Algún extraño instinto del otro profesor, que era un dragón, levantó una sospecha en mi, pidió que me quedará.

Después de un tiempo, la policía llegó, y descubrieron el cuerpo, un policía se me acercó.

— Buenas tardes joven, me informan que usted vio al profesor por última vez antes de esto... — dijo para sacar una libreta.

— ¿Qué eso no es un suicidio? — pregunté, en mi cabeza me insultaba a mi mismo.

Un lobo, quien levantó la oreja al preguntar se me acercó.

— No fue un suicidó, el profesor tiene un golpe en la cabeza, al igual que un arrancón de cabello... — menciono acercándose a mi con las manos detrás de el.

Empecé a asustarme, a dar gritos internos y a insultarme en mi mente.

— Oh... Entiendo... — dije mirando a otro lado desinteresado.

— Ahora... Dime la verdad... — dijo el ojo acercándose y mirándome fijamente.

— Ya le dije más de tres veces... El me llamo a su oficina antes de que la campana sonará, subí tarde porque entre al sanitario. Llegué y no me abrió, no hice nada malo... — dije levemente alterado debido a la arrogancia y mala vibra que me transmitía ese lobo.

— Javier... Deja el niño, parece ser inocente... — dijo su compañero, el cual era un cocodrilo.

— Agh... Esta bien, te mantendré vigilado... — menciono aquel lobo.

Cabe mencionar que aquel lobo era uno mexicano, alto y fornido, daba mucho miedo a simple vista, pero yo no le tenía.

Me dejaron ir, los oficiales se fueron, y descubrí que no era suicidio... Al parecer no observé bien que la mesa estaba agrietada.

La escuela continúa normal, nadie tenía permitido ingresar a la sala de profesores, nadie... Ni siquiera el conserje, me pudieron casi a la fuerza que no dijera nada sobre lo que ví... O hice, era un sospechoso, pero aún no tenían pruebas de que yo era el culpable... Respiraba algo nervioso, mientras devolvía la vista hacia mis apuntes... El profesor me había llamado la atención, y me dio un pequeño regaño, que no fue realmente uno.

Me dejaron ir, iba a casa algo asustado, y tembloroso por un posible arresto que tendría.

Llegué a casa, aventé mi mochila a dónde sea en mi habitación, era viernes, por lo cual mañana no habita clases y podría dormirme hasta tarde.

Investigaba en internet cualquier cosa que había, cosas como corrupción por parte de policías en diferentes países... Drogas en los jóvenes... Temas muy clichés...

Estaba en mi computadora hartado de tantas cosas tan obvias y aburridas que había en el mundo de internet.

Miraba el reloj, apenas eran las 10:00 de la noche. Respire hondo para apagar mi computadora y quedar completamente a oscuras a excepción de la poca luz que llegaba a de la luna, me asomé por mi ventana, el cual, tenía un pequeño balcón para colocar macetas, mire hacia a bajo y lo que vi hizo que retroceda del susto.

Observé la sombra de un oso, no sabía que raza era... Pardo, polar, panda, negro... Ni siquiera tenía idea, hasta que una ráfaga de aire elimino una nube que obstruía la poca luz de la luna, haciéndola más fuerte y revelando el rostro del acosador.

Sus ojos era oscuros y profundos, al igual que los míos, hize contacto visual con el, perdido en sus ojos, eran hermosos...

Me di cuenta, poco tiempo después de que ese oso era un oso panda, alto, algo fornido.

Cualquier persona que estuviera en mi lugar tendría miedo, estaría petrificado o se encerrarla muy bien en su casa. Yo ni siquiera tenía miedo, era tranquilidad, como si fuese un familiar mío, escuché unos alborotos en un arbusto a mi lado, el panda miro, me miro por última vez y desapareció.

Cerré la ventana, y no pude dormir pensando en ese panda... ¿Quién era? ¿Me habrá visto cuando abrí la puerta?

Estuve horas acostado en mi cama mirando al techo buscando una posible respuesta, estaba lleno de dudas, estiraba mis manos observandolas, recordando como estás lograron matar a más de una persona...

Sin darme cuenta, mis ojos se cerraron por el peso del sueño, y dormí profundamente.

Sábado por la mañana, ni siquiera pensaba en levantarme, la mayoría de mi vida me la pasaba flojeando los fines de semana...

La tarde me la pasé jugando en mi computadora, Furcraft... Un lindo mundo cuadrado dónde puedo hacer cualquiera cosa... Realmente me conformaba con una pequeña casa.

Sin darme cuenta, llegó la noche a mi ciudad nuevamente, miraba a mi derecha donde estaba la ventana y me levanté, acercándome lentamente, abriendo la ventana para encontrar otra vez a ese panda... Me estaba mirando fijamente.

Tenía sentido del humor también, no era un amargado siempre, levanté mi mano y la agite en modo de saludo. Me correspondió.

Sonreí, entre a mi habitación para arrancar una hoja de papel y escribir en ella:

"¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí?".

Doble el papel en forma de avión, me acerque nuevamente para ver al panda, le aventé con delicadeza el avión, este lo tomo, lo abrió y leyó con dificultad decido a la oscuridad.

Hizo una seña, pedía una pluma, tome una que tenía hace mucho tiempo pero aún tenía tinta.

La lancé y el con agilidad la tomó, y comenzó a escribir, aventó el papel nuevamente, se levantó y se fue, perdiéndose en la oscuridad.

Abrí el papel, y lo leí.

"Lo sabrás después... Te he estado vigilando, tienes buena técnica al matar... Pero no te preocupes, no le diré nada a nadie...".

Estaba sorprendido y asustado, definitivamente estaba siendo vigilado...

Ahora me dio más preguntas ese estúpido panda ¿A quien me vio matar? ¿A la coneja? ¿A la ardilla? ¿Al tigre? ¿Al león? ¿A quien? Rayos... Siempre tienen que dejarme con dudas sin respuestas...

Respire hondo, para acostarme y colapsar nuevamente en mi cama, para observar mi techo nuevamente y esperar a que el mismo sueño me cerrará los ojos a la fuerza.

Aún tenía dudas... Hasta que el recuerdo de esa pantera tan hermosa.

Esos ojos tan lindos, ese pelaje tan sedoso, esas manos tan largas de un hombre, su voz tan tierna, quería y debo estar con el, si supiera cuánto lo amo, cuanto deseo que este a mi lado, cuanto deseo decir cuánto lo amo... Cuanto deseo que este conmigo hasta el día de mi partida de este mundo tan corrupto... ¿A cuantos más tendré que eliminar? ¿A cuantos más tendré que sacrificar por el amor de Jake...? ¿A cuantos más...? ¿A cuantos más...?

Sin darme cuenta... Finalmente mis ojos se cerraron, durmiendo lentamente, tiempo después desperté para darme cuenta de algo.

— Estupudo panda... Se llevó mi pluma... — dije con el ceño fruncido.