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Dilan tenía muchos días sin salir a la calle, ese día pese a que su familia se reunía para la cena, no estaba nada feliz. Miraba desde la ventana de cristal de su cuarto a sus padres despedir los últimos familiares. Era más de las una de la madrugada, cuando sintió que la casa estaba en completa calma. Se puso un abrigo para poder salir a tomar aire, tal vez podría pasar por la casa de ella en el trayecto, pensó él.

Se dispuso a caminar, se le dificultaba por la gran acumulación de nieve que se encontraba sobre las calles y las aceras.

Ya había caminado varias cuadras, las casas de los dos chicos no estaban tan lejos pero tan poco tan cerca como él deseaba. Cuando sintió que la brisa fría quemaba sus labios, saco la bufanda que siempre llevaba dentro del abrigo; antes de poder ponérsela vio que entre la espesa neblina que hacía la nieve al caer, alguien de aproximaba a él con mucha dificultad.

Cuando Dilan vio que aquella persona callo en la nieve, corrió a su auxilio; pero cuando vio de que se trataba la sangre se le helo haciendo que quedara petrificado por un par de segundos, viendo el cuerpo de Violet inmóvil sobre la nieve.

Cuando reaccionó, se arrodilló frente a la chica y la tomó en brazos. Estaba helada. Dilan respiraba agitado tratando de despertarla, entre abrazos, y suplicando que despertara, ella abrió los ojos con dificultad.

—Que... Quería ver-te por última vez —logro decir, su cuerpo templaba por el frío y no la dejaba hablar correctamente. Los ojos del chico se llenaron de lágrimas ante aquellas inaudibles palabras, esto no le podía estar pasando a él. Tenía a la chica que amaba entre sus brazos, hablando en forma de despedida, se limpio las lágrimas y se levantó con ella en brazos.

El hospital no quedaba muy lejos de ahí, si corría más rápido podría caer y lastimarse; pero no le importaba.

***

—¿Falta mucho para llegar? —pregunto con la voz entrecortada.

Justin estaba con los nervios de punta en ese momento, no había nada abierto, todas las tiendas y puestos de comida estaban cerrados, maldijo por lo bajó al ver la última tienda ser cerrada, y ver al encargada irse en su auto.

—No falta mucho —aviso con una sonrisa fingida. La verdad era que faltaba una considerable distancia. —Sube a mi espalda para llevarte. —se agachó para que ella subiera. Ella solo negó con una sonrisa y volvió a caminar.

Justin no entendía su comportamiento, ¿Acaso la chica no confiaba tanto en él? Pero no se trataba de eso, Sinaliz solo quería llegar por su cuenta, por lo menos hacer eso.

La ayuda de Justin, la hizo feliz, pero ella quería hacer las cosas por si misma, como lo hizo por tanto tiempo desde que huyó de casa.

La chica se arrepintió no haber aceptado la ayuda del chico, cuando sintió más dolor en su vientre. Sus piernas comenzaron a fallar y su vista se nublo tanto que ella misma se dijo que no podía seguir más.

Cuando Justin la vio caer, se levantó de inmediato y fue a ver qué le pasaba; pero ella ya estaba inconsciente.

—¡Demonios! —esclamo, dió un golpe a la nieve por la frustración. No había nadie cerca, su casa estaba aún muy lejos y ni autos pasaban ya a esas horas, todo estaba desierto en ese lugar.

Montó a la chica en su espalda como pudo, recordó que había un hospital cerca que operaba las veinticuatro horas, todos los días, sin importar que fuera víspera de Navidad.

Corrió como pudo sintiendo que le faltaba el aire por el frío, cuando vio el letrero que decía EMERGENCIA con flamantes luces rojas, se sintió aliviado. En el momento que entró, lo último que pudo hacer fue pedir ayuda antes de caer desmayado por el cansancio.

***

Unas voces lejanas hicieron que el chico despertara, cuando pudo abrir los ojos por completo, una enfermera revisaba un suero, que al parecer él tenía puesto, ya que sentía el ligero ardor de la aguja dentro de su muñeca.
Giro la cabeza y ahí estaba Sinaliz, dormida en una cama igual que él, con un suero siendo revisado por otra enfermera.

Cuando sintió la necesidad de hablar, no pudo, su garganta estaba muy seca, sus labios los sentía igual o peor que su garganta.

—A..a..gu..

Cuando la enfermera lo vio despierto, tomó un vaso y una jarra que ya tenían preparada con agua y le dió de tomar a Justin, que se sintió en el cielo al probar la refrescante agua.

Se sintió mucho mejor cuando terminó de tomar el agua, la enfermera le sonrió y se disponía a irse cuando él hablo:

—¿Que me pasó? —pregunto y la enfermera se acercó a él.

—Tuviste un poco de agotamiento físico. —respondió ella, con mucha amabilidad.

Justin volvió a ver a Sinaliz.

—¿Y a ella?

—Ella tiene una severa anemia. —contesto con un poco de tristeza la enfermera.

El apretó los dientes de la rabia y melancolía.

—Gracias. —agradeció la información. La enfermera respondió con un "No hay de que" y salió de la habitación dejandolo solos.

Ya llegó la hora sad, v: pero no se me pongan tristes c:

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