Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 07: A Mi Lado

Capítulo dedicado a: NataliContri, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!

—Saiki, ¿qué es lo que más te gusta hacer? —Kaido fue directo al grano sin rechistar en ningún momento, señalando a su primer amigo. El mencionado lo observó, y Nendo, el chico que estaba con ellos como un auxiliar para escabullir al de cabellos rosados en cualquier momento, simplemente ladeó su cabeza y tomó un trago de su malteada que habían comprado en la cafetería que estaba a unas calles de la escuela cuando las clases acabaron.

—Yo también quiero saber —incentivó el chico con peinado extraño, dejando de lado su bebida y direccionando su vista al chico serio que estaba sentado frente a él. Shun dio un bufido celoso, cuando Kusuo miró con seriedad al chico más alto y simplemente alzó sus hombros, sin saber exactamente que no había nada bueno. El menor se mordió una de sus uñas y pensó de forma desesperada en su enojo.

«¡Nendo me quiere robar a mi recluta número uno!», pensó el chico, afilando su vista al joven que tenía justo frente a él en la mesa. Lo cabreó todavía más, cuando Nendo simplemente le sonrió, él se tambaleó y afiló su visto: ¡sí, se lo quería robar! ¡Nendo se había sentado al lado de Saiki, y a él lo sacó prácticamente, hasta el punto de sentarse solo, en los otros dos asientos! ¡Qué rabia! Si no estuviera lloviendo probablemente hubiera salido huyendo como todo un dramático, pero gracias al clima desistió a esa estúpida idea.

Kusuo dio un suspiro, al ver que ambos realmente no se llevarían bien, o no lo harían, a menos claro, que Shun lo aceptara en algún punto, ¡pero se resistía! Y él podía apostar lo que fuera, que el de hebras azules en ese momento debería de estar teniendo un pensamiento estúpido que realmente no era nada de cierto. Saiki arqueó sus cejas y metió de nuevo a sus labios el sorbete y tomó un poco de su licuado, ya harto; ahora definitivamente sí se estaba arrepintiendo por no haberse ido con Kaido cuando él expresó abiertamente que quería dejar atrás a Riki, las consecuencias era estar encerrado con esos dos tontos en un local hasta que parara la lluvia; llamar a su madre no era una opción de escapatoria, ya que lo más seguro era que Kurumi se pusiera a llorar de alegría por sus nuevos «amigos» y los invitara a su casa. Lo último que quería era que esos dos supieran dónde vivía, así que debía de desistir.

—¿En serio? ¿No hay algún pasatiempo que te guste? —Nendo le volvió a preguntar, sacando un asentimiento sincero al chico. Kaido torció sus facciones y trató de sonreír entre su enojo: ¡le estaban quitando a su primer recluta! Lloró internamente—. ¿En serio? Oye, ¿en serio? Oye, ¿en serio? Oye, ¿en serio? Oye... —El chico siguió repitiendo su patrón de preguntas, sacando de quicio a los dos restantes. Kusuo tuvo un tick nervioso en sus ojos y casi aplastó su licuado de frutas por eso. Shun explotó.

—¡Ah! ¡A ver, ¿qué haces tú para divertirte?! —chilló Kaido de forma increíblemente irritada, señalando con su dedo al que hace poco no dejaba de repetir lo mismo. Nendo parpadeó un par de veces, dejando relucir su faceta inocente que por poco y derribó a Kaido para que cayera al mar de culpabilidad.

—Yo cazo insectos —soltó sin más, con total facilidad. Shun se atragantó una risa.

—¿Qué eres? ¿Un niño? —Se mofó de él, tapando con una de sus manos su boca. Saiki lo observó y suspiró.

«Lo dice el niño que cree que tiene un poder oculto en sus brazos», fue inevitable que Kusuo no pensara eso, pero se lo guardó para él nuevamente para no herir a Kaido. Quizás en parte sí le agradaba, quizás por eso lo hacía, quizás cuando se alejara de su grupo no lo haría del todo de Shun, posiblemente un saludo una vez por semana estaría bien, pero sin llegar a pasar tiempo con él, porque lo único que quería era no ser tan raro y exuberante. Él quería ser normal.

Saiki cerró sus ojos por unos breves momentos, dejando que una suave sonrisa inundara sus labios, perdiéndose del grupo de tontos que tenía a su lado, soñando ser normal y llevar una vida de instituto casual. Con amigos normales y clichés, tan normales que ni siquiera recordara sus nombres por los normales que serían. Claro, su fantasía era bastante buena para ser verdad, porque todo se destruyó de golpe en un abrir y cerrar de ojos, al oír un barullo molesto.

—Yo sé preparar licuados... —Oyó de pronto esas palabras saliendo de Nendo. Sus pupilas de color rosas cayeron sobre el dúo, no entendiendo de qué estaban hablando y cómo habían llegado hasta eso: ¡se supone que estaban hablando de los reclutas, luego de los gustos en el tiempo libre, y ahora hablaban casi a gritos de la preparación de los licuados!

—¿¡Sí!? ¡Pues yo puedo tomar de un sorbete un licuado! —alegó Kaido con el ego herido y las cejas arqueadas. Saiki no pudo evitar pensar dos cosas: uno, que cualquiera podía beber de un sorbete un licuado, y la segunda era que Shun parecía un tierno chihuahua cuando se enojaba.

—Yo ayer maté una cucaracha —afirmó Riki, con una sonrisa de par en par.

«¡Qué asco, Nendo!», pensó Saiki, mostrando desagrado en su cara. Shun soltó una rabieta infantil.

—Que mates una cucaracha, ¿qué tiene que ver con los licuados? —replicó, juntando sus dos manos para pedir fuerzas para lidiar con él. Kusuo no pudo evitar creer que ahora Kaido ya sabía lo que se sentía el tener que soportar a alguien imprudente.

—Pensé que hablábamos de nuestros logros...

—¿Por qué matar una cucaracha es un logro? —replicó con enojo. Nendo alzó sus hombros y contestó igual de inocente como habituaba a hacerlo.

—¿Por qué beber licuado es un logro?

—¡Porque es delicioso! —Se sinceró, cruzándose de brazos y soltando un bufido ególatra. Saiki los escuchó, pero no dijo nada, en su lugar, se dedicó a terminar su licuado y pensó que ya tenía un logro por terminarse su licuado y porque fue delicioso.

No dijo nada al momento de ponerse de pie, no era como si se pudiera ir o algo así, si todavía no paraba de llover. En su lugar, aprovecharía la tragedia y se compraría otro licuado, ahora de fresa. Se alejó del lugar, pensando que por fin tendría un poco de paz, o al menos en lo que a él respecta por unos breves segundos, él estaría feliz. Por supuesto, su desastrosa vida estaba patas arriba, así que, que Kaido y Nendo lo hayan notado alejarse, y que sólo el primero lo haya seguido mientras Riki se quedaba apartando el lugar, no fue de mucha ayuda.

—¡Oye, Saiki, Saiki, Saiki, recluta número uno! —gritó el más bajo, antes de alcanzarlo al tomarlo del brazo. El chico de piel blanca y cabellos rosas se giró hasta el chico, notando como una pequeña sonrisa cómplice se adueñaba del chico, lleno de satisfacción porque se habían alejado de Nendo.

—¿Qué pasa? —preguntó sin tacto, llegando a la barra y dejando el vaso vacío del licuado. Más tarde, notó como el chico de ojos carmines tiraba de su suéter escolar para llamarlo. Kusuo alcanzó a notar un suave color rojizo inundado las mejillas ajenas y por un momento se preparó mentalmente para idear un rechazo por si acaso él le llegaba a confesar su amor.

En su lugar, Kaido dejó que una de sus manos pasara sobre sus alborotados cabellos y tragó grueso. Kusuo empezó a tener un extraño sentimiento por creer que éste se estaba preparando para algo romántico. ¡Viniendo de Kaido... sí lo creía! Por eso, apartó un poco la vista, logrando sólo que Shun apretara más el agarre. Kusuo no se pudo mover ni pintarse de rojo, su mente sólo giraba en torno a algo: ¿qué le pasa? ¿Qué le está pasando a Kaido? ¿Por qué parecía que habrá algo romántico entre ambos? ¡Imposible, imposible, imposible, imposible, imposible, Kaido!

—S-supe que Nendo te estaba controlando, y por eso estabas sentado a su lado —empezó con su discurso, bajando rápidamente las expectativas de su recluta y logrando sacar alivio en su cara: así que sólo era eso—. Pero yo ya te he l-liberado —dijo, totalmente agitado y con el color rojizo al límite: no quería perder a su recluta (amigo). Pronto, Saiki sintió como la textura de la tela que cubría uno de los dedos ajenos en forma de vendas y su suave piel chocó contra su nariz en forma de un golpe suave. Shun sonrió de pronto, cuando logró realizar su extraño ritual inventado, lo soltó de golpe e infló su pecho. Acto seguido, lo señaló, con su total tono malicioso de siempre—. ¡Ahora te he liberado, así que debes de sentarte ahora a mi lado! Por favor... —Lo último lo susurró.

Saiki lo escuchó atentamente, dando un suspiro profundo al saber sus verdaderas intenciones y asintió.

—Vaya, vaya, Kaido. Está bien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro