11
Yeonjun intentaba concentrarse en sus clases, pero su mente estaba como ida. Desde que había enterado de quien era realmente, no podía sino pensar en eso.
¿Un vampiro? ¿O algo así?
Tal vez debería sentirse aliviado de saber por qué siempre había tenido la sensación de que no pertenecía en ningún lado. Pero si ni siquiera terminaba de creer lo qué pasó.
Si no fuera porque Soobin le mostró que realmente era un hombre lobo, probablemente pensaría que todo fue un mal sueño. Parte de él todavía creía eso.
Y aún si, Taehyun había dicho que no era un vampiro completo, estaba vivo. Así ni siquiera podía decir que había encontrado su identidad, solo había encontrado otra cosa que no era.
En medio de todos esos pensamientos intrusivos ni siquiera se había dado cuenta de que él día de pruebas para el fútbol había llegado.
Era algo extraño porque lo había esperado por tanto tiempo, sin embargo no sabía si debía sentirse culpable si quedaba.
Un vampiro.
La palabra se taladraba en su cabeza una y otra vez.
Él era un vampiro.
O no lo era.
Río ante lo absurdo que sonaba.
¿Se consideraba trampa si un vampiro entraba al equipo de fútbol? Se preguntó si Taehyun había usado sus poderes para influenciar a los otros.
¿Como funcionaban en realidad los poderes de Taehyun? ¿Simplemente deseaba cosas y las tenía? ¿Tenía acaso alguna limitación? Decidió que él simplemente le daba miedo. Soobin...él es era una hombre lobo. Colmillos, garras y ojos rojos.
No tenía hábitos parecidos a los de un perro de los que él se hubiese percatado, también le dio curiosidad saber si él podría convertirse en un lobo por completo.
Era demasiado para procesar.
Sus clases terminaron ese día sin el que hubiese prestado atención a ni una sola.
Las pruebas eran en unos minutos y él debía llegar al gimnasio.
Las pruebas para el fútbol eran ese día.
Era irónico que él hubiese ido hasta Seúl para tener "una vida normal", no para enterarse de que era aún más anormal de lo que ya pensaba.
Caminó por los pasillos de la universidad apresuradamente, tenía solo 5 minutos para atravesar casi la mitad del campus y llegar a tiempo, además de que tenía que cambiarse de ropa.
De un momento a otro, Taehyun estaba caminando a su lado izquierdo.
—¿Apurado?—Preguntó mientras ambos seguían su paso.
—Las pruebas son hoy.—Contestó Yeonjun.
—Lo sé, voy hacia allí, aunque claro, para mi es una mera formalidad.—Yeonjun rodó los ojos.
—¿Qué hay de nuevo, señoritas?—Soobin había aparecido a su derecha.
Esa mañana los había evitado a ambos saliendo extra temprano de su habitación compartida, no sabía muy bien que decir sobre lo que había pasado. Sabía que había cosas que ellos dos aún debían explicarle, pero no quería escucharlo.
—¿No tienes clase?—Preguntó Taehyun.
—Decidí probarme también para el equipo.
Yeonjun voltea a verlo sorprendido.
—¿Por qué?
—¿Por qué no? Estarán ustedes.
—Tienes una obvia ventaja.—Dice entre dientes.
—¿Y tú no?—Contraataco.—Además, a diferencia de ti, puedo controlar mis poderes.—Dijo en tono más bajo, solo para que Yeonjun lo escuche.
Y Soobin tenía razón.
Yeonjun también tenía una clara ventaja, y no tenía idea de cómo usarla. Tal vez estaba poniendo en peligro a los demás, tal vez era egoísta. La duda en su rostro llamó la atención de ambos chicos a su lado.
—Oh, vamos—Soobin entrelazó uno de sus brazos con él de Yeonjun.—Solo no patees el balón como para noquear a alguien o se darán cuenta de que algo pasa—Bromeó.
—Ni siquiera se si pueda hacer algo así.
—Créeme, puedes hacer eso y más.—Soobin arqueó las cejas.—Ya verás.
Soobin casi lo hizo sonar como si Yeonjun debería estar emocionado.
Lo cual no estaba, para nada.
~
Sus manos estaban sudando mientras corría.
Intentando ocultar su respiración acelerada, sus ojos rojos estaban al borde de las lágrimas. Sentía como si tuviera un enorme bulto en la garganta que no lo dejaba gritar, tampoco era como si eso fuera a ayudar.
Solo sabía que debía correr.
En la oscuridad no podía ver bien hacia donde iba, pero de un momento a otro fue como si las paredes a su alrededor comenzaran a contraerse y a acercarse entre sí, revelando un enorme laberinto que se iba achicando, amenazando con dejarlo encerrado para siempre.
Sus piernas se acalambraban y sentía como si pesaran mil kilos. El dolor en sus músculos empezaba a ser demasiado.
Se estaba quedando sin aire.
El miedo, irónicamente, era lo que no lo dejaba paralizarse.
Así que siguió corriendo.
Corrió y corrió.
Una vez había escuchado que la forma de salir de un laberinto era apoyando una mano en una las paredes hasta que llegara al final de ella, así que en su desesperación decidió intentarlo.
Su mano derecha iba pegada a la pared de concreto mientras sus piernas hacia el resto del trabajo.
Tenía que salir.
Tenía que salir.
Las paredes se acercaban cada vez más, la sensación de ahogamiento era cada vez peor.
Entonces vió un destello de luz.
Corrió con más fuerza, pensando que le ocasionaría un desgarre a sus músculos, pero no le importaba. Tenía que salir.
Esa era la salida.
Podía ver claramente cómo las paredes terminaban ahí, la luz que provenía de la ciudad y las calles era como un destello de esperanza.
Se negaba a rendirse, faltaba tan poco.
Pero fue detenido por una fuerza inhumana que hizo a su cuerpo estrellarse contra el concreto.
El dolor hizo que su visión se nublara.
Quería gritar pero tenía la garganta cerrada.
Sus pies intentaron aferrarse a la tierra, pero el mareo fue mayor y cayó de rodillas. Con los ojos a penas abiertos pudo ver una figura frente a él, vestida completamente de negro.
No sabía quién era su perseguidor, pero el miedo heló su sangre.
Sabía que iba a morir.
No sabía como, pero lo sabía.
Su cuerpo fue levantado a la fuerza por la extraña figura alta. No logró percibir su rostro, pero el destello de una aterradora sonrisa con colmillos y unos ojos amarillentos fue lo último que vió.
~
Beomgyu despertó con la respiración agitada, completamente sudado.
Su cuerpo temblaba producto del miedo y le costó unos segundos darse cuenta de donde estaba.
Era su habitación.
Con las manos palpó y apretó las sábanas de su cama, sirviendo esto para empezar a calmarlo. Inhalo y exhalo con menor pesadez. Llevó sus manos a su rostro, inundado de lágrimas.
Había estado llorando en sueño.
¿Qué había sido eso?
Era incapaz de entender el significado de esa horrible pesadilla, luego se dió cuenta de que realmente no recordaba mucho.
¿Era un laberinto?
¿Sabía como había llegado allí?
No podía recordar.
Lo único que le vino la mente fueron los horribles colmillos y ojos amarillos.
Esa noche no pudo volver a dormir.
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