06
Jueves, 16:56 pm
Lisa se supone que tendría que estar en el trabajo, sin embargo, estaba acostada en su gran cama mirando el techo con una sonrisa resplandeciente en el rostro.
No sabe con exactitud cuáles son los dones o poderes de cupido, pero puede asegurar que él, es responsable por los sentimientos tan exasperantes que brotan de su ser solo con pensar en aquella castaña.
La alfa creyó que sería una cita tranquila y normal, sin embargo, la confianza llegó muy rápido y es algo que a Lisa le encantó.
Conversaron hasta de lo más mínimo, se conocieron de forma superficial y la alfa juró que todo pasó demasiado rápido.
Sin Vascilar más, tomó su celular para marcarle a cupido.
— ¿Diga?
— Beomgyu, soy Lisa...
— Te estabas tardando, ¿Agendaras una segunda cita?
— Así es, realmente haces muy bien tu trabajo, estoy completamente flechada por esa Omega de ojitos bonitos.
— No fue del todo mérito mío, yo solo coloque las fichas correctas en el lugar correcto, pero me alegró escuchar que quieras formalizar un poco. Le ayudarás mucho.
— ¿Crees que este interesada en mi por el dinero? Digo... Para no ilusionarme.
— Al principio puedo asegurarte que si, como todas las personas que buscan un Sugar, sin embargo, suelo hablar mucho con Rosé y ella me cuenta lo emocionada que está desde el domingo, y que no deja de hablar de la cita y de ti. Algo me dice que no eres la única flechada.
— Me alegro escuchar eso. ¿Rosé es la rubia que la acompañaba, verdad?
— Así es, se volvieron amigas recientemente, Roseanne le comentó el bar apenas en cuanto se enteró de que Jennie había colapsado en clases... Yo apenas y puedo con todo el bar, no me imagino lo que sería tener tres trabajos y además tener que mantener un buen promedio en la escuela.
— ¿Tres trabajos? Pensé que solo tenía uno y que estudiaba.
— Ups, no llegaron a esa parte de la historia, bueno, luego le preguntas, el domingo a las cuatro así es algo más casual, trata de llegar puntual y un poco más presentable.
Lisa ríe.
— Hecho, adiós.
Cuando la llamada finalizó, Lisa dejó el móvil en su mesa de noche mientras volvía a su posición original.
Tres trabajos... Vaya
pensó la rubia.
A los dieciocho años, recuerda que solo estudiaba y salía de fiesta con sus amigas.
Jennie es una Omega muy enigmática a su parecer, y siendo sinceras, a Lisa le encantaría descubrir a fondo a esa Omega.
En todos los sentidos.
17:01 pm
Jennie se encontraba en su descanso, de hecho, estaba recién almorzando un sándwich que compró cuando el hambre pudo con ella.
Su mala alimentación se había hecho un hábito tan recurrente que su cuerpo rara vez le pedía comida.
No obstante, ese no es el tema.
Su móvil sonó y la Omega contestó al ver que era de Omelas.
— ¿Diga? — respondió tragando lo que tenía en la boca.
— Jendeuk, ¿Interrumpo?
— No, no, estoy en mi descanso. ¿Sucedió algo?
— Si, Lisa quiere una segunda cita, ¿aceptas?
Jennie sonrió emocionada al recordar a esa alfa que le había robado sus primeros suspiros de enamorada.
— Claro, me encantaría.
— Me alegro por eso, Lisa estará emocionada y feliz de saber la respuesta, la dejaste flechada.
— Mi situación no es muy diferente... — contestó tímida.
Beomgyu río contento, el amor lo hacía sentir feliz, no en vano era cupido.
— Te dejo para que acabes tu almuerzo... Adiós Jendeuk
— Adiós Hyung.
Cuando la llamada finalizó, Jennie se apresuró a beber agua y volver al trabajo.
Lisa finalmente estaba en su oficina terminando un papeleo pendiente.
Dentro de poco se sacaría la nueva temporada de ropa y ella como jefa tenía que verificar que sus empleados organicen bien la pasarela y que sus modelos estén lo suficientemente entrenados cómo para que todo salga bien.
Luego tendría que organizar junto a Mina y sus respectivas asistentas, la gala que hace después de cada pasarela.
En eso llegó un correo a su celular.
La alfa lo abrió aún continuando con el papeleo.
De: [email protected]
Para: [email protected]
Asunto: confirmación de cita.
¡Su cita a aceptado! Enhorabuena.
Justo debajo ponía los datos que Beomgyu le había dicho con anterioridad.
Domingo a las cuatro de la tarde.
Lisa casi salta de la emoción al ver la confirmación, por un momento se vió llorando desconsoladamente porque la Omega la había rechazado.
Todo se veía bastante claro para la futura pareja.
Viernes 02:07 am
La Omega ingresaba a su casa mientras conversaba con Rosé por teléfono, ésta última conocía los horarios de trabajo de Jennie y la llamó justo cuando salió al leer el mensaje de la segunda cita.
— Así es, el domingo a las cuatro.
— Te arreglaré para la cita, me gusta peinarte y maquillarte, eres como una muñequita.
Jennie río cerrando la puerta con llave.
— Luego te devolveré el dinero de la ropa... No me gustaría aprovecharme de tu generosidad.
— Nah, a mí no me importa y a mi Mommy, quien es quien paga, menos. — aclaró la Omega riendo — a mi con que me invites a comer las delicias culinarias que preparas me vale.
Jennie rió.
— Hecho, te dejo Unnie, ya llegué a casa y quiero descansar.
— Claro claro, pero primero come por favor.
— Okey, hasta mañana.
Cuando la llamada finalizó, Jennie ingresó a la cocina para recalentar un poco de la comida que había quedado.
Luego de comer en silencio, lavó lo utilizado, se lavó los dientes, revisó que tanto su hermana como su sobrino estén bien y finalmente se acostó a dormir poniendo la alarma para el día siguiente.
(...)
Domingo
13:45 pm
Lisa se había levantado temprano para arreglarse adecuadamente para la cita.
Sin embargo, una llamada de Jessi aún la tenía con la toalla alrededor de todo su cuerpo mientras escuchaba atentamente lo que decía la Omega a través de la línea.
— Entonces yo le dije que no podía llevarme a New York así como así, que yo tengo una vida y no puedo dejarla.
—...
— Él me dijo que era preciosa y que quería pasar el resto de de su vida conmigo... Tiene cincuenta y ocho años así que mucho no va a durar.
Jessi rió y Lisa se masajeó la cabeza suspirando cansada.
La había llamado a las doce del mediodía diciendo que quería conversar un rato y no paro desde entonces, Lisa trató de cortar la conversación más de una vez y no pudo hacerlo porque la chica seguía hablando.
— Lisa... ¿Crees que nos podamos volver a vernos?
— Lo siento — la verdad es que no sabía porque respondió la llamada en primer lugar. — Yo estoy conociendo a alguien y creo ir enserio con esa persona.
—...
— Te dejo, tengo cosas que hacer.
— Bien, adiós.
La llamada finalizó y la alfa suspiró de alegría.
Dejó el móvil mientras buscaba que ponerse, cómo era algo casual y en una tarde como la de ese día que era bastante caluroso.
Optó por un simple pantalón negro con una camiseta de mangas cortas del mismo color.
Peinó y planchó su cabello para que quedara bien luego buscó entre sus cajones perfectamente ordenados un anillo que quedara a juego con su ropa.
Al rato bajó hasta la sala para sentarse en uno de los sillones junto a su Nana, que nuevamente se encontraba tejiendo.
— ¿Tienes otra cita hija? Te vez muy elegante.
— Así es, tendré una segunda cita con la Omega a la que ví hace unos días.
— Me alegro que haya algo que te hace feliz nuevamente, amorosamente hablando
— Gracias Nana.
15:30 pm
Lisa estacionaba el coche en el parking del bar, bajó del mismo e ingresó con felicidad disimulada a Omelas.
Cupido estaba en la barra mientras conservaba con una clienta mayor.
En cuanto la señora se despidió y salió del bar, la alfa se acercó al pelinegro para saludarlo.
— O llegas muy tarde, o muy temprano, tú no tienes termino con medio... — le dijo con gracia a la de hebras rubias.
— Lo importante es que llegue.
— Elige la mesa que quieras, en cuanto llegue le diré que vaya.
Lisa asintió escogiendo una mesa para dos justo en el centro del salón.
Se sentó calmadamente mientras –en lo que se hacía la hora– revisaba algunos correos del móvil del trabajo.
— ¿Cómo me veo? — pregunto Jennie una vez que Rosé acabó con la ropa, maquillaje y penado. — Jamás en mi vida había utilizado este tipo de ropa.
La rubia aplaudió feliz
— Te ves espectacular y yo tampoco lo había utilizado hasta hace unos meses, y ahora agradezco haber perdido la timidez, no solo que son muy cómodos, sino que a nosotras las omegas, nos queda absolutamente todo bien.
El conjunto que Rosé le había dado a Jennie consistía en un short negro a rayas con una camiseta del mismo color apretada al cuerpo y unas botas con un poco de plataforma.
— Es hora de irnos — dijo mirando el reloj — Te espero en el coche.
Rosé salió de la casa y Jennie por mientras fue a asegurarse que su sobrino este bien.
Dejó en la mesa de noche un biberón lleno de leche dulce, unas galletas, agua en otro biberón y finalmente toallas húmedas.
Por suerte Felix con tan solo un año sabe hacer varias cosas que niños de su edad no.
Jennie supone que es por la obvia falta de atención maternal.
— ¿Vas a salir otra vez? — preguntó su madre desde la habitación.
Jennie suspiró ingresando a la habitación.
— Si, volveré en un rato
— Últimamente sales mucho...
— Solo quiero despejarme del trabajo un poco.
— Cómo sea, sirve para algo más que andar quejándote de todo y cuando estés por llegar compra para llenar el almacén porque está prácticamente vacío.
Jennie asintió y salió de la habitación tomando su móvil, haciendo una lista mental de lo que tiene que comprar.
Cuando salió del departamento se subió al coche de Rosé cómo acompañante.
— ¿Que paso? Se te cambio la carita...
— Oh nada — dijo sonriendo
Rosé asintió y arrancó rumbo al bar.
— Estaba pensando en cuando acabe la cita podríamos pasar el resto de la tarde juntas.
— Tengo que hacer compras, si gustas puedes venir conmigo.
Rosé sonrió grande
— ¡Claro que quiero! Amo comprar.
(...)
16:03 pm
La rubia aparcó el coche para que la menor bajara.
— Escucha, te esperaré aquí hasta que salgas.
— No es necesario, si quieres podemos encontrarnos directamente en el súper. Me hará bien caminar un poco — le dijo sonriendo
— Bien, mándame un mensaje. Estaré seguramente comprando cosas por ahí.
Rosé sonrió y ambas se despidieron.
Luego de eso, la castaña volteó para ver la entrada y seguidamente caminar hasta la puerta.
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