Capítulo 29: Saiki Quiere Saber
Capítulo dedicado a: starrshowerss, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!
—Cuando estábamos en la casa embrujada, escuché que dijiste que el amor era química. —Saiki no pudo evitar esconder sus verdaderas intenciones, con una curiosidad tan pura e innata que Akechi, el chico que apenas se sentaba en su lugar, no pudo evitar sentirse desvariado.
—Sí, lo dije, porque es la verdad... o eso leí en una revista —afirmó el menor, colocando sobre su mentón su mano, optando por sacar su lado que más cuestionaba a todo lo que le rodeaba. Eso no le gustó a Saiki por diversos factores, sintiendo que el «amigo» al que más confianza le tenía probablemente empezaría a divagar—. Ahora que me pongo a pensar, ¿crees que esa revista nos haya engañado? Porque honestamente sí es algo sospechoso.
—¿Lo es? —Y Kusuo no pudo evitar seguirle la conversación, porque no era un psíquico que podía huir de las situaciones con facilidad: ¡es más, él también tenía sentimientos y sueños para ser él más normal de todos, pero ésa era otra historia!—. Está verificada si es una científica, para que la información que nos dé fuera confiable, debe de estar respaldada por instituciones de gran-...
—Pero ¡qué tal si nos controlan, Saiki! ¿Lo has pensado? Podrían estar manipulando la información para que todo lo que percibamos sea una total mentira y nos tengan a su merced. —Saiki no pudo evitar mirar raro a Touma, porque de cierta forma creyó que como se había hecho amigo de Kaido, eso explicaba muchas cosas—. Aunque honestamente lo veo poco probable con esto, ya que, a la vez es natural que sea sólo por una simple reacción química. Nosotros en sí somos ciencia, organismos... —habló el otro con seguridad, dejando de lado la conversación inicial sin mucha facilidad. El de cabellos rosados también ya estaba listo para caer en la misma molestia de antes, pero no lo hizo, aunque quiso hacerlo por influencias tan simples y la voz tranquila de ese chico de menor estatura, regresó a la realidad, cuando recordó de forma vaga a lo que había venido: ¡no estaba ahí para hablar de conspiraciones tontas!
—Akechi —llamó el chico la primera vez, sólo logrando llamar la atención del mencionado, pero no impidiendo que siguiera hablando—. Akechi... —Volvió a intentarlo, pero esa vez no olvidó el mágico ritual poderoso que hacía que Touma guardara silencio: taparle la boca con su mano. Después de eso, ya sólo fue cuestión de tiempo para que dejara de murmurar y balbucear—. Necesito tu ayuda, porque parece que tú sabes mucho de amor.
Ante esa afirmación tan simple y seria de Saiki, Touma no pudo evitar negar con frenesí su cabeza, sin intención de mentir acerca de sus verdaderos sentimientos. Saiki no pudo evitar arquear sus cejas ante esa afirmación: de verdad no podía creer que todavía se negara, cuando ya le había dicho tiempo atrás que lo ayudaría.
—Te contradices solo. —Akechi escuchó esas palabras y no pudo evitar deshacerse de la mano del chico para poder hablar, indignado.
—Es culpa de la autora, que no se acordaba de esos capítulos hasta que lo volvió a revisar. Me declaro inocente —recayó en la cuenta, cerrando su boca de golpe al afirmar eso con total sinceridad. Saiki no pudo evitar mostrarse molesto y algo nervioso, creyendo que si seguían usando ese recurso se volvería algo muy repetitivo y simplón.
—Deja de hacer eso.
—¿Hacer qué? ¿Ayudarte?
—No me has ayudado en nada...
—Yo fui el causante de una u otra forma de que te dieras cuenta de que te gusta Kaido, ¿no? Así que sí he ayudado —finalizó Touma, dando un respiro pesado ante el ligero rubor que llegó a las mejillas de Saiki. Ahí supo que no podía simplemente ignorarlo: sí, quizás había sido su culpa, su completa culpa por haberle ofrecido alas a una persona muy importante para él, para que fuera tras otra persona. Quizá demasiado importante para él. Bajó su vista por un breve lapso de tiempo, sintiendo sus labios temblar, y no pudiendo evitar levantar su vista al aire. No quiso luchar contra nada y se dedicó a tomar a Saiki del brazo, para llamar su completa atención—. Te ayudaré. —¡Vaya! ¡Akechi fue breve!—. ¿Qué necesitas saber? ¿En qué quieres que te ayude? Prometo hacer mi mejor esfuerzo.
—He decidido que quiero conocerlo mejor, ¿qué debería hacer? —Sin rodeos, porque ya había perdido mucho el tiempo. Kusuo sonrió con suavidad, al ver como el rubio cenizo parecía lo suficientemente tranquilo al corresponder su sonrisa.
—¿Lo estás aceptando? —Akechi arqueó sus cejas, con un tono bastante divertido y un tanto curioso. Saiki se tensó de forma notoria al escuchar esa afirmación tan reveladora, no pudiendo hacer más que apartar la vista por un breve instante, antes de aflojar los nervios que se colaron por su piel y luego miró a Touma por fin.
—Tal vez...
—¡Bien, lo tomaré como un sí! —exclamó Akechi con emoción, mostrando su alegría con sus bellos labios inmaculados y dio un ligero aplauso. Kusuo ya sabía lo que pasaría: iba a volver a hablar mucho. Esperaba que la información que le fuera a dar sí funcionara, y aún más, que no revelara más de la cuenta para que los demás compañeros del aula lo escucharan, porque si eso ocurría todo se volvería veinte veces más desastroso que otras ocasiones—. Verás, no soy un experto en el amor, de hecho, no sé nada, pero, creo que ya has pasado la parte más difícil, que es aceptar tus sentimientos. También, por tu forma de actuar, puedo apostar lo que sea que ya has tratado de dar un paso con Kaido. —Paró en seco y sin querer, cuando notó que Saiki se mostró un poco ansioso ante tan valiente afirmación obvia. Casi rio, pero no lo hizo, porque ése no era el punto y sabía que el de cabellos rosas lo arruinaría todo si seguía así—. ¿La insinuación fue directa?
—No lo sé —adjuntó sus pensamientos, creyéndose todo un ser extraño y patético cuando fue abiertamente rechazado por Kaido cuando le preguntó si podía besarlo de la forma más directa. Suerte (o tal vez no) que Akechi pareció leerlo, y no pudo hacer más que sonreír para entenderlo.
—Bueno, ya que todo está más que obvio: sé directo con él. Dile por qué quieres conocerlo mejor, y nos evitáremos más dramas, porque ya llevamos muchos capítulos, ¿lo entiendes? Me refiero a que hables con él en la primera oportunidad que tengas o encuentres, digas tus verdaderos sentimientos y ya lo que tenga que pasar. Sólo ten por asegurado que debes de conocerlo mejor, así que también aclara eso —comentó, con una sonrisa que por alguna razón logró sacar una completa tranquilidad en Saiki. Él no tenía idea de que ese joven de mirada simple sí podía dar buenos consejos (aunque tampoco podía afirmar valientemente si ése era o no un buen consejo)—. Por otra parte, y dejando de lado eso, ¿crees que ahora yo me pueda dormir en tu cama? Es que me da miedo estar en el suelo.
—No.
—Podemos dormir juntos si no quieres dormir en el suelo. ¿También te da miedo?
—Aun así no.
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