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En realidad, Yeonjun había visto al peligris desde antes de cruzarse con él en el pasillo del baño.
Y es que, ¿cómo no iba a fijarse en ese ser con pinta de ángel que había robado la atención de todos al entrar?, lo vió entrar al campus junto a otro chico muy bonito de cabello negro, pero que vestía de forma mucho más modesta. Nuestro pelinegro protagonista había tragado saliva al ver aquel cuerpo menudo y esbelto, podía distinguir de lejos el rostro de porcelana y sus delicadas facciones, esa cintura se veía ilegal siendo abrazada por esos pantalones negros ajustados.
—¿Quién es ese?.—Preguntó a su amigo de cabello violeta. Soobin sabía exactamente a quien se refería, no era difícil notarlo.
—Se llama Beomgyu.—Se encogió de hombros.—Todos más o menos lo conocen o a sus padres, están bañados en dinero.
—¿Ah, si?.—Preguntó Yeonjun, aún atento del caminar del peligris, este se veía demasiado cómodo con la atención puesta en él, es más, parecía disfrutarla e incluso sonreír a propósito a los hombres que lo comían con la mirada, haciendo que estos se pusieran nerviosos.
—Si, lo he visto por ahí en alguna que otra fiesta aburrida.—Confesó su amigo.—Las fiestas de ricos son lo peor, siempre terminaba escapándome antes de que la velada siquiera empiece.—Al escuchar eso, el peligro volteó mirando sorprendido a Soobin.
—¿Eres rico?.
—Mis padres lo son.—Yeonjun emitió un bufido.
—¿De verdad crees qué hay alguna diferencia?.
—Si, especialmente porque yo no tengo ni un peso, considerando que mis padres amenazaron con desheredarme si no estudiaba una carrera y me cortaron el grifo.—Suspiró, colocando un brazo sobre los hombros de Yeonjun.—Lo tengo difícil.—El pelinegro rodó los ojos.
—¿Por qué te amenazaron y te cortaron el grifo?.
—Mmm, digamos que no fui el mejor estudiante en la secundaria, es gracioso porque en realidad Beomgyu y yo solíamos ir al mismo colegio pero yo me saltaba tantas clases que en realidad nunca lo llegué a conocer, tampoco me interesaban mucho sus amigos pijos, me echaron de allí para el segundo año y mis padres me "castigaron" enviándome a un colegio público, pero de hecho me gustaba muchísimo más que el otro.—El pelinegro escuchaba atentamente al relato de su compañero.
—Esa vida simplemente no es para mi, ¿sabes?, no es que detestara la escuela completamente, me gustaban mucho las clases de matemáticas y de política, solo que sabía que mis padres probablemente estarían extasiados de saberlo, así que hice todo lo que pude para llevarles la contra hasta mi último año, en realidad a penas me gradué.—Suspiró el de pelo lila.—Me decidí por estudiar administración para poder alejarme de ellos tan pronto terminé mi carrera.
—¿Por qué?.
—Son de lo peor, Yeonjun, solo les importa su sucio dinero y pretender que viven una vida completamente feliz cuando no podría estar más lejos de la realidad, nunca les he importado desde que se dieron cuenta de que no les servía para contribuir a la fantasía de la familia perfecta, por eso no tengo problema de aprovecharme de la situación hasta que termine la carrera, de todos modos no les importa lo que haga con mi vida.—Se encogió de hombros.
—Eso...de verdad suena duro.—Soobin lo miró sin expresión.
—Uno se acostumbra.—Dijo simplemente.—Mis padres hubiesen amado tener un hijo como Beomgyu, recuerdo que en las fiestas el simplemente se veía impecable y nunca hablaba demasiado, al contrario, sus modales eran perfectos—Sonrió.—Pero que no te engañe esa carita de ángel que tiene muy bien ensayada, es solo una fachada por lo que he escuchado de él.
A Yeonjun no le gustaba creer rumores sobre la gente, especialmente porque sabía exactamente lo que en su ciudad natal la gente pensaba de él, pero no podía evitar pensar que lo que decía Soobin tenía sentido.
Ese chico de apariencia etérea tenía una sonrisa demasiado confiada, demasiado ¿irónica?, además de que parecía demasiado satisfecho con las miradas de deseo y envidia de los demás, había causado una impresión en todos y cada uno de los presentes con sólo su entrada. Tenía la palabra "problemas" prácticamente tatuada en la frente. Si le preguntabas a Yeonjun, era exactamente el tipo de chico que él debería evitar a toda costa.
—Bueno, pues vamos a entrar.—Dijo él, y empezó a caminar con sus dos compañeros de cuarto detrás.
Mucha gente ya se encontraba sentada, así que empezaron a buscar sillas vacías.
—Oye, necesito ir al baño, apártame un asiento.—Le dijo el pelinegro a Soobin, pero en ese momento, Yeonjun sintió el peso de una mirada por sobre su hombro y volteó.
El lindo chico con pinta de ángel lo estaba mirando de una forma muy intensa. Yeonjun conocía esa mirada, la había visto muchas veces de parte de chicos y chicas en su ciudad, pero ninguno se atrevía a avanzar más o si quiera sostenerla cuando eran pillados. Este chico no apartó los ojos cuando fue descubierto, y por eso Yeonjun sonrió levemente.
Sin vergüenza- pensó.
—Está bien, te guardo un asiento.—Dijo Soobin. Yeonjun asiento y salió rápidamente a donde había visto un baño antes.
~
Huening Kai había quedado solo.
Por supuesto que Beomgyu no volvería, tendría que haberlo adivinado, Beomgyu no era el tipo de persona que podrías tener sentada durante un evento tan aburrido como es por más importante que fuera. Ni siquiera estaba molesto, solo sabía que el jamás podría ser como su amigo.
Con un suspiro dejó el salón y buscó la hoja que tenía con sus horarios, tenía que llegar al otro lado del campus para su primera clase del día y ya estaba algo tarde, por lo que se puso a caminar. El lugar estaba repleto de personas yendo y viniendo, bajos, altos, castaños, rubios, delgados, atléticos, esbeltos, se preguntó si llegaría a hacer algún amigo en ese lugar.
Entonces vio de nuevo una cabellera violeta que le llamó la atención, el que le había resultado intimidante y atractivo al mismo tiempo. Vestía ropa principalmente negra y jeans rasgados con botas militares. Tenía un piercing en la boca y varias perforaciones más en las orejas. No era exactamente su tipo.
También era increíblemente alto y delgado, aunque no desgarbado. Tenía unas facciones increíbles, aún desde relativamente lejos podía distinguir su afilada mandíbula.
Su caminar era tan seguro que le daba un poco de envidia.
Solo alguien plenamente consiente de sus atractivo podría caminar de forma tan segura.
Y no era el único que lo notaba porque el chico recibía miradas de todos lados, algunas impresionadas, otras coquetas y otras con prejuicio. El pelinegro a su lado pasaba un poco más desapercibido, pero no era menos atractivo. Era un poco más bajo, con un cuerpo atlético y vestimenta sencilla. Este último si era su tipo. Sin embargo, no podía quitar la mirada del de pelo violeta, y se había dado cuenta de la razón.
Lo conocía de algún lado.
Decidió que debería preguntarle a Beomgyu por él, no es que le gustara ni nada, solo quería sacarse la duda.
Por supuesto.
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