Capítulo único
❛ Lloro noches sin estrellas,
Noches sin ti.
Lloro noches completitas,
lloro lágrimas de amor. ❜
—¿Cómo es que a pesar de los años aún estés en mi cabeza...? –Suspiré. Mi agotamiento mental no era concorde con mi salud física, típicamente era inexplicable el hecho de aún seguir despierto, pensé que mi desdicha apagaría toda ilusión y chispa de un verdadero sentimiento. Quizá solamente mis emociones necesitaban vaciarse luego de un ataque, esos días aún son frustrantes, nunca existió mi anhelado día.
Las gotas de lluvia tan sólo brindaban una sonrisa melancólica a los infelices hombres que a veces visitaban el lugar. Me suponía que detrás de aquella puerta la temperatura era de la más baja, o bueno, tal vez la hipérbole fue mi amarga medicina en ésta frívola noche.
—¡Dime cantinero! ¡Tú sabes de penas! ¿A los cuántos tragos me olvido de ella? Ella me cambió por unas monedas... –Ugh, no otra vez, joder–. Hoy quiere volver, ¡Mejor que no vuelva! Porque ya no quiero saber de su vida... ¡Recordar sus besos! Sólo me lastima. –Perfecto, otros más se unieron–. A través del vaso yo la sigo viendo, porque como un loco, ¡la sigo queriendo! ¡La sigo queriendo!
—Excelente... –Dije para mí mismo mientras limpiaba cuidadosamente uno de los vasos de vidrio. Luego, mis acciones inevitablemente se detuvieron al creer escuchar un nuevo cliente que llegaba al local.
Alcé la mirada por consiguiente y efectivamente, un hombre de quizá unos pocos años mayor que yo había entrado.
Parecía ser nuevo aquí, se le veía totalmente desorientado, hasta que notó mi mirada curiosa. Ambos zafiros se fundieron en una milésima de segundo, mis pupilas se familiarizaron con esa particular visión, me era conocida...
¿Acaso era...?
❛Llevas en la boca tuya
todo de mí.
Llevo huella de tus besos
de la piel al corazón.❜
No, no podía ser él... ¿Qué hace aquí? La duda por desgracia me comenzaba a carcomer lentamente. Sentía el temor y la ansiedad correr mis venas, el corazón como loco estaba latiendo, y las manos propias entre frío sudor sostenía frágilmente dicho vaso.
Intentando disimular dediqué una corta sonrisa, aunque él le interpreta por otros términos y al final se sentó en la barra, más exactos, frente a mí.
—Se nota que no es de por aquí. –Murmuré. Me sentía incómodo por la visita inesperada, sólo espero que no me reconozca–. ¿Qué pedirá?
—Alguna bebida que me haga olvidar las penas... ¿Qué me recomendaría?
Forzosamente tuve que evitar la gran carcajada que quería pegar en ese momento. ¿Acaso ahora sufría de amor? Owww, que pena.
—Le recomendaría ésta bebida. –Tomé al azar uno de los tantos tarros que disponía, acto seguido me acerqué a la llave de un barril y vertí el líquido, así ofreciéndosela–. ¿Acaso un mal de amores, joven?
—¿Cómo lo supo...? –Analizó detalladamente la bebida ofrecida, después la tomó y bebió un poco de ella.
—¿Observa a la gente de aquí? La mayoría desarrolló un vicio por engaño o rechazo de esa persona.
—Vaya... ¿Y de qué es éste trago? –Simplemente contesté "cerveza." más que claro esa palabra era una jodida falacia, pero no me arrepiento–. ¿Es la misma que ahora toman los demás? –Negué y él siguió bebiendo más–. ¿Entonces?
—Algunos otros con más recursos prefieren beber otras cosas. –Apreté la mandíbula. ¿Tanto era pedir que éste imbécil se largara o que eso tuviese efectos mayormente rápidos?–. Si quiere otro trago me llama.
—¿No puede quedarse conmigo...~? –Su tono aparentaba entremezclarse con el sabor de la lujuria e imploración, simples señales que de a poco la droga comenzaba a surgir efecto–. Creo que todos se están yendo.~ –No me había dado cuenta de la cercanía que manteníamos hasta que su respiración bajaba hasta mi sensible cuello, así haciendo que inevitablemente deje escapar un suspiro.
—Pe-pero... –Oh mierda, mis pómulos ahora son tomates maduros.
—¿Pero~? –No tenía una excusa, maldito sea el momento en el que entraste por esa puerta.
—N-nada... Está bien. –Segundos después me soltó, no sin antes lamer mi mejilla, ahora tenía impregnado el sabor a cerveza–. Y... ¿Es necesario mencionar su nombre...?
—Freddy Fazbear, un placer, joven. –Fingí que no le conocía, y con falsa cortesía sonreí. Debo ahora inventar un nombre.
—Oh, Freddy... E-el placer es mío, me llamo... ¿Fidencio Pascualito? –Qué imbécil sonó eso, ahora él está riendo–. L-lo siento.
—No te disculpes, es un singular nombre. –Exhalé, menuda suerte que tengo–. ¿Sabes? Creo que te conozco... –Oh no–. Me recuerdas a una pequeña ternura que conocí de niño, ¿Cambiaste de género?
—¿Qué? –Quedé estupefacto. ¿Es enserio? ¿Me compara con una tipa? Éste sujeto rápidamente se emborrachó–. He tenido pene toda mi vida, es de buen tamaño.
—Aparentas ser chica... Tu figura te delata. –Otro trago más. Comenzaba a hartarme de lo estúpido que era–. ¿O es que eres afeminado?
—¿E-eh...? N-no lo soy. –Jodida vergüenza, me siento pasivo por unas simples palabras.
—Entonces la tienes corta. –Carcajeó, pero luego de unos segundos se dio cuenta de que había terminado su cerveza, así que me regresó el tarro y pidió más–. Fidencio, ayuda, me estoy volviendo loco. –Dijo entre suaves risas. ¿Hace cuánto no escuchaba esos maravillosos sonidos? Parecía que tan sólo fue ayer la vez que estuvimos frente a un árbol... Que yo, siendo un pequeño que usaba brakets y no de complexión delgada me sentía atraído hacia ese joven de orbes zafiro... Pero típicamente, fui un juguete para él, tan sólo fui una forma más para acercarse a esa chica que tanto le gustaba.
No lo entendí... Aquellos orbes tan hermosos y profundos como el inmenso océano observaban con amor a otros que reflejaban un oscuro vacío, nada. ¿Por qué te lastimabas tanto? ¿Por qué me incluías en esas olas tan peligrosas sabiendo que era inocente?
Cada día los miraba, era espectador de palabras melosas y sinceras que terminaban desechadas, regalabas besos que eran correspondidos con veneno, lo que más me dolía. No entiendo cómo pudiste ser feliz a lado de ella, Cupcake, como era conocida.
❛ Me dejas morir, me dejas aquí
Sin tantita pena.
La vida te dí, y dejas que yo me muera sin tantita pena.❜
Muchas veces lloré e imploré que detuvieses tus acciones, sólo te dañabas más, y ese amor tan cegador fue lo que hizo romper en tiras de papel los sentimientos que resguardaba por ti: amor y solamente amor.
"¡Basta, Mike! ¡No te metas en lo que no te importa!"
"¡Pe-pero me preocupas mucho! No quiero que ella..."
"¡Cállate! –Y aquél joven de tan sólo trece años había marcado su mano en una de las regordetas mejillas del azabache, al que alguna vez consideró su amigo-. . . No vuelvas a aparecer en mi vida, te odio."
❛ Y vas a sufrir,
Quizá por la misma pena
Y voy a verte llorar.❜
Pero poco te importó...
Tus palabras habían sido tan filosas como el borde de un cuchillo que lentamente fue traspasando mi frágil corazón. Arrasaste todo a tu imponente paso, me destrozaste, cariño.
Pero esos días ya han llegado a su final... después de tanta espera, tu sentencia cumplirás y solamente
un acto tan erótico y enfermo podrá deleitar mi quebrantado corazón.
Sin embargo, prontamente escuché algunos leves sollozos que hicieron introducirme a la alarmante realidad. O bueno, al notar el dueño de dichos lamentos las carcajadas internamente comenzaron a resonar.
No era necesario organizar un plan para obtener información.
—¿Eh? ¿Freddy?
—¡Yo era feliz! ¡L-le di todo! –Su puño azotó la madera de la barra–. Amor, dinero, sexo, un lugar dónde vivir... Y ella... –Suspiró. Con cada palabra salida de sus labios mi sonrisa con mayor tentación quería plasmarse–. Se acostó con mi abuelo...
—Owww... Lo lamento mucho. –Bastaba decir que mi actuación era excelente. Él estaba creyendo que me compadecía de él, a lo cual me abrazó. No me esperé eso.
—Las mujeres son tan desgraciadas... –Murmuró contra mi oído. Oh no, mi vulnerabilidad otra vez–. ¿Qué se sentiría estar con un chico...? –Finalmente mordió el lóbulo de mi oreja, cosa que a los segundos solté un pequeño quejido.
—N-no lo sé... Debe preguntarle a un homosexual. –Le aparté de mí, aunque rápidamente sus belfos se unieron con los míos. ¿Esto es cierto? Freddy Fazbear, un amor platónico de niño, ¿Me está besando ahora? Vaya... Anteriormente lo hubiese disfrutado a mayor detalle, ahora me repugnaba regalar mi primer beso a la persona que menos quería ver.
Y como si mi mayor pesadilla se hubiese cumplido, el sabor amargo se cubrió en la extensión de mi cavidad bucal, culpa de que su lengua haya entrado a mi boca.
Sentía una mirada frívola que se encajaba en mí desde una de las pocas mesas que tenía el establecimiento. Mierda, la gente nos mirada con mera confusión y un poco de repugnancia.
Con vanos esfuerzos le intenté apartar de mí, aunque es más que claro que la suerte nunca estuvo de mi lado y no creo que jamás lo esté.
Me ví en esa emergente necesidad de cerrar los ojos por un momento. No toleraba más las miradas asesinas e intimidantes, repugnadas o atónitas. Tenía mucho miedo, pero por más que quería culminar ese beso no tenía la fuerza para apartarlo. Era una jodida desgracia.
De pronto, esa lengua comenzó aquella danza infernal y fogosa entre nuestras bocas; él buscaba el papel de dominante. No podía, no quería darle ese lujo, ni siquiera quería seguir con esto, me comenzaba a sofocar.
No quería aceptar esto... Así que por unos segundos abrí mis ojos.
Esas anteriores esferas que demostraban alegría y estupidez ahora reflejaban deseo, fiereza, como si Freddy fuese un cazador y yo el ingenuo conejito que caía en la trampa. Era su presa, lo cual me aterraba.
Temblé, mi defensa y espíritu volvió a caer frente a sus pies. Parecía... Inevitable, no entiendo cómo a pesar de los años seguía penetrando y examinando cada parte de mí con una sola mirada.
—Mgh... –Lo que parecieron interminables horas de un apasionado beso fue de lo más traumático. Agradecí el que finalmente se apartara, aunque aquellas sensaciones seguían tan grabadas y repetitivas como un disco rayado.
—¿Te gustó, bebé? ¿Quieres más, joto? –Vete a la mierda. Pensé al escuchar lo último comentado–. Puedo follarte toda la noche.~ –Por segunda vez intenté apartarme a un sitio lejos de él, aunque esto fue retenido al tomar del cuello en un intento de... ¿Seducirme quizá? Bueno, sólo diré que mi preciada faz se estampó contra la dura y áspera barra de bebidas.
—¡A-ah! ¡Imbécil! ¡¿Crees que mi preciosa nariz vale unos centavos?! -Di un alarido de dolor mientras intentaba alzar mi rostro, pero esto sólo provocó escozor en toda mi expresión, provocando así el acumulamiento de gruesas lágrimas en mis ahora acuosas cuencas–. B-basta...
—Sexo anal... ¿E-eh? ¿Qué? –Perfecto. Freddy, un maldito sordo, ¿Qué puede salir peor?–. Lucrecio... ¿O era Hortensio?
—¡Ya cállate! ¡No me vuelvas a azblsñ--...! -Y nuevamente mi cara logró tocar la suciedad de la madera.
Había perdido la noción del tiempo en esa noche, sólo sé que después de esa estúpida discusión nos quedamos solos en el bar, a lo cual Freddy sonríe de una manera perversa... Oh no.
Retrocedí, no estaba dispuesto a entregar mi virginidad, menos a él... Jamás me perdonaría si vuelve a romperme, a-aún tengo heridas... P-por favor, Dios, no me hagas esto.
De nueva cuenta, me desconecté de la realidad, envolviéndome fácilmente en un mundo de fantasías que algún día anhelo cumplir, mas esto fue interrumpido por una respiración en mi cuello... No, no, ¿Cómo es que pudo ser tan rápido? ¿Tanto tiempo me quedé como idiota en un mismo lugar?
Sentí un beso.
Luego un segundo y un tercero, quería alejarlo de mí...
Pero ya era tarde, él había cubierto mis ojos con una de sus grandes manos. Mierda, sabía que si lo agredía me encajaría sus dedos en mis zafiros... N-no sé qué hacer.
De a poco esos besos subieron de tono, así pasando a ser pequeñas lamidas que luego fueron largas, saboreaba mi piel sin pudor.
D-detente, por favor...
No era necesario decir que había dejado notables marcas en él, mi piel pálida contrastaba con lo rojo de sus acciones.
Su mano traviesa se dirigió hacia los botones de mi camisa. Oh, por favor... N-no me dañes m-más, Fazbear...
Dios... Por favor... A-ayúdame aunque sea una puta vez en mi vida.
—Eres tan suave... –Musitó a la par de que jugaba con mi oreja–. Tu pálida piel es fascinante... –Un escalofrío recorrió mi cuerpo al helado tacto de sus dedos. Había logrado retirar mi camisa–. Y sólo será para mí...
—N-no... ¡A-ah! –Me había pellizcado un pezón, era una sensación dolorosa, pero... De alguna forma disfruté de ello.
Su suave tacto cada vez era más lento, sentía que poco a poco desvanecía con un simple movimiento, un roce casi imperceptible, un suspiro más que era ahogado entre mi propio llanto, una nueva luz que aparecía frente a mí...
Quise apartarme e ir hacia la inexplicable chispa, así logrando nadar hacia la superficie de la realidad, la cual aún era dolorosa. Mis facciones seguían acorraladas duramente entre la madera y un cuerpo que se hallaba descansando. Así es, Freddy estaba encima mío y no me di cuenta.
—Fazbear... –La fuerza aplicada era una minúscula parte del peso extra, por ende, mi única opción era alzar mi voz para lograr apartarlo de mí–. FREDDY, YA LEVÁNTATE Y DÉJAME RESPIRAR MALDITO PUERCO.
Y vaya que funcionó, ya que de inmediato reaccionó contra mi expresión, lo cual hizo que se apartase de mi con temor, aparentaba experimentar resaca.
—¡Perdón...! Eh... ¿Lucrecio? ¿Hortensio? –Parecía no recordarlo, cosa que plenamente agradecía–. Agh, mi cabeza. –Se quejó, para luego volver a mirarme y acercarse a mí–. Espera... ¿Qué hice ayer?
–¿Eh...? –Por impulso mis pupilas se concentraron en la parte baja de mi cuerpo. Oh no, ¿Acaso ese sueño fue real? ¿Dejé de ser virgen?–. ¡¿Y-y mi ropa?!
–¡No lo sé! ¿Dónde está la mía? ¿Qué locura cometí?
—Q-quizá estemos equivocados... T-tal vez no pasó nada. -¿Optimismo? ¿De dónde carajos te obtuve?
—Me lo supongo. –Él exhaló, y simplemente se apartó de mí–. Agh, mi cabeza.
—Resaca, ¿no es así? –Me levanté de igual forma y acomodé con nerviosismo la única prenda con la que contaba, mi blanca camiseta que con justas ganas llegaba por debajo de mis glúteos.
Después de hacer eso me dirigí a la sección de bebidas, intentando ignorar la terrible sensación por querer llorar, aún seguía doliendo cada parte de mi cuerpo.
El castaño tan sólo me seguía con la mirada. A pesar de estar de espaldas podía percibirlo.
Lo ignoré, seguí preparando la dichosa bebida entre mis manos, hasta que un repentino pensamiento divagó por mi cabeza.
❛ ¡Y voy a verte llorar, sin tantita pena! ❜
Ésta... Ésta clase de situaciones quizá valía más que un lingote de oro, más que un precioso diamante, más que la vida misma en algún punto. ¿Existían posibilidades de que él volviese a aparecer? Tal vez, pero serían nulas, muy poco probable.
Lloro noches sin estrellas,
noches sin ti.
Aunque... es una buena manera de empezar un sábado, el día más afamado por toda la población, ¿No lo creen?
Lloro noches completitas.
Quizá... Podría hacerlo.
Así, así, así, sin amor.
Y como si se tratase de un reflejo observé fugazmente a mi acompañante, el cual me seguía esperando... Pero ahora estaba acompañado de una sonrisa, esa misma que desde la primera vez logró cautivarme...
❛ Y voy a verte llorar. ❜
¿Realmente valía la pena hacerlo?
Sentí el tiempo detenerse.
Todo a mi alrededor se desvanecía.
¿Puedo sobrevivir otra vez si se va? Me ha atrapado otra vez, no quiero aceptarlo, no, no, ¿En serio haces esto?
¡Dime, joder! ¡¿P-por qué me haces dudar tanto?!
Quería llorar, como nunca antes. La agonía física poco se comparaba al acerbo sabor de la cruda desesperación, lo agonizante de las dudas se incrementaba cada vez más en los poros de mi piel.
¿Era lo suficientemente fuerte ésta vez...?
No lo aguanté más. Caí, dejé que mis impulsos hablaran y un fino hilo de voz se hizo audible en esa enorme cantina.
—P-perdón... N-no puedo hacerlo. –Bajo la mirada atenta y preocupada del hombre me volví a levantar por mi cuenta, sintiéndome más débil de lo acostumbrado–. ¿P-por qué me haces esto, Freddy...? Mike, Mike –Inevitablemente una risita se escapó de mis labios, a lo cual provocó un escalofrío por parte del ojiazul–. Ese soy yo, e-ese estúpido niñito q-que rompiste su corazón... ¿L-lo recuerdas? Fue un amargo momento... Pero supongo que lo merecía, d-después de todo... Soy gay.
Freddy intentó acercarse a mí, pero en eso tomé una de las botellas del aparcado, una con una larga etiqueta que en letras medianas se mostraban las advertencias del producto.
—No... No sé si pueda tolerarlo más, cariño. –Reí, pero ésta vez con un poco más de fuerza, más emocionado y con una gran extasía que bañaba mi cuerpo.
Rápidamente abrí el envase.
Mis ojos detonaban un sinfín numeroso de emociones, pero él... Simplemente estaba aterrado, ¿Por qué?
—Fazbear... No te asustes de mí, ¿Cómo podrías ser mío si te alejas?
—Mike... Basta, p-por favor. –Titubeó con un semblante de sumisión mientras retrocedía; aunque esto no le sirvió demasiado, puesto que, en cuestión de segundos se impactó contra una de las mesas de billar, así dándome la oportunidad de acorralarlo.
—Awww... Lo siento, osito, pero si no eres mío y yo tuyo... ¿De qué serviría la vida? –Y sin pensarlo mucho vacié una parte del contenido sobre su rostro.
El ácido sulfúrico prontamente atacó, como lo esperaba; comenzaba a borrar aquellas facciones tan bonitas de ese osito... Lástima que éste gritaba y arañaba por una escapatoria, la cual no pudo tener.
—Hey, bonito, no llores... –Sonreí suavemente, y acto seguido vertí la mitad del líquido corrosivo en su boca.
Freddy no toleraba la sensación del escozor sobre su boca, pero no es como si tuviera la suficiente fuerza como para escupirla, qué desgracia...
❛ ¡Y voy a verte llorar sin tantita pena~!❜
Finalmente lo tragó, y con tan sólo esperar unos minutos más el cuerpo del ojiazul yacía inerte sobre la gran mesa de juegos.
Yo... Por un momento admiré esa obra de arte... Era fantástica, pero sentía que faltaba algo más... Algo me dolía.
—Si no eres mío y yo tuyo... ¿De qué sirve seguir? –Detenidamente observé la botella, no me quedaba más por perder, había dado todo... Y al final perdí a mi amado osito.
Ésta vez lo seguiría sin parar, como en los viejos tiempos que alguna vez añoré.
Te haré compañía, cariño... Finalmente podremos estar juntos...
Y sin más preámbulo dediqué una suave sonrisa a mi amado antes de beber lo que restaba de la botella.
A pesar de que el dolor era inexplicable de describir, vale la pena si lo hago por ti, Freddy...
( . . . )
—Pequeño... Mike... ¡Mike! –Un alto chico de aproximadamente 24 años tocaba el hombro del mencionado mientras lo sacudía un poco. Y gracias a esto el azabache despertó, aunque se molestó un poco por la invasión a su mundo de sueños... O bueno, pesadillas.
—¿E-eh? ¿F-freddy? –Carraspeó un poco su garganta a la vez que limpiaba ese pequeño rastro de saliva que recorría sus labios hasta el extremo de una de sus mejillas–. ¿Qué... Qué hora es?
—Son las once de la noche, bebé. Noté que llorabas... ¿Otra pesadilla?
El de orbes azules oscuro asintió, acercándose al pecho del castaño para allí recostarse. El otro por su parte sólo sonrió por la dulce acción y lo abrazó con total dulzura y protección. Adoraba los momentos cuando su pequeño Mike demostraba esa parte tan cariñosa que por alguna razón prefería ocultar; aunque claro, él amaba todas facetas que ese muchacho podría mostrar.
—Creo que debo dejar Netflix.
Freddy sólo rió ante su comentario, y acto seguido besó los cabellos ajenos.
—Maybe. –El más bajo sólo soltó un gruñido por lo bajo, lo que hizo que nuevamente el oso volviese a reír–. Sólo no olvides que te cuidaré hasta el infinito y más allá... Te lo prometo por mi apellido.
Mike observó por un momento las facciones de su amado...
No quería imaginar lo que hubiese sucedido después de aquella inusual visita en ese bar.
Pero se alegraba de que ahora todo marchase bien, nada ahora podría destruir su felicidad...
¿O sí?
( . . . )
Hi~!
Primeramente, ¡Extrañaba tanto escribir para ustedes!<3333
No tenía tanta inspiración, pero ahora puedo proseguir escribiendo ;v;
Uh, espero que les haya gustado el libro.<333
no sé si escriba una segunda parte ;3; aunque probablemente no. ?)
Ahora sin más por decir...
¡Nos vemos en otras obras~! <3
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