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5

La primera semana de la universidad era una llena de fiestas. Varias organizaciones estudiantiles se habían puesto de acuerdo para organizarlas, mientras que los de primer año eran sus principales objetivos. La del día de hoy era organizada por el equipo de fútbol, Yeonjun estaba un poco emocionado por ello. Había jugado fútbol por un tiempo en la escuela, pero su relacionamiento con sus compañeros de equipo era...conflictivo, por ponerlo de alguna forma.

No estaba en la universidad por una beca para jugar como algunos, sin embargo, eso no significaba que no podría intentar entrar, y que mejor que una fiesta organizada por el equipo donde podía comenzar a dar una buena impresión.

Su objetivo era mantener un perfil bajo, pero no quería privarse de cosas que había deseado siempre, después de todo, era la única razón por la que había trabajado tan duro para ingresar a una universidad tan prestigiosa muy lejos de su ciudad natal.

—¿Van a ir a esa fiesta esta noche?.—Pregunto Taehyun, recién salido de ducharse, mientras ambos, Soobin y Yeonjun, estaban sentados en sus camas mirando sus teléfonos.

—Yo si.—Respondió Yeonjun.—¿Ustedes?.

—Si hay alcohol yo voy.—Respondió Soobin.

—Tengo que ir, voy a formar parte del equipo.—Yeonjun lo miró sorprendido.

—¿Te reclutaron tan pronto?.—El pelinegro secaba su cabello con una toalla. Estaba usando simplemente sus jeans negros.

—Aja, vine aquí para eso. Me reclutaron en mi último año escolar, esta universidad ya no da tantas becas por deporte, es decir, si lo hacen, pero no me la darían a mi sabiendo la clase de dinero que hacen mis padres, así que el acuerdo fue que lograría entrar aquí por mi cuenta.—Se encogió de hombros.

Yeonjun estaba sorprendido, pero realmente en el fondo sabía que era tonto estarlo. Por supuesto que Taehyun también era de una familia rica. Todos parecían serlo aparte de él.

Lo cierto es que el obviamente no era pobre, pero probablemente lo era comparado con estos chicos. Sus padres no hacían millones y él estaba en esa universidad gracias a que estos ahorraron años para poder costearla. Esa cantidad de dinero era algo que ellos estaban acostumbrados tener.

—Eso es genial.—Dijo Yeonjun, pero sintió que la sonrisa no llegaba a sus ojos. ¿Cuantos chicos más había con lugares ya asegurados?, ¿siquiera habría pruebas para los nuevos no reclutados con anterioridad?.

—Pueden venir conmigo, será divertido.

—Me apunto.—Dijo Soobin, levantándose de la cama de repente.

—Si, yo también.

—Genial, voy a ir agarrar algo de comer y ustedes pueden vestirse.—Taehyun se estaba abotonando una camisa color azul cielo, Yeonjun se dió cuenta de que el chico tenía músculos que probablemente eran fruto del gimnasio y prácticas, él siempre había entrenado en su casa, estaba seguro de que su cuerpo era considerablemente más delgado.

Pero nadie sabía de la ventaja física que le otorgaba su condición.

El pelinegro terminó de colocarse unas botas negras y salió de la habitación. Soobin buscaba su chaqueta -pues argumentaba que no necesitaba cambiarse de ropa- y Yeonjun buscó entre sus cosas algo que pudiera servir para una fiesta en donde quería más que nunca verse bien.

Toda su ropa era terriblemente casual, casi no ocupaba camisas, Taehyun se había puesto una camisa. Y no cualquier camisa, se veía cara, como de "diseñador". Del tipo que no comprabas en el mall con 30% de descuento.

—Estas observando tu ropa como si fueras a darle un puñetazo.—Dijo Soobin. Él tenía razón, no necesitaba cambiarse. Los jeans rotos y la chaqueta de cuero se veían bien, un estilo completamente diferente al de Taehyun, pero que al más alto le quedaba bien.—Si quieres te presto algo.

Yeonjun lo pensó un segundo. Probablemente la ropa de Soobin le fuera un poco pequeña y no estaba seguro de que fuera exactamente su gusto.

—No, estoy bien, gracias.

—Insisto.—Dijo el pelimorado, abriendo su armario y sacando algo de entre las camisas colgadas.—Esta me va un poco grande.—Le lanzo la prenda junto con la percha y Yeonjun la atrapó.

Era una camisa negra, la tela se sentía como la más suave que hubiese visto en su vida. Estaba a punto de aceptar, cuando vio que aún tenía la etiqueta del precio. 900 dólares.

Por una camisa negra.

—Estás loco.—Dijo Sosteniendo la etiqueta. Soobin chasqueó la lengua.

—No tiene importancia, hombre.

—No podría pagar esto ni con 3 meses de salario de 4 trabajos diferentes.

—No tienes que pagarla, es prestada.—Se encogió de hombros.

—¿Y si la mancho o algo así?.

—Es negra, se puede lavar.

—Pero...

—Shhh, pruébatela.—Yeonjun lo miró con duda.—Vamos, se hace tarde.

Tomando una bocanada de aire, Yeonjun saco la camiseta que tenía puesta, recibiendo unas mirada de cejas arqueadas de parte de Soobin.

—Callate.—Le dijo quitando la camisa de la percha.

—No dije nada.—Se burló él.

Abotonó la camisa con sumo cuidado, probablemente cada botón valía más que el dinero que usaba semanalmente para almorzar. Al terminar fue al espejo que había en el baño.

Era un ajuste perfecto. Al menos Soobin no había mentido, probablemente si le fuera un poco grande considerando que él era más delgado, pero tal vez la había comprado en ese talle por su altura. Él si que era alto. Le diría que probara entrar al equipo de básquetbol, si no estuviera seguro de que Soobin no era alguien aficionado a los deportes.

—Sip, te queda bien. Vamos.

Yeonjun volvió a dudar, pero sabía que nada de lo que había en su armario se le vería así de bien, así que salió de esa habitación con una camisa de 900 dólares puesta.

~

Beomgyu estaba aburrido.

Él jamás llegaba temprano a las fiestas, pero vivir con Huening Kai tenía sus desventajas. Él pensaba que era grosero llegar pasadas las diez si la invitación era a las nueve, por lo que arrastró a Beomgyu fuera de su habitación para antes de las nueve y media. Cuando habían llegado aunque ya había algunas personas no era el tipo de gente interesante con la que el peliplata se codeaba siempre.

La casa donde vivía el capitán del equipo de fútbol junto con varios de los chicos del equipo parecía más una casa de fraternidad que otra cosa. Estaba seguro de que eran sus padres costeando semejante mansión, pero no tenía derecho a hablar de eso, la única razón por la él vivía fuera del campus era por la influencia de sus padres.

Por lo que sabía, Mingi era un buen capitán, eso decía la gente, que trataba muy bien al equipo y tenían más partidos ganados en los últimos dos años que en la última década, pero eso realmente no le importaba. No le gustaba mucho el fútbol o no lo entendía, solo le importaba que la mayoría de los jugadores eran calientes, aunque ninguno de ellos estaba consiguiendo divertirlo ni un poco con sus bromas cliché e intentos por traerle una bebida.

Beomgyu sabía mejor, jamás tomaría una bebida de alguno de esos idiotas.

Una de las razones por las cuales la gente decía que él era demasiado exigente con sus parejas era que si no sentía un click más allá de lo físico con alguien, no se acostaría con él. Probablemente por eso seguía siendo virgen. Al final del día esos chicos tan "calientes" lo dejaban frío. Estaba seguro de ninguno de ellos sería cuidadoso o remotamente amable.

Después de todo, él estaba buscando un príncipe azul.

Pero empezaba a pensar que nunca encontraría uno.

Suspiro, apoyando su rostro en una mano mientras seguía en el sofá, mientras algunos de los presentes admiraban la forma tan perfecta en que su cabello plateado caía, enmarcando sus facciones de forma angelical. Era realmente precioso, como salido de un cuadro o un dibujo animado.

Sin embargo, su aburrimiento duró poco, pues había visto entrar a la fiesta al chico que lo había rechazado antes, vistiendo de negro de pies a cabeza.

Por fin, un poco de diversión se acercaba para él.

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