Capítulo 2: Entrega de pasión
Narrador Anakin:
Cuando regresamos, yo me fui a entrenar un poco más, era una tortura lo que estaba pasando y necesitaba dejar fluir lo que sentía; mientras más le daba vueltas al asunto, más me daba cuenta de que estoy enamorado de Padmé. Sí, ya no puedo negarlo, desde que tengo memoria de ella, mi corazón late a mil por hora cada vez que escuchó y pienso su nombre. Pero como siempre, ella es la pragmática como la inteligente senadora que es y debo admitir que tiene razón, nosotros no podemos estar juntos, por más que me duela decirlo; pero eso no quita el deseo de poder vivir nuestro amor en armonía y muchas veces he pensado en renunciar a la orden, con tal de vivir con ella por el resto de la eternidad. Pero tampoco, quiero arruinar su vida, si se enteran de que ella sale conmigo, su reputación caería y ya nadie le creería y todo su esfuerzo y trabajo, se irían al diablo; mientras entrenaba, sentí su mirada, a pesar de su negación sé que ella siente algo por mí, por lo que decidí jugar un poco y me atreví a quitarme mi túnica jedi, mientras ella observaba, cuando sentí su mirada y la aceleración de su pulso, supe de inmediato que había conseguido mi objetivo, claro que también sentí que una de sus damas se acercó con ella y me sentí expuesto, pero no le di demasiada importancia, porque mientras ella estuviera viendo sabría con certeza que ella se moría por estar conmigo, en nuestro amor. Justo después de que se fueron, sonó mi comunicador, era el maestro Mundi, quien me hablaba para recibir un informe de la misión, por lo que me arreglé para estar lo más presentable posible.
Anakin: - Buenas tardes maestro Mundi - saludé respetuosamente y él hizo lo mismo.
Maestro Mundi: - Buenas tardes Skywalker, ¿cómo va todo con la senadora Amidala? - preguntó normal, claro que con un tono de superioridad dentro del rango de los maestros.
Anakin: - Todo en orden hasta ahora maestro, no ha habido ningún percance en la misión - salvó por mi impotencia de no poder besarla en todo momento.
Maestro Mundi: - Me alegra Skywalker, confío en que protegerás a la senadora a toda costa - lo haría con mi vida, si fuera necesario.
Anakin: - Por supuesto maestro - contesté haciendo una leve reverencia y él hizo lo mismo con una ligera sonrisa; de todos los maestros de la orden jedi, junto con Obi-Wan y Quinlan Vos, es uno de los que me tratan con más respeto, como la persona que soy.
Maestro Mundi: - Muy bien, esperamos noticias tuyas, Skywalker, manténganse ocultos y que la Fuerza te acompañe - hizo una reverencia y cortó la llamada, para cuando alcé mis cosas, me dirigí a mi habitación y me di un baño rápido para ir a cenar y cuando me terminé de vestir, oí un golpe en la puerta y decidí abrirla.
Anakin: - ¿Pasa algo? - pregunté amable, viendo que era una de las damas de Padmé.
Dormé: - La cena está lista, maestro jedi - a pesar de que no era un caballero jedi, mucho menos un maestro jedi, decidí no corregirla por el momento, ya que era la única que me consideraba como un maestro.....por ahora.
Anakin: - En seguida bajo, my lady - ella hizo una reverencia y siguió su camino, cinco minutos después, ya estaba listo y bajé hacia la sala y me dispuse a ver por el balcón de la sala para ver la belleza de Varykino hasta que sentí su presencia y cuando volteé a verla, me quedé anonadado por su esplendor. Ella venía vestida en un vestido negro algo apretado, pero siendo sincero, aquel vestido acogía sus curvas como ninguno otro que jamás allá visto, junto con el vestido de hace unos días atrás y el ver de nuevo su piel, por la parte del torso, es como si mis instintos quisieran salirse de control y tomarla como si fuéramos uno solo. Mi cara debió parecer muy extraña, porque luego su voz me despertó de mi trance.
Padmé: - Ani, ¿pasa algo? - sin querer, mis ojos la ladearon de arriba para abajo, observando su figura de Diosa, pero tuve que regresar a la realidad, tampoco quería asustarla demasiado.
Anakin: - A....Ah, es que, estás muy....hermosa Padmé - la cara de Padmé obtuvo un ligero sonrojo, lo que me hizo sonreír como nunca, el hecho de saber que yo era quién la hacía verse de esa forma tan maravillosa, me llenaba de éxtasis.
Padmé: - Gracias Ani - me agradeció bajando levemente la cabeza y nos acercamos inconscientemente - la cena ya está servida, no creo que quieras que se enfríe ¿o sí? - preguntó sonriendo de lado, coquetamente.
Anakin: - Por supuesto, my lady - nos sentamos a la mesa y nos trajeron agua, vasos, ensalada y frutas que ni siquiera sabía que existían y mientras cenábamos, yo le fui contando las muchas aventuras que he tenido con Obi-Wan - y entonces saqué mi sable de luz..... - llegó una de las sirvientas y me dejó otro plato con ensalada - gracias.....y comenzamos lo que llamo "negociaciones hostiles".
Padmé: - ¿Negociaciones hostiles? ¿Qué es eso? - preguntó intrigada, lo que me hizo sonreír, es excelente saber que hay alguien que sí me escucha, no que Obi-Wan no me escuche, pero es mejor compartir tus logros o equivocaciones con alguien diferente, es importante conocer la opinión de los demás.
Anakin: - Digamos que....es cuando saco mi sable de luz, para convencer alguien - dije sonriendo y ella rió tranquila, poniendo atención como si mi vida fuera lo más interesante que hubiera en el mundo. Ella empezó a una de las frutas en su plato, pero quise presumirle mis capacidades y elevé la fruta con la Fuerza y lo atraje hasta mí, causándole una enorme sonrisa, lo que me llenó de vida el corazón y sonreí por igual - si él maestro Obi-Wan me viera hacer esto, se pondría muy molesto - ella se mordió el labio nerviosa, lo que me puso nervioso también, pero sin dejar de verla seguí cortando la fruta y se la devolví de la misma manera, elevándolo con la Fuerza y ella, lo atrapó con su tenedor antes de que pudiera dejarlo en su plato y comenzó a comérselo, con una sonrisa y de ahí, yo me comí la segunda parte.
Padmé: - Quisiera pasar a la sala - dijo después de terminar la cena - ¿gustas acompañarme? - me preguntó poniéndose de pie, viendo el brillo de sus ojos, por eso tragué hondo ya que, no me podía negar a sus deseos o a cualquier cosa que ella me diga; pero no me quitaba la ansiedad de que estaría a solas con ella.
Anakin: - Por supuesto, my lady - fue lo único que pude decir, saliendo de mi trance nervioso.
Padmé: - (Respira Padmé, concéntrate no dejes que tu corazón te controle) - podía sentir su respiración, mientras nos acercábamos a la sala con la chimenea encendida, para mi gusto, era un clima muy agradable e incómodo a la vez y.....¡Oh por la Fuerza! Ahora estaba sin su suéter negro dejando expuestos sus hombros y el corsette apretado que acompañaba a sus curvas increíbles, sentí que no podía respirar, mi mente trabajaba a mil por hora y siento que olvidé mi nombre y sólo existía ella; esto es como una tortura, ¿acaso a ella le gusta torturarme con su belleza angelical?
Padmé: - La servidumbre ya se ha ido, sólo estamos los dos aquí - las palabras retumbaban en mi mente, lo que causó que sudara internamente y asentí incómodo, mientras nos sentábamos frente a frente. Pasaron los minutos y el silencio se volvía cada vez más incómodo entre los dos, créanme cuando les digo que tuve que usar todas mis fuerzas para no perder el control y no a traerla hasta mí y pasar mis labios por todo su cuerpo - (respira hondo....no te alteres....¡genial!.....¿Por qué tiene una mirada tan especial? Ya no puedo resistir más) - fue entonces, que decidí no esperar más y me enfrenté a mis demonios y confesé lo que estoy sintiendo.
Anakin: - Desde el momento en que te vi......hace todos esos años - di pausas para que no fuera demasiado pronto y que me arrepintiera de todo - no he dejado de pensar en ti ni un sólo momento...y ahora que estoy aquí contigo, vivo en agonía - era ahora o nunca y ya no había vuelta atrás.
Padmé: - (Oh santo cielo, ¿por qué me ocurren estas cosas? No quiero ser quien le tenga que romper su corazón hermoso) - su respiración aumentaba y vi que se alejó un poco, pero no demasiado - (Pero no tienes porque hacerlo, puedes demostrar lo que sientes por él y vivir el amor que tanto deseas)
Anakin: - El hecho de estar cerca de ti y no poder estar juntos.....es un tormento - y lo es, lo es cada segundo de mi vida - me atormenta el beso, que nunca debiste darme - continué en la voz más seria y sincera que pude, necesito que entienda que ella es lo más importante en mi vida - mi corazón late, con la esperanza de que no se convierta en cicatriz..... - se alejó un poco otra vez, pero ahora nuestras miradas se conectaron y pude ver su agonía por igual.
Padmé: - (Acepta, Padmé, sino te arrepentirás por el resto de tu vida, sólo tienes una oportunidad para vivir tu verdadero deseo) - podía escuchar el latido acelerado de su corazón.
Anakin: - Estás en mi interior, atormentándome ¿qué debo de hacer?, haré todo lo que me pidas - terminé volteando hacia el suelo, no queriendo ver la decepción en sus ojos y la vergüenza en los míos. Pero ella se quedó callada por varios segundos lo que se me hizo un infierno - si sientes lo mismo que yo, por favor dímelo - imploré entre dientes, tratando de no llorar.
Padmé: - (Lo amo, lo amo, lo amo con todo mi ser...quiero decírselo ya, no hay reglas ni prensa ni nada que me lo impida, hazlo ya, Padmé) - y me sorprendió que su mano, me acarició la cara, lo que me hizo voltear a ver sus ojos, llenos de miedo y compasión - Ani, yo....yo siento lo mismo que tú, pero no podemos estar juntos a pesar de todo lo que siento por ti - pasó sus dedos por mi mejilla y sentía electricidad por mi ser.
Anakin: - Todo es posible, Padmé, tan sólo escúchame.... - pero no me dejó terminar, ya que puso su pulgar en mis labios, mientras ella me observaba con profundidad y me derretía por dentro.
Padmé: - No ahora me toca, Ani, créeme que estaría dispuesta a sacrificar todo, pero no me perdonaría si tú destruyes tu sueño de ser un jedi por mí - estaba a punto de replicar, de decirle que no me importaba, que ella era mi sueño y salvación, pero otra vez no me dejó hacerlo - pero no me quiero ir ni dejarte ir sin que sepas, cuánto te adoro - mi corazón latía sin cesar, comprendiendo cada una de las palabras que ella me acaba de decir, ella me ama, ME AMA y no puede ser el más grande día de mi vida - bésame, Anakin - mis ojos, se abrieron como platos, no podía ser real, esto tenía que ser un sueño, total y completamente y no quería despertar - ahora Anakin, porque sino lo haces, voy a pensarlo dos veces y no quiero vivir con los "y si" - fue en eso, que me di cuenta de que no era un sueño y que ella en en verdad me quería y sin lugar a dudas, me acerqué lentamente a ella, hasta que nuestros labios se juntaron y no existen palabras para describir lo bien que se siente haber poseído aquellos dulces labios de ángel; su mano izquierda subió hasta mi cabello y no pude contener un ligero gemido y ella, también maulló ligeramente, mientras mi mano, rodeaba su cintura - te amo - susurró sobre mis labios, mientras continuábamos besándonos.
Anakin: - Yo también te amo, Padmé - el beso se profundizó y ella me jaló hacia el sillón y quedé arriba de ella, estaba nervioso, había soñado con este momento tantas veces, que no podía creer que finalmente estaba ocurriendo y ahora.
Padmé: - Ani - dijo mi nombre, ese apodo, que sólo usaba mi madre, cuando era un niño, pero se escuchaba glorioso en su boca.
Anakin: - Padmé - susurré en su oído, mientras mis labios empezaron a recorrer su mejilla y cuello por primera vez, era una sensación nueva y extraordinaria.
Padmé: - Hazme el amor, Anakin - me dijo besando mi frente, al momento de llegar a su garganta.
Anakin: - ¿Estás segura, Padmé? - pregunté nervioso, jamás lo había hecho con nadie y tenía miedo de defraudarla, ella se merecía algo mejor que un simple virgen; tal parece que ella detectó mi miedo y me acarició la cara para tranquilizarme.
Padmé: - Estoy muy segura, Ani....y descuida, también es mi primera vez, tuve dos novios en mi vida, pero jamás me atrajeron lo suficiente como para hacer esto - me dio otro beso en los labios, calmando mi ansiedad por lo menos, no habría un punto de comparación y fue con eso, que la cargué en mis brazos como la reina que es y me la llevé hasta mi cuarto, donde la deposité sobre mi cama, sin dejar de besarnos. Luego, cerré la puerta con seguro y me regresé a su lado para volver a besarnos y ella, enredó sus brazos en mi cuello mientras yo pasaba mis manos por su espalda y el mundo dejó de existir en ese momento. Nuestras ropas volaron y nos adentramos a un nuevo mundo lleno de pasión y esperanza.
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