27
10:02 am
Cuando Jennie despertó esa mañana, creyó que Lisa estaría a su lado también.
Grande fue su sorpresa al no verla en la cama.
Revisó el lugar hasta encontrar una nota sobre la mesa de noche, esta le aclaraba que Lisa se había ido por tener síntomas de celo.
Sonrió levemente, optando por levantarse de la cama para tomar toallas y ropa.
Se dirigió a su baño, en donde tomó una ducha larga y pacífica.
Una vez acabó, se secó y vistió con ropa interior de encaje, un short negro, un Top blanco y un abrigo largo.
Salió del baño dirigiéndose a su dormitorio donde un despierto y un despeinado Felix la esperaba.
Jennie se encargó de bañarlo y vestirlo, de prepararle comida y un bolso con ropa que utilizaría esa semana.
Gracias a la madre luna, Rosé accedió a cuidar de Felix durante lo que dure el celo de Lisa.
De esa forma Jennie no tendría que preocuparse por el bienestar del menor.
— De verdad muchas gracias Rosé — dijo Jennie entregándole a la omega el bolso con las pertenencias del cachorro.
— No te preocupes, procura pasarla espectacular. — le guiña el ojo.
Jennie rió tímida para asentir y despedirse de Felix y le hizo la promesa de volver por él, cuando todo termine.
Luego volvió al taxi que la llevaría hasta la mansión de Lisa.
(...)
Cuando llegó estaba completamente nerviosa.
Pagó al taxi para luego bajar y caminar hasta la entrada del hogar.
Allí estaba una de las empleadas de su alfa.
— Buen día señorita Kim. — saludó amable —. La señora Manobal la espera en su dormitorio, me pidió que le diera esto... — le entrega una caja.
Jennie agradeció con una sonrisa, viendo como la chica se iba del lugar.
Ingresó sin problema, cerró la puerta y caminó escaleras arriba hasta llegar al cuarto de la alfa.
Antes de ingresar pudo oler en el aire el fuerte aroma de la alfa.
Gimió bajito para luego abrir la caja en sus manos.
Sacó el collar, se lo colocó en el cuello de forma lenta para luego ingresar al cuarto cerrando la puerta tras suyo.
Allí vio a Lisa sentada con la espalda en el respaldar de su cama, estaba completamente desnuda, con una sábana tapando su intimidad.
Su respiración acelerada y la mirada seria que le entregaba a la omega, hizo a esta lubricar su entrada.
— Ven. — ordenó —. Sin ropa.
Jennie caminó lento, quitando de a poco la ropa que llevaba, hasta quedar completamente desnuda a merced de la alfa.
Lisa gruñó para luego tironear a la omega hasta la cama, dejándola regada entre las sábanas y ella.
— Hueles exquisito.
Jennie casi ronroneo por el cumplido y los mimos.
Entonces abrió sus piernas dejando que la alfa se colara entre ellas.
— Házlo alfa... Usame a tu antojo. —susurró.
Lisa gruñó nuevamente, uniendo sus labios con los de la omega, para luego introducirse en el interior de la menor.
Siempre tan estrecha...
Jennie sonrió tirando su cabeza para atrás, Lisa sabía como satisfacerla sin problema.
(...)
— Mh Lalisa... Lili~ — gimió al sentirla empujar sin miedo en su interior.
Lisa estaba completamente descontrolada, no era ella.
No hablaba, solo gruñía y respiraba fuertemente en el oído de la menor mientras embestía sin miramientos el pequeño cuerpo.
Jennie a su vez rasguñaba la espalda de la alfa, incluso sacando sangre de delgadas líneas formadas por sus uñas.
Había tenido dos orgasmos, Lisa sin importarle en lo más mínimo seguía y seguía sin intenciones de parar.
Amaba el cuerpo de Jennie.
Amaba como esta se movía gemía y cómo movía de forma lenta y tortuosa su cadera sobre el pene de la mayor.
Jennie sabia como provocar a la alfa.
Y Lisa amaba aquello.
— Lalisa... Voy a... ¡Lisa! — gritó corriéndose nuevamente.
Lisa sonrió mostrando sus colmillos, para luego clavarlos en el blanquecino cuello de la omega mientras el colosal nudo se formaba.
Y luego, todo se volvió completamente negro.
(...)
— ¿Te gusta como te estoy cogiendo? — gruñó la alfa —. ¿¡Mgh!? Yo sé que te encanta como mí pene desaparece en esa estrecha entrada... No puedes verlo, pero es magnífico.
La omega mordió la corbata en sus labios, la alfa simplemente luego de correrse la puso en cuatro para ponerle una corbata en la boca y seguir utilizando el cuerpo de la menor a su antojo.
La omega no se quejaba, disfrutaba aquello.
Sintiendo como sin problema, la alfa tomaba los cabellos de la omega, tirándolos mientras continuaba.
En el cuarto sólo podía escucharse el obsceno sonido de piel contra piel, acompañado por los gruñidos de la alfa.
Era tan placentero que ningúna quería ni podía parar.
— ¿Tía Rosé? ¿Donde esta Mamá Jen? —preguntó Felix mientras jugaba con unos autos.
Hace poco había descubierto que Jennie no estaba cerca suyo, lo que le extraño.
— Esta con mamá Lis, conversando...
— ¿De qué?
— De cosas...
— ¡Joder! Mierda... Más... M-más... Por favor
— ¿Cómo tienes que llamarme? ¿Mh? —gruñe dándole una nalgada.
— Señora... Mí señora.. Por favor...
La alfa mostró sus colmillos, enganchandolos nuevamente en la marca temporal que había hecho en el cuello de la omega.
Sintiendo como el nudo volvía a formarse.
Días después
Jennie despertó primero.
Un poco mareada y confundida observo a su alrededor, no recordaba nada de lo sucecido.
Pero no podía preocuparse, se sentía completamente diferente.
Renovada.
El ardor en su cuello le hizo entender que Lisa había creado un primer lazo con ella, lo que significaba que les esperaba muchas cosas buenas a ambas.
— ¿Cómo estas? — preguntó Lisa con voz gruesa mientras despertaba de a poco.
— De maravilla — susurró Jennie.
Lisa sonrió con ella.
Amaba a esa omega, no podía –ni quería– hacer nada para detener ese sentimiento.
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