Tres
Cuando las clases terminaron, nos dirigimos al estacionamiento buscando el auto de Cameron, quien para mi sorpresa ya estaba ahí, recargada y con la mirada hacia el cielo. Se veía tan relajada y despreocupada.
Mientras que yo maldecía a la naturaleza y trataba de cubrir la mancha roja que quería hacerse mas visible en mis pantalones. Diana como era de esperar trataba de cubrirme mientras se reía de mi, Alegría y Amanda simplemente evitaban que otros me vieran. Cuando finalmente llegamos donde Cameron ella saludo con la mano, pero la ver el ceño fruncido en mi rostro se acerco a mi.
-Morena, ¿Estás bien? – preguntó mientras me tomaba de los hombros, cuando ella se preocupaba solía llamarme por aquel apodo.
-No te preocupes, solo esta de sangrona – Diana le respondió mientras señalaba mi trasero.
Cameron al entender solo formó un “oh” con la boca.
-¿accidente? – preguntó poniendo sus manos en su cintura, y yo solo asentí avergonzada.
Ella rápido se quito la chaqueta y la ato en mi cintura, para ocultar el imprevisto. Después saco una paleta de su mochila y me la dio.
-Se que durante estos días tu gusto por el dulce aumenta – dijo mientras abría la puerta del coche para que entráramos, yo me senté en al asiento del copiloto y las chicas atrás, Cameron obviamente al ser la única que sabía conducir tomó el volante.
-¿Louis no vendrá? – pregunté mientras le pasaba la paleta a Diana para que quitara el envoltorio, nunca fui buena en ello.
-Lo veremos más tarde en tu casa, se quedo charlando con uno de los jugadores de su equipo – se encogió de hombros y puso el auto en marcha.
Cuando viajabas en auto con Cameron era lo más divertido que podías tener, ella solía poner la música que a mí me gustaba y cantaba a todo pulmón junto a mi, incluso, cuando ella reproducía la música que le gustaba era espectacular, su gusto musical era una maravilla, los recorridos podían llenarse de “Elvis Presley “, “Kiss”, “Nina Simone “, “Queen “, “Pink Floyd “, hasta música clásica, entre muchos. Aquellas melodías te hacían sentir la vida entre el pequeño espacio, como si por un momento la felicidad se encapsulara en el viejo auto y fuera inhalada por tus pulmones en medio del canto. Era maravilloso.
En cuanto “Feeling Good" dejó de sonar, habíamos llegado a casa. Cameron dijo que debía ir a cambiar su ropa y que volvería en un momento, yo asentí pues yo debía tomar una ducha y cambiarme de ropa.
Para cuando estuve lista y con el cabello menos húmedo las chicas ya habían preparado las cosas y debatían sobre cual película debíamos ver. De pronto el timbre sonó y cuando abrí Louis venía acompañado de sus dos típicos amigos de siempre. Daniel y Marco, eran hermanos y formaban parte del equipo de Louis.
A decir verdad, cuando ellos venían era realmente incomodo, sabía que Daniel gustaba de mí, pero sus coqueteos e intentos de conquista eran un asco, casi podía sentirme acosada y mal ante su mirada, es por eso que cuando los traía a casa y yo estaba sola, me encerraba en mi habitación y llamaba a Cameron, quien no tardaba en colarse por mi ventana y pasar la tarde conmigo, desde jugar cartas o ver una película, hasta simplemente perdernos sin palabras mirando hacia la nada. Sin importar que hiciéramos, su compañía siempre era reconfortante.
Yo solo ignore la mirada de Daniel y me dirigí a la sala sentándome a un lado de Diana. En el televisor comenzó a reproducirse “Her” una de mis películas favoritas. Tras diez minutos de película, el timbre volvió a sonar. Esta vez no me dio tiempo de reaccionar y Louis fue quien abrió.
-¿Cameron?, ¿Qué ha pasado? – la voz de Louis sonaba sorprendida.
Me acerqué un poco y vi como Cameron se tensaba un poco.
-Me han invitado a ver una película – respondió sin más.
Louis frunció un poco molesto y volvió su mirada a mi, trato de decirme algo pero la voz de Alegría le interrumpió.
-Vaya que te has tardado Cam, vamos ya no pierdas el tiempo – alegría miro de mal humor a Louis y arrastrando a Cameron se la llevo hasta el salón.
-¿Tú tienes que ver? – me pregunto mientras me llevaba a la cocina.
Solté un bufido y lo mire de mala gana.
-Sí, ¿algún problema? – respondí enfadada.
-Sabes que no me gusta verte tan cerca de ella – respondió mientras servía un poco de jugo – ella, bueno ya sabes, va por las chicas y no quiero que te haga daño.
Aquello me lleno la sangre de furia.
-No seas idiota, Cameron no me haría daño, es una de las personas más amables y atentas que he conocido, además ella es tu mejor amiga, ¿Por qué hablas de ella de esa manera?, como si sintieras asco o reprocho – me aleje un poco.
-Claro que es mi mejor amiga y la quiero, pero no quiero que ella se sienta libre de observarte de una estúpida manera inapropiada – él bebió el jugo.
-¿Es por que es Gay?, imbécil, su sexualidad no es ningún problema y si quieres hablar sobre miradas inapropiadas, entonces dile a tu estúpido amigo Daniel que deje de verme así, por que incluso aunque Cameron guste de mujeres, ella tiene respeto y no anda dando miradas lascivas como tu estúpido amigo – salí furiosa de la cocina y volví al salón me senté a un lado de Cameron, quien trataba de atrapar palomitas con su boca.
Ella me miro y ofreció el bol con palomitas.
-Gab, ¿Estás bien? – me dijo casi susurrando.
-Estoy bien, solo disfruta la película – pose mi mano en su rodilla y sonreí, aquello pareció calmarla.
Durante el transcurso de la película, Louis y sus amigos se fueron, parecía que pasaría la noche en casa de los hermanos.
No pasó mucho tiempo para que mi mamá llegara y al vernos a todas decidió acomodarse y ver películas junto a nosotras. Cuando le pregunté el cuando llegaría papá, ella negó y dijo que el no saldría hasta mañana, habían negocios pendientes en la empresa y aquello le iba a tomar toda la noche. Durante las dos de la mañana, el teléfono de Cameron comenzó a sonar, me desperté ante el sonido y cuando vi alrededor todas estaban dormidas, mientras la televisión seguía encendida. Tome el teléfono y cuando conteste una preocupada Marine se escuchó al otro lado.
-Buenas señora Marine soy Gabriel – conteste mientras me acomodaba en el sillón.
-¿Gabriel?, hola cariño, ¿Michelle esta contigo? – me pregunto ya más calmada.
-Si, yo la invite a ver un par de películas, pero creo que nos hemos quedado dormidas, perdone, no se enoje con Cameron – hable mientras observaba el rostro de mi vecina.
-Esta bien mi niña, es solo que no me aviso y bueno, ya sabes, cosas de madres – yo reí por ello – entonces, solo mándame a ese pequeño monstruo de vuelta por la mañana, descansa querida.
-No se preocupe, mañana por la mañana yo misma la llevo, descanse señora Marine – dicho esto la llamada terminó.
Observe a Cameron, ella se veía tan calmada mientras dormía. Acomode un par de mechones tras su oreja y me detuve a admirarla más de cerca. Cameron era realmente guapa, sin entender el porqué mis mirada se desvío a sus labios entre abiertos, se veían suaves y dulces, como un caramelo. De pronto sentí la necesidad de probarlos, me sorprendí ante tal pensamiento y mi corazón comenzó a latir demasiado rápido. Negué con mi cabeza y me acomode entre sus brazos para poder dormir. Cosa que ocurrió casi de inmediato.
El sonido de una risilla me despertó, aún sentía la calidez de su cuerpo. Abrí lentamente los ojos y cuando lo hice, una sonriente Diana estaba frente a mi.
-No sabía que te gustaba dormir abrazada – susurro coqueta.
Yo reaccione y rápido me aleje de Cameron, al parecer ella y las demás seguían dormidas. Mire a Diana con el rostro completamente rojo y negué mientras me dirigía a la cocina. Ella me siguió y me atacó con sus tonos comentarios.
-No es por nada, pero creo que se veían muy bien, deberían salir – dijo mientras hurgaba en el refrigerador.
Yo casi escupo el jugo que había comenzado a beber.
-Deja de decir tonterías, además solo me deje llevar, estaba dormida no era consciente de lo que hacía – trate de ocultar mi sonrojo.
-Como tu digas – se encogió de hombros – pero si algún día necesitas una mano, estoy para apoyarte.
Yo negué avergonzada, cuando estuve a punto de responder mi mamá entró a la cocina.
-Voy a preparar el desayuno, ¿quieren ayudar? – mi mamá bostezaba mientras se ponía el delantal de cocina.
Ambas asentimos, pronto Amanda también despertó y se unió a nosotras, cuando el desayuno estuvo listo, Diana fue al salón con una cuchara y cazuela en mano y comenzó a golpear fuertemente, mientras gritaba “El desayuno está listo “. Alegría y Cameron saltaron del susto, ambas maldijeron en voz baja y caminaron hacia la mesa junto a nosotras.
Al finalizar el desayuno y después de ayudar con la limpieza, las chicas comenzaron a despedirse de mi madre y de mi, cuando Cameron también comenzó a irse la detuve y tomé un abrigo.
-Le prometí a tu madre que te llevaría a casa – ella trato de negarse pero no deje que hablara y comencé a caminar.
-Hace mucho frío, te puedes resfriar – acomodó más mi abrigo, cerrándolo por completo para que el viento no se colara entre mi piel.
-¿Tienes entrenamiento hoy? – le pregunté cuando llegamos a su casa.
-Durante la tarde con el equipo de Softball, tendremos un partido pronto, ¿tienes clase de danza? – me pregunto acercándose a la puerta.
-No, hasta el próximo sábado – me acerqué a ella - ¿Cuándo es el partido?
-En una semana, ¿vendrás a vernos a Alegría y a mi? – preguntó entusiasmada.
-Claro, así tenga que escapar de Louis y mi padre, no me lo perdería jamás, llevare a mamá, a ella le gusta mucho el Softball.
-Gracias Gab – Cameron me abrazo y agradecí que lo hiciera, la calidez de su cuerpo era una de las cosas que más me gustanban en este mundo.
-Bien, ahora entra pequeño monstruo – deje sacando mi lengua mientras me dirigía a casa.
Ella sonrió y entró a casa.
Cuando llegue ayude a mi mamá con el aseo y después me dirigí a mi habitación, ahí me cambié y me coloque una de las sudaderas de Cameron que guardaba en el armario.
Al sentir su aroma, mi corazón volvió a latir fuertemente y mis mejillas se sonrojaron. Solo lo ignore y tomando un libro de la estantería me sumergir en la lectura.
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