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Sin vuelta atrás; EP Nº21 [Venganza] Miseria

-Siéntate, vamos-. Larguirucho se sentó en la guarida de aquellos mafiosos. -Bien... me han dicho que nos vas a decir donde se encuentran tus amiguitos, ¿No es así?-. Preguntó el jefe de la banda, y Larguirucho asintió, asustado.

-Bien, pues dínoslo-. Se sentó en el sofá.

-Pues... se... se encuentran en...-. Larguirucho miró su entorno. -Me quiero ir de aquí-. Dijo con miedo.

-No te preocupes, anda, ve a lavarte la cara-. Dijo el jefe, y Larguirucho se levantó del pequeño taburete donde se había sentado. Se dirigió al baño de la guarida, pero un mafioso le cogió por detrás y le cogió del cuello, otros dos comenzaron a apalizarle, hasta que le hicieron sangre, y arrancaron algunos dientes. El jefe de la banda se acercó con una navaja, la cuál la acercó al ojo de Larguirucho. -Dime donde están esos hijos de puta-. Larguirucho agonizaba.

-A-Ayuda...-. Pedía, pero el jefe de la banda solo se rio.

-Patético... nadie te va a ayudar, ¡Has vendido a tus amigos!-. Dijo, sonriendo. -Ahora, si quieres vivir, dinos donde se encuentran tus amiguitos-. Le acercó la navaja al ojo. -Y dínoslo ya-. Exigió.

Dorei dejaba besos en la cara de Mello y en su cuello, mientras estaba sentada en su regazo.

-Je-Je-Jefe, ¿Do-Do-Do-Donde está Larguirucho?-. Preguntó tartamudo.

-No lo sé tartamudo, ha dicho que iba a ver a un tal "rata", además, ¿Qué importa ese tío?, Es imbécil-. Mello mordió su chocolate.

-No deberías hablar así de tus compañeros-. Mello se asustó, y vio a jefe de la banda contraria. -¡Hola a todos, gracias por invitarnos a la fiesta!-. Un montón de mafiosos entraron en la guarida, y comenzaron a disparar.

Mello se echó hacia atrás bruscamente, empujando la silla, haciendo que se cayera hacia detrás, quedando así él y Dorei protegidos por la silla.

-¡Debemos salir de aquí!-. Gritó el rubio entre disparos.

-¡Mello tengo mucho miedo!-. Gritó Dorei.

-¡Tranquila Dorei!, ¡Tú solo céntrate en...!-. De pronto, a Dorei le dispararon en la cabeza.

-¡Vaya, que pena!-. Gritó el jefe de la banda. -Lo siento chaval, pero aquí solo sobrevive el más fuerte-. Dijo, y Mello pareció enloquecer.

-La habéis matado...-. Dijo. -A una chica inocente-. Mello se enfureció, y se levantó.

-¡Imbécil!, ¿¡Acaso crees que puedes plantarme cara!?, ¡Eres solo un niño!, ¡Nosotros somos 5, y vamos armados hasta los dientes!-. A Mello le entró un tic en el ojo.

Mello salió por la puerta de emergencia, y sacó un botón de su bolsillo.

-¡Lo siento, pero no debiste haber atacado mi casa!-. Mello apretó el botón.

-¿Eh?-. Preguntó, y se dio la vuelta.

¡Pi!, ¡Pi!, ¡Pi!

Sacó de debajo de una alfombra, una bomba.

-¡ME CAGO EN...!-.

Mello saltó, y la explosión retumbó en sus oídos.

-¡AHHH!-. Consiguió escapar del rango de dicha explosión, pero igual, se desmayó al caer sobre el asfalto. -A-Ahh...-. Murmuró, y cerró los ojos, desmayándose...

-Hoy, ha sido encontrado el cuerpo calcinado de Kazuhi Otara, un capo del que solo se sabía el nombre. Sorprendentemente no ha muerto por Kira, sino, por una explosión causada por una banda rival cuyo líder es conocido por "M". En la guarida de Kazuhi Otara, hemos encontrado niños abusados de menos de 15 años, droga, y muchas armas-.

-Mello... has sido tú, no hay duda...-. Pensaba Near. -Espero que estés bien...-.

Mello despertó, se encontraba en un callejón.

-¿Quieres?-. Le preguntó, ofreciéndole un poco de carne de rata.

-¿¡Pero qué!?-. Mello miró la perspectiva, había sido recogido por un vagabundo, en la calle.

-Te encontré en la inmundicia, como yo, y te llevé a los contenedores llenos de basura, como yo-. Mello miró a aquel pobre diablo comiendo carne de rata. -Encantado, soy el rata, ¿Y tú?-.

-Ahhh-. Mello se tocó la cabeza. -Lo siento rata, pero no tengo tiempo para esto-. Dijo Mello levantándose del suelo con un poco de complicación. -Debo... volver a mi guarida...-. Mello se acordó, Dorei muerta y toda su guarida explotada, lo que equivale a que todo su negocio y dinero, habían desaparecido. -¡JOOODEEEEEER!-. Gritó, cabreado. Con lo que le había costado llegar hasta ahí...

Tuvo que buscar y rebuscar hasta encontrar unos yonkis que pudieran llevarle hasta su jefe, alguien idiota, y fácil de matar... pero las cosas se complicaron, y ni siquiera nadie se acuerda de por qué, o como, o mejor dicho, desde cuando.

Mello se arrodilló, y comenzó a llorar.

-Maldita sea... he vuelto a fracasar, he vuelto a demostrar que no valgo nada, que mis padres, que la gente de Wammy's... que Near... tenían razón-. Mello miró al frente. -No valgo para nada-.

-Bah-. Matt se levantó, y dejó de soñar. Se encontraba en un piso totalmente abandonado, donde el suelo chirriaba todo el rato, la madera crujía, las paredes eran feas, y el techo también. Todo ese piso era muy miserable, pero era lo único que tenía Matt.

Salió al balcón, cogió un cigarro, y comenzó a fumárselo.

-Que pereza, no tengo nada que hacer-. Dijo, y le dio una calada al cigarro. -Supongo que volveré a comprar comida en el super... mientras espero, a que él me llame-. Dijo, con su teléfono móvil en el sofá roto, lleno de muelles sobresalidos.

-¿Donde estarás... compañero?-. Preguntó, dándole otra calada.

Mello recibía monedas de la gente, mientras abrazaba sus piernas, y metía la cabeza dentro.

-Pobre chico-.

-Que infierno debe estar pasando-.

-¿Como le puede haber pasado algo así a un pobre niño?-.

La gente sentía pena. ¡NO!, No era lo que quería Mello, ¡Él quería infundir respeto, miedo, temor!, ¡No pena!.

Nadie tiene que sentir pena por él, nadie tiene que sentir pena por M. Tienen que tenerle respeto, y sobre todo... miedo...

-Anda, dame un poco de monedicas ehhh-. Mello golpeó la mano del rata. -¡Au!-. Y este, se quejó.

Mello miraba a la gente pasar, mientras algunos le daban dinero, y otros pasaban de su cara.

-Ya estoy harto-.

-¿Eh?-. Mello se levantó, con todo el dinero que había recibido en la mano.

-No voy a dejar que las cosas pasen-. Dijo, recordando a su amigo Matt. -Voy a actuar, antes de que sea demasiado tarde-. Mello comenzó a caminar calle abajo, y el rata se sorprendió.

-Que valiente-. Dijo.

Mello miraba su teléfono móvil.

-No... no necesito ayuda de Matt, ni de Near. No necesito ayuda de nadie, yo solo encontraré otra mafia más poderosa que la anterior, y me haré su líder-. Pensaba Mello. -Sí... seré un capo de la mafia, que en realidad investiga a Kira-. Mello sonrió.

-Perfecto...-.

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