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08

Cinco meses después

Viernes. 13:35 pm

— Esto es así Lisa, no puedes seguir tan preocupada por algo que no vale la pena — le dijo su pelirroja amiga mientras ambas caminaban fuera del edificio.

— ¡Es que si vale la pena! O por lo menos para mí...

— ¿En serio crees que ella quiere algo serio? Por favor... Estoy segura que es como todas las demás, te ve como un jodido cajero automático.

Nuevamente, el tema de conversación era la castaña de lindos ojos.

Cinco meses de citas y aún no formalizaban nada.

Incluso Beomgyu quedó sorprendido que Jennie no haya pedido quitar su carpeta de entre las demás.

— ¿Crees que debería olvidarme de ella — preguntó Lisa caminando junto a la pelirroja.

— Creo que deberías hablar... Durante todos estos meses me hablas de lo linda que es y de como te hace sentir, pero como tu mejor amiga quiero lo mejor para ti... Y lo mejor no es una persona que solo ves un día a la semana durante dos o tres horas... Además, ¿No te parece sospechoso que no quiera hablarte de su familia? O ¿Por qué no deja que la lleves a su casa? Yo creo que algo trama.

Lisa suspiró cansada.

Si, se había planteado varias veces ella el porque Jennie no quería que la llevara a su casa...

— Bueno... Podría sacar beneficio, No lo sé, un acostón y listo.

— No no, tú ya tienes cierta edad Lisa, no puedes seguir jugando a la adolescente hormonal, debes buscar a alguien con quién sentar cabeza, pensar en matrimonio, hijos, etcétera. Además de que si sigues así podrías agarrarte una enfermedad. — la regañó la Omega.

Lisa tenía que admitir que Seulgi tenía razón... A estas alturas se estaba cansando de jugar a las adolescentes hormonales.

— Deberías pensar en buscar alguna Omega de una forma normal, ya sabes, nada de aplicaciones de citas o prostíbulos... — siguió Seulgi mientras seguían caminando.

— ¡Omelas no es un prostíbulo!

— Lisa, en ese bar te conceden citas con omegas a cambio de dinero, y con citas puedo asegurarte que la mayoría es algo sexual, eso es un prostíbulo.

— Tienes razón — admitió la alfa.

— Ahora vamos a comer que tengo hambre, abrieron una tienda de comida rápida cerca de aquí, hace unos días fui y quién atendía es una Omega muy linda, podrías invitarla a salir y así comenzar una historia real y bonita.

Lisa asintió no muy convencida.

Seulgi tenía veintisiete años, estaba casada y tenía una pequeña hija de dos años, la preocupación de la Omega por su mejor amiga es grande, puesto a qué podría salir lastimada de esos juegos.

Más sin embargo, Lisa no quería formalizar nada si no era con esa Omega de lindos ojos.

La última vez que se vieron fue el domingo pasado, se hablaron de vez en cuando por llamadas y mensajes.

Lisa amaba hablar con ella y amaba mucho más verla por un par de horas a la semana.

— Gracias por su compra, que tenga un lindo día — agradeció la menor al cliente quien le sonrió devuelta.

Jennie finalmente se había graduado del instituto al igual que Roseanne.

Recuerda que el día de la ceremonia sintió feo dentro suyo, todos sus compañeros, incluida Tzuyu quien no tenía una buena relación con sus padres, estaba acompañada. Pero ella no.

Solo le permitían dos invitados por alumno, Jennie por supuesto invitó a su madre y abuela, pero ninguna fue.

Incluso Roseanne fue acompañada por su Mommy, una mujer de veintiocho años, de cabello canela.

Rosé se la había presentado muy emocionada y la invitó a almorzar, sin embargo Jennie se negó, tenía que trabajar.

Quiso invitar a la alfa, pero cada vez que quería comentarle de la situación, ésta simplemente comenzaba a contarle una anécdota de su vida o trabajo.

No la culpaba, Jennie era una de las pocas omegas de las que no le interesaban el dinero, solo quería sentirse acompañada.

Lisa jamás tocó el tema de formalizar una relación, pero Jennie sin duda entendía a la alfa.

Entendía que seguramente querría que pudiese verla más días durante más horas. Cosa que en su situación, Jennie no podría permitirse.

Rosé comenzó la universidad, Jennie no.

Tal y como su madre lo había dicho, debería enfocarse en cuidar de su familia y no pensar tanto en ella.

Por lo que consiguió trabajo en una hamburguesería que abrieron recientemente en la parte céntrica de seúl.

Le quedaba bastante lejos de su casa, pero la paga era buena.

Ahora tenía cuatro trabajos y los domingos libres como de costumbre.

Esos dias realizaban las compras, preparaba las comidas, llevaba al parque a Felix, incluso limpiaba.

Esa es la vida de Jennie después de todo.

Hay veces en las que las omegas domésticas, no sé convierten en princesas.

Cenicienta es la excepción, no la regla.

— Es aquí — le dijo la Omega pelirroja —. Voy al baño, quiero revisarme el atuendo, pídeme una hamburguesa con doble queso por favor. — le dijo sacando su tarjeta.

— Dejá, invito yo — le dijo la alfa.

— Eres un amor — le dijo la Omega subiendo los escalones rumbo a la parte alta de arriba de la tienda.

Lisa suspiró y fue a formarse en la fila para hacer su pedido.

Jane

Buen día Unnie, ojalá tenga un hermoso día.
06:56 am

Muchas gracias linda, espero que podamos vernos pronto.
06:56 am

¿Cómo va tu día?
12:36 pm

Cuando fue su turno de pedir, guardó el móvil levantando la mirada a la chica de la caja.

— Buenas tardes, ¿puedo tomar su orden? — dijo felizmente la Omega.

Lisa se sorprendió al ver a Jennie en la caja, la Omega al notar quien era su cliente solo le sonrió aún más.

— ¿Jennie? — preguntó aún sorprendida.

— ¿Cómo le va señora Manoban? ¿qué desea almorzar hoy?

Lisa no entendía porque Jennie la trataba formalmente.

— Oye... puedo saber por-

— Señora Manoban, hay mucha gente en la fila, necesito tomar su orden para seguir — susurró. — Luego hablamos...

— Si si, mm... Quiero una hamburguesa con doble queso y una de pollo, con papas y gaseosa por favor.

— Muy bien... — dijo escribiendo en la computadora — Serían veintisiete dólares.

Lisa asintió entregándole su tarjeta y documento a la Omega, quien la recibió con una sonrisa para pasarla por la máquina.

— Firme aquí, por favor.

La Omega le entregó un papel y un bolígrafo, Lisa tomó el bolígrafo rosando sus dedos con los de la Omega, firmó y le entregó nuevamente el papel recibiendo la tarjeta y el documento.

— Tenga — el entregó un número y el ticket —. Enseguida estará su orden.

Lisa asintió saliendo de la fila para dirigirse hacia donde estaba Seulgi mirándola con una sonrisa.

— Apuesto a qué quedaste flechada — le dijo en cuanto la alfa se sentó —. No trates de engañarme, ví como la mirabas... — le dijo tocándole la nariz.

— Es Jennie...

Seulgi se sorprendió al escuchar aquello y miró a la Omega quien seguía atendiendo a las personas con una sonrisa.

— Si quieres podemos pedir para llevar.

— No no, luego hablaré con ella — dijo levantando un diario que había sobre la mesa, para ver de reojo a la Omega.

Al rato, cuando la orden estuvo lista, Lisa se levantó a buscarla viendo de reojo a la Omega.

Volvió a su mesa y ambas comenzaron a comer mientras conversaban casi en un susurro sobre la Omega.

Cuando estuvieron apunto de acabar, Lisa notó que Jennie le cedió su lugar a el otro chico. Mientras que agarraba un bolso e iba directo al baño.

Lisa se paró y la siguió diciéndole a Seulgi que ya volvía.

Cuando encontró el baño del personal, detuvo la puerta del baño antes de que se cerrara e ingresó rápidamente cerrándola detrás suyo.

Jennie al frente suyo se había asustado, y luego se calmó al ver que era Lisa quien había ingresado.

Joder, había extrañado ver a esa alfa.

— Hm, ¿cómo has estado? — le preguntó viéndola abrir su bolso.

— Muy bien, ¿Y usted? — le respondió sacando ropa muy bien doblada de su bolso.

— Bien, yo...

Lisa se puso colorada al ver a Jennie darle la espalda para sacarse la camisa del uniforme y ponerse ropa de diferente diseño.

— Pensé que trabajabas en un bar, de hecho eso es lo que me dijiste... — le dijo rascándose la nuca.

— Si trabajo en un bar, solo que ahora también trabajo aquí — dijo volteándose.

— ¿Y el instituto?

— Lo terminé hace un tiempo, ahora tengo un horario apretado, ya sabe... — dijo —. Es genial que nos encontráramos aquí, creí que no podríamos vernos hasta el domingo.

— Por favor, no me trates de usted, me haces sentir vieja — Jennie rió —. Yo también me siento feliz de poder vernos, aún así, sabes que no es realmente un problema que nos veamos solo los domingos.

— Me alegra oír eso, espero poder solucionarlo a futuro. — sonrió.

Lisa escuchaba atentamente a la Omega, pero sus pensamientos rodeaban sobre otra cosa.

Estaba necesitada sexualmente y Jennie era demasiado preciosa.

— ¿Estás bien? — preguntó.

Lisa volvió en sí.

— Sí, lo siento... — suspiró —. Me alegro de que estés bien, y también me alegro saber que está todo bien entre nosotras.

Jennie sonrió, siendo un poco atrevida se atrevió a acomodar el saco de la alfa mientras metía sus brazos formando un abrazo.

— Escucha... Dejaré que tomes la decisión de como quieres continuar — le dijo aspirando el aroma de la alfa.

— Yo decido que sigamos como estamos, y que el destino escoja que camino debemos tomar.

— Bien. — sonrió Jennie

— ¿A qué hora entras? — preguntó la alfa

— A las dos y media, mi jefe sabe que comencé a trabajar en otro lugar y me permite llegar un poco más tarde, pero debo salir para tomar el bus y llegar a tiempo.

— Déjame llevarte, le avisaré a Seulgi...

— No es necesario... — dijo negando — No quiero que...

— Jennie por favor

— No quiero ser una carga, es todo...

— No lo eres. Escucha... saldré primero y encenderé el auto, luego saldrás y te llevaré al trabajo.

— Bueno — suspiró risueña.

Jennie solo la abrazó fuertemente, Lisa le correspondió abrazándola de igual manera.

Después la alfa llevó a la Omega hasta el trabajo donde se despidió de ella con un beso en la mejilla.

Jennie es una chica independiente, lo que significa que a Lisa probablemente le cueste un convercerla de dejar trabajos.

Pero todo se verá en un futuro.

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