Dicen que si quieres contar una historia, debes empezar desde el inicio. Por obvias razones, no desde el inicio de la tierra.

Pero, mi inicio fue un veintiuno de agosto de 1986 en la ciudad de Toronto, Canadá. Un pequeño husky siberiano salió del vientre de su madre para conocer el mundo, con un pelaje grisáceo oscuro, ojos oscuros y profundos y unas pestañas de tamaño descuente que hacían resaltar más mis ojos. Aquí nazco yo...

Durante toda mi infancia vivía en un departamento, la habitación de mis padres donde dormía aún tenía una ventana que daba la vista a un parque de juegos, donde crias de diferentes especias pasaban el rato divirtiéndose. Con tan solo tres años era muy diferente a otras crias, en vez de ser ruidoso y algunas veces molesto, era pacifico y tranquilo, con tres años ya había aprendió a hablar, caminar e ir al baño, como un niño normal... Pero, nunca tuve intenciones de tener un buen amigo. La mayor parte de las tardes observaba sin sentimientos a los infantes jugando en los columpios, resbaladillas, sube y bajas, ruletas y pasa manos que habían y decoraban el área verde.

Esto comenzó a preocupar a mis padres, ambos de mismas especies; mi padre, quien tenía el pelaje marrón y ojos de igual color, y mi madre, con ojos cafés oscuro y pelaje café rojizo.

Aveces podía observarlos por el reflejo de la ventana como me veían con preocupación. Supongo que creían que al entrar al preescolar todo mejoraría para mí, nuevos amiguitos o amiguitas... Para nada fue así.

Al entrar al preescolar, fui de los pocos que lloraba al no tener su madre cerca, detestaba aquellos ruidos, hasta que un tiempo después finalmente todos perdimos el miedo a no tener a lo seres que nos dieron la vida junto a nosotros.

Varios niños intentaron ser mis amigos, pero... No sentía nada, no quería tampoco, pero, respondía frío y amable para no ser descortés. Todos me miraban raro, incluso escuchaba que a algunos les tenía miedo...

En cambio, era el favorito de los maestros, me describían en frente de mis padres como un chico ejemplar y responsable con muchos excito en mi futuro.

Mis familiares al ver qué me veía bien en completa soledad... Simplemente ya no les importaba que estuviera solo, puesto que tenía una buena vida asegurada.

Los años pasan volando en un abrir y cerrar de ojos. La primaria estaba en frente de mi, nuevos compañeros y niños a los que conocería y posiblemente fastidien.

Cómo paso en el preescolar, todos me tenían miedo y asco a excepción de los adultos. Todo cambio hasta que las burlas comenzaban en el 5 grado.

Bolitas y aviones golpeaban frecuentemente mi cabeza, lanzados por los payasos y molestos de mi clase.

También fue mi sorpresa que un profesor... Me odiaba. Me decía que no tenía sentimientos y era muy frío y debía cambiar mi actitud...

¿Sentimientos...? ¿Que se supone que debo sentir? Alegría por personas repugnantes y molestas... No entendía ese punto... ¿Qué debo sentir?

El acoso fue más grande, cuando un compañero mío tropezó y se quebró la rodilla... La sangre brotaba de ella, veía incluso el hueso mientras el gritaba de dolor. Veía ese sufrimiento, veía como lágrimas salían de sus ojos y su desesperación por aliviar su dolor desaparecerá. Me insultaron e inculparon y el acoso comenzó a empeorar.

Empujes, robos de comida y materiales para después encontrarlos tirados en la basura, mi mochila desaparecía constantemente. Y la peor parte fue cuando el profesor que me detestaba permitía este tipo de acoso. Pensaban que me estaba destrozando, pero más fue su molestía al ver qué no sentía ni veía que estaba decayendo, que el acoso dejo de ser un porblema para mí y dejando en claro al profesor que ni me tocaban el corazón sus insultos, esto lo vio por mis notas altas y aceptación por otros profesores.

La secundaria fue igual a la primaria, excepto que ningún profesor me odiaba... Y mis compañeros al notar que nada me afectaba dejaron de acosarme. Aún, seguía sin sentir nada, mi rostro no reflejaba nada...

Pero, le parecí atractivo a una chica de mi clase, que un día antes de partir para la preparatoria, se me declaro.

Parecía destrozada al decir que no sentía ni amistad por ella. Fui nombrado: "El sin sentimientos". No tenía ni siquiera empatía por nadie.

No sentía nada de eso, pero... Un deseo de tener que sentir algo apareció en mi mente.

Cómo vil psicópata buscaba las muertes más brutales en internet, las cosas más desagradables que incluso que el más valiente no aguantaría... Pero, no sería miedo... Asco, ni nada...

Hasta que... Llegó el día en qué entraría por primera vez a la preparatoria, solo tres años antes de que entrara a estudiar mi carrera universitaria.

Después de una descarga de orina, subía las escaleras para mí salón, cuando al dar la vuelta y volver a subir un chico golpeó su pecho contra mi cara, empujandome y golpeándome en mi cabeza.

Me quejaba un poco mientras sobaba lentamente mi nuca, al ver la sombra y el grito preocupado por saber si estaba bien de aquella pantera negra... Todo cambio...

Lo vi... Esa hermosa pantera macho con esos ojos verdes esmeralda que me perdía en ellos a una velocidad increíble.

Era como si todo mi alrededor se esfumara y apreciará un color rosa pastel con pequeños querubines blancos y brillantes fueran todo lo que había, mi corazón latía con fuerza.

¿Qué es esto que siento? ¿Por qué siento cosquillas en mi pecho? ¿Por qué... ? ¿A esto le llaman amor? ¿A esto le llaman felicidad...? Pues si es así... ¡No quiero dejar de sentirlo!

Me levanto con su mano, esos dedos tan grandes de la mano de un hombre, menciono su nombre... "Jake..." Estaba tan nervioso que ni pude responder el mío, la campana sonó, y se fue corriendo despidiéndose de mi.

Llegué a mi salón atónito, los profesores y alumnos también lo notaron. En mis clases no podía dejar de pensar en el, incluso, la escuela era en lo menos en qué pensaba...

Al bajar al patio para iniciar mi receso... Vi a ese grupo de amigos demasiado cerca de el...

Demasiadas especies diferentes que no puede contarlas, solo... Que... Sentía algo nuevo... Me sentía... Mal... Quería quitarlos de en cima, en especial aquella chica que estaba abrazado el brazo de mi pantera...

¿Celos? ¿Furia? ¿Enojo? Por qué se siente... Tan mal...

No... Ni pensaré en qué ella se lleve algo que me hizo sentir mi primer sentimiento en toda mi vida...

No me importa si está enamorado el de ella...

No me importa si ambos somos machos...

No me importa que ambos seamos de diferente especie...

No me importa si mis padres se decepcionan de mi locura...

No me importa que este año me valla muy mal...

No me importa a qué extremo tenga que llegar para tener a mi amado en mis brazos...

No me importa si incluso tengo que dañar a alguien...

Ya no me importa nada...

El será mío...