Capítulo 23: Casa Embrujada
Capítulo dedicado a: Annise_Chan, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!
Saiki, queriendo o no, había terminado en lo que parecía ser una casa abandonada, con muchos «amigos» idiotas. Su mirada estaba perdida, su boca estaba seca y sus ojos muertos parecían querer captar algo en el sombrío edificio que se alzaba frente a ellos en una calle no muy transcurrida.
—¡Oh, vaya!, ya veo, no puedo creer que vayamos a pasar la noche aquí —comentó Nendo, teniendo la linterna en sus manos que usarían para pasar la noche. Saiki lo observó, con desgano total ante su curiosidad. Nendo soltó una carcajada nada normal, levantó un poco el sitio de donde escapaba la luz, y la trató de examinar, mientras la encendía al mismo tiempo. La luz llegó a chocar contra sus pupilas.
—¡Idiota! —Se le escapó de los labios a Kusuo, colocando su mano sobre la luz para que la luz no le siguiera dando en los ojos.
Con eso ya lo supo: su estancia ahí sería tan rara.
—La estructura aquí creada y la forma en la que ha sido conservada indica que este edificio fue abandonado hace poco, me pregunto si realmente aquí habrá fantasmas o no. Antes de venir me puse a investigar sobre el lugar y no parece ser uno donde hubiera una actividad paranormal reciente, ¿están seguros de que es bueno entrar aquí? Podríamos buscar uno que tenga más rumores tenebrosos. —Akechi ya hablaba con tanta naturalidad con los demás, mientras se acercaba a una de las ventanas medio rotas del edificio para examinarlo, y casi al mismo tiempo le daba una breve mirada a Kaido.
El menor de orbes carmín pareció sentirse descubierto ante la mente maestra de Touma, por lo que no fue extraño que un suave color rojizo bajara en sus mejillas y tratara de fingir indiferencia. Saiki vio sus acciones, y dejando de lado que de cierta forma le había parecido tierna su forma de actuar, creyó suponer por qué alguien como Kaido elegiría ese lugar para hacer copias baratas de exorcismos.
—¡La información fue ocultada al público en general, porque es demasiado peligroso para simples civiles! Si alguien sabe lo que estaría adentro, ahí, oculto, todo se complicaría —renegó Kaido, convencido de sus propias palabras, mientras toda su cara se tornaba roja por la forma un tanto vacía e incrédula que le dirigía el rubio cenizo.
—¿En serio? No lo sabía, pero si ése es el caso, ¿no crees que estaría mal que yo, que soy un civil, deba entrar entonces? —Se señaló, sin ninguna intención de ofenderlo. Saiki supo en ese instante que el vago intento de Akechi de hacer un amigo volvió a fallar, al ver a Kaido abrir su boca lo más grande que había visto y empezaba a sudar por todos lados.
—B-bueno, yo, bueno, yo, bueno, yo, bueno, yo, bueno, yo... ¡no es como si hubiera buscado un edificio limpio de rumores de espíritus para no asustarme o algo así! —Kaido parecía una especie extraña de tomate grabadora, y por eso Saiki se vio obligado a intervenir, colocando una mano sobre el hombro del rubio para llamar su atención.
—Déjalo, Akechi. —Kusuo comentó, apretando ligeramente su hombro para que dejara que Shun siguiera con su fantasía inocente. Con eso, Touma se percató al instante de que Saiki al final de cuentas sí se podía molestar con él, pero sólo si la razón era molestar a Kaido.
—Este edificio me recuerda a uno que yo utilizaba hace unos años atrás como base con mi antigua pandilla, no puedo creerlo —murmuraba Aren entre dientes, mientras admiraba el edificio con sumo respeto. Kusuo supo que quizás a Kuboyasu se le escapaban sus secretos porque se sentía cómodo con ellos, o porque los consideraba sus amigos. Si bien, eso podía conmoverlo con un poco de esfuerzo, no era lo suficiente como para que Aren le agradara. Por alguna razón no lo terminaba de convencer—. Me pregunto qué habrá sido de ese edificio.
—¿De qué hablas, amigo? ¿Eras un matón o algo así? —cuestionó Nendo, un poco curioso ante el comportamiento del joven con gafas. Aren negó con rapidez que pareció más sospechoso—. Yo también lo era, pero me he calmado.
«Bueno, creo que eso es lógico, si no fueras un matón, sólo creería que eres estúpido», pensó Aren, de forma inevitable.
—No, no me refiero a eso, es que antes me reunía con mis compañeros de secundaria en un edificio abandonado similar —mintió.
«¿Qué clases de reuniones hacían en lugares como éstos?».
Decidido, Aren Kuboyasu no sabía mentir.
Saiki no sabía en qué momento habían pasado de estar afuera de un edificio abandonado, a estar adentro del edificio abandonado, sólo siendo alumbrados por la tenue luz de una lámpara de mano (sí, de mano, porque iluminar con el celular no se vería tan aterrador y emocionante), disfrazándose.
—Pensé que los disfraces eran para lucirlos afuera —pensó Aren en secreto, mientras se colocaba un enorme pedazo de papel de baño sobre su cara, fingiendo ser una momia.
Nendo se colocaba lo que parecían ser unos lentes que simulaban ser unos ojos caídos y se metía a la boca unos colmillos. Akechi era ayudado por Kaido, mientras le colocaban una de las extrañas bolsas cafés con agujeros en los ojos, nariz y boca, como ésas que salían en varias caricaturas. Kaido, por su parte, parecía ser el más extravagante de todos, colocándose sus colmillos y una larga capa que le llegaba hasta el suelo y de vez en cuando la pisaba (podría caerse en cualquier momento por culpa de ésta, pero no se la quitaba). Saiki, siendo el último del grupo, se colocaba lo que parecían ser unas antenas con una bola rosada en la punta en sus cabellos y unos lentes de cristal verde.
Saiki admitía que entendía que por culpa de que todos fueran estudiantes de preparatoria, no contaban con mucho dinero para disfraces más elaborados (siendo que sólo Aren y Kaido los compraron), y a la autora del libro le dio pereza describir disfraces más elaborados, por eso podía asumir que sólo los usaría para entender los sentimientos que tenía hacía Kaido, ya que no podría hacerlo bien si por accidente hacía sentir triste o impotente a Shun porque no se colocó su disfraz.
Su oportunidad se había presentado, y tenía a Akechi como su medidor de amor para entender sus verdaderos sentimientos hacia Kaido. Nada podría salir mal.
—Bien, ¡estamos listos, escuadrón B-141414141, vamos a lograrlo! —comentó el más bajo con la emoción a flote.
—Así no se llamaba nuestro escuadrón —aclaró el chico con lentes y vendas por toda la cara. Shun enrojeció hasta más no poder y sacudió su cabeza.
—Cambié de división esta tarde, mis superiores me acaban de informar hace poco —mintió con tanta facilidad, pero aun así no se podía negar que sus mentiras eran terribles—. Bien, vamos: bolsa mística, ojos salidos oscuros, momia brillante y psi, ¿están listos?
Todos coincidieron —hasta Nendo— en algo: esos apodos eran terribles.
—Eres terrible haciendo apodos. —Se carcajeó Nendo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro