La última vez que pude verte Charlotte, estabas en el hospital. Siempre tenías una hermosa sonrisa al verme entrar por la puerta de tu habitación. Siempre me hacías muchas preguntas cuando estaba contigo, como: "¿Por qué no sonríes Dilan, hice algo mal?". 

Tenía que hacerlo por ella, una sonrisa para hacerla feliz. Cuando llegaba a casa lloraba desde que pasaba de la estrecha linea de mi habitación y el pasillo.

Muchas veces tenía que salir corriendo cuando llegaba, podía escuchar los dolorosos gritos de Charlotte cuando introducían esas agujas en su piel. Iba de inmediato al baño por las náuseas que me provocaba.

No quería que Charlotte seguirá sufriendo, sería egoísta desear que ella siguiera viviendo con tanto dolor. Lo único que me quedaba por hacer, era hacerla feliz lo que le quedaba de vida.

—Charlotte, he querido siempre decirte esto —Sentía como mis mejillas cambiaban de color, la miré por un segundo, ella también estaba sonrojada. —Charlotte, estos últimos meses, bueno... Desde que te vi yo... —Miré a la ventana nervioso, la brisa movía las pocas ojos marrones que quedaba de los árboles, recuerde aquel primer día de clases, cuando por primera vez miré a la niña que se sentaba detrás de mí. Volví a mirar a Charlotte ya decidido a decirlo—, ¡Te amo!

Los ojos de ella se iluminaron al instante, nunca olvidaría el brillo de esos ojos verdes. Tan poco el día que le di su primer beso, las enfermeras prepararon una boda falsa para nosotros —Hasta trajeado y todo estaba—. Ese día fue el más feliz que tuve en aquel entonces, no a habido otro igual.

Luego de dos semanas, Charlotte murió entre mis brazos mientras me contaba las cosas que quería hacer junto a mí, esas eran las cosas que nunca podría hacer junto a ti. 
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