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Sin vuelta atrás; EP Nº19 [Remordimiento] Frívolo

Mordió su chocolate.

-Ya está, ya ha parado-. Dijo el yonki, enseñándole el portátil a su nuevo jefe.

*Piiiii*

Era verdad, el ritmo cardíaco de aquel esclavo del nuevo jefe había parado.

Sonrió, y volvió a morder su chocolate.

-Bien, eso pueden significar 2 cosas-. Levantó su mano, enseñando solo un dedo. -O le han matado-. Mello levantó un segundo dedo. -O se ha hecho explotar-. Sonrió, comenzando a reírse. -Mm... Jajajaja...-.

Sus nuevos "aliados", comenzaron a sentir miedo.

Near miraba el cuerpo muerto de aquel hombre que vino con una bomba atada al cuerpo, un profesor tuvo que dispararle.

-Nunca pensé que tendría que usar este protocolo-. Dijo el profesor, y se arrodilló. -Lo siento... lo siento... Dios perdóname-.

-Mello...-. Near miraba el cuerpo de aquel terrorista en el suelo, muerto. -Te detendré-.

Pero antes de esto, quizás debamos remontarnos un poco al pasado...



[TIEMPO ANTES]



Mello salió del aeropuerto. Estaba mirando por los alrededores del aeropuerto de Japón.

-Hm-. Mello sonrió. -Bien, tengo que hacerme líder de un grupo pequeño de los criminales más tontos que encuentre, y después, ir subiendo hasta llegar a lo más arriba de todo-. Mello sonrió. -Si no puedo ser L... seré el mayor capo de la mafia que nadie haya visto. ¡Utilizaré a todos esos estúpidos criminales para poder tener recursos y formas de acabar con Kira!-. Mello asintió. Era un buen plan...

Mello miraba las calles de Japón, la gente hablando, siendo educada y muy amable, aunque también se notaba bastante como el aire se podía respirar de una forma un tanto... asquerosa.

-Hm...-. A Mello le desagradaba aquello, se notaba que era uno de los mayores países más contaminados del mundo. Se puso las gafas de sol, y suspiró.

Su plan tenía algo que a Mello le inquietaba, y es que probablemente, habría llegado la hora.

-La hora de matar a alguien... con mis propias manos-. El rubio se miró la mano derecha, y apretó el puño, tragando saliva. Después cogió aire, y suspiró. Con solo tener la idea en su cabeza, le ponía nervioso. Pensar que debía arrebatar una vida...

Pero como dijo L, hay que ser capaz de tomar decisiones difíciles, decisiones que nadie más podría tomar.

Mello estaba dispuesto a hacerlo... ¿Verdad?

Piensa, Mello... ¿Realmente serías capaz de arrebatarle la vida a alguien sabiendo que esa persona tiene familia y amigos?

-Pero no son buenas personas...-. Pensó.

¿Y?, Igualmente, ¿Quién eres tú para juzgar quien se merece morir y quién no?

-Yo...-. Tragó saliva, y negó. -¡No!-. Apretó los dientes.

¿Cómo?

-¡Yo no miro quien se lo merece o no!, ¡Yo miro por mi propio bien!, ¡Si la muerte de alguien me beneficia, esa persona debe morir por mi mano!-.

...

¿Quién eres?

¿Tú eres Mihael Keehl?, ¿Aquel chico que buscaba justicia y odia la desigualdad y los crímenes?

-No...-. Negó, y cerró los ojos. -He abandonado cualquier ápice de Mihael Keehl que quedaba en mi cuerpo-. Asintió.

-Ahora, solo queda Mello-. Dijo, decidido.

Si tenía que matar para ser el número uno... no dudaría en hacerlo...

¿Verdad?



[DÍAS DESPUÉS]



-Jefe, ira, nos hemo encontrao' a un chavá-. Los yonkis, con toda su buena voluntad, le habían puesto una manta a aquel adolescente rubio, ya que tenía frío, puesto a que se encontraba desnudo.

-¿Y a mi que me cuenta?, Tú solo dale de comer y ocúpate de él-. Dijo el jefe, con una chaqueta bastante molona, negra, con flecos negros, y capucha.

-I... (Yo...)-. Mello comenzó a hablar. -Help me please, i'm hungry (Ayúdame por favor, estoy hambriento)-. Pidió Mello, hablando como siempre, en inglés, pero se encontraba en Japón, como recordamos, Matt y él cogieron el dinero de Rod, y se fueron hacia Japón, pero se tuvieron que separar.

-Jefe, ¿Qué dice?-. Pregunta.

El jefe se levantó.

-Tú niño, ¿Qué esta diciendo?-. Preguntó el jefe, y Mello comenzó a llorar, tiritando.

-Please... i will do anything (Por favor... haré lo que sea)-. Mello se arrodilló ante el jefe. -¡Y-Your shoes are dirty, let me clean them for you! (¡T-Tus zapatos están sucios, déjame limpiarlos!)-. El jefe sonrió, y comenzó a reírse.

-Este chico me gusta, podría divertirme mucho con él-. Dijo, sonriendo, y los demás también se rieron.

-¿Puedo yo también?-. Se acercó el más canijo y enano. -Niño, ¿Qué tal?-. Preguntó, y Mello le miró, con una sonrisa demasiado tierna.

-Oh, hello, ¿Who are you? (Oh hola, ¿Quién eres?)-. Preguntó sonriente.

-¡Jaja!, Me mola, quizás me lo quede para mí solo-. Dijo, y le acarició la cara a Mello, pero este dejó de sonreír.

El rubio le cogió la mano a aquel enano, y se la partió.

-¡APARTA ABORTO!-. Le dio una patada, tirándolo.

-¡AH!-. El pederasta enano se cayó al suelo.

-¿Eh?, ¿¡Habla nuesto idioma!?-. Preguntó un yonki asustado.

Mello se levantó, y la manta se le cayó, dejando ver su cuerpo desnudo.

-Sí, y hasta lo hablo mejor que vosotros, jodidos drogatas-. Dijo el rubio, recordando todas las clases de japonés que le habían enseñado en Wammy's, además de sus clases de repaso.

-¡Te voy a matar niñato!-. Mello se dio la vuelta. El jefe se levantó rápidamente del sillón.

-Escucha. Ríndete fácilmente, seré tu jefe y quizás te deje vivo-. Dijo Mello, y el jefe de los yonki se rio.

-¡JAJA!, ¡DESPÍDETE CHAVAL!-. Mello hizo lo que L le pidió... así que ahora él ya podía atacar.

El jefe de la banda yonki fue a golpearle, así que Mello rápidamente esquivó el puñetazo girándose.

-¡A-AH!-.

Aprovechó la confusión, y cogió el brazo de aquel estúpido. Con el codo le dio justo en el antebrazo, partiéndoselo.

-¡AHHHH!-. Mello le empujó, y este se cayó en el sillón, sentándose.

-¡HM!-. Mello le pateó en el torso, y se tiró hacia atrás con el sillón. Mello se subió encima.

Comenzó a darle miles de puñetazos en la cara.

-¡AH, AH, AH, AH!-. Comenzó a apalizarle la cara, le quitó los dientes, y le dejó ensangrentado. -Debo hacerlo... debo hacerlo... ¡DEBO HACERLO!-. Por último, le cogió del cuello, y comenzó a ahogarle. -Esta es mi primera víctima... la primera nunca se olvida. Sé que es duro para un niño de 15 años cargarse a una persona, pero... ¿Yo soy un niño cualquiera?, ¡NO, SOY MELLO, UN SUCESOR DE...!... no, ya no soy ningún sucesor, pero lo era. Ahora soy Mello, un mafioso que atrapará a Kira para demostrar quién es el mejor, y para vencer a Near, y vengar también la muerte de mi mentor. ¡VAMOS MELLO, SÉ QUE PUEDES!-.

Cuando este dejó de respirar, Mello se mentalizó.

Acababa de matar a un tipo, y ahora... ya no había marcha atrás.

Mello se levantó.

-He sido capaz de colarme en vuestra guarida, engañaros, y matar a vuestro jefe-. Mello sonrió, y le cogió la chaqueta a ese tío, y aunque le quedara grande, se la puso. -Lo que significa, que yo soy vuestro nuevo jefe a partir de ahora. Además, tengo mucho dinero, demasiado, y si os comportáis bien, os dejaré con vida, y quizás os pague-. Todos los yonkis se quedaron demasiado sorprendidos con aquel chico.

-¿Cuántos año tiene niño?-.

-15-. Dijo, y todos allí se sorprendieron.

Una chica se asomó desde la esquina, y vio a Mello.

-O-Oh...-. Mello la miró de forma hostil, y la chica se asustó, así que se escondió de nuevo.

-Hm-. Murmuró sonriendo. -Tú, enano pederasta, tráeme ropa, ¡YA!-. El enano asintió, y se fue corriendo de allí.

-Y tú, larguirucho-. Aquel al que se refería como "larguirucho", le miró. -Tú vas a enviar un mensaje muy importante a un amigo mío-. Dijo Mello sonriendo. -Recordad, a partir de ahora trabajáis para mi-. Dijo Mello. -Cualquier cosa, tráfico de drogas, de armas, o de lo que sea, me avisáis-.

-Pero señó... aquí solo traficamos con dorgas de bajsa calidad-. Mello chasqueó la lengua.

-Menudos inútiles...-. Dijo Mello, y apretó el puño. -Pues yo os convertiré en una verdadera mafia, y traficaréis con drogas de las buenas-. Todos los yonkis se relamieron. -Y después, con armas. Y todos, ¡Hablarán sobre el famoso capo de la mafia M!-. Gritó. -Y después, iré a por ti, Kira... y te atraparé-. Mello apretó los dientes, y su puño.

-Y lo haré más rápido que Near-. Mello sonrió.

Y así fue, como Mello lo juró.

[Presente]

-¡Jefe, jefe!-. Uno de esos yonkis bajó a ver a Mello. -¡Tengo una notisia muy impontante!-. Gritó, y Mello suspiró, cada vez aguantaba menos escuchar a esos idiotas.

-¿Que noticia si se puede saber?-. Preguntó Mello comiendo su chocolate, sentado en el sofá del centro de la sala, con la chaqueta del antiguo jefe.

-¡Han apalizado a Spidy, y no han amenazao con matarno a to si no dejamo de roba su droga!-. Mello se rio.

-Dile a Spidy que deje de jugar con los niños del parque-. Dijo Mello, burlón.

-Efe...-. Su voz era agonizante, realmente le había pasado algo terrible.

-¿Que quieres Spi-?-. Mello se sorprendió, Spidy venía totalmente demacrado. La nariz rota, el ojo medio salido, le faltaba una oreja, y todos los dedos de las manos, también parecía que le habían quitado algún que otro diente a la fuerza. -Q-Que..., ¿Qué te han hecho?-. Spidy se acercó a Mello, y se arrodilló ante él.

-Yo no he robao na... e lo prometo jefe, yo no he obao naa...-. Spidy lloraba.

Mello lo miraba, nunca había visto una escena tan desagradable y traumatizante.

-Te creo Spidy... nunca eres capaz de caminar, y ahora mucho menos-. Mello se levantó del sillón. -Hablaré con ellos, y les haré entrar en razón-. Todos allí se sorprendieron.

-¡Jefe no lo haga!-. Gritó uno.

-¡Jefe lo matarán!-.

Mello iba a subir las escaleras, hasta que...

-¡No lo hagas!-. Mello paró, ya que aquella voz había pronunciado bien las palabras, era una voz que no había escuchado nunca, y era aguda. Era la voz de una mujer, de una chica joven... -Por favor, no lo hagas-.

Mello miró a aquella chica, parecía totalmente normal. Mello se acercó a ella, y esta se puso nerviosa.

-¿Quién eres?-. Preguntó el rubio.

La chica se asustó.

-Yo... era la hija de...-.

-La del antiguo jefe-. Terminó un yonki.

La chica miró a Mello, con los ojos cristalizados.

-¡Aquel día yo!-. Miró hacia abajo, no era capaz de decirlo. -¡Yo me...!-. Mello miraba la situación extrañado. -¡Gracias, me alegré mucho, gracias por haberlo matado, siempre estaba abusando de mí, y mató a mi madre!-. Dijo la chica, y abrazó a Mello, asustando a este. -¡AY, disculpas!-. Se arrodilló ante Mello.

-Sé que no debo contradecir al jefe pero... no lo hagas, no quiero que ellos te maten-. Mello se sorprendía cada vez más, esto era demasiado interesante.

-Mm...-. Mello frunció el ceño. -Todo esto se pone muy interesante-. Mello se agachó hasta la altura de la chica arrodillada a sus pies, y le levantó la barbilla para que se miraran el uno al otro.

-Dime, ¿Cómo te llamas preciosa?-. Los ojos de aquella chica tuvieron un brillo peculiar.

-Do-Dorei-. Dijo esta.

-Bien Dorei, ¿Cómo crees que debería actuar?-. Preguntó Mello, y Rebeca se sorprendió.

-Pu-Pues...-. Rebeca desvió la mirada, y después, volvió a mirar a Mello. -Quizás debas... no sé, asustarles un poco, podrías raptar a uno de ellos o... a lo mejor podríamos mudarnos de sitio, quizás cambiarnos de ciudad o...-. Mello negó.

-Nunca, nunca hay que escapar-. La chica se sorprendió. -No dejes que los demás te pisoteen, tú siempre tienes que vencerles, y no puedes huir jamás, ¿De acuerdo?-. Rebeca, sorprendida, asintió.

-Bien-. Mello se levantó. -Este es el plan, secuestraremos a uno de ellos, lo torturaremos, cortaremos su cabeza, y la enviaremos a su guarida para acojonarlos, si vienen, les estaremos esperando con una trampa, para hacer todo eso necesitamos cinco cosas-. Dijo Mello sacando 1 dedo.

-La primera, saber donde está su guarida-.

-¡Yo me ocupo!-. Gritó un levantando la mano.

-La segunda, secuestrar al más tonto, o despistado del grupo-. Dijo sacando otro dedo.

-¡Yo conosco a uno!-. Mello sonrió, y sacó otro dedo.

-La tercera, una manera de llamar la atención de ese imbécil-. Rebeca levantó la mano.

-Y-Yo... yo me ofrezco a hacerlo-. Dijo, mirando a Mello, parecía su esclava, o quizás, ya lo era.

Mello sacó el cuarto dedo.

-Mucho dinero-. Sonrió. -De eso me ocuparé yo-.

-Y por último...-. Mello sonrió. -Un muerto-. Dijo.

Near se encontraba viendo las noticias en su cuarto, mientras revisaba bocetos que Linda le había hecho para que él hiciera sus propias maquetas, unas máscaras, unos dedales..., Near les daría forma, les pondría la cara de Mello, y quizás también de L, y de Matt, y de él mismo.

-Hoy, ha sido hallado un cuerpo muerto en las calles de Tokio, Japón, su torso estaba rajado, carecía de una oreja, algunos dientes, y todos los dedos de las manos. También, nos hemos encontrado una nota escrita con recortes de periódico, que sorprendentemente, estaba escrita en inglés, en vez de en japonés-.

Pusieron una imagen de la nota.

"Nos lo habéis arrebatado

En vez de hablarlo civilizadamente, habéis comenzado una batalla

Ahora, nos vengaremos, nos toca mover a nosotros

Rodarán cabezas"

-Mm, interesante-. Near giró su cabeza, y vio la foto de Mello. -Quizás... es algo que probablemente tú harías-. Dijo Near, pero sonrió, y negó. Es imposible. -Será un criminal cualquiera, Kira lo matará-. Dijo Near, negando con la cabeza. Pero de pronto, una imagen vino a su mente.

"Nos lo habéis arrebatado

En vez de hablarlo civilizadamente, habéis comenzado una batalla

Ahora, nosotros nos vengaremos, nos toca mover a nosotros

Rodarán cabezas"

N. E. A. R. NEAR.

-Mello-. Dijo en voz alta, y curvó sus labios.

-Que ganas-.

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