Capítulo 17
01 de Febrero de 2018
TiNa no sé si este día está empezando o terminando, no he dormido y las emociones han estado al tope, recuerdo estar en la biblioteca de la escuela realizando un trabajo en equipo Abel claro que estaba conmigo.
Se acercó una chica, delgada, de ojos enormes y linda facciones además de cabello perfecto lo adornaba un moño de inmediato supe que se trataba de Vanesa, la chica no me registro y tan pronto como pudo se sentó en las piernas de Abel el no dio comentario alguno yo esperaba que eso fuera lo único ¿Que podría pasar en biblioteca? Pero de repente comenzó a jugar con su cabello, lo único que pude hacer fue bajar la mirada para no prestarles atención pero era imposible más porque la chica empezó a hacerle cosquillas ¿Qué rayos estaba pasando? No lo soporte más, claro que como estábamos trabajando en equipos me pregunto Abel que a donde iba y mi jugada magistral fue decirle que mi computadora necesitaba carga así que salí de ahí dejándolos solos.
¿Qué me estaba pasando? ¿Celos? TiNa quería decirle que no se le acercara pero no podía hacer ni decir nada quedaría como una patética, nada de él me pertenecía.
Claro que regrese a mi salón donde no había nadie y podía relajarme, tranquilizarme para poder terminar el trabajo, lo sorprendente fue que después de unos minutos llego Abel, no pude leer su cara, no pude imaginarme que estaba pensando y eso me enojo más.
- ¿Te ayudo? – pregunto en una forma muy normal
- No ya solo es cuestión de acomodar unas cosas – dije esperando verla entrar pero no fue así.
- Pero... Emily todo bien – insistió
- Si... perdón me dio pena con tu novia – cuando termine esa oración me arrepentí demasiado quería que me tragara la tierra mis celos eran evidentes pero tampoco quería dárselo a conocer.
- ¡Qué! Ella no es mi novia – refuto de inmediato
- Ah... eso yo no lo sé- el disgusto en mi voz era evidente no podía controlarlo
Abel se quedó estático, casi petrificado que pude ver como su pecho se movía en su respiración. Puse de nuevo mis ojos en la computadora no quería mirarlo, y necesitaba distraerme de mis propios pensamientos y emociones. Deseaba estar en mi lado racional pero no sabía cómo regresar nunca me había sentido celosa.
Yo seguía trabajando y el seguía sin moverse, ¿Por qué no se movía?
Mire el reloj de mi computadora y faltaban un par de minutos para que entregáramos el trabajo, cerré la computadora y tome mis cosas para dirigirme a la sala donde se encontraría la maestra revisando los trabajos, pase a su lado sin decir nada y él tampoco dijo nada.
Llegue a la sala y ya estaban chicos esperando tome mi turno y me senté en el piso a esperar, mi mente daba vueltas pensando en la que debía hacer y cómo debía reaccionar.
- Emily.. escuche su voz
Me gire e intente poner una sonrisa me imagino por su expresión que esa no quedaba pero era la única que tenía en ese momento y me lo reproche.
- Abel, tenemos el turno cuatro - le dije apenas
No pude voltear a mirarlo y como si fuera algo del cielo Valeria llego y se acomodó a mi lado y aproveche para sacar sacarle la plática, ahorita no recuerdo que tanto fue o que hablamos pero funciono para que el tiempo se fuera rápido y para no tener contacto con Abel, gracias Valeria
Cuando nos tocó el turno a nosotros la maestra dio su comentarios afortunadamente todos positivos, ahí fue cuando sentí que el tiempo fue tan corto porque en cuestión de unos momentos ya teníamos revisado todo, solo nos quedaba dar formato al trabajo y enviárselo al correo con esa últimas instrucciones nos dejó salir.
- Emily... dijo mientras caminábamos por el pasillo
- Si
- ¿Qué es esto que está pasando?
- Nada está pasando, no tuvimos correcciones alégrate por eso.
- Sé que no es así....
Tartamudeo un poco y prosiguió
- Emily algo te paso... a mí también me está pasando algo pero no sé qué es... me está matando...
Mis ojos los miraron, no entendí lo que me quería decir pero lo vi frustrado estaba en un estado en el que jamás lo había visto.
- ¿Me explicas? – le pregunte inquieta
Pero se negó hacerlo aunque asevero que no sabía, eso me dejo preocupada más porque me dio la espalda y siguió su camino yo tuve que hacer lo mismo.
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