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Sin vuelta atrás; EP Nº5 [Acostumbrarse] Amistades

-Hmmm...-.

Marcus movía su pierna muy nervioso. Encontrar trabajo no le estaba resultando una tarea fácil que digamos...

El pequeño Mihael, mientras tanto, cuidaba de su madre, quién había recaído en su enfermedad.

-*¡Cof cof!*-.

Mihael torció el labio.

-Mamáaaaa... no te vayas por favoooor-. Suplicaba Mihael, deseando que la enfermedad de su madre acabara cuánto antes.

-Nunca me iré...-.

Elena agarró la mano de su pequeño hijo.

-Te prometo que nunca me iré...-. Dijo sonriente, acariciando el dorso de la mano de su pequeña criaturita. -Mi Zvezdica (estrellita en esloveno). Siempre estaré a tu lado-. Dijo sonriente, a lo que Mihael solo respondió con una tierna sonrisa, y con un cálido abrazó que le otorgó a su madre. -Te quiero hijo...-.

-Y yo a ti mamá-.

-*¡Cof cof!*-.

Mello se levantó de la cama al sentir como su pecho se oprimía y como el aire no le terminaba de llegar bien. Sus ojos se volvieron lagrimosos al sentir como se formaba un nudo en su garganta. 

-A-Ahhh...-.

Se pasó el dedo por el labio inferior al notar un líquido recorrer en él. Era un poco de sangre mezclada con saliva. Mello no le dio la importancia que merecía, y volvió a tumbarse en su cama, sumergiéndose de nuevo en un doloroso recordatorio:

Estás solo.

Y así es.





Mello se dirigía al despacho de Roger tranquilamente. Tenía una duda en su mente y quería resolverla. ¿Fue en serio eso que dijo Linda sobre el alumno que se suicidó?, ¿Y por qué lo hizo? Tenía que descubrirlo...

*Toc toc*

-¿Si?-. Roger abrió la puerta, y sonrió al ver a Mello. -Oh Mello, pasa-. Mello pasó al despacho, y Roger cerró la puerta. -¿Querías algo?-. Preguntó Roger.

Mello se cruzó de brazos.

-Exijo hablar con L. Tengo algo muy importante que preguntarle-. Roger se sorprendió, realmente Mello era muy mandón.

-Bueno..., No sé si podrá ser. Pero lo intentaré-. Roger se dirigió hacia el teléfono móvil. -Espérame fuera por favor-. Mello rodó los ojos, y salió fuera.

Se quedó unos cuántos minutos esperando a que Roger le dijera que ya podía hablar con L. Se estaba cansando de esperar, así que se aburría.

-Pffft-. Bufó, intranquilo.

Después de unos minutos más, Roger salió del despacho.

-Aquí tienes, Mello-. Mello sonrió, y le arrebató el móvil al director. -Cuando termines devuélvemelo-. Pidió.

Roger entró de nuevo en su despacho, dejando intimidad.

-Vaya..., Mello, ¿Qué tal?, ¿Cómo te va?, He oído que eres de los mejores en cuánto a notas-. Dijo L, tras el móvil. Mello suspiró.

-Sí..., Pero ese estúpido de Near se ve que saca mejores notas que yo...-. Dijo Mello, intentando que L no se enterara sobre los sentimientos de Mello.

-¿Eso te hace sentir mal, Mello?-. Mello tragó saliva. Realmente no lo conocía mucho, pero L era demasiado listo.

-¡No!, Es decir..., Bueno..., ¿Y qué?-. Preguntó el rubio, cabreándose un poco.

-No te preocupes. No le diré a nadie..., Pero Mello, tú puedes superarlo, solo tienes que calmarte más y ser menos explosivo-. Dijo L, y Mello rodó los ojos.

-Ya claro..., No es fácil ser un robot como tú y como Near. Vosotros sois demasiado tranquilos porque os da todo igual-. Dijo el rubio.

-¿Sabes?, Tú y yo nos parecemos más de lo que crees-. Mello se sorprendió. ¡Vaya!, ¿Se parece tanto a L como él dice? Que curioso... -Bueno, has pedido una llamada, ¿Puedo saber para qué?-. Preguntó L.

-Sí. Resulta que una sucesora, me ha contado que un chico se suicidó, y su amigo se escapó. ¿Eso es cierto?-. Preguntó Mello.

-Así es. Si quieres, un día puedo contártelo todo con más detalle, pero solo por ser tú. Si prometes no contárselo a nadie-. Mello sonrió. ¿¡Era en serio!?, ¡Wow, que guay!, Parece que Mello era un privilegiado.

-Claro, estaría bien-. Dijo el rubio.

-Mello, sigue intentándolo, y algún día... podrás ser el número 1. Confío en ti, ¿Vale?-. Mello tragó saliva. Eran justo las palabras que necesitaba escuchar. Mello sonrió. Miró a los lados para asegurarse de que nadie le hubiera visto.

-V-Vale-. Contestó Mello, odiando que su voz se entrecortara.

-Escucha... le diré a Roger que te dé un móvil. Sabes que está prohibido en esta institución, pero no importa. Si quieres, puedes llamarme cuando quieras-. Mello sonrió.

¿Realmente L le estaba diciendo todo eso en serio?

Mello sentía que por fin le importaba a alguien. Que alguien sentía que era suficiente y que confiaban en él, y que incluso pondrían la mano en el fuego por Mello. Para Mello era muy importante todo lo que L le estaba diciendo, y eso hace que Mello se sienta muy contento. Era como..., Como si L, fuera un padre dándole cariño a un hijo.

-De acuerdo. Adiós-. Intentó ser lo más seco posible, para que no se notara que lo que L le había dicho, le había conmovido y llegado al corazón. Cuando Mello colgó, cogió aire, y lo soltó de golpe. -Ahhhh...-. Tragó saliva, y se aseguró de no estar llorando. Entró al despacho de Roger sin llamar. -Aquí tienes-. Roger le cogió el móvil.

-Vuelve cuando quieras, Mello-. Dijo Roger sonriente.

Mello asintió, y salió del despacho.

Alzó una leve sonrisa, y se dirigió a su cuarto...



[AL DÍA SIGUIENTE]



Mello y Matt veían los cuadros tan bonitos que Linda tenía en su habitación, ya sea colgados o puestos todavía en los lienzos, indicando que no estaban terminados.

-Son muy bonitos Linda-. Dijo Mello, y Matt se fijó especialmente en uno.

-¿Y este?-. Preguntó, viendo Matt un cuadro tapado con una manta.

-¡Ah espera, ese no está terminado!-. Matt quitó el trapo, y desveló el cuadro. -Aixx, lo siento, iba a ser una sorpresa-. Matt vio aquel cuadro, era una barra de chocolate en la mitad derecha, y en la izquierda, una gameboy, pintados con todo tipo de detalles.

-¡Wooow!-. Mello se acercó. -Son preciosos Linda, ¿Se supone que nos representa?-. Preguntó el rubio, y Linda asintió.

-Los empecé ayer..., Quería agradeceros que me dejarais sentarme con vosotros para comer-. Dijo Linda sonriente, y Matt vio lo preciosa que se veía aquella chica.

-Cuando quieras podemos comer más veces juntos-. Dijo Mello sonriendo.

-¿Eso significa que somos amigos no?-. Aquella pregunta dejó a Mello un tanto preocupado. ¿Estaba haciendo amigos en serio?, ¿Sería capaz de hacer amigos sabiendo que pueden abandonarle? No, lo dudaba, Matt es incapaz, y Linda parece demasiado buena persona.

-Emmm..., ¡Pero nada de traiciones eh!-. Gritó Mello cruzándose de brazos. Matt le miró, ¿Qué le pasaba?, ¿Porqué decía eso?

-¡Claro que no!-. Gritó Linda.

-Hagamos un juramento-. Matt se sorprendió ante la propuesta de Mello. Linda y Mello se dieron los meñiques. -Vamos Matt-. Matt miró a Mello y torció los labios.

-Paso-. Mello se sintió dolido.

-¿Ah si?, ¡Pues bien, vete entonces!-. Gritó el rubio cruzándose de brazos.

-A mi no me hace falta hacer estúpidos juramentos para que confíes en mí, sino confías en mi desde un principio, ¿Qué hacemos siendo amigos?-. Preguntó el castaño, y el rubio entrecerró los ojos.

-Vamos chicos, no os peleéis-. Dijo Linda, intentando juntarlos. -Venga, daos un abrazo-.

-No Linda..., Déjalo..., Ya sabía que me encontraría con alguien así-. Mello apretó los puños, no quería llorar, juró que nunca más lloraría. Solo lloraban los débiles.

-Ahhh-. Matt suspiró. -Está bien, hagamos eso-. Matt puso su meñique, y Mello miró a Matt.

El rubio sonrió. Fue a acercar su meñique lentamente...

-¡No!-. Gritó y lo alejó.

-¿Ahora qué?-. Preguntó Matt confundido.

-Que tienes razón-. Mello sonrió, y Matt sintió algo dentro suya.

-Hm-. Matt sonrió también.

-¡Bieeeeen, amigoooos!-. Gritó Linda animada, y todos sonrieron.

Después de unos cuántos minutos en los que se la pasaron hablando, Mello y Matt salieron, y cada uno se dirigía hacia habitación..., Pero a Matt le surgió una duda, así que paró a Mello.

-Mello, una cosa-. Mello le miró.

-¿Qué quieres?-. Preguntó.

-¿Por qué estás aquí?...-. Mello se sorprendió..., ¿Realmente quería saber eso?, ¿Por qué?, ¿Por qué le interesaba? Mello tragó saliva y se puso un poco nervioso. ¿Se lo diría?... -Quiero decir, ¿Qué le pasó a tus padres?-. Matt lo intentaba suponer, ya que Mello no pensaba que fuera tan obvio, pero a Matt le parecía muy inseguro. -Eres muy inseguro, se te nota, ¿Lo sabías no?-. Preguntó Matt.

-Bueno..., ¡No es tan obvio!-. Dijo Mello, alterándose. Matt se cruzó de brazos.

-¿Me lo vas a decir?, Si no no pasa nada-. Dijo el castaño.

Mello suspiró, y miró al suelo.

-Solo tú puedes saberlo Matt..., Eres alguien en quién creo que puedo confiar-. Mello le ofreció la mano, y Matt sonrió. ¿Alguien confiando en Matt?, Vaya..., Eso era..., Bonito.

Matt la aceptó.

-Es algo muy personal y como podrás suponer, lo tengo muy reciente..., Entiende que es algo que me cuesta contar-. Matt asintió. -Pero..., Mis padres me abandonaron..., Y desconozco la razón-. Matt torció el labio. -¿Sabes?, Me hacen pensar que es culpa mía..., Que yo hice algo mal y que la cagué. Quizás no eran el hijo que querían, quizás..., Solo quizás..., Nunca lo sabré..., Pero sólo sé que probablemente la culpa sea mía..., Y tengo miedo de que me vuelvan a abandonar-. Explicó, confesándolo todo.

-Oh Mello..., Lo siento-. Dijo Matt. -¡Bah no digas tonterías!, ¿¡Quién no va a querer a una rubia tan inteligente y bonita!?-. Matt dio un codazo a Mello.

-¡Eres idiota Matt!-. Dijo Mello, cabreándose de broma.

-Tranquilo colega, yo siempre estaré a tu lado-. Dijo Matt, dándole un codazo a Mello. Este le miró.

-¿Q-Qué?-. Preguntó sorprendido.

-Lo que oyes..., Amigo-. Dijo Matt, y Mello sonrió.

-Amigo...-. Dijo Mello. Matt se lo pensó.

-Mejor amigo-. A Mello se le cristalizaron un poco los ojos, así que desvió la mirada. -Tranquilo, todos lloran aquí-. Dijo Matt.

-Tú no-.

Matt sonrió.

-Bueno, yo soy idiota, pero tú no-. Matt le miró.

-¿Como te agradezco esto Matt?-. Preguntó.

-De ninguna manera..., O quizás regalándome una consola para mi cumpleaños, es el 1 de febrero-. Mello se sorprendió bastante.

-¡Estúpido eso es confidencial!-. Miró para los demás lados, para ver si había alguien.

-¡Oh vamos!-. Matt chasqueó la lengua. -Es más, te diré mi nombre-.

Mello negó.

-¡Nah nah, no lo quiero saber!-. Mello se tapó las orejas, y Matt rio. Le quitó los brazos.

-Me llamo Mail Jeevas-. Mello se sorprendió, y se quitó las manos.

-Hm-. Sonrió. -Gracias-.

Matt ladeó la cabeza, no sabía a que se refería Mello.

-13 de diciembre-. Mello le ofreció la mano, y Matt la aceptó. -Me llamo Mihael Keehl, y en realidad nací en Eslovenia-. Dijo sonriente.

-¡Wooow!, Eres europeo-. Dijo Matt. -Mola-. Los dos sonrieron, y se dieron un gran abrazo. Y así comenzó su amistad, que perduraría años y años.





En el tablón se encontraban las notas de las últimas pruebas, y Mello se quedo anonadado al ver por quinta vez que había quedado segundo en estas últimas semanas.

-¿Q-Qué?-.

Sino que era el nuevo, Near.

No había pasado ni un mes desde que ese chico llegó y ya le había superado.

-¡Parece que ese chico es muy listo!-.

-¡Dicen que sacó 101 puntos en el examen!-.

-¿¡Cómo va a sacar 101 puntos si el examen es sobre 100!?-.

-¡Yo solo te digo lo que he oído!-.

-¡MGH!-. Mello se cabreó. 

No iba a permitir esto.





-¡Roger!-. Mello estampó sus manos en la mesa del despacho del director.

-¡Oye oye tienes que calmarte!-. Exclamó el director. -¿Por qué golpeas mi mesa? ¿Quién te ha dado permiso para entrar aquí eh jovencito?-.

-¿¡Por qué Near ha quedado primero en el examen si hemos sacado la misma puntuación!? ¡100 de 100!-. Exclamó, intentando encontrar una respuesta sensata.

-Ahhh... es complicado de explicar-. Dijo Roger, ajustándose sus gafas de ver, intentando dar una respuesta coherente a Mello. -Mello... a veces, por mucho que se consiga la misma puntuación, se puede ser más capaz que otro alumno...-.

-¿¡Cómo explicas eso!? ¡Dilo que te entienda!-. Gritaba Mello, casi como si fuera una orden.

-Es por la forma de pensar... la edad, las experiencias. Todos los factores importan-. Mello tragó saliva.

-¿Es porque es un año más joven que yo? ¿Ya por eso es más listo? ¿¡Insinúas que si yo fuera más pequeño no sería tan listo!?-. Preguntó alzando la voz más de lo debido.

-No, Mello... no es eso-.

Roger abrió el cajón de su escritorio.

-Aunque no tenga mucho tiempo, a L le gusta hacer revisión de los alumnos que han sacado la máxima puntuación en el examen general, por eso, aquí tengo tu examen y el de Near-. Roger los puso sobre la mesa, y Mello se percató al instante el porqué Near era considerado más listo, aunque no quiso reconocerlo. -¿Ves tu examen? Hay varios tachones. No sabías la respuesta a la primera, cometiste varios fallos, en cambio, Near fue seguro y escribió la respuesta a la primera-.

Mello negó, en su cabeza comenzó a crear excusas y motivos que poder soltar para decir que aquello era una tontería. No quería aceptarlo.

-¡Eso no tiene porqué ser así! ¡Near pudo pensar en otras respuestas y estar como cinco minutos para responder, que no lo haya apuntado y luego tachado es otra cosa distinta!-. Exclamó Mello muy furioso.

-¿Crees que no hemos pensado en eso?-. Aquello solo confundió aún más a Mello. -En el caso de que fuera así, eso solo beneficiaría a Near, ya que se tomó su tiempo para responder y no se precipitó, en cambio, tú sí. Eso se puede a aplicar a la toma de decisiones riesgosas que puede conllevar ser L, por ejemplo, en alguno de tus futuros casos... pero aunque esto no te sea suficiente motivo, quiero que sepas que hay muchos más-.

Mello sentía como su orgullo se desquebrajaba a pedazos. ¿Qué había más motivos que explicaban que Near era más listo que Mello? 

-Es superior...-.

Mello se acordó del momento en el que Near se negó a darle la mano.

-No merezco su atención...-.

Mello negó, e intentando mantener la compostura, se dio media vuelta y se fue del despacho de Roger, dejando a solas al hombre. Mello había captado el mensaje, Near era superior.

-Por el momento...-. 

Mello no se iba a rendir. Conseguirá vencer a Near y será él quién suceda a L. Y lo jura.





-Es esta...-. Susurró, decidido y seguro de lo que estaba apunto de hacer. No iba a permitir que ese enano fuera superior a él. Mello alzó el brazo, dispuesto a picar a su puerta. La puerta de Near, aquel chico considerado más listo que él. 

Mello no se había dado cuenta, pero su brazo estaba temblando. No era capaz de hacerlo. Quería, pero no podía. Él necesitaba hacerlo. Tenía que hablar con él, dejarle en claro quién era superior a quién. Enseñarle quién será el verdadero sucesor de L. Es fácil, solo picar a su puerta y ya está.

-Mm...-.

Bajó el brazo y se dio media vuelta. Entonces, la puerta se abrió. Mello se sorprendió mucho, y volvió a girarse, viendo a Near, quién había abierto la puerta.

-¿Si?-. Preguntó sorprendido. 

Mello frunció el ceño.

-¿Te acuerdas de mi? Me llamo Mello-. Dijo apretando los puños, intentando contenerse.

-Sí... me acuerdo de ti. ¿Qué es lo que quieres?-. Preguntó sin mostrar mucho interés.

-Quería...-. Mello no sabía que palabras escoger, así que comenzó a intentar formularlas en su mente, pero la tensión del momento se lo impedía.

-Sé breve, estoy estudiando-. Mello alzó una ceja.

-Ja, ¿Quién te crees que eres para hablarme así?-. Preguntó cruzándose de brazos.

-No lo sé, ¿Y tú quién eres para venir a mi habitación y quedarte cinco minutos enfrente de mi puerta?-. Mello comenzó a enfurecerse.

-¡No han sido cinco minutos!-. Exclamó molesto.

-Han sido cuatro minutos y 30 segundos, he añadido 30 segundos más para redondear, porque sino...-.

-¡Bah! ¡Que pesado eres!-. Exclamó el rubio desviando la mirada.

-Pesado eres tú. ¿Qué es lo que quieres?-. Repitió la pregunta.

-¡Solo quería decirte que yo seré L, y que si crees que lo tienes fácil, estás muy equivocado!-. Dijo furioso, a lo que Near pareció sorprenderse levemente.

-Oh, ¿Era solo eso?-. Preguntó, y Mello asintió. -De acuerdo. Te felicito supongo-.

Near comenzó a cerrar la puerta.

-¿¡Eh!? ¿¡No tienes nada más que decir!?-. Preguntó el rubio un poco confundido. -¿¡Es que acaso crees que sí lo tienes fácil!?-. Preguntó.

Near quería deshacerse de aquel rubio furioso, no quería hablar más con él, por lo que tomó la opción de ser lo más borde posible. No quería que nadie le volviera a hacer daño, por lo tanto, no quería forjar vínculos con él.

-Sí, lo tengo fácil, al contrario que tú. Ahora, adiós-.

Near fue a cerrar la puerta del todo, pero Mello puso el pie, haciéndose daño.

-¿Qué?-. Near se sorprendió mucho, y Mello le agarró del cuello de la camisa.

-¡Enano! ¿¡Cómo te atreves a hablarme así!?-. Near no sabía como reaccionar ante lo que acababa de pasar. Mello le iba a agredir, y eso no podía ser así. Near frunció el ceño.

-Suéltame, ya-. Ordenó. 

Mello pareció ponerse nervioso. No era porque le tuviera miedo a Near, sino, porque Near no le tenía miedo a él. Mello le soltó, dejándolo en el suelo. Near se sorprendió mucho, le había hecho caso, aquel chico le había hecho caso... Eso dejó muy sorprendido al albino.

-Te lo demostraré. ¡Vamos! ¡Ponme una prueba! ¡Te demostraré que podré superarte!-. Near alzó una ceja, confuso.

-Eres persistente, ¿Eh?, No te vas a ir hasta que me superes, ¿Verdad?-. Preguntó con una sonrisa burlona.

-Así es-. Afirmó el rubio. -¡Vamos! ¡Ponme una prueba!-.

Near asintió, pensando. Después de que Near le tratara borde, y de que casi le golpea, ese chico quería seguir demostrando su superioridad, cosa que dejaba estupefacto a Near. Desde que llegó aquí, lo único que siente es el aburrimiento y la monotonía de la rutina del día a día, por lo que este sujeto podría entretenerle de alguna forma.

-Está bien, si insistes, ¿Por qué no jugamos a las cartas?-. Preguntó, y Mello se sorprendió.

-¿A las cartas?-. Preguntó.

-Sí, creo que tengo alguna baraja, hay muchos juegos a los que podemos jugar y en los que puedes demostrar esa superioridad. ¿Te parece?-. Preguntó sonriendo levemente. Quizás no tendría que forjar un vínculo con aquel chico, pero... competir, le resultaba muy interesante. Se le hacía atractiva la idea, así que, no se iba a negar, además, viendo lo persistente que era el chico, seguro que en alguna cosa le ganaría.

-Sí... vale, me parece bien-. Dijo el rubio.

-Pasa-. Near abrió la puerta, y Mello se adentró en la habitación.

Después de unas cuántas partidas, en las que Mello fue derrotado una y otra vez por Near, el rubio se cabreó.

-¡Se acabó!-. Mello tiró las cartas al suelo, sorprendiendo a Near por su agresividad. -¡Esto es insoportable! ¡N-No soy capaz de...!-.

Near estaba bastante asombrado.

-Eres muy violento, Mello. ¿Lo sabías?-. Preguntó Near.

-¡Mgh!-. Mello se molestó.

-Y también muy impulsivo-. Near dejó sus cartas encima. -¿Ves? Con tus cartas podrías haberme ganado. ¿Por qué creías que habías perdido?-. Mello se quedó perplejo ante aquella revelación.

-Yo...-.

Mello apretó los puños y cerró los ojos, mirando rápidamente hacia otro lado.

-Ya nos veremos-. 

Near se levantó bruscamente.

-¿Ya te vas?-. Preguntó sorprendido.

-Sí, ya te dejo en paz, tal y como querías-.

Mello abrió la puerta y salió de la habitación, saliendo bruscamente.

-Hmm...-. Near miró hacia el suelo, observando de nuevo sus cartas tiradas por toda la habitación. Él no le estaba echando, es más, en el fondo de su corazón quería que él se quedara, porque el pequeño Near se estaba entreteniendo mucho con estas partidas, pero Mello lo había malinterpretado todo. Por una vez, Near no se estaba aburriendo durante toda la tarde, pero tampoco era plan de ir tras Mello y pedirle que se quedara, aquello solo confundiría más al rubio, y haría que se pensara que Near quiere forjar una amistad con él, que es justo lo que no quiere.

Aunque...

Algo había llamado la atención en Near. Quizás era esa violencia tan abrumadora, o quizás era su comportamiento tan egocéntrico... 

Algo le había cautivado a Near. Desde el primer momento en que lo vio, notó que tanto Mello como él tenían algo en común. Near se tocó el corazón, como si así pudiera comprobarlo y afirmarlo. Esa necesidad de querer mostrar superioridad absoluta... como si se sintiera completamente lo contrario...

Sí, sin duda, Near se había dado cuenta de su punto en común con Mello.

Los dos tenían el corazón roto.





Allí inició una gran época, donde los dos comenzaron a competir entre ellos. Pero aquello no era todo, Mello descubrió que quizás Near no era tan malvado como él pensaba, pero Near seguía siendo el mismo tipo arisco e insensible de siempre, y cuando hablaba con él, era pocas veces. Algunas se divertía, pero Near seguía siendo aquel chico frío. Al principio Mello lo entendía, luego ya no.

Pasaron los años... Mello y Near competían, pero el rubio nunca conseguía superar a Near. Mello y Matt se hicieron mejores amigos definitivamente, aunque Mello también tenía a su mejor amiga Linda. Mientras que Near no tenía a nadie, seguía estando solo, porque tenía miedo, no quería que nadie le volviera a hacer daño.

Después de aclarar todo esto, hagamos un pequeño avance...

[2 de enero de 2001, 7 años después de 1994, Mello: 12 años, Matt: 11, Linda: 12, Near: 10]

Matt se encontraba tumbado en su cama, jugando a la gameboy.

-¿Como vas con eso colega?-. Preguntó Matt.

-Bien, ya me queda poco-. Mello escribía la redacción, poniendo mucho esfuerzo y dedicación en ello. Matt cogió una patata de la bolsa que tenía al lado, y se la comió. -Esta vez sacaré mejor nota que Near, sé expresar mejor mis sentimientos que él..., Ya que él no siente absolutamente nada por nadie-. Dijo Mello, refunfuñando.





-Vaya...-. Dijo la profesora de literatura.

-Escrito por Near-.

Aquello la había dejado con mal cuerpo. Todo lo que transmitía aquella redacción era solo triste y soledad absoluta, tenía preguntas que hacer.

Pasó a la siguiente redacción, y aquella, volvió a dejarla en shock.

-Escrito por Mello-.

-Increíble...-. La profesora estaba realmente impresionada.





-Chicos, aquí tenéis vuestras redacciones-. La profesora devolvió a todos las redacciones, y Mello, que se sentaba cerca de Near, se asomó a ver su nota.

-Eh, no mires mi redacción-. Dijo Near, apartándola de la vista de Mello.

-No me interesa tu estúpida redacción, solo quiero ver la nota-. 

Near le enseñó el gran 10 marcado en rojo, y Mello bufó, enseñándole a Near que él también había sacado un 10. Near alzó los hombros levemente.

-La próxima vez, Near... te prometo que la próxima vez-. 

Mello se colocó bien en su sitio, y Near suspiró. Hace años se había dado cuenta de que por mucho que lo intentara, Mello no iba a superar a Near nunca, y aunque eso le dolía, no quería comunicárselo a su rival porque podría salir mal parado.

-Hay algo que debo destacar. Dos redacciones que destacan entre ellas-. Todos miraron a la profesora, y Mello y Near se miraron entre ellos, imaginándose que deben de ser las de ellos dos. -En todos mis años de enseñanza, nunca había visto algo tan profundo y tan bien redactado, se nota que son superdotados-. Rio, y Mello sonrió.

-¿Cuál destaca más?-. Preguntó el rubio, intrigado.

-Ninguna, las dos son igual de perfectas-. Dijo, y Mello se sintió dañado..., ¿Era igual que Near?, No..., Tenía que ser mejor, ser igual que él no le servía.

-Uno habla sobre el maltrato de un niño pequeño, que sentía odio, pero al mismo tiempo, amor por sus padres, ya que en cierta parte no puede odiarlos del todo, puesto a que son sus padres, y tenía la necesidad de querer a alguien... y después, el chico se queda solo para siempre-. Mello miró a Near, ¿En serio había escrito ese enano algo tan profundo?

-Y el otro habla sobre lo inferior que se cree al que sus padres le hayan abandonado, ¿Es insuficiente para ellos?, ¿Lo abandonaron porqué era una vergüenza como hijo?, ¿Cómo se supera tal cosa?-. Mello tragó saliva, y Near se sonrojó y miró a Mello. Sabía que era sentimental, pero; ¿tan profundo?

¿Por qué tiene que hacerles pasar por este momento tan incómodo?

Al salir de clase, Mello miró hacia atrás, y vio a Near.

-Está claro que ha mentido..., ¿En serio le maltrataron?, ¿Es por eso que está tan solo?, ¿Es por eso que siempre me ignora?, Acaso..., ¿Tiene miedo?-. Mello volvió a darse la vuelta. -Aghj..., Tonterías-. Siguió con su camino.

Near se dio la vuelta y miró a Mello.

-¿Pasó aquello?, ¿Así es como realmente se siente Mello?, ¿Inferior a los demás por el abandono y rechazo de sus padres?, ¿Por eso se cabrea tanto conmigo cuando le ignoro?, ¿Por eso piensa que yo me creo superior a él?-. Near torció el labio. -Nunca se lo podré preguntar..., Debo estar solo, no puedo permitir que me vuelvan a dañar...-. Near volvió a voltearse, y siguió su camino él solo.

Matt recibió a Mello en su habitación, para pasar la noche los dos juntos.

-Near...-. Pensaba Mello.

-Mello...-. Pensaba Near.

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