ÚNICO
Primero de septiembre: el día en que mi luz se apagó.
Esperé esta fecha con esmero, no solo porque era mi cumpleaños veintidós, sino porque al fin estaba dispuesto: había decidido terminar con esa mutilante farsa que llamaba vida.
Pero todo cayó por la borda cuando las horas dejaron de ser ordinarias, para convertirse en mi peor pesadilla... una de la que jamás pude despertar.
Me levanté esa mañana, completamente preparado para dejar en libertad a aquella chica que mis padres me impusieron, misma que me hizo caer en cuenta de quién era la persona a la que en realidad amaba.
Respirar es una mierda, porque el mundo es una mierda... Todo este tiempo me habían hecho creer que solo era una etapa confusa, pero nada de eso era verdad. Creer que estás mal es el peor castigo impuesto por el mero significado de la existencia, cuando, en realidad, es la sociedad quien se equivoca, quien te juzga sin conocerte ni saber tu sentir.
Cuando entré al sitio, la vi a lo lejos. Estaba tan linda, como siempre, pero no era el tipo de belleza que me llenaba, no era para mí, no era quien quería a mi lado.
Estuve a punto de alcanzarla y comenzar a correr el plan que pasamos ideando toda la noche, pero no fue posible: en mi cabeza solo pudo resonar la voz de Hyunjin
—¿Supiste que Kim Taehyung, de la carrera de desarrollo, se suicidó esta madrugada?
No pude soportar esas palabras.
Mis piernas no resistieron y mi cuerpo se desplomó, impactándose con el piso recién lustrado de la universidad. Mi respiración se cortó y un fuerte zumbido atravesó mis oídos.
A lo lejos, la voz de mi ex novia me pedía que reaccionara, pero no podía... Todo recorría mi cabeza, y tú bella sonrisa, junto con tus preciosos risos, eran los protagonistas.
Es que... no pude soportar el saber que no estabas ahí; quería pensar que todo había sido una mentira, que al salir de enfermería entraría al salón de clases y estarías ahí, sentado en el pupitre frente al mío, que me esperarías con uno de tus chistes malos, o para escuchar cada cosa que te dijera; pero no podía ser así, ella me confirmó qué te habías ido.
Me dejaste y ni siquiera pude decirte cuánto te amaba.
Salí a toda prisa de la universidad en dirección a tu hogar; no me importaron los gritos por parte de mis amigos, solo abordé el primer taxi que pasó frente a mis ojos y la desesperación de llegar a tu lado aumentaba cada vez más, haciéndome perder los estribos. Saqué mi celular y me encontré con un mensaje que te pertenecía; por un momento, la esperanza de que todo fuera una confusión, llegó a mí como un flashaso, pero, después de leer cada una de las líneas que plasmaste, el dolor volvió, mis lágrimas no tardaron en aparecer y un grito desgarrador hizo qué mi garganta se destruyera, incluso, alarmando al conductor.
El trayecto a tu casa fue agonizante, el entender que pude haber detenido tu final, hacía que me fuera muriendo poco a poco.
¿Cuánto hubiera dado por llegar a tu casa y no haber encontrado un féretro, en el cuál pude ver tu rostro?, Sin embargo, estabas en calma, ya no te atormentaba nada, tu dolor había acabado.
Abrazado a la caja que te guardaba, lloré mil mares, esperando que despertaras para poder volver a ver tus hermosos ojos chocolates, pero no ocurrió... Te fuiste, me dejaste solo.
¿Sabes?, El momento más difícil para mí, no fue verte encerrado en ese maldito cajón de madera, no, el instante en que sucedió tu entierro me mató aún más. Saber que ya no te vería nunca, me rompió en mil pedazos...
No quería dejarte ir, no podía hacerlo, por eso me fui contigo.
Solo me desmoroné, estaba viviendo el momento más doloroso de mi arrebatada existencia, que aquellos recuerdos permanecen borrosos, apañados por el suplicio de tu partida. No obstante, aún puedo rememorar cuando un chico moreno me sacó del lugar, mientras yo trataba de luchar por quedarme a tu lado; pero él no lo permitió, solo, cuando todo terminó y las personas se esfumaron como las estelas de viento que eran, con lágrimas en los ojos, me dijo algo que grabé en mi corazón para siempre.
—Tae te amaba demasiado, odiaría verte de esta manera.
—Nam, ¿Por qué no me dijiste nada?, Pude... Pude haberlo evitado, pude haber... pude haber besado sus labios y guardado su corazón antes de que cometiera la cosa más atroz que menos se merecía en el universo—le exigí, llorando más fuerte que nunca.
—No me correspondía, Jungkook; Taehyung lo decidió así... Parece que ya estaba escrito: Tal vez, en otra vida les toque estar juntos —soltó con melancolía y me abandonó, mientras me perdía pensando en sus palabras.
Después de unos días, decidí buscar ayuda psicológica. Siendo sinceros, sentía que no avanzaba nada: cada día dolía más tu ausencia y, al caminar por la universidad, solo te podía extrañar una infinidad.
Fingía que lo estaba superando y, después de casi cuatro meses, "me dieron de alta".
Ahora, estoy en el lugar que te vio dejar este mundo, grabando un mensaje de voz en el que dejo mis anhelos y mis más honestos sentimientos: sé que nunca lo escucharás, pero, así puedo sentir que ya no estoy tan solo.
Aunque fui cobarde, quiero que sepas que siempre te amé, que no solo son palabras al viento... en realidad, eras, eres y serás todo para mí, por el resto de mi eternidad.
Gracias, Kim Taehyung, por haberme demostrado que el amor puro sí existe y se refugia, sincero, en las almas de los que lo comparten. Por eso mismo, me voy de este mundo así, para ya no estar más sin ti.
Fecha de defunción: Viernes, 30 de Diciembre de 2022 - 00:00 AM.
Causa de muerte: Suicidio en el Busan Bridge (se desconocen los motivos)
Con esto finalizo la historia anterior, que es Dejarte ir, reconozco que es triste, porque hasta a mí me hizo sentir mal, bueno sin más, muchas gracias por leer, y gracias por ayudarme a que esta historia tuviera sentido y a ti que te tomaste el tiempo de leer estas humildes líneas.
Suran2021🌙
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