Dilan miraba con impaciencia el reloj, esperaba con ansias el cambió de hora de la maestra Suny, profesora de literatura. Ella nunca lo dejaba salir, ni siquiera cuando le pedía ir al baño.

-No, jovencito -Negó la mujer revisando notas mensuales de estudiantes- tiene que entender que en la primera hora de clases no se da permiso para ir al baño, pues usted viene de su casa, y a mi parecer lo típico es que las primeras necesidades que se hacen en el día, son en la mañana -Miro al alumno con autoridad -, así que, tome asiento joven Rodriguez.

El muchacho se desplomó sobre su pupitre, quería ver a Violet lo antes posible.

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