CAPITULO 17 Consecuencias.
---Shinobu---
No puedo entender porque mi padre ha reaccionado de esa forma, se suponía que él sabía acerca de que me gustaban los hombres, dijo que siempre me apoyaría no importaba que, pero...
¿Por qué me dijo tantas cosas?
¿Qué le habrá dicho mi hermana?
Yo amo a Miyagi, debería de entenderlo, el amor no se fija en edad o en el sexo, porque dijo que me aceptaba tal cual soy para después querer mandarme lejos, no es justo, no debería de ser así.
Me recosté en el sofá dejando caer mis lágrimas de dolor y amargura que sentía, necesito a Miyagi conmigo en este momento, poder encontrar una solución a este problema.
Mañana buscare a mi hermana y le aclararé mis sentimientos, debo serle sincero y decir todo lo que pienso.
Cuando estaba a punto de irme a dormir mi celular sonó. Mire la pantalla y vi el número de Miyagi, sin perder tiempo respondí.
-Miyagi me alegro que llamaras, necesito hablar contigo y...
-¿Es familiar de Miyagi You? –comento un hombre.
-¿Q-Quién es usted? –pregunte.
-Soy el doctor Yamazaki.
-¿D-Doctor?
-¿Es un familiar?
-Sí lo soy. –respondí.
-LO que pasa es que el señor Miyagi está internado en el hospital cercano a la estación, sufrió un atentado, presenta algunas costillas rotas.
-¿QUÉ? ¿PERO COMO PASO?
-Necesitamos que venga.
-Iré enseguida. –exclame.
-Por favor.
Me cambie rápidamente al colgar y tome mi cartera y mis llaves, baje rápido hasta la calle y tome el primer taxi que encontré.
Lo que ahora importaba era estar al lado de Miyagi, no puedo creer que algo así le pasará, es la persona que amo y debo estar a su lado.
¿Quién fue la persona que lo lastimo?
¿Un asalto?
¿Accidente?
-Por favor apresúrese a llegar. –comente.
-Descuide, haré lo que puedo.
A cada minuto mi incertidumbre crecía, necesitaba estar al lado de Miyagi, esperaba que lo que me comunico el doctor solo fuera una mentira, en que lo encontraría estable y con solo unos raspones, no podía perderlo cuando por fin lo tengo.
Al llegar le di al taxista el primer billete que encontré en mi billetera y me metí corriendo a la recepción del hospital.
-Señorita, ¿Cuál es la habitación de Miyagi You? –pregunte atropelladamente.
-Es la 201. Pero en este momento el señor Miyagi se encuentre en revisión.
-¿Qué fue lo que le ocurrió?
-Una mujer llamo a emergencias comentando que encontró al señor Miyagi tirado en un callejón, presentando varías fracturas, creemos que tal vez lo asaltaron o estuvo en el lugar incorrecto en un encuentro de pandillas.
-¿Cómo se encuentra? –trate de contener mis lágrimas.
-Por el momento estable, pero siguen revisándolo.
-Gracias.
Me fui a sentar a una silla, colocando mis manos alrededor de mi cabeza, estoy tan desesperado, necesito verlo y saber que estará bien.
Los minutos parecían una eternidad, me estaba desesperando, quería estar a su lado.
-¿QUÉ RAYOS HACES AQUÍ? –gruñó mi hermana.
-R-Risako. –murmure.
-Me llamaron a mí para ver a mi pareja.
-Ustedes no son nada.
-Claro que sí, así que aléjate.
-Por favor, les suplico que bajen el tono de su voz, estamos en un hospital. –comento una enfermera.
-Tú a mí no me callas, zorra. –exclamo.
-Por favor señora.
-SEÑORITA PARA TI.
-Estamos en un hospital, muestre respeto.
-Pues saque a este gay repugnante primero. –me miro.
-¿Familiares de Miyagi You?
-Soy yo. –comente.
-Eso quisieras. –me empujo Risako.
-Miyagi se encuentra despierto y quiere ver a Shinobu, ¿acaso eres tú? –me miro.
-Sí. –susurre.
-Acompáñeme por favor.
-EY, YO SOY SU PROMETIDA. –grito Risako.
El doctor la ignoro y me condujo hasta la habitación de Miyagi, al llegar me dijo que tratara de mantenerlo tranquilo, que no le diera noticias que pudieran estresarlo o alterarlo.
Entre a la habitación y lo encontré recostado en cama mirando hacia la venta.
-M-Miyagi. –murmure.
-Shinobu-chin, -sonrió a medias- acércate mi niño.
Estiro su mano y yo camine hacia él, jale un poco la silla y me senté a su lado.
-¿Cómo estás? –lo mire.
-Pues, -susurro- mejor porque estás tú.
-Baka, -murmure- estaba tan preocupado.
-Lo siento mi niño. –beso mi mano- No quería que te sintieras así.
-¿Qué ocurrió? –lo mire- ¿Te asaltaron?
-Shinobu, a mí, -suspiro- me pegaron por órdenes de una persona.
-¿Cómo? Pero ¿Por qué?
-Tranquilo mi niño, -acaricio mi mejilla- no me gustaría que te alteraras, no es bueno para ambos.
-Miyagi, por favor dime ¿Quién fue?
-Fue Asami, eso me dijeron ellos. –me miro.
-E-Eso es imposible. –murmure.
-Shinobu.
-Te juro que Asami no haría eso, le conozco desde hace mucho, él no es así.
-Pero...
-Miyagi te lo juro, él no haría eso, me aprecia, además fue gracias a él que estamos juntos, él es bueno, siempre ha estado a mi lado, jamás podría hacer algo como esto.
-Shinobu, pero tal vez él...
-Te lo demostrare, -bese su mejilla- te demostraré que Asami es un caballero que no haría esas tonterías.
-Shinobu no te vayas.
-Lo siento pero necesito comprobártelo.
Me acerque a sus labios y los rose un poco, salí de la habitación dirigiéndome de nuevo hacia la calle para poder visitar a Asami y comprobar todo lo que dije.
---Akihito---
Abrí los ojos y me sentía un poco mareado, al darme cuenta estaba en una gran habitación color celeste, las sabanas de la cama eran color lilas, había un armario enfrente de ella, un gran ventanal a la izquierda con unas barras de metal.
Me levante pesadamente y camine por la habitación.
Sin duda alguna estaba encerrado.
La puerta cerrada desde afuera, las barras no se movían ni un centímetro, en el baño igual tenia barras de metal, y un cristal irrompible, no había nada más.
Escuche abrir la puerta y camine de nuevo a la cama.
-Veo que despertaste.
-TOMOYA. –gruñí.
-¿Acaso me extrañabas? –entro con una bandeja de comida.
-Te odio.
-LO sé y no me importa, -la coloco en una mesita- ¿Tienes hambre?
-¿QUÉ RAYOS ESTOY HACIENDO AQUÍ?
-Pues, eres mi prisionero, ¿Acaso eres estúpido?
-Más te vale que me dejes salir. –gruñí.
-No tengo esa intención.
-Te juro que si no...
-Akihito, -se acercó a mí- ¿No te das cuenta de tu posición?
-Eres...
-Por favor, no subestimes mis habilidades, ahora estas bajo mi control y este lugar será tu amado hogar, y vete acostumbrando porque no saldrás jamás...
-MALDITO TOMOYA –grite y me le fui encima.
-Ah, -suspiro- sigues siendo la misma ramera que antes.
De un movimiento y tumbo en la cama tomando fuertemente mis manos.
-No te preocupes muy pronto tendrás compañía, tal vez se hagan amigos y rivales. –se carcajeo.
-¿Qué?
-¿No te imaginas de quien hablo?
-No. –murmure.
-Digamos que es un chico que te quito a tu querido Asami.
De pronto a mi mente llego la imagen del chico rubio el cual Asami se la pasaba diciendo que lo quería.
-Shinobu.
-Bingo, -rio Tomoya- tienes buena memoria.
-¿P-Por qué? –lo mire.
-Digamos que alguien le tomo interés...
-Esto no puede ser...
-Ni te preocupes por él. ¿Acaso no lo querías lejos de Asami?
-PERO NO ASÍ.
-Claro, -rio- lo que digas.
-Idiota.
-Bueno ahí te dejo tu comida, haz lo que quieras, vendré más tarde para recordar los momentos más felices que pasamos juntos.
-ME DAS ASCO.
-Eso no decías cuando te hacia gemir en la cama.
-LARGO. –grite.
-Bienvenido a tu castillo mi hermoso príncipe. –me beso la mano.
Ese estúpido salió de la habitación encerrándome de nuevo.
Comencé a aventar todo lo que tenía a mi mano, no puedo estar en este lugar, no quiero estar, necesito advertir a Shinobu, no sé quién es la persona que nos quiere hacer tanto daño.
¿Por qué sucede esto?
---Asami---
Me quede leyendo un libro hasta que escuche el ruido del timbre de mi departamento, coloque el libro en la mesa y camine a la puerta.
-¿Shinobu? –me sorprendí.
-Asami, necesito hablar contigo. –comento.
-Pasa. –comente.
Mi niño entro a mi departamento, escuche sus jadeos, parecía que había corrido.
-¿Ocurrió algo? –lo mire.
-N-necesito, -suspiro- necesito que me acompañes al hospital.
-¿Estás bien?
-Sí, pero es Miyagi.
-¿Qué paso?
-Alguien lo mando a golpear y esas personas le dijeron que tú los mandaste.
-¿Qué? yo jamás...
-Lo sé, -me tomo de mis manos- te creo Asami, yo sé que serías incapaz de hacerlo.
-Gracias mi niño. –acaricie su cabello.
-Solo que quiero llevarte con Miyagi para que él escuche.
-¿No te cree?
-Está inseguro, por favor Asami, vamos.
-Claro.
Tome mis llaves y bajamos hasta el estacionamiento. Subimos al auto. Al tratar de encenderlo el auto no respondía.
-Qué raro.
-¿Asami?
-No tiene batería, esto es extraño.
Baje del auto al igual que mi niño, abrí la capota y me sorprendí de no ver nada, ni el motor.
-Pero que...
Sentí un gran golpe en la cabeza que me hizo caer.
-ASAMI. –grito Shinobu.
Pude ver como alguien agarraba a mi Shinobu y le colocaba un trapo en su nariz.
-No lo toquen. –trate de levantarme.
-Lo siento Asami, lo has perdido todo. –murmuro una voz.
Sentí un segundo golpe más fuerte que el primero en la cabeza...
Maldición...
--Externo---
Un hombre rubio caminaba hacia su trabajo en un edificio de bienes y raíces, maldición a todo aquel que se cruzaba por su camino, estaba más que molesto ya que todos sus planes se habían venido abajo por ese par de abogados buenos para nada según él.
-Esto debe de ser una estúpida broma, -mascullaba entre dientes- no puedo creer que todo esto me esté pasando a mí, se supone que ese bastando de Kusama se hundiría en la cárcel, se supone que había contratado a alguien para que lo matará...
Entonces... ¿Por qué no estaba muerto?
¿Por qué esos abogados se interpusieron en el destino del pediatra?
-¿Shinoda? –comento uno de sus cómplices.
-No estoy de humor para hablar.
-¿Qué ocurrió?
-Ese estúpido de Asami y Takatsuki han liberado a Kusama.
-¿La pareja de Kamijou?
-NO ES SU PAREJA. –grito el rubio.
-Se supone que las pruebas falsas habían funcionado ¿no?
-Eso pensaba, -cruzo los brazos- esto está muy mal, esos estúpidos solo están estorbando.
-¿Qué haremos?
-Necesito eliminarlo de mi camino para que Hiroki sea solo mío.
-Lo mejor es que desista de esa idea.
-¿QUÉ? –gruñó el rubio y tomo del cuello al peliverde que lo acompañaba- JAMÁS HARÉ ESO, HIROKI ME PERTENECE, NO PERMITIRE QUE ----ESE ESTUPIDO ME LO QUITE, DE SER POSIBLE ELIMINARE A TODO AQUEL QUE LO INTENTE APARTAR DE MÍ...
-Todo esto se ha complicado, solo era una idea.
-Aun así, no lo vuelvas a decir. –se calmo.
-¿Qué es lo que piensa hacer?
-Primero que nada hacer sufrir un accidente a ese abogado imbécil de Asami.
-¿Enserio?
-Sí, -suspiro- quiero que averigües donde vive, quiero hacer una pequeña visita.
-Así será.
-Pero, -lo miro- consigue algunas cosas para hacerle una "revisión" al auto de ese abogado.
-Entendido.
Aquellos hombres tardaron una semana conseguir la información deseada para poder llevar a cabo su plan.
Al llegar al edificio en el cual vivía Asami, buscaron su carro encontrándolo en el estacionamiento y cortaron algunos cables para que sufriera un accidente, mientras el peliverde se encargaba de vigilar la zona...
Pero al ver llegar a un cierto chico rubio al lugar, Shinoda sonrió complaciente pues otra idea surgía en su mente.
-He cambiado de parecer, -sonrió- quita el motor y la batería del auto.
-¿Cómo?
-HAZ LO QUE TE DIGO.
-Sí.
El peliverde se encargó de realizar lo que le pidió y luego se escondieron puesto que Shinoda le dio la orden que en cuanto hiciera el movimiento indicado agarrara al chico que acompañaba a Asami.
Él encontró una palanca y la sujeto entre sus manos.
-¿Qué es lo que hará? –pregunto el peliverde.
-Nos llevaremos a ese chico, y negociaremos con Asami, seguramente no se lo esperará.
-Entiendo.
Esperaron a que ambos bajaran y entraran al estacionamiento, los vieron subir al auto y salir de él extrañado.
Sin pensarlo Shinoda golpeo fuertemente a Asami en la cabeza haciéndolo caer, mientras que el peliverde sujetaba con fuerza a Shinobu.
Como Asami se resistía un poco tuvo que darle otro golpe para que cayera al suelo noqueado, mientras que el otro se encargó del chico, colocándole un trapo con cloroformo.
-Listo. –sonrió ampliamente Shinoda colocando una carta encima de Asami.
-¿Volvemos a la oficina?
-NO SEAS IDIOTA, -grito- LO ESCONDEREMOS EN LAS AFUERAS DE LA CIUDAD.
-Lo que usted diga.
-Asami, -rio- eso te pasa por meterte conmigo, no debieron sacarlo de la cárcel, ahora veamos qué tan bueno eres rescatando a este idiota...
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