-¡BUAAAAH, BUAAAAAAAH!-.

Lo cogió entre sus brazos. Se quedó anonadado, era hermoso.

-¿Cómo lo llamaremos?-. Preguntó sonriente el padre.

-Nathan. Para abreviar Nate, será nuestro pequeño. Hola, Nate River-. Dijo la madre, sonriente. El padre le pasó el bebé a su madre. -Ey..., Tranquilo pequeño Nate-. El bebé no paraba de llorar, así que su madre decidió tranquilizarlo. -I would like to leave this city...-. Su madre comenzó a cantar, y su padre sonrió, sintiendo algo en su interior.

Y sonrió.

-Por favor, déjame abrazarte-.

-¡No!-. Gritó. Estaba en una esquina de su habitación, abrazándose las rodillas, no quería salir de allí en su vida.

-¿N-No quieres que te cante?-. Preguntaba su madre, insistiendo en que confiara en ella.

-No quiero nada de ti... no haces nada... lo permites todo...-. Su madre comenzó a llorar, doliéndole lo que le estaba diciendo su hijo, aunque tenía toda la razón... -¡Vete!-. Gritó llorando, pero de pronto, en la habitación entró alguien.

-¡TÚ, ME HAS DESPERTADO!-. Se acercó al chico, y le pegó una hostia fuerte con la mano abierta.

El niño cayó al suelo, y se chocó con este. Comenzó a llorar, y a sangrar por la boca.

-¡BASTA POR FAVOR!-. Gritó su madre, levantándose.

-¡CÁLLATE!-. Se acercó a la madre, y le golpeó en la cara, haciendo que esta se cayera al suelo, también, sangrando. -TÚ..., ¡TE VAS A ENTERAR!-. Cogió al chico, y lo subió a su espalda.

-¡NO POG FAVOG!-. Gritó hablando mal, por el golpe tan grande que se había dado. Su padre lo quiso llevar a su habitación, pero de pronto, notó como algo afilado entraba en su espalda.

-¡CORRE, HUYE!-. Gritó la madre, pero el padre se quitó el cuchillo y no tuvo otra que matar a su mujer.

-¡A-AH!-.

Cuando vio la situación, se sorprendió demasiado.

-Ma-Mamá...-. Murmuró.

-No... ¿Qué he hecho?...-. Miró a su hijo. -¡MIRA LO QUE ME HAS HECHO HACER BASTARDO, TE VOY A MATAR!-. Se asustó demasiado, pero tuvo el valor de levantarse, e irse corriendo. Abrió la puerta de casa rápidamente, y se fue corriendo por las escaleras.

Cuando abrió la puerta del portal, su padre continuaba siguiéndole.

-¡DÉJAME EN PAZ POR FAVOR!-. Pidió, y cruzó la calle sin mirar.

-¡¡¡MUEREEEE!!!-. Su padre también la cruzó, y fue atropellado.

Nate miró hacia atrás, y vio a su padre completamente atropellado.

-Pa..., ¿Padre?-. Preguntó Nate. Aquella escena tan traumática le dejó aún más traumatizado de lo que ya estaba desde que nació. -¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!-.

-¡AH!-. Se sobresaltó, al despertarse de aquel sueño.

Bueno, más que sueño, era un recuerdo, o una pesadilla.

-Ahhh-. Se frotó un ojo, y aquel chico antes conocido como Nate River, ahora solo conocido como Near, N, se levantó de la cama.

Se fue a su lavabo, y se lavó la cara, después, los dientes. Todo aquello, sin gana alguna, con total pereza en el cuerpo.

Se dirigió al comedor, a comer, después a clases, después a su habitación, y después a cenar.

Todos los días así, todos.

"Aburrimiento"

-Mm-. Near tenía apuntado en una libreta todos los sentimientos que había sentido en toda su vida, y aburrimiento, lo acababa de anotar, y tachar. Aunque todos los días se aburría, hoy por fin lo ha reconocido, y lo ha apuntado. Se tumbó en el suelo, y pasó los brazos detrás de su cabeza. -Aburrido todo-. Levantó un poco su pierna izquierda, y puso la derecha por encima.

-Ojalá tener algún reto diferente, alguna meta que pueda cumplir difícilmente-. Near pensaba, con los ojos cerrados, y se le ocurrió algo, pero que descartó al momento. Seguía pensando, pero aquella meta le llamaba mucha la atención, y quería seguirla. -Tengo algo-. Dijo curvando sus labios, ya que aquello no se le podía llamar sonreír. Nunca supo sonreír.

Matt bailaba, bueno, si a bailar se le puede llamar mover la cabeza hacia arriba y abajo.

Llevaba su MP3, con sus auriculares, escuchando música totalmente desconocida, pero que a él le gustaba. Eran simplemente sonidos hechos con máquinas, ningún instrumento de verdad, eran sintetizadores imitando algunos instrumentos, o haciendo ruidos extraño, con un ritmo pegadizo.

-Ta... Tarara, Ta Ta... ¡Tararaaaa!, Ta... Tarara, Ta Ta-. Sonaba en el mp3.

Se escuchó como picaban a la puerta, al no tenerlo tan alto, Matt lo llegó a escuchar, y se dirigió a abrir la puerta.

-¿Si?-. Preguntó, y se sorprendió al verlo. -¿Hm?-. Miró enfrente suyo y no veía a nadie.

-Vaya, si no hay nadie-. Dijo, bromeando.

-Ehem, ¿Puedes decirme donde está Mello?-. Preguntó Near.

-¡Woah!, ¿¡Quién está ahí!?-. Siguió con su coña.

-Tú tampoco eres tan alto, mides 1,60, y de cerebro tienes 1 gramo-. Vaciló, y Matt se rio.

-Déjame ser el gracioso a mi, a ti te pega más ser el cabecilla de un grupo de duendes pequeños-. Se apoyó en el marco de la puerta. Le daría la ubicación de Mello, no quería perder más el tiempo, quería seguir escuchando su música. -Si buscas a Mello, está en la habitación de Linda, ve a buscarle allí-. Matt cerró la puerta, dejando a Near fuera.

-Idiota...-. Murmuró mirando al suelo, y después, se dirigió a la habitación de Linda.

Cuando llegó, no entró, no quería entrar, le daba pereza, y sería interrumpir a Mello, además de que no quiere tener que saludar a más personas. Cuando después de unos minutos, Mello salió de la habitación, Near le siguió por detrás.

-Ey-. Mello se paró, y miró detrás suyo.

-Aghj, ¿Que?-. Preguntó el rubio, extrañándose de que Near le estuviera hablando por voluntad propia. -Espera, ¿Qué haces aquí hablándome?-. Preguntó.

-¿Jugamos a algo?-. Mello abrió los ojos y frunció el ceño.

-¿¡Qué!?-. Preguntó. -¡Ni de coña!-. Zanjó el tema.

-Para competir... para ver quién es mejor...-. Dijo, sabiendo que aquello molestaría a Mello.

-¡Tsk! Con solo las notas te demostraré que soy mejor que tú-. Dijo el rubio cruzándose de brazos, era insistente.

-Puede... ¿Pero eres capaz de ganarme al ajedrez?-. Mello gruñó.

-¡Claro que lo soy!, ¿¡Como dudas de eso!?-. Preguntó cabreado.

-Entonces, sígueme-. Near comenzó a caminar, y Mello le miró, ¿Debía hacerlo? Miró a su alrededor, nadie le veía, así que comenzó a seguir a Near.

Cuando después de unos minutos, los dos se encontraban en la habitación del albino, el silencio les invadía completamente. Nadie hablaba, debían concentrarse al máximo.

Mello movió, después, Near movió.

Tardaron unos pocos minutos en terminar una partida.

-Mm...-. Mello sentía demasiada rabia y impotencia, quería gritar.

-Jaque mate-. Dijo Near, ganando, matando a su rey. Mello se tapó la cara, dejando al descubierto solo sus ojo derecho, que estaba demasiado abierto.

-Mm...-. Su voz parecía un poco cortada, y de pronto se escuchó una risa, que asustó un poco a Near, ¿Aquello es lo que hacía la gente cuando perdía?, ¿Se reía?... -Me has ganado-. Dijo, y comenzó a reírse más fuerte. -Bien...-. Aquello sorprendió a Near. Después de reírse, unos segundos más tarde, su cara estaba roja de furia. Mello se levantó. -No permitiré que esto ocurra más... ¡Será la última vez que me gane!-. Exclamó en su mente. 

-Debes saber que ha sido mi primera vez-. Dijo el rubio. -Esto no quedará así Near, acuérdate de esto, yo ganaré la partida, y no una cualquiera...-. Mello le miró antes de irse. -Te ganaré y seré el mejor, el número uno-. Cerró la puerta, y se fue.

Near analizó todo aquello que había pasado.

-Mello...-. Dijo Near, y curvó sus labios. -Me atraes mucho-. Dijo, mostrando sus dientes en ese intento de sonrisa.