, exquisito mi amor — alagó la alfa —. Aunque en realidad, todo de ti me encanta.

Una tierna risilla salió de sus labios mientras le daba un pequeño pico a la chica.

— Y yo el tuyo, cariño — dijo la omega mientras acariciaba los rubios cabellos de su alfa.

Lisa destilaba un aroma a menta y fresas
que le encantaba. Simplemente la volvía loca.

— ¿Puedes continuar? O... ¿Prefieres descansar? — le preguntó a la omega dando mimos a su cintura.

Jennie asintió besando la frente de la rubia.

— Continúa...

Sin necesitar más, Lisa quito el bóxer de su cuerpo alineándose en la entrada de la omega, mientras sonreía tranquilizándola

Jennie volvió a poner sus brazos alrededor del cuello de la alfa, suspirando en cuánto sintió cómo la alfa se introducía de a poco en su interior.

Los movimientos comenzaron lentos y suaves, aumentando su ritmo con frenesí al sentir lo estrecho del interior ajeno.

— Ah Li-lis... ¡Más! — gimió agudo la chica restregándose contra ella. En cuanto Lisa tocó su punto, hizo a
Jennie entender que probablemente se haría adicta a esa sensación.

— Joder... — gruñó Lisa mientras jodia duramente a su amante.

La alfa amaba tener a la omega a su disposición, amaba estar sobre ella, amaba escuchar los gemidos y jadeos que salían de su rojiza boquita, amaba todo de Jennie básicamente.

No obstante, algo que amaba en serio, es saber que es la primera en tener a la omega en esa situación.

Toda sudada, clavando sus uñas fuertemente en su espalda mientras rasguñaba y hacia su cabeza hacia atrás por todo el placer recibido.

Había estado buscando a Jennie toda su vida...

Esta vez, no lo arruinaré

pensó mientras seguía embistiendo el cuerpo de la castaña.

Las uñas de la menor volvieron a clavarse en la espalda ancha de la morena que la embestía placenteramente, cuando ambas estaban a punto de llegar al clímax, los movimientos se hicieron mucho más rudos, provocando que la cama golpeara la pared, provocando un ruido bastante alto.

— ¡Lalisa! — gritó la omega al correrse nuevamente.

La alfa sonrió y continúo embistiendo duramente al sentir como el interior de la castaña la apretaba por el reciente orgasmo.

Fue entonces que la mayor también se corrió ferozmente en la entrada de su omega.

Jennie aún temblando se abrazó a la alfa quién le correspondió dando besitos en toda su cara sin salir de su interior.

— ¿Estás bien? — preguntó la alfa con su respiración acelerada.

— Si... Fue increíble... Me encantó —respondió la omega sonriente mientras poco a poco se iba durmiendo.

Lisa creyó conveniente dejar dormir a la menor, ya mañana tendrían tiempo de continuar si es que la omega lo queria.

Porque realmente estaba enamorada de ella y no le importaría en lo más mínimo esperarla una vida entera.

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