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Epílogo

Hacia un día muy soleado, los rayos del sol entraban a la oscurecida aula de último año. Los pelirrojos jugaban lanzando aviones de papel, molestando a los otros estudiantes del salón; pero cuando sintieron la presencia del profesor de matemáticas -su maestro encargado- se detuvieron en seco con los nervios de punta.

-Ya los he visto gemelos problema, recojan todos los aviones del suelo ahora mismo y echenlos a la basura -Cambio su firme voz para decir lo último-, tenemos una nueva alumna en nuestra clase y apartir de ahora no quiero juegos estúpidos de parte suya.

Los dos chicos obedecieron las órdenes del profesor sin decir nada cuando vieron quien estaba detrás de él, era más y nada menos que Violet.

A los gemelos de pareció extraño ver a la dormilona, tenían muchos días sin verla dormir junto a Dilan en la azotea de la escuela.

Ellos le habían preguntado si sabía algo de ella, pero Dilan no les dió ninguna información.

El profesor entro con la chica detrás, puso su maletín sobre el escritorio y miró a toda la clase buscando algún desperfecto. Pero no encontró nada más.

Dilan, Justin y Sinaliz eran los únicos que no estaban sorprendidos mirando a la chica; porque ya sabía a que venía.

-Profesor... -una chica de lente levantó la mano y el profesor le dió la palabra. -¿Y esa chica?

-A eso voy, no se desesperen. -se alejo un poco del escritorio para pararse junto a la Violet. Ella estaba algo pálida, seguro por lo nerviosa que se encontraba. -Les presento a Violet, sé que muchos sabrán que es de tercer año, pero apartir de hoy será de cuarto año porque así lo estipula el director. La hemos evaluado y está mucha más arriba en conocimiento que este curso. No les daré más explicaciones, ella misma se las dará.

Todo se volvió muy silencioso después de las palabras del hombre, la única ventana que estaba abierta dejaba entrar una cálida brisa de primavera.

Violet buscaba las palabras adecuadas para hablar, pero cada vez que tenía algo no tan lastimoso que decir, lo pensaba dos veces y no le salían las palabras.

Dilan por su parte estaba más agobiado que ella, los murmullos de chistes y chismes de todo el salón lo estaban poniendo muy mal, y en un momento ya no podía más y se levantó gritándole a todos.

-¡Callense! -grito con los puños cerrados. El profesor solo suspiro cansado y dejó que el chico se desahogara.

Seguro así la chica se animaría a hablar.

-¡No ven que por su culpa no puede hablar! -la cara del chica estaba roja de la ira. Algunas chicas estaban horrorizada por los gritos del chico.

Dilan seguía gritándole a sus compañeros que eran unos chismosos, y otras cosas más.

Violet bajo la cabeza algo avergonzada de si misma por no hablar y dejar que el curso se pusiera a burlarse de ella, y que Dilan se levantará a defenderla.

Justin trataba de calmar a su amigo desde su asiento, pero este hacía caso omiso a sus intentos de calmarlo.

-¡DILAN!

El chico por fin se calló cuando escucho la voz quebrada de Violet. Ella tenía la cara roja y los ojos cristalizados por las lágrimas, pero no las dejo salir; solo se las limpio y tomo más coraje para hablar.

Dilan la miraba sorprendido, era la primera vez que Violet gritaba de esa forma y se veía enojada de verdad. Ella con la mirada le indico que ya era hora de hablar, que la no tenía miedo.

-Bien, muchos me conocen porque soy la primera de la tabla de honor de la escuela, otros porque me han visto dormir en el comedor, otras habran escuchado de mi por algún chiste o chisme de mi persona y si yo duermo en clase. Pero eso no les da derecho a burlarse porque no lo hago porque quiera. No quiero que sientan lástima por mí, es lo último que quiero en esta vida; porque he guardado todo este tiempo la verdadera razón de porque duermo en clase solo para mí, y las algunas personas que si supieron comprenderme -miro a Dilan y a sus dos mejores amigos. Justin que estaba sentado en el medio de Dilan y Sinaliz, miró a sus dos amigos con una cálida sonrisa. -Y ya no me da miedo decirlo, estoy enferma, y lo que más deseo en este mundo es terminar la escuela junto a mis amigos, no tengo muchos pero si ustedes quieren serlo, estaría muy... -las palabras comenzaba a estancarse en su garganta. Ella luchaba por no llorar, y una sonrisa entre lágrimas fue lo que pudo mostrar-, estaría muy agradecida de ser su amiga.

Las caras de todos los alumnos estaba en blanco, solo un atisbo de sorpresa se reflejaba en sus caras.

Violet bajo la cabeza, con las manos juntas esperando alguna respuesta de alguien.

-Creo... -escucho la voz de la chica de lentes-, ¡Qué eso es muy valiente!

-¡Sí, yo también lo creo! -grito un chico de cabello negro.

Todos asentían con grandes sonrisas en sus rostros, y los aplausos no se dejaron esperar más.

A Violet se le habían salido un par de lágrimas mientras miraba a todos con mucha sorpresa; nunca había esperado tener la aprobación de todos de una forma tan alegre como esa.

Ninguno la trato con pena, la trataron como uno más de ellos, como alguien valiente, y a medida que pasaba el tiempo todos le tomaban mucho cariño a la chica.

No solo porque la chica era muy atenta y le gustaba ayudar, era por todo, la chica había logrado sacar el compañerismo de ese grupo de chicos que solo querían terminar su último año y largarse a la universidad de una vez. Había hecho la vida en esa aula más alegre, no solo por las risas que provocaba cuando dormía, sino porque el aula completa podían tener un descanso igual al de ella.

Y todos estudiaban las lecciones juntos todos los días al igual como lo hacía ella, y les iba mucho mejor a todos. Todo empezaba a marchar bien por fin para los amigos, y otra luz de esperanza para Violet se había entendido dentro de ella.

-

-Dígame doctor, ¿Qué tiene mi hija? -pregunto muy asustado el padre de Violet.

Esa tarde lo habían llamado para decirle algo muy urgente sobre su hija, no le habían querido decir de qué se trataba pero el supuso que era para ese fin.

-Dado a que la enfermedad de su hija no tiene ningún parentesco con otro síndrome del sueño, no le tenemos un nombre para esa enfermedad. -el doctor se veía muy cansado. Parecía tener horas sin dormir. -Pero hay buenas noticias, es se puede operar.

-¡Digame cuanto dinero necesita!

-Calmese señor, esto no se trata de dinero. Ya no es necesario nada más. -dijo el doctor calmado.

-¿Entonces cuándo pueden operarla? -inquirió el hombre cabizbajo.

-No sabemos... -el doctor buscaba las palabras adecuadas para decirle la otra noticia sobre la operación; pero no le encontraba pies ni cabeza a tener que pensarlo tanto-. Mire, le voy a ser sincero, la operación es tan riesgosa como la misma enfermedad. La única alternativa para su hija es preparar su cuerpo para operación, el cuerpo de su hija está muy débil.

-¿Y que debo hacer doctor? Haría lo que sea para que mi hija esté siempre a mi lado. -el hombre se escuchaba muy desesperado y le daba algo de lástima al doctor.

-Lo mejor para ella es llevarla a algún lugar lejos de la ciudad, un lugar con aire puro, donde pueda desintoxicar su cuerpo y fortalezca su salud. Un lugar como... Las montañas, o un bosque, algo lejos de los ruidos y la mala vida de la ciudad.

-Entiendo... Haré los preparativos de ese viaje lo antes posible. Solo me gustaría saber algo.

-Lo escucho.

-¿Hay un nombre para tal enfermedad?

-Dado a las circunstancias, y como solo su madre fue portadora de la misma enfermedad, y que lamentablemente falleció, algunos del equipo comenzaron a llamar a la enfermedad "El síndrome de Violet" -explico el doctor sintiéndose un poco avergonzado por el atrevimiento de su equipo de trabajo.

-¿Síndrome de Violet? -pregunto pensativo el hombre. -No está mal. Bueno, me despido, debo darle la noticia del viaje a Violet.

-Antes de que se vaya señor Oliver -el hombre se detuvo antes de salir por la puerta-, no le diga nada a Violet de la operación, cuando su salud mejore, yo mismo se lo diré.

Oliver asintió a la petición del doctor, luego cerro la puerta despidiéndose del doctor Noar.

El doctor se quedó varios minutos en silencia, mirando una de las tantas fotos de Violet en su escritorio.

Tantos años trabajando en la búsqueda de una posible cura para la enfermedad de la niña, lo habían hecho tomarle mucho cariño, tanto que la sentía como si fuera una de sus sobrinas.

-Me alegro mucho por ti, pequeña. -le sonrió a un de las fotos. Donde Violet estaba junto a él y su padre en una cama de hospital.

Fin




No se alarmen, es solo el fin del primer libro xd nos vemos en los agradecimientos.

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