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Capítulo 25: A Tu Lado

Saiki supo que la gente entendía que estaba enamorada de otra persona en los casos más comunes, no necesariamente se tenía que armar un plan completamente elaborado para entender los sentimientos bien guardados. Quizás una simple acción realizada por un tercero y tu forma de actuar te podía revelar los resultados necesarios.

A Kusuo sí le gustaba Kaido, el mayor estaba seguro y podía comprobarlo sin tanto regocijo o vueltas, cuando caminó hasta él como si fuera un impulso, lo tomó del brazo y la jaló a su lado, pegándolo a su cuerpo y colocando su única mano libre sobre el hombro del más bajo todo cobró sentido.

Aren se quedó con la mano en el aire, al momento en que por el movimiento que tuvo el cuerpo de Kaido, se vio obligado a soltarlo, pero eso era lo de menos, lo que pareció enriquecerlo más era que no entendía qué demonios había pasado. ¿Qué no se suponía que Akechi y Saiki estaban en una relación amorosa?, entonces, ¿por qué Touma parecía indiferente a la situación y Saiki pareció tomar una postura mucho más suave cuando Shun estaba a su lado?

Si el amor era tan difícil, ¡nunca quería enamorarse!

—Nosotros iremos por aquí —dijo Saiki, sin esperar una respuesta de los otros al momento de tomarlo de la mano y llevárselo al lado izquierdo del enorme edificio abandonado.

—¿Saiki? —Volvió a preguntar Kaido, sintiendo el agarre del mayor sobre su muñeca al momento de caminar. Shun abrió sus ojos como platos y poco a poco el color rojizo se iba esparciendo por toda su cara, hasta el punto de parecer un completo tomate andante que no podía repetir otra palabra que no fuera: «Saiki». Sí, la tomate grabadora había regresado con tanta facilidad, pero en diferentes contextos.

Nendo no dijo nada al verlos alejarse y girar por una esquina, en su lugar, se limitó a deshacerse de sus extraños lentes para parpadear un poco y luego volver a colocárselos.

—¿Deberíamos de seguirlos? —preguntó Aren, un poco confundido por la actitud que había tomado el de cabellos rosados y lo mucho que se sintió amenazado ante las actitudes de Kusuo, por alguna extraña razón que no podía hallar, a veces creía que no le agradaba mucho a Saiki.

—¡No!, recuerden que habíamos decidido formar dos equipos: uno de dos y otro de tres. ¡Sin querer ya están formados! —remarcó Akechi con una enorme sonrisa que no se alcanzó a ver por culpa del disfraz de bolsa café que llevaba en la cara. Nendo se rio por la forma un poco tonta en la que intentó cubrir a su amigo.

Kuboyasu asintió, un poco indeciso ante la decisión de Touma, creyendo al menos que estaría bien desear que no pasara algo malo entre ellos, ya que Kaido realmente no era una mala persona. Sólo esperaba que dejara de actuar para fingir algo que no era.

Saiki se detuvo cuando ya estaban a unos cuantos metros de distancia de los demás. Kaido parecía agitado y con la respiración al tope porque no podía creer que Saiki caminara tan rápido: ¡deberían darle un respiro, no era muy bueno en los deportes!

—Espera... ¿podemos descansar? —cuestionó Kaido, colocando sus manos sobre sus rodillas y suspirando con cierta pesadez, ya más cansado de lo habitual. Saiki lo miró, un poco confundido, pero no pudo evitar asentir con facilidad ante su petición—. No esperaba que nos alejáramos de los demás, ¿te encuentras bien? Sabes que puedes confiar en tu jefe que destroza dragones con una sola mano. —Le guiñó un ojo, al enderezar su cuerpo lo mejor que pudo y fingió que sólo estaba actuando.

«No creo que pueda confiar en alguien que miente en cada oración», pensó Kusuo sin querer, mirándolo a través del cristal verdoso de sus lentes y tratando de buscar de dónde se había fijado en alguien como él, si realmente no parecía tener nada de atractivo. Sin embargo, aunque ésa era la opinión que tenía Saiki del de orbes carmín, también se estaba mintiendo a sí mismo, porque, aunque ya sabía que era un mentiroso que buscaba hacerse el importante, cuando Kaido hablaba con seriedad, él sería capaz de creerle hasta la última palabra de forma ciega.

Y cuando se dio cuenta de eso, terminó cayendo en la cuenta de igual forma de que su corazón latió un poco más fuerte, no pudo evitar que sus labios temblaran, y sus pupilas buscaran instintivamente mirar a otro lado para no cruzar miradas. ¿Eso era el amor o qué era? Vaya, vaya, qué emoción tan rara y complicada.

—¿Te hubiera gustado ser equipo de Kuboyasu? —interrogó Saiki de pronto, con cierta seriedad y mirando hacia el suelo, sintiendo la sorpresa plasmada en el rostro de su acompañante. Posiblemente había sido un impulsivo y se había tornado un poco cegado por la emoción del momento, pero si Kaido quería hacer el juego con Aren de buscar fantasmas, no se lo impediría.

—Sí —aludió Shun sin reparos, logrando sacar sorpresa en Kusuo, siendo reflejada cuando sus pupilas se dilataron. Giró su cabeza con sorpresa para mirar a Kaido, con un ligero miedo arremolinado en sus facciones y descubrió otra emoción con más facilidad: a veces el amor te hacía egoísta, y Saiki, el chico desinteresado, también parecía poder ser un egoísta prematuro para ciertas cosas—. Bueno, de hecho, creo que haber ido con cualquiera estaría bi-... —Cuando Kaido trató de extender la oración, fue callado de golpe, por el roce que se dio en su nariz por el dedo de Kusuo. El tacto que tuvieron sus pieles al tocarse, hizo que Shun soltara un ligero sonrojo cuando el mayor alejó lentamente su mano del rostro ajeno y le sonrió con suavidad a Kaido.

—Te he liberado del hechizo que te hizo Kuboyasu, así que ya puedes estar conmigo en esta actividad, si quieres... —Se contradijo él solo con sus últimas palabras, pero aun así logró sacar sorpresa genuina de las pupilas ajenas, cuando Shun recordó que él había hecho exactamente lo mismo con él, pero con Nendo.

No esperaba que lo recordara, y eso lo llenó de felicidad, explicándolo de forma explícita en una enorme sonrisa que se dibujó en sus labios.

—¡Sí, Saiki! ¡Gracias por liberarme del hechizo de uno de mis reclutas! Como agradecimiento, me quedaré a tu lado durante toda la actividad —aludió el de menor estatura, inflando su pecho y orgullo hasta el cielo.

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