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SECRETOS FAMILIARES

Advertencia este capítulo para detener material muy sensible y no apto para sensibles,

Odio
Violación
Tortura
Daños físicos y psicológicos
Lenguaje vulgar

Así que leerlo bajo su propio riesgo

Para los que no entienden ni Peter, este es una precuela de un capítulo que había sacado en el libro Lemon Freddai que tenía el mismo título.

Hace mucho tiempo en un pueblo algo lejano vivía un hombre de pelo café y ojos color miel, este hombre de nombre Mathias había estado casado con una bella mujer de pelo negro llamada Gabriela, ambos se habían casado y de esa unión Gabriela quedó embarazada.

Para sorpresa de los dos la mujer estaba esperando mellizos, a lo cual estaban muy emocionados, pasaron los meses y la mujer entró en labor de parto, fue llevada al hospital para que fuera atendida cuidadosamente.

Desafortunadamente hubo complicaciones en el parto y la mujer falleció, aunque para la fortuna de aquel hombre los mellizos habían nacido sanos y salvos.

Uno de los bebés había nacido como varón con el pelo negro tan oscuro y profundo como si se tratase de la misma noche y los ojos color rojo, algo que confundió al padre dado a que él tenía los ojos azules y su esposa los tenía color miel.

Los doctores explicaron que se trataba de un gen recesivo, que algún antepasado de ellos dos pudo haber tenido los ojos de ese color y hasta ahora se presentó; por su parte el otro bebé había sido una niña con un bello pelo color castaño como el de su madre y los ojos color azules como los del padre.

Al varón lo bautizó como Fred y a la pequeña con un hombre muy particular Sigfrid.

El tiempo pasó, Aquel hombre había cuidado de sus hijos con mucha determinación, aunque había algo en particular la pequeña, destacaba mucho en sus actividades siempre recibiendo elogios por parte de los profesores.
Por su parte el chico siempre tuvo que vivir en la sombra de su hermana ya que por mucho que se esforzara terminaban comparándolo con su hermana todo el tiempo con respecto a su actitud, calificaciones y expectativas; Razón por la cual él se volvió muy rebelde y solía meterse en problemas.

A este punto el pobre hombre siempre peleaba con su hijo y en muchas de estas discusiones siempre le recalcaba que su hermana era mejor persona, arrojando más leña al fuego para que el chico siguiera en su estado de rebelde.

Una tarde un coche de la patrulla recorría las calles de la ciudad en donde los gemelos vivían, se detuvo en la entrada a la casa del pelinegro y del coche salió una mujer baja, de cabello negro y ojos marrones que tenía una cara de cansancio principalmente por las ojeras bajo sus ojos.

Caminó hasta la entrada pero antes de que tocará la puerta está se abrió revelando al hombre muy enojado.

Mathias. — ¿Ahora qué hizo? — preguntó muy enojado mientras se cruzaba de brazos.

Dircea. — Él y sus amigos vandalizaron un granero y se les ocurrió que era una grandiosa idea disparar con rifles de aire comprimido a los animales de Refugio de Town — comentó mientras sacaba al chico del auto y lo hacía caminar hasta la entrada para quitarle las esposas — Me debes $1500 por los daños y reparación más las multas además de que tu hijo debe presentarse hacer servicio comunitario de acuerdo a las órdenes del juez.

Fred ya sabía la rutina así que no dijo nada sólo entró a su habitación y espero a que su padre terminara de hablar con la mujer ya que después se iría a darle una cátedra sobre que debería dejar de estar haciendo tonterías y centrarse en sus estudios para ser alguien de bien como su hermana.

Sigfrid por su parte en su habitación realizando las tareas para el día de mañana cuando escuchó los pasos que su hermano.
De regreso con ambos adultos ellos se encontraban hablando así como Mathias le daba una cátedra a su hijo la oficial siempre hablaba con Mathias.

Dircea.— Mira no te digo cómo ser padre pero intenta hablar con él al menos por una maldita vez en tu vida — dijo molesta porque había tenido un pésimo día de trabajo.

Mathias. — Lo intento pero cada vez que hablo con él lo único que hace es hacerlo a propósito simplemente para hacerme enojar… desearía que fuera más como su hermana — dijo.

Dircea.— Ese es tu pinche problema… en lugar de decirle oye hijo vamos a hablar forzosamente lo estás comparando con su hermana el hecho de que ambos sean parecidos no significa que tengan que ser iguales… Yo también tengo una hermana pequeña le cuesta prender porque tiene disfasia y lo último que quiero es que la estén comparando conmigo — dijo intentando hacer que su amigo entrar en razón.

Mathias.— Mira cuando tengas a tus hijos ya puedes decirme cómo hacer mi trabajo de… y con respecto a tu hermana si ella es medio retrasada no tiene mucho futuro seguro va a terminar siendo una vieja neurótica como tú — dijo sin pensarlo antes de darse cuenta de lo que había dicho.

Sólo se escuchó una fuerte bofetada que la mujer le dio, el cual se tocó la mejilla al sentir el ardor y veía a la mujer con una cara de enojo mientras unas cuantas lágrimas empezaban a salir de sus ojos.

Dircea — Idiota — murmuró pero lo suficientemente fuerte para que ella lo oyera, luego camino hacia su auto y abrió la puerta del conductor pero antes de meterse le dijo — Sí te sacarás la cabeza del culo y te limpias toda la mierda que tienes por cerebro entenderías que tu hijo necesita tu ayuda pero ¿Qué va a saber una pendeja y vieja neurótica? — comentó mientras subía a su auto y azotaba la puerta del conductor para luego encender el motor y salir de ahí.

Mathias se había dado cuenta de que había cometido un error garrafal, esa mujer era la mejor amiga de su difunta esposa y la única persona que lo apoyo en todo ese tiempo, cada vez que Freddy se metía en algún problema ella iba y abogaba por el además de que al ser policía le daban un pequeño descuento en las multas y las fianzas y ahora había perdido todo eso.

Tras haber meditado las palabras de la oficial subió a la habitación de su hijo y tocó la puerta, llamo un par de veces pero no hubo respuesta supuso que su hijo estaría durmiendo después de haber estado haciendo sus maldades.

Tenía que arreglar toda la mierda que el mismo había embarrado, así que preparó la cena para que sus hijos pudieran comer si les daba hambre y después fue a buscar a la mujer para ofrecerle disculpas.
La noche había caído, Fred para ese momento aún seguía despierto, chateando con sus amigos y viendo vídeos en Pornhub.

Había bajado para buscar algo de comer, en cuanto terminó volvió a subir a su habitación, Pero en eso se dio cuenta que la habitación de su hermana estaba abierta.

Una rabia indescriptible se había apoderado del chico, sin pensarlo dos veces entró en la habitación y por un momento se quedó mirando a su hermana dormida.

Sigfrid se había dormido simplemente con una camisa de tirantes muy delgado y su ropa interior.

— Es hora de que pagues por todo perra — pensó para sí mismo mientras esbozaba una sonrisa macabra.

El pelinegro comenzó a acariciarle los pechos por encima de la pijama a su hermana, por su parte la castaña soltó un pequeño pedido pero sin despertar.

Fred sin titubear le bajó los calzones a su hermana dejándola desnuda de la parte inferior de su cuerpo, acercó su pene contra la vagina de su hermana y lo introdujo de golpe despertando a la castaña con un grito de dolor.

Sigfrid.— ¡¡¡AGHHH!!! — Gritó de dolor mientras despertaba de golpe encontrándose a su hermano enfrente de ella — ¿Fred? ¿Q-Qué estás haciendo? — preguntó asustada ya que vio que la mirada de su hermano era fría y sin sentimientos.

Fred no dijo nada en ese momento sólo le dio una fuerte bofetada a su hermana en la cara la cual la hizo sacar más lágrimas, luego comenzaría a mover sus caderas de forma violenta.

Sigfrid.— AGHH FRED AGHHH BASTA AGHHH POR FAVOR AGHHH DUELE — gritaba de dolor a sentir las embestidas de su hermano.

Fred.— ¡¡¡CALLATE PERRA!!! — grito asustando por completo a su hermana.

Posteriormente dirigió sus manos hacia la blusa de su hermana y la rasgo por completo haciendo que quedará desnuda, Y luego puso sus manos sobre los pechos de ella y comenzó a apretar con fuerza.

Sigfrid.— AGH FRED AGHHH BASTA AGHHH AGHHH AGHH — seguía gritando de dolor.

El pelinegro con violencia tomó los pezones de la castaña y tiró con fuerza de ellos, a lo que la castaña soltó un grito.

El pelinegro sonrío con malicia y sin soltar sus pezones empezó a darles vuelta torciendo los causando un dolor enorme a la castaña.

La castaña simplemente rogaba para que su hermano se detuviera, pero por cada vez que pedía que parará este aumentaba más sus agresiones.

Fred.— ¡¡¡CÁLLATE!!! — Gritó mientras le daba un fuerte puñetazo en el estómago que le sacó el aire.

El pelinegro sintió como su pene era apretado con mucha más fuerza por la vagina de su hermana.

Fred.— Así qué eres toda una sadomasoquista — dijo y llevó sus manos al cuello de Sigfrid.

Y comenzó a estrangularla sin piedad conforme daba sus embestidas violentamente, Sigfrid por la falta de aire no podía articular ninguna palabra, indefensa y vulnerable sólo podía ver a su hermano con una cara de placer.

Sigfrid.— Agh Fred Te amo — dijo con su último aliento.

Fred apretó aún más con fuerza mientras llegaba al clímax, eyaculando por completo en el interior de Sigfrid.

La castaña también se corrió al sentir los lechazos de su hermano al mismo tiempo que perdía el conocimiento por la falta de oxígeno.

Fred sacó su pene de Sigfrid y se quedó mirándola por unos minutos, después de haber visto como la dejó profanada y las heridas de los golpes que le hizo así como las marcas de sus dedos en el cuello comenzó a reírse como un completo maníaco.

Fred.— He… hehe… hehehe… hehehehahahahaha ¡Te lo merecías! Todo el tiempo… ¿Tienes alguna puta idea de lo qué es vivir en tu sombra? Todo esto fue tu culpa… si tan sólo No hubieras destacado en todo… sino lo hubieras puesto expectativas a nuestro padre… tú… tú pedazo de mierda… te odio… te odio… ¡¡¡TE ODIO!!! — gritó y le dio una fuerte patada en el estómago.

La castaña soltó un pequeño gemido de dolor dando entender que aún estaba con vida, eso enfureció mucho a Fred, pero su enojo se convirtió en alegría porque se dio cuenta de que aún podría hacerla sufrir más.

Así que el pelinegro cerró su mano volviéndola un puño, y la acercó a la entrada de la castaña para introducirlo de golpe haciendo que Sigfrid recuperará el conocimiento.

Sigfrid.— ¡¡¡AGHHHHHHHH!!! ¿
¡¡¡¿Q-QUÉ M-ME METISTE!!! — gritó mientras ponía los ojos en blanco.

Fred.— Sólo metí mi mano en tu vagina... WOW a pesar de todo lo que te hice aún sigues apretada eres toda una pervertida — dijo con un tono de burla mientras comenzaba a mover su mano con fuerza.

Sigfrid.— AGHH POR FAVOR AGHHH AGHH FRED AGHHH BASTA AGHHH AGHHH BASTA AGHHH AGHHH — gritó desesperada.

Fred.— Ohhh creo que puedo sentir la boca de tu útero.. me pregunto ¿Qué pasaría si introduzco más mi mano? — dijo.

Sigfrid.— NO POR FAVOR — dijo.

Fred.— ¿Qué? ¿Qué quieres más? Con gusto hermanita — comentó en un tono burlesco.

Después empujó aún más con fuerza haciendo que entrara por completo en su útero y golpeándolo por completo.

Sigfrid.— AGHHHHHHHHHH — gritó mientras ponía los ojos en blanco y sacaba la lengua.

Fred volvió a sacar su mano para introducirla de golpe, y así sucesivamente hasta que su hermana no aguantó y se corrió de nuevo.

Fred.— Uhhh ¿Parece que alguien le gustó mucho? — dijo el nuevo sacó con brusquedad su mano haciendo que Sigfrid se corriera de nuevo dejando caer mucho de sus fluidos en la sabana de su cama.

Sigfrid.— Ahh Ahhh F-Fred Ahh Ahhh ¿P-Por qué? — Preguntó ingenuamente.

Fred.— Ohhh hermanita si tan sólo no hubiera sido la oveja dorada de esta familia... Tu hermana lo hace mejor, ¿Por qué no puedes ser como tu hermana? Si tan sólo fueras como tu hermana no estarías metido en esto y toda una montaña de mierda de ese sentido... ¿Tienes alguna maldita idea de cómo me sentí todos esos años? — dijo con rabia.

Sigfrid.— Oh no... No lo sabía... Perdóname no tenía idea, no quería hacerte esto — dijo llorando de tristeza y culpa.

Fred.— Nunca te diste cuenta porque siempre se trató de ti... — dijo de la manera más fría posible — Y ahora te haré sufrir todo eso — dijo mientras agarraba su cinturón y le cesto un fuerte golpe en los pechos.

Sigfrid.— AGHHH — gritó al sentir el golpe y Fred aprovechó para darle otro más.

Fred continúo golpeando a la castaña por unos minutos más hasta que se aburrió por completo no era lo mismo.

Y vio directamente hacia el espejo de la cómoda de su hermana, así que el átomo del cabello y la llevó a rastras por el piso para que ella pudiera ver su reflejo.

Fred.— Mírate ¿Qué pensaría papá si te viera así? — dijo mientras ponía a la castaña a la altura necesaria para que pudiera ver su rostro.

Sigfrid quedó sorprendida de ver su reflejo, con la marca de los dedos en el cuello algunos rasguños y su cabello totalmente desalineado.

Fred.— Esa es la cara de una zorra — dicho esto la empujó contra el piso haciendo que cayera de rodillas y con el culo al aire — Si tanto lo quieres aquí tienes — dijo mientras la penetraba de nuevo.

Sigfrid.— Ahhh — gimió de nuevo.

Fred siguió empujando su pene lo más profundo de la vagina de Sigfrid quién sólo contestado con gemidos.

Fred.— ¿Lo vez? Tu vagina sigue igual de apretada — en eso se acerca su oído — ¿Acaso te gusta que tu hermanito te viole? — dijo y al momento de decirle eso pudo sentir como su vagina se sintió aún más apretada que antes, como si al escuchar eso se excitara más — Diablos hermanita ahora estás más apretada que antes ¿acaso eres una pervertida? — comentó mientras aumentaba la fuerza de sus embestidas.

Sigfrid.— Ahh Ahh Ahhh F-Fred n-no es c-cierto — dijo entre gemidos.

Fred.— Ohhhh ¿En serio? — dijo Y tomó los brazos de la castaña y tiró hacia atrás de ella, haciendo que su miembro llegarás aún más profundo pero por ende también haciéndola quedar a la altura considerable para poder verse al espejo — ¿Entonces por qué haces esa cara? — dijo haciendo que la castaña se mirará fijamente al espejo.

Sigfrid volvió a verse al espejo a este punto su cara era de placer con los ojos casi en blanco y la lengua de fuera.

“¿Esa soy yo?” pensó para sí misma.

Por su parte Fred continúo dándole estocadas y tirando hacia atrás sus brazos.

“Mi mente se pone en blanco ¿Por qué es esto se siente tan bien?” pensado pero ya era demasiado tarde Fred había logrado romper su mente a este punto.

El pelinegro vio la expresión de su hermano a través del espejo, la cargo sin separar su pene de su vagina y la llevó hasta su cama en dónde la dejó en la misma posición pero procurando que ella se viera al espejo.

Cómo había dejado su cinturón muy cerca un plan se le vino a la mente, agarró el cinturón y lo puso al rededor del cuello haciendo como una especie de correa improvisada.

Sigfrid.— Ahh Ahhh Ahhh AGHHHHH — gimió al sentir como Fred tiraba del cinturón con fuerza haciendo que ella hiciera la cabeza un poco hacia atrás y cortándole la respiración momentáneamente.

Fred se divertía haciendo eso penetraba con fuerza su hermana y luego cuando ella comenzaba a cansarse y a descender un poco el torso tiraba con fuerza de nuevo haciéndola reincorporarse.

Luego se le cruzó algo por la mente había escuchado de esta técnica por parte de Owynn quien le dijo que era bastante efectiva.

Así que se cerró su puño una vez más y les esto un fuerte golpe en la espalda, para ser más precisos en la zona de los riñones.

Sigfrid.— AGHHHHH — gritó de dolor, pero Fred inmediatamente sintió como la vagina de Sigfrid lo apretaba con fuerza.

Fred.— Ay mírala cómo llora — dijo inmediatamente les esto otro golpe en la parte de la nuca haciendo que la castaña apretada aún más su vagina y Por ende corriéndose — Ahh no lo está disfrutando qué perra.

Dijo y así mantuvo a la castaña alternando sus acciones, o tirada del cabello o del cinturón de su cuello para reacomodarla, y les estaba otro golpe ya sea en la parte de los riñones/nunca para hacer que su vagina apretara más.

Fred.— Oh hermanita me cortó Ahhh — dijo y le dió el último golpe en la nuca al mismo tiempo que eyaculaba adentro de ella.

Sigfrid.— AHHHHHHH — gritó mientras llegaba al clímax poniendo sus ojos en blanco y sacando la lengua.

Tras eso la castaña cayó rendida en su cama ya no podía más estaba totalmente agotada tanto física como mentalmente hablando, Fred todavía aprovechó para acercar su pene a la boca de la castaña.

Pero ahora al estar en ese estado ya no tenía nada más que pensar en sólo sexo, así que comenzó a chupar el pene de su hermano como si su vida dependiera de eso.

Fred aprovecho para sacar su celular y grabar a su hermana en ese estado haciéndole una mamada, sería un buen espectáculo y un buen chantaje también.

Fred.— Jejeje eres toda una cerda, ese pene estuvo en tu vagina hace un rato — dijo en un tono burlesco asegurándose de captar por completo la cara de su hermana.

Finalmente el pelinegro terminó por eyacular lo que le quedaba en la boca de la castaña.

Por su parte el padre de los mellizos seguía intentando reconciliarse con la oficial sin saber lo ocurrido esa noche y esto sólo sería el inicio de una historia llena de perversión, lujuria y otros pecados.








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