Night on Bald Mountain (Noche en la Montaña Yerma)
Hola!!
Muchísimas gracias por seguir aquí y dejar sus comentarios DaianaVelazquez, MaryPlaza8, Mkijud, RebeFernandez5, JessyHdl, AngelicaArrazolaHern, MaraGilMartnez, JennyR-73, crisalecbloom, GladysElizabethGrego, kari890212, ElizabethHernande381, BiancaCarrillo1, Marialuli66, iAkasha, SamanthaAndy1807, AliceKaeru, VanyMa3, WeiYingGusuLan, montirroch, IlmrTolkien, alba830404, CiomyBane, SoledadReyes709, Vany5ita, akumaquee, GrisslyMarquez, Mara_pudin, user30239949, Malecmine99, YilingLaozuLan, Beautiful-die, no_ytumama💙💜💙
.
.
Y también muchas, muchas gracias a quienes dejan un voto💜💙💜
.
.
*****************************************************************************************************************************
-"Tequila, por favor. Y mucho"
-"Ugh, ¿otra vez tú?"- gruñó Maia- "¿No te dije la última vez que te mantuvieras fuera de mi bar?"- se inclinó hacia delante a través de una fila de vasos sucios y entrecerró los ojos hacia Jace, cómo retándolo a que siquiera se atreviera a pensar en sentarse.
-"Maia, nena. ¡No puedes odiarme por siempre! Además, mi chico aquí ha tenido una semana de mierda"- dijo Jace mientras le daba una palmadita a Alec en la espalda- "Necesita desesperadamente un trago"
-"Él puede tomar lo que quiera"- señaló Maia hacia Alec- "¡Tú, por otro lado, puedes joderte!"
Alec pensó que una cosa era segura, Maia definitivamente era inmune al ingenio encantador y la deslumbrante sonrisa que Jace estaba mostrando en ese momento. Ella simplemente continuó mirándolo con ferocidad, las llamas prácticamente salían disparadas de sus ojos. Alec se sonrojó, esperando que no estuvieran a punto de hacer una escena mientras él y Jace se sentaban valientemente en los últimos dos taburetes vacíos al final de la barra. Alec un poco tímidamente, inseguro de cómo reaccionaría Maia, al hecho de que obviamente no se irían.
-"¿Hay algún problema aquí?"- preguntó Rafael, saliendo de una puerta batiente que seguramente conducía a la cocina. Su rostro parecía preocupado y Alec se preguntó si había estado observando la interacción de Jace y Maia desde una cámara oculta o algo así.
-"Ningún problema en absoluto, acabamos de pedirle a Maia una botella de su mejor tequila. Algunos limones también, por favor"- dijo Jace con un guiño.
Maia resopló mientras tomaba una botella de Patrón por encima de su cabeza y la asentaba violentamente frente a Jace- "¡Sírvelo tú mismo!"- gruñó, luego se dio la vuelta y se dirigió al extremo opuesto de la barra.
-"Oh, autoservicio, no tengo ningún problema con eso"- respondió Jace con sarcasmo cuando estiró un brazo detrás de la barra y tomó dos vasos cortos.
Rafael colocó un cuenco de limones cortados frente a Alec- "Si necesitan algo más, o deciden pedir un almuerzo, sólo avísenme"- Sonrió con gracia y salió por la misma puerta de la que había salido.
-"¿Por qué te odia tanto?"- preguntó Alec mientras agarraba su vaso y tomaba una limón- "Nunca me has contado la historia"
-"Sí, bueno, no hay mucho que contar. El verano pasado tuvimos una cosa. Ya sabes, el tipo de flama tan caliente que todo lo que puede hacer es arder "- dijo Jace mientras tomaba su tequila e inmediatamente mordió una rodaja de limón, haciendo una mueca de dolor por la quemadura- "Simplemente no estaba destinado a ser"
Alec puso los ojos en blanco- "Si, uhhh, no tengo idea de cómo es eso, obviamente. Pero tal vez deberías intentar disculparte con ella. Eso, o necesitaremos encontrar un bar diferente"
Jace volvió a llenar sus vasos hasta el borde- "No, me encanta este bar. Además, a ella solo le gusta hacerme la vida imposible... eso era algo nuestro"
Alec se bebió el muy grande segundo trago y sintió que el calor cubría su garganta. Su cuerpo ya comenzaba a sentir un cálido cosquilleo irradiar a través de sus codos y rodillas. Le preocupaba que el estrés bajo el que se encontraba este verano lo convirtiera lentamente en un alcohólico. La rebanada de limón contra sus dientes ayudó a calmar la quemadura, pero se dio cuenta de que no iba a recibir un gran alivio cuando Jace llenó su vaso de nuevo por tercera vez. Tenía la sensación de que este almuerzo líquido significaba que probablemente no volverían a la escuela hoy, lo que llevaría a otra tarde perdida de importante tiempo de práctica.
-"Entonces, ¿cuándo vas a decirme qué demonios te pasa?"-preguntó Jace de inmediato cuando el líquido transparente se derramó sobre los bordes de los vasos llenos. Siempre había sido muy perceptivo a los problemas de Alec.
Cerrando los ojos, Alec meditó qué tipo de mentira podría inventar para que Jace realmente se la creyera. Le había estado dando excusas una y otra vez durante los últimos días. Cada vez era más difícil ser creativo- "Oh, ya sabes, lo mismo, lo mismo. Morgenstern haciendo de mi vida un infierno, además de muchas horas atrapado en una calurosa sala de práctica preparándome para una competencia que no tengo oportunidad de ganar"
-"Y una mierda"- respondió Jace de inmediato- "¡Tienes una excelente oportunidad de ganar! ¡Una mejor oportunidad que yo!"
-"Sí, bueno, no importa de todos modos. La facultad ama a su niño dorado y estoy seguro de que es a él a quien elegirán"- A Alec realmente no le importaba que Sebastian ganara, tal vez eso le quitaría algo de fuego a su intenso odio hacia él. Esa sería una situación donde ambos ganarían.
-"No es tan bueno como cree que es, y además te escuché practicar, tu Dvořák es para morirse"- declaró Jace, tomando su tercer caballito y moviéndose un poco en su taburete.
-"Sí, bueno, ni siquiera sé si quiero ganar. Mis padres querrían venir y realmente no tengo ganas de lidiar con su mierda en este momento"- Alec no había dicho una palabra sobre Magnus a nadie en su familia. No tenían la menor idea de que no estuviera viviendo en la Casa Hendel o de que estuviera viendo a alguien.
-"Saben que eres gay, ¿verdad?"- preguntó Jace antes de morder otro limón.
-"Sí, pero actúan como si fuera una condición temporal. Creo que mi mamá espera en secreto que algún día aparezca con su futura nuera de mi brazo. Y mi papá piensa que es solo una fase. Por pasar demasiado tiempo en torno a la 'gente artística' como le gusta llamarlos"
-"Eso está jodido"- dijo Jace, agarrando la botella ya medio vacía y casi derribándola en el proceso- "No me extraña que no los quieras aquí"
Alec tomó un menú y decidió que sería mejor pedir algo de comida para ayudar a absorber todo este licor que estaba bebiendo con el estómago vacío. Lo último que necesitaba era enfermarse, y después de 3 chupitos muy grandes, su mente ya estaba en una nube.
-"Entonces, tú y Magnus, no estás teniendo ningún problema, ¿verdad?"- preguntó Jace, aparentemente preparado para sondear a Alec en busca de información.
-"No, no tenemos ningún problema. Aparte del hecho de que el festival está casi a la mitad y no tengo ni idea de lo que voy a hacer cuando termine"- Sólo con decir las palabras en voz alta y escuchar su propia voz temblar al final, Alec supo que no iba a ser capaz de engañar a Jace por mucho tiempo. El alcohol traicionaba sus secretos cuidadosamente guardados y Jace era demasiado inteligente como para perderse las claves.
-"¿Han hablado sobre lo que van a hacer? Quiero decir, Clary y yo hemos hablado un poco. Ella obviamente regresará a Nueva York para terminar la escuela. Estaba pensando que tal vez podría mudarme allí. Ahora que he terminado en Indiana y algunas cosas que pensé que iban a suceder en el otoño fracasaron, realmente no tengo ningún plan. Incluso si me termina, Nueva York es un gran lugar para cualquier músico, ¿no te parece?"
Alec giró su cuerpo para poder mirar a Jace correctamente- "Clary no te va a dejar. ¿Me estás tomando el pelo? La chica cree que has colgado la luna. Puedo saberlo con sólo verlos juntos. Quiero decir, no soy un experto en el amor, pero no creo que debas preocuparte"
Jace se cruzó de brazos y sonrió- "¿Sí? Bueno, amigo, deberías mirarte en un espejo, porque nunca he visto a dos personas más cercanas que tú y Bane. ¡Te mira como si tú fueras la luna! ¡Demonios, como si fueras todo el maldito Universo! Apostaría mi dinero en Las Vegas a que funcionaran. Y si ustedes no pueden, ¡entonces nadie tiene una maldita oportunidad"
Alec se sentó en silencio dejando que las palabras de Jace hicieran mella en él. Quería creerle tan desesperadamente, pero por supuesto Jace no sabía toda la historia. No sabía que el hermano de su novio era un sociópata empeñado en su destrucción. Deseaba poder decirle toda la verdad, entonces al menos tendría una persona en quien confiar sus temores y tal vez ayudarlo a descubrir qué diablos iba a hacer. Sebastian había estado inquietantemente tranquilo los últimos días. Cada vez que se veían obligados a reunirse, sólo miraba a Alec, sin decir una palabra.
-" ¡Maia! ¡Nena! ¿Nos puedes traer unos nachos, por favor?"- gritó Jace hacia el extremo más alejado del bar, luciendo otra sonrisa ganadora.
Alec enterró el rostro en sus manos sin querer ver qué tipo de reacción violenta iba a tener ante su petición. El sentido común le decía que llamar a una antigua novia 'nena' una y otra vez probablemente no era una buena idea. A veces, Jace podía ser realmente inteligente en cuanto a las cosas, especialmente su inteligencia en la calle, pero otras veces parecía desesperadamente atrapado en un mundo de malos clichés.
-"Escucha"- dijo Jace, bajando la voz y dándole a Alec una palmada en la espalda para llamar su atención- "Te voy a dar un consejo del libro de Jace Wayland sobre cómo tomar la vida por los cuernos. No dejes que tus padres, o cualquier otra persona, te hagan sentir avergonzado de quién eres o de lo que quieres hacer con tu vida. Depende de ti decidir qué es lo mejor. Porque esto es todo lo que obtenemos, esta única vida es todo lo que obtenemos. Y si a ellos no les gusta, ¡qué se jodan! Eres talentoso, guapo, y probablemente la persona más amable que he conocido, enfermizamente amable tengo que admitir. Así que sigue a tu corazón y deja de pensar demasiado, ¿si? Puedo ver los engranajes de tu cerebro girando ahora mismo mientras hablamos. ¡Así que basta!"
Alec asintió y desvió la mirada. Se sintió emocionado al escuchar el discurso de Jace y también culpable por ocultarle cosas a alguien que estaba siendo un gran amigo. Alec nunca había tenido a nadie que lo apoyara de esta manera, nadie a quien realmente pareciera importarle lo que quería para sí mismo o para su vida. Ciertamente a sus padres no. Un abrumador sentimiento de gratitud se apoderó de él. Agradecía no sólo por encontrar al amor de su vida este verano sino también por encontrar un mejor amigo.
-"Sí, bueno, hablas demasiado cuando estás ebrio"- bromeó Alec, sabiendo que Jace siempre apreciaba las burlas más que cualquier cursi término de cariño.
-"Y tú te quedas demasiado callado cuando lo estás"- respondió Jace levantando su vaso y chocándolo contra el de Alec- "¡Por nosotros!"- brindó y Alec le dirigió su pequeña sonrisa torcida justo antes de tragar otro ardiente disparo de tequila.
.
.
.
.
.
.
.
.
-¡Magnus, estoy en casa!"- llamó Alec desde la cocina mientras dejaba las llaves de su auto y una pequeña caja de cartón, luego abrió la nevera. Sabía que Magnus estaba allí, había visto su automóvil en la cochera cuando se detuvo. Podía oler algo celestial proveniente del horno y el suave sonido de Roberta Flack haciendo eco en la habitación. Al instante se relajó. Tomó dos cervezas del estante inferior de la nevera y terminó la primera casi de un trago. Él y Jace habían decidido caminar con sus culos borrachos desde el bar J, pasando por la Casa Hendel y subir la ladera de la montaña Aspen para disfrutar del magnífico clima. Cuando caminaron lo más lejos que pudieron, encontraron una gran roca para sentarse y pasaron el resto del día sumergiéndose en la increíble vista. Hablaron sobre sus esperanzas y sueños para el futuro y sus carreras musicales, así como confesiones de lo asustados que estaban por sus intensos sentimientos hacia Magnus y Clary. Había sido justo lo que Alec necesitaba para aclarar su cabeza y decir todo lo que había estado sintiendo en voz alta. Dealgúnn modo logrando evitar mencionar a Sebastian. Ese, por supuesto, no era su secreto para contar.
-"Ahí está mi hombre sexy"- arrulló Magnus mientras entraba en la cocina y se acercaba a Alec con entusiasmo. ¡Te ves tan tosco y sudoroso! He estado esperando con mucha impaciencia a que vuelvas a casa para poder besarte"
Alec sonrió, colocó las cervezas en el mostrador y luego envolvió sus brazos con fuerza alrededor de la cintura de Magnus, acercándolo a él. Sus labios finalmente se conectaron. Cada vez que estaban separados por más de unas pocas horas, su reunión siempre era electrizante. Literalmente como una sacudida de electricidad viajando a través de sus cuerpos. Alec se hundió profundamente en la cálida y acogedora boca de Magnus. Saboreando un dulce sabor a vino que se mezclaba con el olor cítrico de su piel suave y perfecta. Su cuerpo se sentía firme, pero suave al mismo tiempo. No quería nada más que fundirse directamente con él, como mantequilla contra pan caliente.
-"Te hice algo especial"- ronroneó Magnus después de separar sus labios- "Penne con pimientos rojos asados, espinacas y panceta. Tuve un antojo por comida de casa"
-"Huele celestial"- murmuró Alec antes de atacar con avidez los labios de Magnus de nuevo. Mientras apretaba el agarre alrededor de su cuerpo, el dobladillo de la camisa de Magnus se elevó por los costados. Alec deslizó las manos por debajo de la tela suelta y las recorrió a lo largo de la espalda de Magnus, sintiendo su piel cálida y aterciopelada contra sus dedos muy fríos, que habían estado sosteniendo las dos cervezas hace unos momentos.
Magnus se estremeció- "¡Oooh tus manos están tan frías!"
-"Mmm, pero encontré la manera perfecta de calentarlas"- suspiró Alec moviendo su boca hacia la parte inferior de la mandíbula de Magnus, besando y chupando a lo largo de su cuello.
-"¿Qué te tiene tan juguetón a primera hora de la noche?"- Magnus se rió mientras Alec seguía devorándolo.
-"¿Qué?"- preguntó Alec suavemente contra la piel húmeda de Magnus- "¿No puede un hombre estar emocionado de volver a casa y besar al hombre que ama?"
Magnus sonrió, envolviendo sus dedos en la parte posterior del cabello de Alec, extendiendo su cuello- "Bueno, sé que pasaste la tarde con Jace, así que asumo hubo alcohol involucrado"
Alec se detuvo abruptamente para levantar a Magnus, y dejarlo sobre la isla de la cocina, mirándose cara a cara- "¿Te estás quejando?" bromeó Alec, levantando ambas cejas de manera seductora.
-"Por supuesto que no, por favor continúa"- respondió Magnus, envolviendo sus piernas con fuerza alrededor de las caderas de Alec tirando de él.
Después de unos treinta minutos de apreciar a fondo cada pulgada de piel expuesta en la que Alec pudo poner sus labios, el temporizador del horno sonó y Magnus se bajó del mostrador para revisar su cena. Alec se quedó con ganas de más, sus labios entumecidos y su cabeza girando para seguirlo.
-"Esto tiene que asentarse unos 10 minutos antes de que pueda cortarlo, así que, ¿por qué no tomas un baño?"- sugirió Magnus mientras abría la puerta del horno.
-"¿Qué? ¿No te gusto sucio?"- preguntó Alec con una sonrisa diabólica, una ceja levemente arqueada.
-"Oh, no te preocupes, querido, hay muchas más formas de ensuciarnos después, lo prometo"- Magnus juguetonamente le guiñó un ojo, para luego pellizcar le la mejilla.
.
.
.
.
.
.
.
.
Alec se sintió vigorizado después de su ducha. Mirándose a sí mismo en el espejo del baño, pudo ver que se había bronceado un poco en su caminata. Su rostro brillaba y su cabello comenzaba a aclararse por todo el tiempo que había pasado al aire libre. Por una vez en su vida, en realidad sentía que se veía bastante bien. No era un sentimiento normal en él, ya que el autodesprecio era su fortaleza. Al salir del baño principal, sacó un par de pantalones suaves de algodón del cajón de la cómoda y ató el cordón sin apretarlo. Magnus le había dado tres cajones aquí y otros tres en la parte superior de la que estaba junto al armario. A él le había parecido extraño al principio, nunca había compartido una habitación con nadie, ni siquiera cuando era niño. Pero ahora se sentía normal, como si fuera la habitación de ambos. Aunque sabía que era técnicamente la casa de Magnus, Magnus nunca lo dejó sentir así. Él hizo todo lo posible para referirse a todo como 'de ellos'
Su cabello aún estaba ligeramente mojado mientras se dirigía a la cocina sin camisa y descalzo, su estómago gimiendo con avidez. Una vez que llegó, vio que la isla estaba preparada para dos, pero no había rastro de Magnus en ninguna parte. Escuchó atentamente por un momento y creyó oír voces provenientes del pasillo. Se dirigió a investigar.
-"Magnus? ¿Estás por aquí?"- llamó Alec mientras se abría camino hacia el vestíbulo. Encontró la puerta principal ligeramente entreabierta y las voces que había escuchado parecían provenir de afuera. Alec sabía que una pertenecía a Magnus y sonaba tenso. No estaba gritando, pero sí muy agitado. Algo andaba mal. Entonces, antes de que Alec tuviera tiempo de acercarse, la puerta se abrió de golpe y Magnus regresó al interior, seguido de cerca por Sebastian con cara de disgusto. No era su expresión de presunción normal, sino algo que estaba más en la línea de estar herido y decepcionado. En realidad, parecía humano para variar.
Alec estaba muy sorprendido de verlo parado allí, no se había atrevido a mostrar su rostro en casa de Magnus desde su furioso enfrentamiento en la cocina hace semanas. Lo había tomado totalmente por sorpresa- "¿Que está pasando aqui?"
-"Alexander, todo está bien"- dijo Magnus, lucía más molesto de lo que Alec lo había visto antes- "Ya se iba"
Los ojos de Alec escanearon el cuerpo de Magnus y notaron que sus manos temblaban. Esto provocó una respuesta física inmediata en Alec, como si le hubieran disparado con una dosis de adrenalina.
-"¿Estas bien? ¿Qué pasó?"- Alec extendió una mano y la colocó en el brazo de Magnus, podía sentirlo temblar y eso lo asustó.
La puerta principal aún estaba abierta, Sebastian se quedó mirándolos, sus ojos parpadearon furiosos hacia la mano de Alec en el brazo de Magnus- "¡Lightwood!"- se burló, su rostro se transformó de nuevo en su habitual expresión de disgusto y autocomplacencia- "Medio desnudo como siempre. ¿Qué, nunca usas ropa?"
Alec reprimió el abrumador impulso de dar un paso al frente y golpear a Sebastian directamente en su boca sarcástica y odiosa. 'Se la mejor persona, se la mejor persona', se dijo a sí mismo. Sabía que golpear al hermano de Magnus, justo delante de él, no iba a ayudar en nada.
-"Vamos a comer, por favor"- murmuró Magnus en voz baja mientras se colocaba detrás de Alec, visiblemente agitado.
-"¿Qué hiciste?"- acusó Alec, enderezando valientemente sus hombros, sin retroceder un poco por el ataque verbal de Sebastian. Magnus estaba justo detrás de él ahora y Alec se sentía como un escudo humano ante cualquier mierda que estuviera a punto de ser disparada en su dirección.
-"Ocúpate de tus propios asuntos"- siseó Sebastian- "Este es un asunto de familia y no te involucra"
-"¡Si involucra a Magnus, entonces me involucra a mí!"- exigió Alec, acercándose dos pasos más a Sebastian, colocándose justo dentro del marco de la puerta como una barricada.
-"Deberías apretarle la correa a este querido hermano, obviamente no conoce su lugar, hermano"- se burló Sebastian, mirando sin miedo a Alec como si lo desafiara a hacer otro movimiento.
-"Alexander, por favor"- dijo Magnus desde atrás suavemente- "Deja que se vaya"
La expresión de Sebastian se transformó con una alegría maníaca, sin duda encantado de verle responder a su incitación y a Magnus pidiéndole que retrocediera. No había nada que quisiera más que enfrentarlos, o encontrar alguna forma de interponerse entre ellos- "¿Cómo han caído los poderosos en medio de la batalla?"- proclamó, con la esperanza de empujar a Alec en las fauces de una pelea.
Alec reprimió una carcajada- "Ja, veo que estás cambiando la poesía en latín por la Biblia. ¿Se supone que debo estar impresionado de que puedas leer?"
Sebastian se lanzó salvajemente hacia adelante, empujando su cara a una pulgada de la de Alec. Los ojos verdes se encontraron con los avellana. Eran exactamente la misma altura. Alec nunca había estado tan cerca de él antes, podía ver cada punto individual de color en sus iris, y sus pestañas eran tan pálidas como su cabello. Su piel como una seda luminosa estirada sobre su estructura facial. Sebastian podría haber sido hermoso si no fuera tan malvado y lleno de odio. Alec podía sentir su furia como vapor, deseaba tener puesta una camisa, su falta de ropa lo hacía sentir vulnerable, pero siguió inmutable. Por más intimidante que sea Sebastian, el deseo de Alec de proteger al hombre que amaba superó cualquier miedo dentro de él. Se mantuvo de pie e inmóvil, sus anchos hombros casi bloqueando la puerta por completo.
El rostro de Sebastian se suavizó cuando las comisuras de su boca se convirtieron en una sonrisa- "Eres un tonto, Alec Lightwood..."- dijo casi en un susurro, retrocedió dando pasos lentos y medidos. Sin romper el contacto visual- "Y perderás... todo"
.
.
.
.
.
.
.
.
Sábado 18 de mayo de 1996.
Magnus caminaba lentamente por el extenso jardín de rosas detrás de la extensa mansión de Valentine cuando los últimos fragmentos de luz diurna comenzaron a deslizarse más allá del horizonte acuoso del océano. El sol proyectaba un brillo dorado sobre cada delicado pétalo de rosa, haciendo que las flores parecieran iluminadas desde adentro. Eran realmente hermosas de ver, si Magnus hubiera estado con el ánimo adecuado para apreciar su belleza. Pero sus pensamientos estaban en otra parte. Se adentro más en el jardín, entre docenas de estatuas griegas, hasta que llegó a un pequeño banco de hierro forjado que ofrecía la vista perfecta del Océano Pacífico. Se recostó y cerró los ojos mientras la embriagadora fragancia de las rosas lo hacía sentir mareado y aturdido. Pensó que un poco de aire fresco le habría hecho bien, pero el olor floral solo le recordaba la última vez que había estado en Londres. Ese lluvioso y frío día de diciembre hace cuatro años en el funeral de su madre. Había flores por todas partes, en el hotel, en la iglesia, en el funeral y en la tumba. Hubo hasta un rocío particularmente elaborado de rosas blancas que habían cubierto su ataúd. Recordó verlos hundirse lentamente en la tierra cuando el automóvil se había alejado del cementerio. Había odiado ver rosas desde entonces. En ese momento el recuerdo era tan vívido como siempre. El olor de todas esas flores se aferró a su abrigo de lana durante varios días después de su servicio hasta que decidió dejarlo accidentalmente en un baño público solo para escapar de su olor.
La cabeza de Magnus seguía zumbando con la sobrecarga de información que había recibido de Valentine. Ni siquiera podía comenzar a procesar esta supuesta verdad cuando casi todas las fibras de su ser denunciaban su legitimidad. ¿Cómo pudo su madre haber mantenido esta farsa durante tantos años? ¿Cómo pudo haberlo mirado a la cara todos los días y nunca haber dicho nada? ¿Las mentiras habían sido demasiado para ella sola? ¿Es por eso que la tristeza y la depresión habían plagado su mente? ¿De verdad ella amenazó con saltar del puente? ¿Habría pasado por eso? Y su padre, lo que Magnus apenas podía recordar de él desde que murió cuando era solo un niño pequeño, ¿se había quitado realmente la vida? ¿Fue porque descubrió la verdad? Tantas preguntas acumulándose una encima de otra sin ninguna forma de obtener respuestas de los muertos. Si hubiera habido otra familia, o amigos cercanos, tal vez él podría haberlos buscado y tratado de descubrir más. Pero Magnus se sentía perdido y solo. Más solo que nunca. Dos padres muertos que de repente le parecían extraños. Le recordó a una cita de un libro de John Steinbeck, del cual escribió un ensayo en la escuela.
.
'Cuando un niño descubre la verdad sobre los adultos por primera vez – cuando entra por primera vez en su pequeña cabeza, que los adultos no siempre tienen inteligencia divina.
Que sus juicios no siempre son sabios, ni sus pensamientos verdaderos, ni sus oraciones justas – su mundo cae en un pánico desolador.
Los dioses han caído y toda la seguridad se ha ido. Y hay una cosa segura acerca de la caída de los dioses: no caen de a poco, se estrellan y se rompen o se hunden profundamente en la suciedad verde. Es un trabajo tedioso construirlos de nuevo; nunca brillan del todo.
Y el mundo del niño nunca vuelve a estar completo. Es un doloroso crecimiento'
.
Los dioses de Magnus habían caído definitivamente. Se habían estrellado y destrozado a su alrededor, dejando nada más que fragmentos rotos de un pasado que ahora parecía de alguna manera fraudulento. Cuestionaba cada recuerdo, cada consejo y guía que su madre le había dado, y lo recordaba todo con escepticismo y desconfianza. Sintió que los últimos hilos deshilachados de su inocencia infantil se retorcían y tiraban contra su corazón, y sabía que iban a romperse. Podía sentir el oscuro cinismo de la edad adulta cernirse sobre él como una nube negra. No había vuelta atrás en esto, no había manera de preservar las viejas verdades que solía mantener tan queridas. Era como tratar de tomar un puñado de humo. De alguna manera era incluso peor que su muerte. Había llegado a aceptar el hecho de que sus padres se habían ido, pero ahora incluso sus recuerdos estaban manchados con mentiras. Se sintió enojado por no poder enfrentarlos. Su única fuente de información ahora era Valentine, y Magnus no confiaba ni un poco en él.
El sol se hundía aún más en la infinita extensión de agua de carbón cuando Magnus observaba reflejos anaranjados y rosados rebotando en la casa de cristal detrás de él, intensificando la puesta de sol como un espejo gigante. La luz era deslumbrantemente brillante, y Magnus imaginó que cualquiera que viviera aquí y fuera testigo de este tipo de belleza cada noche, sin duda, se volvería inmune a su resplandor a lo largo del tiempo. Se imaginó que Valentine ya no notaba las puestas de sol y que probablemente ni siquiera salía a este jardín. Obviamente, toda la propiedad era solo para presumir y hacía que Magnus anhelara su pequeño dormitorio en Curtis, donde siempre se sentía seguro y protegido. Pero sabía que no había vuelta a la escuela, esos días ya habían terminado. Tuvo que tomar una decisión sobre a dónde seguiría con vida desde aquí y, por más que odiara todo y a todos por ponerlo en este lío, había un pequeño rayo de esperanza. Una cosa que podría resultar ser algo bueno en medio de todo este dolor y confusión.
-"Tengo un hermano"- murmuró Magnus en voz alta para sí mismo, el aguijón de las lágrimas una vez más amenazando detrás de sus ojos. Sabía que Sebastian era la única otra víctima inocente en todo este caos. Tal vez juntos podrían separarse de Valentine, quizás de alguna manera podrían convertirse en una familia para el otro. Tal vez ni siquiera necesitaban padres, o a nadie más. Esa pequeña esperanza viajó a los rincones más profundos del corazón de Magnus y supo que no podría subir a ese avión mañana y dejar a Sebastian atrás.
Al regresar a la casa, Magnus temía la llamada que tenía que hacer. Catarina iba a estar más que sorprendida al escuchar su decisión de no volver. Tendría que decirle que las oportunidades de carrera en Los Ángeles eran demasiado buenas para dejarlas pasar. Le había comentado sobre el contrato de grabación y la gira mundial. Seguramente eso sería suficiente para convencerla de que no estaba loco por quedarse. Tendría que sonar emocionado y feliz, lo cual no iba a ser fácil. Pero no sentía que tuviera otra opción, si ella detectaba temor en su voz, sin duda estaría en el primer avión hacia allí.
.
.
.
.
*
.
.
.
.
Magnus y Alec se sentaron en silencio en la isla de la cocina, cenando sombríamente. Después de que Sebastian se había marchado, ambos habían estado en silencio, Magnus triste y abatido, Alec reprimiendo su ira y frustración. Era difícil para ambos, ninguno de los dos quería hacer que el otro se sintiera peor.
Roberta Flack estaba rasgando su dolor con los dedos en el fondo y Alec ya no podía soportar el doloroso y torpe silencio entre ellos- "Magnus, escucha. Lamento si empeoré las cosas. Sinceramente, traté de mantener la calma, pero tengo un límite, ¿sabes? Y luego simplemente estallo"
Magnus colocó cuidadosamente el tenedor junto a su plato y bajó la cabeza. Parecía que tenía el peso del mundo entero sobre sus hombros- "No tienes nada que lamentar Alexander, yo soy el culpable de todo esto. Siento la forma en que te trató. Me destroza por dentro no poder arreglar esto"
Alec negó con la cabeza y luego puso suavemente una mano en la espalda de Magnus para consolarlo- "No digas eso, no tienes la culpa. No te dejaré asumir la responsabilidad por sus acciones. Él es un adulto"
Magnus giró su cabeza hacia Alec, sus ojos nadaban con emoción. Parecía completamente aplastado, como si la situación no fuera más que completamente desesperada- "No debí dejar que te hablara así, yo... debí detenerlo"
Una sensación de empatía se apoderó de Alec como un maremoto y cambió su mano de la espalda de Magnus para envolverla alrededor de sus hombros, empujándolo hacia su pecho. Fue un extraño tipo de cambio de roles, Alec no estaba acostumbrado a ser el pilar de la fortaleza en su relación. Puso su barbilla sobre la cabeza de Magnus y simplemente lo sostuvo en sus brazos escuchando la música y permitiendo que lo calmara. Se sentaron así por unos momentos hasta que Alec tuvo una idea que podría cambiar las cosas.
-"Oye, ¿sabes lo que es hoy?"- murmuró Alec suavemente, su mano acariciando amorosamente el brazo de Magnus.
-"Jueves"- respondió Magnus, su voz aún sonaba desanimada.
-"Sí, pero ¿sabes la fecha?"
-"Ah, creo que 23 de junio"- dijo Magnus cuando Alec lo soltó y se levantó de su silla.
-"¡Sí, eso es, 23 de junio!"- Alec caminó rápidamente hacia el mostrador cerca del refrigerador y recogió la pequeña caja de cartón que había traído antes. Cuando regresó con Magnus, tenía una sonrisa pícara que se extendió por su rostro y los ojos de Magnus se abrieron con curiosidad.
-"¿Qué tienes ahí?"- preguntó Magnus, mirando la pequeña caja.
-"¿Por qué no lo abres y lo descubres?"- sonrió Alec, su rostro iluminado de orgullo mientras extendía sus brazos hacia él con afecto.
Magnus tomó la caja de sus manos y la puso frente a él. Alec dio un paso para pararse a su lado, colocando su brazo alrededor de los hombros de Magnus de nuevo, prácticamente vibrando de emoción.
-"Bueno, ¡apresúrate!"- lo alentó Alec, apenas podía soportar el suspenso.
Magnus agarró la solapa frontal de la caja y la levantó lentamente para revelar un pequeño pastel en el interior, decorado con pequeñas flores rosas y amarillas alrededor de los bordes. En el centro un gran '1' dibujado con betún rosa y una pequeña vela justo encima. Magnus se quedó sin habla.
"¡Feliz aniversario de un mes, cariño!"- exclamó Alec, apretando aún más los hombros de Magnus- " Hace un mes, hoy, cambiaste mi vida para mejor, y quería darte algo para recordarte la ocasión. Porque te amo"- Alec besó la parte superior de la cabeza de Magnus sintiendo una burbuja de alegría hinchándose dentro de su pecho al haber sorprendido a Magnus para variar.
-"Alexander"- suspiró Magnus, su voz apenas audible- "Esto... esto es..."- Pero Magnus no pudo continuar, giró su taburete hacia Alec y lanzó sus brazos alrededor de su pecho con el abrazo de oso más fuerte que pudo darle. Enterrando su cara contra su piel cálida por el sol, lo apretó con todas sus fuerzas- "Este es el pastel más glorioso que he visto en mi vida. Gracias cielo, muchas gracias. Yo también te amo, más que a nada"
Alec pudo sentir las lágrimas de Magnus humedeciendo su piel y su corazón dio un vuelco. –"No llores, se supone que esto te animaría"- dijo Alec, tomando a Magnus debajo de sus axilas y levantándolo para que se pusiera de pie- "No, por favor, no lo hagas"- Alec ahuecó el rostro lleno de lágrimas de Magnus y besó los senderos húmedos de cada una de sus enrojecidas mejillas- "Este es un día feliz, ¿de acuerdo? Me haces la persona más feliz del planeta y le agradezco a mis estrellas de la suerte todos los días por traerme aquí"
Magnus no pudo evitar ser vencido por sus emociones- "Eres un milagro para mí"- murmuró, su voz todavía temblorosa- "No te merezco, de eso estoy seguro. Pero si son las estrellas las que te trajeron a mi vida, es de la suerte que guardan de lo estoy agradecido"- Levantó los brazos alrededor del cuello de Alec, entrelazando sus dedos y presionando la longitud de todo su cuerpo contra él- "Un mes de experimentar la luz pura que brilla desde la esencia misma de tu alma. Que regalo. No quiero nada más que una vida contigo para disfrutar de su brillo"
Alec se inclinó y besó a Magnus con ternura, luego se abrazaron con fuerza en un cálido y amoroso abrazo- "Vamos a superar esto, amor, sé que lo haremos"
.
.
.
.
.
.
.
.
Ragnor Fell estaba dormitando en su sillón favorito, con un libro abierto sobre su pecho, se había quedado dormido mientras leía. Su pequeño y acogedor chalet estaba enclavado en los árboles a la vista de la impresionante casa de montaña de Magnus, pero escondido lo suficiente como para no ser notado. Cuando él y Magnus se mudaron a Aspen por primera vez hace unos meses, Magnus quería que viviera en la casa principal, no solo por conveniencia sino también para hacerle compañía. Ragnor había considerado la oferta, pero al final optó por el pequeño chalet de madera, diciendo que anhelaba la soledad y la privacidad después de tantos años viviendo bajo el techo de Valentine. Magnus se sintió un poco decepcionado, disfrutaba de sus charlas junto a la chimenea con robustas copas de ron, pero había entendido los deseos de Ragnor. De vez en cuando, Magnus llamaba a su puerta para visitarlo, dando alguna excusa sobre necesitar ayuda, cuando Ragnor sabía que solo quería su oreja. Sin embargo, no le importaba, había pasado la mayor parte de los últimos 20 años escuchando a Magnus y aconsejándolo a través de muchas pruebas y tribulaciones. Habían construido una amistad profunda y duradera, Magnus confiaba en él implícitamente.
Un fuerte golpe en la puerta despertó a Ragnor de su sueño, se incorporó de golpe, lo que hizo que su libro cayera al suelo- "¿Quién está ahí?"- exclamó, sin esperar ver a Magnus esta noche, sabiendo que estaría ocupado con el Sr. Lightwood, como lo había estado durante las últimas semanas.
El golpe volvió a sonar, esta vez aún más fuerte.
-"Está bien, está bien, ya voy, ya voy"- respondió Ragnor, metiendo los pies en un par de zapatillas viejas y apretando las correas de su bata.
Cuando abrió la puerta ligeramente para ver quién estaba allí, lo saludó un brazo rígido que se apoyó firmemente contra la puerta para que no pudiera cerrarla en respuesta.
-"Ah, ah, ah, no tan rápido viejo. Qué son esos modos saludar a tu patrón"
Ragnor dio un paso atrás y permitió que Sebastian se abriera paso, cerrando la puerta detrás de él.
-"¿Qué estás haciendo aquí?"- preguntó Ragnor, claramente sorprendido de verlo.
-"Créeme, es un último recurso el que haya venido a este lugar, pero no puedo comunicarme con mi padre. Necesito que te pongas en contacto con él por mí"- los ojos de Sebastian escanearon la habitación con la cara llena. de disgusto.
Ragnor enderezó sus hombros y se levantó valiente y alto- "Tal vez él no desea hablar contigo, ¿pensaste en eso?"
Sebastián volvió la cara para dirigirle a Ragnor una mirada malvada y amenazadora- "No te conviene preocuparte por la naturaleza de mis asuntos, viejo. Sólo necesito que lo llames a cualquier línea privada que compartan y que le digas que es muy importante que hablemos lo antes posible"
-"¿Y por qué debería hacerlo?"- replicó Ragnor- "¡Lo que sea que quieras, estoy seguro de que no es nada bueno!"
Sebastian entró más, cerrando la distancia entre ellos. Levantó sus manos enguantadas frente a él y le tendió los dedos extendidos, tocándolos de punta a punta. Giró la cabeza en un ángulo agudo para mirar a Ragnor como un animal que acecha a una presa inocente- "¿Quieres hacerme enojar? ¿Es eso lo que realmente te gustaría hacer?"
Ragnor tragó nerviosamente, dándose cuenta de que lo había presionado demasiado- "No, señor Morgenstern, por supuesto que no. Llamaré a tu padre inmediatamente y le diré que te llame de inmediato"
Sebastián mostró su sonrisa más astuta, sus ojos iluminándose en la oscuridad- "Ves, ¿no fue muy fácil? Sabía que no podías ser tan estúpido como pareces"
-"¿Hay algo más que quieras que le diga por ti?"- Ragnor estaba retrocediendo ahora, tratando de suavizar las cosas con sutilezas.
-"En realidad, si. Me gustaría que le contaras sobre el persistente huésped de mi hermano. Creo que es hora de que sepa lo que está pasando aquí, estoy seguro de que estará muy interesado"
Ragnor asintió- "Por supuesto señor, de inmediato"
Sebastian continuó mirándolo, pasando su mirada por el rostro de Ragnor como si sus ojos pudieran cortar su carne como láseres- "Tu lealtad siempre ha estado en duda, sabes. Te sugiero que si valoras tu seguridad personal mantendrás esta conversación entre los dos"
-"Por supuesto"- respondió Ragnor, sintiendo una gota de sudor gotear de su frente por el costado de su cara.
-"La autopreservación debería estar en la parte superior de tu lista si un intercambio de poder aumenta tu probabilidad de jubilación anticipada"
-"Puede confiar en mí, señor"- dijo Ragnor, haciendo su mejor esfuerzo para sonar convincente. Notó por primera vez desde la llegada de Sebastian que sus zapatos estaban cubiertos de barro rojo. Parecía como si hubiera estado caminando por la ladera de la montaña. Ragnor pensó que parecía algo extraño y su mente inmediatamente se dirigió a la empinada pendiente de tierra que subía a la casa de Magnus. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
-"Ya lo veremos"- se burló Sebastian, volviéndose hacia la puerta- "Ya lo veremos"
.
.
.
.
**********************************************************************************************
.
.
.
Espero les haya gustado! Nos leemos en la siguiente, espero no tardar mucho en continuar 😅
Que tengan bonita semana 😘🤗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro