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Capítulo 28: Lo Que Se Hace En Una Relación

Capítulo dedicado a: _Reire_, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!

—No... —susurró Kaido, con un apenas audible tono de voz en sus palabras. Saiki sintió que había hecho el ridículo con esa afirmación tan sincera que recibió por parte de su primer amor.

—¿«No»? —repitió, perdido y tratando de procesar todo. Saiki no era de muchas palabras, y nunca lo sería, pero con Kaido parecía tener la extraña y rara necesidad de querer saber, al menos una vez en su vida, cómo se sentía realmente éste, y que era lo que encerraba en esa enorme capa de mentiras y juegos infantiles.

—No me lo tomes a mal, lo juro porque me llamo Alas Sombrías. —Kaido no dejó pasar ninguna oportunidad para esconder sus verdaderas facetas en palabras, siendo completamente comprado con sus palabras y alejándose de Kusuo de una forma prudente, arrastrando su cuerpo para quedar a una distancia prudente.

Saiki no supo si debía de estar tranquilo o preocuparse, porque claramente «Alas Sombrías» no era su verdadero nombre, pero siendo Shun, quizás sí serviría esa forma en la que se atrevió a jurar algo. Sin embargo, y a pesar de que eso casi le bajó la autoestima por sentirse insuficiente y un terrible conquistador, regresó a su ánimo neutral de todos los días, poniéndose de pie para sacudir el polvo de su cuerpo y agradecer porque la movilidad había regresado a su cuerpo. Vio a Kaido llegar hasta una esquina del enorme edificio abandonado y recargó su espalda contra la fría pared, dando un suspiro después de haberlo necesitado tanto.

—Kaido...

—¡No estoy enojado ni molesto! —gritó el menor, mirándolo a los ojos simplemente para entender lo poco que había alcanzado a notar. Sí, a Shun le había parecido como un sueño que su interés amoroso le propusiera eso, pero tampoco quería dejarse llevar: así no funcionaba un noviazgo, o bueno, así no funcionaban en la ficción, en las películas que su hermana menor veía con tanta emoción—. Y para ser sincero, me alegra que... que... —Las palabras se resbalaron de sus dedos, por poco cometiendo el grave error de dejarse cegar por una tontería innata que lo delataría ante cualquier pretexto, porque por poco y se le escapaba de la boca un: «me alegra que la persona que me gusta me diga eso». Suerte que pudo callar a tiempo, sonriendo con total simpleza—. ¡M-mi recluta número uno me diga eso! —El color rojizo lo delató, y Saiki no pudo evitar creer que Kaido volvía a mentir, pero a la vez no. Ahora parecía un balance total, como si fuera un 50 y 50 bien hecho, o eso creía.

Lo vio enloquecer internamente, viéndolo a los ojos con sus pupilas carmines llenas de vergüenza al chocar con las curiosas, pero más serias que nada de Kusuo.

—¡No me molestaría besarte, pero no ahora! —soltó de improviso y como un impulso, pero sin darse cuenta de sus palabras.

Saiki sintió que todo se le movía adentro de su cuerpo, empezando por su corazón y su pecho, que parecía estar en peligro por culpa de lo rápido que sonaba. Su cara ya no ocultó sus emociones, y se mostró con total sorpresa, pareciendo que quería procesar lo que estaba a unas instancias de tratar de entender el ambiente. Ahí Shun reaccionó, dando un grito.

—¡No, espera, eso se oyó mal! —Ya sólo faltaba que empezara a sollozar por la situación tan bochornosa en la que se metió, y que Saiki no dijera nada fue bastante confuso. No pudo hacer más que dar otro grito, con la cara pintada de rojo, cual tomate y haciendo justicia al apodo mental que Saiki había elegido para él para esa ocasión, y trató de seguir con su discurso—. Ya sabes, lo que se hace en un noviazgo, ¡sí, eso! ¡Lo que se hace! —comentó, alzando su vista por fin y mostrando un extraño brillo en sus ojos, como si estuviera esperanzado y en busca de que éste le entendiera.

—No sé lo que se hace en un noviazgo —afirmó Kusuo de forma sincera, logrando hacer llorar a Kaido porque todo se estaba extendiendo por su culpa. ¿Debió de haberse dejado besar?

—¿¡No sabes qué se hace en un noviazgo!?

—Pues no.

—Yo tengo entendido que es cuando la gente se besa y manosea. —Nendo entró a la conversación, llegando por el pequeño y estrecho lugar, como si nada. Para Saiki, ver a alguien más fue un alivio, y ver a Aren y Akechi sirvió de mucho.

—¡Eso no es lo que se hace en un noviazgo, eso es algo completamente diferente! —Gracias a algún Dios que posiblemente los vigilaba (aunque Kusuo no era de fiarse de éstos), Shun era ese tipo de persona que se distraía fácilmente y olvidaba lo que estaba pasando. Kusuo quiso que todo eso siguiera así, y para eso no debía de separar a nadie del grupo, y pegarse a Nendo o Aren, o mejor a Akechi.

—Entonces, ¿qué se hace? —Nendo se acercó a él de forma tranquila, para poder charlar. Kaido enrojeció con suavidad y pareció tartamudear.

—Bueno, pues... es vergonzoso.

—Es algo como, quedarte con la primera persona que se te confiese por el resto de tu vida. —Se metió Aren, un poco curioso ante esa idea simple. Kaido pareció dudar de eso por unos instantes.

—Creo que eso ya depende de cada quien, algo que tenga que ver con el amor —armonizó Kaido, un poco avergonzado por hablar de eso. Saiki los vio a los tres, y luego a Akechi parecer interesado en lo que decía. Creyó sentirse de forma terrible por eso, sintiendo que no conocía a Shun—. Aunque no sabría darte una buena definición...

Akechi soltó una diminuta risa cómplice al enterarse de que lo necesitaban a él para esos casos, llamando la atención sólo con un pequeño carraspeo.

—¡El amor es química!

—¿Qué?

—¡Sí! En la etapa del enamoramiento existen reacciones físicas en las que hay descargas neuronales y sustancias químicas hormonales liberadas en nuestro cerebro, como la dopamina, norepinefrina y serotonina, y esto provoca los síntomas. Los hombres se enamoran por los ojos, las mujeres por los oídos y ambos por el olfato, las feromonas son sustancias-... —Akechi siguió hablando, nutriendo con su conocimiento a sus nuevos amigos, mientras Kusuo se sumergía en sus preocupaciones y sus ganas de entender todo, pero, por más que divagaba, sólo llegaba a una conclusión: si sentía que no conocía a Kaido, haría el esfuerzo de conocerlo.

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