Air on the G String (Aria para la Cuerda de Sol)
¡Hola!
Una vez más mil disculpas por la larga ausencia, continuaron los problemas técnicos. Espero que ahora si se hayan solucionado ☹️
Muchísimas gracias a quienes dejan sus comentarios, me alegra que les siga gustando esta historia DaianaVelazquez, MaryPlaza8, Mkijud, RebeFernandez5, JessyHdl, AngelicaArrazolaHern, MaraGilMartnez, JennyR-73, crisalecbloom, GladysElizabethGrego, kari890212, ElizabethHernande381, BiancaCarrillo1, Marialuli66, iAkasha, SamanthaAndy1807, AliceKaeru, VanyMa3, WeiYingGusuLan, montirroch, IlmrTolkien, alba830404, CiomyBane, SoledadReyes709, Vany5ita, akumaquee, GrisslyMarquez, Mara_pudin, user30239949, Malecmine99, YilingLaozuLan, Beautiful-die, no_ytumama
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Y también muchas, muchas gracias por seguir leyendo y dejar sus votos a pesar de los retrasos...
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-"¿Vamos a probar esas aguas termales?"- preguntó Magnus mientras Alec cerraba la puerta corrediza del balcón.
-"Claro, suena divertido"- en realidad, Alec no sabía qué esperar, nunca antes había estado en una fuente termal, pero la idea de estar en el agua con Magnus definitivamente despertó su interés.
-"Llamaré al servicio de limpieza para solicitar un servicio de cobertura anticipada y les haré saber que pueden enviar a alguien para recoger los platos del almuerzo después de que nos vayamos"- dijo Magnus mientras alcanzaba el teléfono de la habitación. Claramente él era el más experimentado cuando se trataba de la etiqueta en los hoteles.
Ambos se pusieron rápidamente sus trajes de baño, el de Alec era azul marino bastante sencillo, con costuras blancas. Magnus usó uno negro azabache con motivos dorados que se extendían por la tela. Se pusieron suaves batas del hotel y sandalias de bambú para complementar. Magnus tomó sus billeteras y teléfonos y los arrojó en una bolsa de mimbre junto con otra botella de champán.
-"Te ves adorable"- ronroneó Magnus, tratando de darle una juguetona nalgada.
-"Me siento como idiota"- Alec se quejó mientras tiraba de las correas de su bata- "¿No puedo ponerme una camiseta?"
Magnus sonrió a sabiendas- "Te alegrará tener esa bata cuando el aire fresco de la montaña golpee tu piel húmeda"
Alec puso los ojos en blanco. Había estado nadando en el Océano Atlántico toda su vida mientras crecía en Nueva York, no necesitaba una bata frou frou para protegerlo del frío. Pero la aceptó, por amor a Magnus.
Bajaron al primer piso, donde se encontraba el spa, luego giraron hacia la salida trasera. Justo antes de llegar a las puertas, fueron recibidos por la exuberante Sophie Piper de nuevo. Su sonrisa apareció en su rostro como una concursante de belleza.
-"Sr. Bane y Sr. Lightwood! ¡Que maravilloso verlos de nuevo! ¿Van a disfrutar de las aguas termales?"
'No, simplemente nos gusta andar con túnicas tontas y sandalias incómodas por diversión', pensó Alec para sí mismo.
-"Sí, ahí nos dirigimos"- le respondió Magnus, dándole un codazo a Alec como si pudiera leerle la mente.
-"¡Maravilloso! Veamos lo que tenemos disponible... hmm..."- ella se agachó debajo de un mostrador de mármol reluciente- "Ah, sí, pueden tomar la # 7. Ofrece una hermosa vista de la montaña y tiene mucha privacidad"- le dirigió a Alec un pequeño guiño y luego buscó algo otra vez, él podía sentir sus mejillas comenzando a arder. Aquí tienen su llave y unas toallas extra. Si hay algo más que necesiten, simplemente presionen el botón de llamada que está junto a la puerta y enviaré a alguien para que los ayude"
Alec tímidamente agarró las cálidas toallas mientras Magnus tomaba la llave del número 7 y le daba una cuantiosa propina otra vez. Al parecer, tenía dinero en la mano en todo momento, lo que de repente hizo que Alec se sintiera muy inexperto.
Se abrieron paso a través del césped trasero, siguiendo un camino de piedra que conducía a un gran cartel con flechas que señalaban las ubicaciones de cada fuente termal privada. Alec sintió que estaba entrando en un laberinto de jardín mientras seguían un sendero serpenteante hacia el # 7. El camino giraba y se curvaba varias veces antes de llegar finalmente a la puerta marcada con el número correcto.
-"Aquí estamos"- declaró Magnus- "¡Número siete!"- giró la llave para abrir la puerta de hierro forjado y esta chilló ruidosamente mientras se abrían paso a través de la pequeña entrada. Una vez dentro, la puerta volvió a cerrarse detrás de ellos. Había otro camino corto de tejas de pizarra que iba alrededor de un alto seto, y luego, escondido detrás de él, había un oasis que Alec no esperaba ver.
-"Wow, esto es genial"- dijo Alec, sorprendido.
Había una hermosa pérgola de madera entrelazada con gruesas capas de enredaderas, cubiertas de diminutas flores púrpuras y blancas. Debajo había dos sillones mullidos y muy cómodos que estaban cubiertos con suaves toallas blancas. Justo a la izquierda había una gran piscina casi jacuzzi rodeada completamente de piedras oscuras y húmedas. Parecía extrañamente fuera de lugar, como si hubieran salido del centro de la Tierra junto con el agua en remolino. Eran dentadas, porosas y de aspecto antiguo. Muy diferente de las rocas lisas que había visto alrededor de los arroyos en las montañas en Aspen.
El agua del interior giraba suavemente y ondulaba con tiras de vapor que salían de su superficie, a Alec le recordó un caldero, y las piedras oscuras hacían que el agua se viera negra. Detrás de la piscina había una cascada que fluía suavemente y una vista absolutamente asombrosa de las montañas. La escena parecía sacada de un folleto de viaje.
Magnus fue el primero en hacer un movimiento. Se quitó las sandalias, se quitó la bata y la arrojó sobre una de las sillas vacías. Luego se dirigió a la orilla del agua, sumergió su pie lentamente y deslizó sus dedos en un pequeño círculo a través del agua- "Perfecto"- declaró felizmente.
Alec siguió su ejemplo, arrojando la túnica encima de la suya- "¿Está caliente?"
-"En realidad no, es más como un baño cálido"
Alec metió una pierna y quedó gratamente sorprendido por la temperatura del agua no demasiado caliente. Realmente no era como una bañera de hidromasaje, Magnus había acertado en llamarlo un baño. Rápidamente se dirigió al agua, agarró la mano de Magnus y tiró de él para que lo siguiera.
-"Espera, quiero entrar lentamente"- respondió Magnus, resistiéndose contra la fuerza de Alec.
-"Ven aquí"- dijo Alec con un gruñido sexy en su voz, y empujó a Magnus en el agua apoyándolo contra su pecho, sus cuerpos se estrellaron y luego se hundieron lentamente en el calor. Magnus envolvió sus brazos alrededor del cuello de Alec y sus piernas alrededor de sus caderas, la ingravidez hacía que sea fácil aferrarse a su cuerpo.
-"Mmm"- gimió Alec con aprobación, colocando sus manos debajo de las piernas de Magnus, deslizándolas sobre su pulida y suave carne con facilidad. Los agarró suavemente y levantó el flotante cuerpo de Magnus sólo un centímetro más arriba para poder colocarlo sobre su regazo. Encajaban como dos piezas de rompecabezas perfectamente conectadas.
-"Ves"- suspiró Magnus- "Sabía que esto te encantaría"
Alec se movía en círculos perezosos, ocasionalmente rozando sus dedos contra el suelo rocoso para guiarlos. No había una persona a la vista, los arbustos gruesos y la pérgola de arco aseguraban su total privacidad. El único sonido ocasional provenía de la brisa que soplaba o de un pájaro que circulaba por encima. Era como su pequeño rincón de cielo donde nadie podía encontrarles. Era la primera vez en días que Alec se sentía realmente seguro. Su mente aún estaba plagada por la escalofriante conversación que había tenido la noche anterior después de la recaudación de fondos. Por mucho que intentaba olvidarse de él y disfrutar el fin de semana únicamente con Magnus, no podía dejar de imaginarse los ojos de Sebastian, cómo el verde se había ensombrecido. Hizo que el cabello de Alec se pusiera de punta.
Ansioso por volver a concentrar su atención en Magnus, Alec llevó una mano a la superficie del agua y la ahuecó, llenando su palma con agua. Luego lo levantó lentamente hacia el hombro de Magnus, inclinándolo suavemente y observando cómo el agua corría por su pecho bronceado.
-"Eres tan hermoso"- suspiró Alec, inclinándose para besar las brillantes cuentas que se aferraban a la piel de Magnus. Era cálida y aterciopeladamente suave contra sus labios. Sus manos se movieron hacia la parte baja de su espalda y lo acercaron más a sus caderas- "¿Podemos quedarnos aquí para siempre?"
Magnus levantó sus manos en la parte posterior del cabello de Alec, pasando sus dedos húmedos a través de sus gruesos mechones- "Podríamos intentarlo, mi amor... pero podríamos convertirnos en pasas"
-"No me importa"- murmuró Alec, arrastrando sus dientes a lo largo del hombro de Magnus, mordiendo su carne.
Magnus apretó a Alec con fuerza entre sus muslos, dejando que su cabeza cayera hacia atrás para exponer toda la longitud de su cuello. El agua empapó su nuca y la línea del cabello cuando la boca de Alec se movió a lo largo de su clavícula, besando con avidez y chupando su estructura ósea exquisitamente definida. El aliento de Magnus comenzó a acelerarse y pudo sentir ambos miembros crecer con fuerza uno contra el otro debajo de la superficie del agua.
-"Nunca duraremos aquí si sigues así"- gimió Magnus cuando la lengua de Alec se deslizó sobre la manzana de Adán expuesta, sus labios se cerraron alrededor de la piel húmeda para dejar un rastro de besos hasta su barbilla.
-"¿Por qué no me follas aquí mismo?"- susurró Alec sin aliento contra su línea de la mandíbula, sus manos ahora clavadas en la fuerte espalda de Magnus.
-"Por increíble que parezca, no lo recomiendo. En realidad es bastante doloroso"- le informó Magnus- "Y no me gustaría hacerte daño"
Alec echó un vistazo a las sillas- "Entonces vamos a salir del agua"
-"Acabamos de entrar"- refutó Magnus mientras sujetaba el cabello de Alec en puños apretados, clavando sus uñas en su cuero cabelludo.
-"Pero te deseo"- se quejó Alec con impaciencia cuando finalmente se dirigió a los labios de Magnus- "Ha pasado tanto tiempo"
Magnus sonrió al escuchar la desesperación en la voz de Alec- "¿Mucho tiempo? ¿Qué hay de ayer en el coche?"
-"Eso no contó"
Magnus soltó una melodiosa carcajada- "¡Oh, en serio! ¿No contó? ¿Y puede saberse por qué dirías eso?"
Alec no dejó que su conversación lo distrajera de su meta. Se movió a la línea de la mandíbula de Magnus besando su fuerte borde, siguiendo su curva con la lengua mientras se abría camino hacia su oreja. Le mordió juguetonamente el lóbulo y luego habló suavemente contra su mejilla- "Porque estaba enojado por el auto, y no pude disfrutarlo"
Magnus volvió a reírse, pero esta vez resonó profundamente, las vibraciones graves y sensuales- "Oh, me permito disentir, creo que te la pasaste bastante bien"
Alec metió sus manos en la parte posterior de la pretina de Magnus y las deslizó hacia abajo, agarrando firmemente su culo desnudo. Luego empujó sus cuerpos hacia el borde de la piscina, sujetando a Magnus contra las rocas. El rocío de la cascada arrojaba pequeñas gotas de agua sobre su piel. Alec sintió que la niebla sólo intensificaba su anhelo mientras clavaba las yemas de los dedos en la carne de Magnus- "Quiero disfrutar cada parte de ti... ahora"- dijo Alec, y Magnus respondió con una fuerte inhalación de aliento que se disolvió en un gemido agudo. Alec presionó su boca en el sonido con intensidad voraz. Usando su lengua, forzó más deliciosos gemidos de Magnus, entrando en él con una pasión implacable. Le gustaba tener el control, sintió una oleada de emoción al desbloquear este lado dominante de sí mismo. Con el cuerpo de Magnus apoyado contra las rocas, sus manos podían salir del agua y agarrar las muñecas de Magnus. Las presionó contra su espalda firmemente, conteniéndolo, y luego se zambulló en su cuello chupando lo suficiente para dejar marca.
El cuerpo de Magnus quedó impotente cuando voluntariamente cedió al asalto de Alec. Su cabeza estaba hacia atrás y sus ojos cerrados, su respiración entrecortada a través de sus dientes apretados.
Alec no sabía qué se apoderó de él, el sabor de la piel húmeda de Magnus en sus labios y lengua lo había puesto en frenesí. Quería explorar y saborear cada centímetro de él, quería arrasar con su cuerpo como si fuera un festín. Era como si sus deseos más íntimos se hubieran desatado y se movió para reclamar la boca de Magnus de nuevo, hundiéndose profundamente en su calor. Sus besos ardientes coincidían con su sed de consumirse unos a otros.
Soltando los brazos de Magnus, Alec extendió la mano para tomar sus piernas de nuevo. Con sus pechos apretados y sus labios aún conectados, Alec movió sus cuerpos directamente debajo de la cascada. El agua caliente se derramó sobre sus cabezas y corrió por sus rostros, haciéndoles cosquillas en los labios mientras fluía hacía sus barbillas. Fue el pináculo de las fantasías eróticas de Alec que cobraban vida, como sacado de una película... algo que era demasiado bueno para ser verdad.
Incapaz de contener su abrumadora necesidad, Alec se puso de pie en toda su altura, sacando a Magnus del agua.
-"¿A dónde vamos?"- suspiró Magnus contra los labios de Alec, ya sabiendo muy bien a dónde se dirigían.
-"Supongo que tendrás que ir a donde te lleve"- bromeó Alec mientras subía las escaleras, llevando a Magnus hacia el sillón más cercano.
Magnus se mantuvo bien sujeto mientras Alec se sentaba a horcajadas sobre la silla entre sus largas piernas, luego lo tumbó con suavidad, cerniéndose unos centímetros por encima de su cuerpo un momento, observando la sensual visión de su lasciva expresión. Sus ojos brillaban como trozos de carbón prendidos, sus labios estaban separados y su aliento era pesado y laborioso. Alec sonrió mientras se estiraba para deshacer los cordones en la parte superior de los bañadores de Magnus.
-"Alexander Lightwood, eres salvaje como el infierno"- ronroneó Magnus, levantando sus caderas para que pudiera quitarle el traje.
-"¿Demasiado para ti, amor?"- dijo Alec con una sonrisa astuta mientras alcanzaba la bolsa de mimbre de Magnus.
-"Joder, no, sigue"- suspiró Magnus- "Vivo para que me sorprendas"
No pasó mucho tiempo para que Alec se quitara sus propios pantalones y los preparara a ambos, mientras Magnus se aferraba al respaldo de la silla solo mirándolo con asombro. Se había ido aquel virgen nervioso e inseguro que había iniciado hace dos semanas, este era un hombre que sabía lo que quería y no tenía miedo de tomarlo. Trabajó con la rapidez de los expertos y Magnus sintió una sensación de orgullo al considerar su obra.
Nunca interrumpieron el contacto visual mientras Alec se bajaba lentamente sobre Magnus, finalmente obteniendo la profunda penetración que ansiaba. Cayó en un ritmo lento y suave, meciéndose de un lado a otro contra la presión alucinante.
-"Mi ángel"- gimió Magnus- "Dios, eres tan estrecho... no te detengas"
La voz de Magnus era como un calor líquido ardiendo en el cuerpo de Alec, encendiéndolo en un fuego de éxtasis. Su cabeza cayó hacia atrás y dejó escapar un profundo gemido mientras se empujaba hacia abajo para tomar cada centímetro dentro de él. Era un delicioso dolor que se convirtió en una euforia cegadora. Se movieron juntos en perfecta sincronización, sus cuerpos cantándose unos a otros como un dúo brillantemente compuesto.
Restregando y empujando, una y otra vez, su éxtasis mutuo finalmente alcanzó su crescendo.
Alec se desplomó sobre el pecho de Magnus, sin aliento y completamente saciado. Se abrazaron a través de los temblores de su orgasmo hasta que ambos pudieron recuperar sus sentidos. El aire fresco de la montaña enfriaba su piel húmeda y el cuerpo de Alec se estremeció.
-"Te dije que haría frío"- arrulló Magnus contra la oreja de Alec, sus labios estirándose en una sonrisa.
Alec no quería admitir que tenía razón, pero su cuerpo húmedo y tembloroso lo traicionó. Decidió que la mejor solución era correr de nuevo al agua tibia. Así que saltó, corrió hacia la piscina y saltó adentro, enviando un torrente de agua por los bordes y hacia las piernas de Magnus. Saliendo a la superficie, se pasó los dedos por el cabello mojado y luego se limpió la cara- "Ven, amor, el agua está perfecta"- proclamó diabólicamente mientras usaba sus largos brazos para arrojar chorros de agua sobre Magnus, empapándolo junto con la silla.
Magnus puso los ojos en blanco y se levantó de mala gana- "¡Sólo tú, Alexander, puedes pasar de ser el dios del sexo a un niño malcriado en 2.2 segundos!"
Magnus saltó a la piscina y Alec inmediatamente agarró su cuerpo desnudo en un firme abrazo, acercándolo. Su torcida sonrisa de niño pequeño y sus brillantes ojos mostraban cuán verdaderamente feliz estaba en este momento puramente sublime.
-"Pero me amas"- bromeó Alec, sus ojos se arrugaron de esa manera característica que siempre hacía que el corazón de Magnus diera un vuelco.
-"Más de lo que nunca sabrás"- respondió Magnus, besándolo una vez más bajo el hermoso sol de Colorado.
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Domingo 12 de mayo de 1996.
Magnus se asomó por el asiento trasero, a través de la muy polarizada ventana de la negra limusina de Valentine Morgenstern, mientras Ragnor pasaba entre las puertas giratorias hacia el interior de una puerta de entrada electrónica. Las elaboradas barras de hierro estaban adornadas con grandes 'M' de oro y Magnus sintió que su corazón palpitaba nervioso. Hicieron un giro brusco por un carril privado bordeado de palmeras y hermosas flores del desierto. Al principio, Magnus sólo vio un resplandeciente reflejo de color naranja y rojo hacia arriba hasta que se dio cuenta de que en realidad era la puesta de sol que se reflejaba en una casa que parecía estar hecha de vidrio. La luz irradiaba de la estructura como un faro. Era cegadoramente brillante y pensó que nunca había visto nada tan magnífico en todos sus viajes por el mundo.
-"Es algo único, ¿no?"- dijo Ragnor desde el asiento delantero.
-"Es increíble"- suspiró Magnus, sintiéndose completamente impresionado.
-"Fue diseñado por el famoso arquitecto Frank Gehry para el señor Morgenstern. Sólo espera hasta ver el interior"
El auto se detuvo en la entrada principal y dos hombres salieron corriendo. Uno para abrir la puerta de Magnus, el otro para abrir el maletero. En una actividad caótica, fue conducido rápidamente a la casa, con Ragnor Fell a la cabeza, los otros hombres justo detrás de él. Cuando se abrió la puerta, Magnus cruzó el umbral hacía un impresionante vestíbulo. Las paredes de cristal daban la ilusión de que todavía estabas al aire libre, pero los pisos de mosaico confirmaban que este era un espacio real. Al mirar hacia el techo, pudo ver una enorme araña que parecía estar hecha con fragmentos de vidrio marino, que iban del color azul pálido al verde brillante. Cuando sus ojos se desviaron, vio una enorme sala de estar justo a la derecha con una impresionante vista panorámica del Océano Pacífico. Era exactamente lo que él imaginaba que sería la casa de un multimillonario de California, pero aun así le sorprendió.
Ragnor habló en voz baja al hombre que sostenía la maleta de Magnus, aparentemente dirigiéndolo a donde debía llevarla. El otro hombre salió de su vista apresuradamente, dejando a Magnus y Ragnor solos en el gran espacio.
-"Thomas ha ido a decirle al señor Morgenstern que estamos aquí. Sin duda está enterrado en el trabajo y no sabe que hemos llegado"
Magnus asintió y continuó sumergiéndose en la inmensidad de todo lo que le rodeaba. Sintió que su ritmo cardíaco aumentaba y sus palmas empezaban a sudar ante la mención de la inminente llegada de su benefactor. ¿Cómo se vería? ¿Sería amigable? ¿Debería estrecharle la mano? ¿O hacer una reverencia? ¿O simplemente caer de rodillas con gratitud? Cuanto más tiempo tenía para pensar cuál sería su reacción, más nervioso se ponía. Ragnor debió haber captado su angustia porque estaba sonriendo con una exorbitante cantidad de ánimo.
-"Ah, aquí viene"- dijo Ragnor, mirando a su izquierda.
Magnus giró la cabeza, pero el pasillo estaba bloqueado de su vista, no podía ver quién venía, aunque podía escuchar sus pisadas contra las baldosas.
-"¡Ragnor, mi amigo que traes contigo!"- una voz demasiado alegre resonó desde el pasillo.
Magnus sintió que todos sus huesos se convertían en gelatina cuando su misterioso benefactor dobló la esquina y entró en el vestíbulo, con una cálida sonrisa de bienvenida que brillaba en su rostro.
-"¡Magnus Bane! ¡Por fin nos conocemos!"
El cuerpo de Magnus se puso rígido cuando el hombre alto, asumiendo, con ojos penetrantes y barbilla fuerte, caminó hacia él con los brazos extendidos. Magnus no se atrevió a moverse por temor a que pudiera caerse. El señor Morgenstern agarró uno de sus brazos flojos y lo sacudió vigorosamente, su jubilosa alegría era bastante inesperada.
-"Soy Valentine Morgenstern, pero, por favor, llámame Val. Todos mis amigos cercanos lo hacen. Llevo mucho tiempo esperando este momento"- le dijo a Magnus, con los ojos muy abiertos y centelleantes- "Un muy largo tiempo"- Valentine le dio un fuerte abrazo, levantándolo del suelo ligeramente y robando el aliento de sus pulmones.
Magnus se quedó sin habla. No estaba preparado para este tipo de recepción. Había esperado a alguien serio, un firme apretón de manos y tal vez una palmadita en la espalda. Una vez que los enormes brazos de Valentine finalmente lo soltaron, se quedó aturdido por un momento, tratando frenéticamente de encontrar las palabras para devolverle el saludo.
-"Hola, señor"- Magnus logró chirriar. No había manera en el infierno de que llamara a este hombre Val. Eso era algo que sabía con seguridad.
-"¿Señor? ¡Pfff! ¡Mira los modales que le han enseñado en el Este, Ragnor! No puedes conseguir ese tipo de entrenamiento formal aquí. ¡Los malditos niños son demasiado privilegiados y sórdidos!"
Magnus estaba sorprendido por su naturaleza bulliciosa, era ruidoso y dominante, obviamente, una persona que siempre tomaba el mando de una habitación. Magnus pensó en un maestro de circo. Parado debajo de una carpa brillantemente iluminada sosteniendo un megáfono gigante. Todo lo que necesitaba ahora era un abrigo rojo y un sombrero de copa.
-"¿Puedo llamarte Magnus?"- exclamó, su voz haciendo eco contra las paredes de cristal.
-"Por supuesto"- respondió Magnus tímidamente, su voz ni siquiera llegó a la mitad de su volumen habitual.
Valentine lo miró con suspicacia, volviendo la cabeza como si estuviera tratando de descubrir algo- "¿Qué le hiciste Ragnor? ¿Asustarlo con tus viejas historias de guerra?"
Ragnor corrió al lado de Magnus a la defensiva- "Creo que el joven maestro Bane está bastante agotado por su viaje, y también un poco aturdido por el cambio de horario"
-"Ah, ya veo"- dijo Valentine, aceptando esta excusa y dando una fuerte palmada- "¡Bueno, entonces mi querido muchacho, necesitas dormir temprano!"
Los ojos de Magnus se dirigieron a Ragnor en busca de una idea sobre qué decir.
Valentine siguió su mirada, captando la comodidad que Magnus parecía tener con su conductor- "Ragnor, avisa al personal que la cena de esta noche será reprogramada para más adelante en la semana. Dile al chef que prepare un plato para Magnus y que lo envíe a su habitación"
Magnus sintió que una oleada de pánico finalmente lo sacaba de su estado de congelación- "Estoy bien, en serio, no tiene que hacer eso"
-"Tonterías"- Valentine le restó importancia- "¡Parece que estás a punto de desplomarte! Lo último que necesitas es un montón de viejos aburridos adulándote. Es sólo mi círculo de amigos. Ellos pueden esperar"
Magnus estaba agradecido, pero esperaba que Valentine no se limitara a decir eso sólo por educación. Realmente no quería interrumpir los planes que se habían hecho para su beneficio, y lo último que quería era enojar a alguien.
Ragnor te llevará a tu habitación ahora. Estarás en el ala principal, con la familia"- se jactó Valentine- "Después de todo, eres mi invitado más honorable. Quiero que te sientas como en casa"
Magnus se quedó en silencio, paralizado de nuevo. No podía procesar nada de lo que estaba escuchando. Ragnor le dio una palmada en el costado del brazo como para despertarlo de su estupor- "Por aquí, mi muchacho, sígueme"
-"Espero verte en el desayuno de mañana"- dijo Valentine, más como una demanda que un deseo- "¡Tenemos un día ocupado y necesitarás todas tus fuerzas!"
Magnus asintió y Valentine le devolvió la sonrisa, aparentemente feliz de tener su confirmación. Ragnor avanzó y lo guío por una amplia e impresionante escalera que conducía al segundo piso. Magnus, todavía estupefacto por el encuentro, lo siguió en silencio, dejando a Valentine de pie en el vestíbulo mirándolos. Podía sentir sus ojos en su espalda mientras subía las escaleras.
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-"Llegamos, tercera puerta a la izquierda, esta será su habitación"- declaró Ragnor mientras apretaba el pomo.
La puerta se abrió de par en par para revelar un dormitorio grande y ultra moderno con pisos de roble pálido y ventanas de piso a techo que debían tener al menos 15 metros de altura. A la izquierda había una majestuosa cama de mantas grises y blancas rematada con almohadas mullidas. La habitación estaba pintada en una especie de azul metálico que lo hacía sentir como si estuviera en las nubes, o tal vez en la cima de una montaña. Por la ventana, Magnus pudo ver la hermosa puesta de sol sumergiéndose en el horizonte del océano. Los tonos naranja y amarillo se fundían en el agua negra. Era la cosa más hermosa que jamás había visto.
Ragnor estaba observando su reacción y Magnus sabía que necesitaba decir algo, lo que sea- "Esto es genial... muchas gracias"- Fue todo lo que pudo articular.
-"El Señor Morgenstern ha estado más que ansioso por tu llegada. Creo que ha renovado esta habitación diez veces en los últimos dos meses. Quería que fuera simplemente perfecta"
Magnus recorrió la habitación y vio que ya habían traído su maleta y su violín. Había un escritorio, una mesa pequeña, un atril y una silla en la esquina de la ventana.
-"Puedes practicar todo lo que quieras aquí, las paredes han sido completamente insonorizadas. Nadie en la casa te oirá o será molestado. El Sr. Morgenstern quería asegurarse de que tendrías la libertad para mantener tu horario de práctica programado"
Magnus tragó saliva, sintiendo que su garganta se cerraba por una mezcla de nervios y miedo. 'Nadie me escucharía gritar', pensó para sí mismo.
-"La puerta de la izquierda conduce al baño. Simplemente ignora esta puerta a la derecha, dirige a una habitación contigua, pero está cerrada por ambos lados para garantizar su privacidad"
Magnus miró las dos puertas y notó que parecían estar hechas de una madera increíblemente costosa que probablemente valía más que un año de colegiaturas. La cantidad de fortuna de Valentine era difícil de comprender, sólo esta casa seguramente se encontraba dentro de los diez millones de dólares. De repente, su colegiatura pareció una pequeña gota de agua en un vasto mar de dinero interminable. Fue más que intimidante.
-"Este panel de botones aquí en la mesita de noche pone todo a su alcance"- Ragnor continuó con el recorrido por su habitación- "El botón grande a la izquierda abrirá y cerrará las cortinas, los botones más pequeños a la derecha alertarán a varios miembros del personal. El que tiene el plato y el tenedor es para el personal de la cocina, el que tiene la escoba pequeña es del personal de limpieza y el último al final, con el carro pequeño, ese es para mí. Estoy a un clic de distancia si hay algún lugar al que le gustaría ir"
Magnus asintió, comprendiendo lo que había oído, pero aún insensible a la grandeza de todo.
-"Bueno, supongo que dejaré que te instales"- dijo Ragnor, girándose hacia la puerta.
-"¡Espera!"- gritó Magnus, un poco más fuerte de lo que había pensado.
-"¿Sí? ¿Necesitas algo?"
-"No te vayas... quiero decir... ¿puedes quedarte un poco más?"- Magnus sintió una fuerte sensación de miedo ante la idea de que Ragnor lo dejara solo en esta habitación.
-"Bueno, en realidad, debería volver al trabajo"
-"Por favor, ¿sólo unos minutos?"- Magnus sacó su mejor mirada de cachorrito.
-"Oh, está bien. Sólo unos minutos"- accedió Ragnor- "No hay porque sentirse incómodo. Sé que es mucho para asimilar al principio, su disposición carismática puede ser un poco inquietante si no estás acostumbrado"
A Magnus realmente le agradaba Ragnor. Calmaba todas sus preocupaciones sin que las haya expresado. Había algo en su personalidad, o tal vez era la comodidad de su acento familiar. Era una voz que le recordaba a su hogar y su madre. No había pensado mucho en ella durante los últimos años, había tratado de alejar el dolor y centrarse en sus estudios. Pero la incertidumbre de su futuro ahora que ya no era un estudiante hizo que la extrañara más que nunca. Él anhelaba su guía y gran consejo. Ella siempre había sido la persona más inteligente que había conocido, y su amor por él lo había convertido en lo que era hoy. Ahora, mirando a Ragnor, Magnus se sintió obligado a decir la verdad. Su madre siempre le había dicho que la verdad era siempre el mejor curso de la vida, conocía estas sabidurías e intentaba pasarlas a él. Así que decidió ser honesto y decirle a Ragnor exactamente lo que tenía en mente. Respiró hondo.
-"No sé por qué estoy aquí, Ragnor"- admitió Magnus, el alivio de haber pronunciado las palabras en voz alta ya le reconfortaba.
-"Bueno, el Sr. Morgenstern es un gran apasionado de su talento y..."
-"Eso es una tontería y lo sabes"- lo interrumpió Magnus.
El rostro de Ragnor reflejó lo que Magnus ya sabía en su corazón. Aquí había mucho más de lo que se veía a simple vista. Magnus pudo ver una oscuridad parpadear detrás de los ojos de Ragnor, él sabía algo.
-"Todo va a estar bien"- dijo Ragnor con calma- "Estás cansado y necesitas dormir un poco"
Justo en ese momento, uno de los hombres que los había recibido al salir del auto, Thomas, entró rápidamente con una bandeja grande- "¡Su cena, Maestro Bane!"
Magnus exhaló profundamente, se estaba cansando de ser llamado Maestro Bane. Lo hacía sentir extraño- "Por favor, ¿puedes decirle al personal que sólo me llame Magnus?"
-"Por supuesto, señor"- dijo Thomas con una sonrisa educada, pero Magnus sabía que no había ninguna posibilidad de que eso sucediera. Obviamente, recibían órdenes de Valentine sobre cómo dirigirse a él.
Thomas colocó los diversos platos y tazones en una mesa pequeña cerca de la cama- "Cuando haya terminado, señor, por favor, deje la bandeja afuera y alguien vendrá a buscarla de inmediato"
Thomas hizo una profunda reverencia y rápidamente salió de la habitación. Ragnor se inclinó para investigar la comida.
-"Ah, el chef realmente se ha superado a sí mismo, ¡esto es todo una fiesta!"
Magnus ya había perdido el apetito, sentía que tenía un ladrillo en el estómago. Ragnor pudo ver la mirada de dolor y desesperación en los ojos de Magnus, su rostro estaba lleno de simpatía- "Realmente debería volver al trabajo ahora, come algo, te sentirás mejor"
Magnus se alejó de la puerta, despejando el camino para que Ragnor saliera. No quería que se fuera, pero sabía que no podía retenerlo por más tiempo. Ragnor comenzó a caminar justo a su lado y luego se detuvo abruptamente para tomar a Magnus por el brazo y apoyarse contra su oreja.
-"Trata de comer algo si puedes... de lo contrario, el chef estará buscando un nuevo trabajo por la mañana"- dijo Ragnor en un susurro, luego soltó su brazo y continuó su camino hacia la puerta, cerrándola detrás de él.
Magnus sintió que un escalofrío recorría su cuerpo cuando lo dejaron parado en la habitación ahora vacía, la última astilla de la puesta del sol se desvaneció en el horizonte y su habitación quedó en la oscuridad. Podía escuchar la voz de Catarina dentro de su cabeza tan claramente como si ella estuviera de pie junto a él. Recordó sus palabras exactas...
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'Es un hombre muy rico y muy poderoso, Magnus, no es alguien que haya llegado a donde está sin pisar algunas espaldas en el camino'
'Sólo por favor prométeme que serás cuidadoso. Y si por un momento te sientes incómodo o presionado de alguna manera, quiero que me llames. ¿Por favor?'
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¿Se sentía incómodo? Sí. ¿Estaba siendo presionado? Bueno, si llamas presión a ser forzado a comer la cena, entonces sí a eso también. Miró el teléfono en la mesita de noche. Él podría llamar a Catarina en este momento y decirle que volvería, que ella había estado en lo cierto todo el tiempo y que lo sentía. Podría volver a Filadelfia, lejos de esta casa demasiado perfecta con su dueño demasiado perfecto, cuya sonrisa de alguna manera hacía que Magnus sintiera que necesitaba correr tan rápido como pudiera. Magnus cruzó la habitación oscura, encendió la lámpara de la mesilla y descolgó el teléfono. Sus dedos se posaron sobre los botones listos para marcar. Pero antes de que pudiera comenzar hubo un extraño rasguño en su puerta. Magnus volvió a bajar el teléfono y se acercó.
* Scrrrrape * * Scrrrratch *
Algo estaba frotando y raspando contra el fondo de su puerta. Magnus se arrodilló y se inclinó, una sombra se movía debajo de la grieta. ¿Tenían una mascota? ¿Un perro tal vez? Fuera lo que fuese, había pasado de raspar a golpear la puerta ahora.
* SMACK * * SMACK *
Magnus vio que el pomo de la puerta giraba y se preparó para lo que estaba por entrar. Buscó algo para agarrar como arma y todo lo que pudo alcanzar fue un jarrón vacío desde la parte superior de la cómoda. Lo sostuvo sobre su cabeza, listo para lanzarlo. La puerta se abrió lentamente para revelar una sorpresa inesperada. De pie en el pasillo, con una expresión curiosamente vacía, había un niño pequeño. No podía tener más de 3 o 4 años, su cara tan redonda como un querubín y su cabello tan blanco como la nieve.
-"¡Oh! ¡Hola!"- respondió Magnus, completamente en shock, pero muy contento de que no estuviera a punto de ser atacado por un perro salvaje. Se relajó y volvió a colocar el jarrón, esperando no haber asustado al niño.
El chico se quedó allí en silencio, su mano apretada contra un pequeño camión de juguete.
-"Ah, ¡eso es lo que estaba raspando contra mi puerta!"- dijo Magnus, dándose cuenta de que el chico debía haber estado conduciendo su camión a través de las paredes y puertas mientras se caminaba por el pasillo- "¡Pensé que era un monstruo!"
El niño sonrió y miró su camioneta, sin duda complacido de haber podido asustar a alguien mucho más grande y más viejo que él. Lo levantó hacia Magnus con orgullo.
-"Esa es una muy buena camioneta que tienes allí, me encantan los neumáticos"- dijo Magnus con dulzura, preguntándose quién podría ser este chico.
-"¡Oh, Dios mío, ahí estás!"- gritó una mujer desde el pasillo- "Maestro Bane, siento mucho que te haya molestado. A veces simplemente se aleja de mí, ¡y ya había desaparecido antes de que me diera cuenta! ¡Es tan astuto como un zorro!"
-"No te preocupes, no me molestó en absoluto"- respondió Magnus mientras se inclinaba hacia el nivel de los ojos del niño- "Mi nombre es Magnus, ¿cuál es tu nombre?"
-"Él es Sebastian, hijo del Sr. Morgenstern. Me temo que no habla, pero seguro que puede hacer todo un escándalo cuando está jugando con estos camiones. Me disculpo de nuevo por la grosera interrupción"
-"En serio no hay problema, y por favor llámame Magnus. ¿Es usted la señora Morgenstern?"- preguntó Magnus con curiosidad.
-"Dios, no, mi nombre es Iris, soy la niñera"
-"Oh, ya veo"- dijo Magnus mientras reflexionaba sobre su inesperado visitante. Era inusualmente alta para una mujer, y su cabello de un brillante tono rojo que, supuso, probablemente era teñido. Su rostro era amable, pero también tenía una dureza que le recordaba a una severa institutriz. Se imaginó que ella era muy buena en lo que hacía- "Lo siento, no sabía que el señor Morgenstern tuviera hijos"
Iris sonrió- "Ah, bueno, él es un hombre muy privado cuando se trata de su familia. Pero es feroz en su amor"
Sebastian se arrodilló y comenzó a correr la camioneta dando vueltas en círculos en el piso de la habitación de Magnus, avanzando más y más adentro.
-"Él es un problemático, ¡a veces siento que son más de uno! Déjame sacarlo y te dejaremos en paz"- Iris se inclinó para recoger al chico del suelo.
-"Está bien"- le aseguró Magnus- "Él puede quedarse, en realidad no es una molestia"
Iris se enderezó de nuevo- "Bueno, si insistes, entonces los dejaré para que se conozcan. Pero estoy justo al final del pasillo si se vuelve demasiado difícil de manejar"
-"Creo que estaremos bien"-declaró Magnus mientras observaba a Sebastian conducir su pequeño camión por la pata de la mesa y cruzar la silla. Una manera tan simple de entretenerse, Magnus estaba fascinado.
Iris se alejó y Magnus observó a Sebastian levantarse y comenzar a explorar la habitación. Sus ojos se fijaron de inmediato en la mesa de comida.
-"¿Tienes hambre?"- le preguntó Magnus. Sebastian lo miró fijamente, pero no respondió.
-"Puedes ayudarme a comer mi cena, si quieres, hay pastel de chocolate"
Los ojos del niño brillaron ante la mención del pastel y Magnus empujó el pequeño plato hacia el borde de la mesa donde Sebastian podría alcanzarla. Se subió a la silla, cogió un tenedor y se lanzó hacia ella con entusiasmo. Pronto su cara se cubrió con glaseado de chocolate y Magnus tuvo que reprimir una carcajada.
-"Parece que te gusta el chocolate, a mí también"
El chico detuvo el tenedor a medio camino de su boca y lo giró para ofrecerle un bocado a Magnus.
-"No gracias, quiero que lo comas. Además, de todas formas no tengo mucha hambre"- le aseguró Magnus, sintiéndose aliviado de que alguien pudiera evitar que el chef fuera despedido.
Sebastian sonrió y volvió a comer alegremente el pastel, rebotando alegremente en la silla, balanceando las piernas de un lado a otro. Continuó comiendo hasta que había devorado hasta el último bocado. Para cuando terminó, tenía encima más del postre de lo que realmente entró en su boca. Era completamente adorable, y Magnus no podía negar que calentaba su corazón. Las facciones angelicales de Sebastian y su presencia tranquila de alguna manera lograron calmar su estado de pánico anterior. Verdaderamente, ¿qué tan malo podría ser Valentine Morgenstern si era un padre amoroso con un niño tan dulce? No había sido más que amable y acogedor con Magnus hasta ahora, abriéndole su casa y tratándolo como familia. Ahora le parecía tonto haber estado tan alterado que estaba listo para irse. Se sentía como un ridículo cobarde.
Sebastian miró la canasta de rollos y Magnus los acercó más a él.
-"¡Aquí tienes, sírvete!"
Sebastián alegremente tomó un rollo.
-"Es una casa increíble en la que vives"- dijo Magnus, mirando alrededor de la habitación- "¿Apuesto a que tienes muchos juguetes?"
El chico no respondió pero parecía estar escuchando con interés.
-"Estaba viviendo en una escuela antes de venir aquí, pero solía vivir en una casa cuando tenía tu edad. En Londres. No era tan agradable como aquí, pero también me encantaba jugar con autos y camiones"- dijo Magnus mientras miraba al niño comer. Realmente nunca había visto a un niño con características tan llamativas. Su piel era tan blanca y suave como la porcelana, lo hacía parecer un muñeco viviente. Se preguntó por qué el chico no hablaba. ¿Era sólo de maduración tardía? ¿O le había pasado algo? ¿Tal vez un defecto de nacimiento? Se veía perfectamente sano. Magnus pensó en la música y tuvo una idea.
-"Toco el violín, ¿te gusta la música?"
Sebastian asintió y Magnus sintió una oleada de energía al obtener una respuesta real de él. Se levantó y caminó hacia su estuche de violín, abrió la tapa y sacó su instrumento.
Los ojos del niño estaban llenos de asombro.
-"¿Alguna vez has visto uno?"- preguntó Magnus mientras colocaba el instrumento debajo de su barbilla y sostenía el arco frente a él.
Sebastian negó con la cabeza.
-"Este es mi violín, y este es el arco. Se desliza sobre las cuerdas de esta manera"- Magnus colocó el arco sobre las cuerdas y lo bajó para producir una sola nota.
La cara del chico se iluminó como un árbol de navidad.
-"¿Te gusta?"- Magnus tocó un riff y Sebastian estaba fascinado. Sus pequeños ojos abiertos y completamente boquiabierto. Magnus continuó, sintiendo una oleada de orgullo al ver la emoción del niño. Nunca había pasado tiempo con niños, siempre había sido el más joven en Curtis y nunca había asistido a la escuela en Londres. Pensándolo bien, este era el primer niño con el que realmente había interactuado en su vida. De repente, se imaginó cómo se sentiría ser un maestro, e inmediatamente pensó en Catarina.
-"¿Te gustaría escuchar una canción?"
Sebastian sacudió vigorosamente la cabeza, en un sí.
Una de las primeras actuaciones en solitario que Magnus había dado en Curtis fue un pequeño recital que Catarina había preparado para un miembro de la facultad visitante. Había tocado el Aria para la cuerda de Sol, de Bach, y había hecho llorar a todos. Decidió tocarlo ahora, y desde la primera nota los ojos de Sebastian estaban vidriosos. Ni siquiera parpadeó. La melodía llenó el dormitorio con un sonido que resonó en el cristal. Giró a través del aire entretejiéndose en un tapiz de hermosa música que los envolvió a los dos durante cinco maravillosos minutos de esplendor ininterrumpido.
Después de que Magnus terminó la pieza, bajó el arco y sonrió ante la sorprendida carita de Sebastian. Mirando su reloj, comenzó a preocuparse de que lo estuviera manteniendo despierto pasada la hora de acostarse- "Creo que será mejor que paremos por esta noche. No quiero meterme en problemas porque sigas despierto o darte comida"
El niño de repente dejó caer un rollo a medio comer, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
-"Oh, no te preocupes"- le aseguró Magnus- "No diré nada si tú tampoco lo haces. Será nuestro pequeño secreto"
La expresión de Sebastian se suavizó y recogió el rollo de la mesa. Dio un bocado más y luego miró directamente a los ojos de Magnus, con la cabeza ladeada hacia un lado como si estuviera contemplando algo. Por un momento, Magnus vio a Valentine en este pequeño gesto. Era la misma forma en que lo había mirado cuando llegó por primera vez, y la misma mirada ahora era un poco extraña viniendo de un niño tan pequeño.
-"El padre también tiene secretos"- dijo Sebastián, con la cara inexpresiva.
Magnus se sorprendió al escucharlo hablar, el tono extraño de su voz hizo que se le pusiera el pelo de puntas. Era mucho más articulado e inteligente de lo que esperaba de alguien a su edad. Sin mencionar que lo que dijo fue increíblemente espeluznante y extraño. La niñera Iris había dicho que no había hablado, Magnus asumió que eso significaba que no podía hablar en absoluto, pero claramente ese no era el caso. Tal vez ella se refería a que no le gustaba hablar a menudo, o que era tímido. Magnus sintió que definitivamente había ganado algunos puntos de brownie con el pastel y la música. Debió haberlo hecho sentir más a gusto.
-"¿Qué tipo de secretos?"- preguntó Magnus, había su curiosidad en lo más alto.
-"¡De acuerdo, jovencito!"- la voz de Iris sonó cuando regresó a la habitación- "¡Tu baño está listo y creo que has molestado a este buen chico lo suficiente!"
Sebastian se levantó de la silla, levantó su camioneta del piso y salió corriendo sin hacer preguntas.
-"Lamento si interrumpió tu cena"- se disculpó de nuevo Iris.
-"No, está bien, no tenía mucha hambre de todos modos. Nos divertimos conociéndonos"
-"Bueno, eso es maravilloso"- sonrió Iris- "Y no tomes como algo personal que no se comunique, he estado aquí casi un año y nunca me ha dicho una sola palabra. Es un chico dulce, pero no ha sido el mismo desde que murió su madre"
Magnus sintió que la sangre en sus venas se convertía en agua helada. Estaba completamente atónito. Intentó como pudo evitar que su mandíbula cayera al suelo por la sorpresa- "Oh, está bien"- se las arregló para responder. Su mente estaba acelerada, pero simplemente no sabía qué pensar. El chico le había hablado, su voz tan pura y clara como una campana. ¿Lo había soñado? No, él sabía lo que había oído. Sebastian le había hablado, no había duda. Y lo que había dicho era un misterio aún más grande.
-"Espero que tengas una estancia agradable aquí. El señor Morgenstern está encantado de tenerlo con nosotros"- Iris asintió y se inclinó en una pequeña reverencia, luego se dio la vuelta y se alejó.
Magnus se quedó completamente estremecido. Se hundió de nuevo en la silla y echó un vistazo al rollo a medio comer del niño.
'¿Qué diablos está pasando aquí?'
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Muchisimas gracias por leer, espero les haya gustado. Qué les ha parecido el pequeño Sebastián?
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