Oficina
Luego de nuestra corta, pero intensa visita a la casa de los progenitores de René, mi regreso a la oficina estaba a la vuelta de la esquina, realmente descansar era necesario para ser productivo. En mi caso trabajaba día y noche y no prestaba la suficiente atención a mi salud, por lo que las vacaciones me cayeron como anillo al dedo.
Era momento de afrontar una nueva etapa en mi vida, tener pareja en el trabajo. Aquel lunes, luego de discutirlo, coincidimos que era necesario que llegáramos juntos a la empresa, tenía dos razones fundamentales, primero porque aún seguía sin auto y segundo porque el castaño merecía su lugar.
Nos vestimos a juego, cosa que paso por mera casualidad, pero para los trabajadores curiosos no. Dimos nuestra entrada triunfal tomados de la mano, a varios casi se les cae la mandíbula y no es para menos, nunca demostramos un acercamiento en nuestro trabajo, por lo que fue una gran sorpresa para muchos.
Los chismes en la oficina no se hicieron esperar, corrieron como si de pólvora se tratara durante la primera semana. Éramos una especie de entretenimiento para algunos empleados que aprovecharon la oportunidad para tratar de desprestigiarme.
Flashback
Estaba en el baño de mujeres, me preparaba para salir del cubículo cuando escuché mi nombre, retrocedí un paso, la puerta quedó entre abierta. Aquellas mujeres comenzaron a lanzar cuanto veneno por sus bocas podían.
-Sinceramente, no sé qué le vio el Sr. René a Eva, él es tan guapo y ella es tan insípida- dijo una rubia
-Quien sabe cómo lo atrapó, no creo que por su belleza. Puede que quiera escalar aún más en su puesto- le siguió otra voz chillona
Salí de mi lugar lanzando la puerta, las enfrenté y pedí de la forma más educada con mi mejor sonrisa hipócrita que dejarán de estar hablando de mí, si no saben cómo sucedieron las cosas. Cómo unas cobardes huyeron, al ser descubiertas.
Fin del flashback
Perdí la cuenta de las veces que escuché a mujeres hablando a mis espaldas durante al menos dos semanas, en la cafetería, en el ascensor y en la recepción, no tenían vergüenza alguna. Me molestaba porque yo no era esa clase de persona que describían, estaba enojada al punto que comencé a trabajar más y me quedaba hasta tarde en el trabajo. Emilia se percató de mi estado y me advirtió que no podía tener esa actitud que solo me perjudicaría a mí y estaba segura de que alguien estaba detrás de todos esos rumores mal infundados.
La gota que derramó el vaso fue el comentario del gerente de finanzas, Javier López, durante la reunión a final de mes. Aquel grotesco hombre se atrevió a mencionar los chismes de pasillo como si estuvieran afectando al rendimiento de mi departamento.
Desde que había llegado a la gerencia de relaciones públicas teníamos diferencias, y todo por su actitud déspota y machista, aunque todo lo había comenzado él, al insinuar que las mujeres no escalaban tan alto solo por mérito, sino por sus atributos.
Afortunadamente, nuestro jefe se dio cuenta de la situación y decidió tomar medidas al respecto. Habló sobre como los chismes afectaban negativamente a la moral de la empresa. También instó al equipo a trabajar juntos y a apoyarse mutuamente, en lugar de hablar a espaldas de los demás. Aprovechó para mencionar como nuestro próximo viaje el siguiente fin de semana nos iba a servir a todos para relajarnos y alejarnos de los problemas unos días. Estaba dudando de aquello.
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Recibí un mensaje del castaño anunciando su descenso del jet. Pasaría por mí para celebrar en un lindo restaurante nuestro segundo mes de noviazgo. Luego de la reunión de la tarde no tenía ánimos, pero él se había esforzado en aquella cena que no podía decirle que no.
Sabía que estaba dando lo mejor de sí, viajaba constantemente para evitar a toda costa que Damián entrara en la empresa como socio, asistía a reuniones y poco lo veía en casa. No le reprochaba porque jamás me hizo sentir sola, nos comunicábamos por videollamada y siempre nos escribíamos. Pero él no sabía lo que estaba ocurriendo realmente con respecto a mi reputación, no deseaba comentarle nada porque sus problemas ciertamente eran mayores que los míos.
Sin embargo, mis esfuerzos no sirvieron de nada, apenas me vio salir del edificio, dedujo que algo me pasaba, traté de sonreír lo mejor que pude, pero, estaba consiente que aquel intento salió más una mueca que una sonrisa.
Subí a su camioneta y al cerrar no me había girado a saludarle cuando sentí sus brazos fuertes, rodear mi cintura, aquel abrazo se sintió como una curita para mi corazón, extrañaba su olor, sonrisa y su calor. Su simple contacto me llenaba el alma.
-Te extrañé- dijo
-Yo más- le di un casto beso
Para mi sorpresa, nos llevó a la "La Toscana", recordé cuando aún huía de él. Ese pequeño rincón alejado de la ciudad me llevó de vuelta a nuestra primera salida tratando de hacer las pases, esa noche donde dejamos atrás nuestra pequeña guerra.
Nos dieron la bienvenida y justo nos dirigieron a la misma mesa, se veía todo hermoso, pero un detalle no me pasó desapercibido, era jueves y el lugar debía estar lleno, no obstante a nuestro alrededor solo estaban las mesas vacías, fruncí mi seño al sentarnos.
-Sé lo que piensas, mandé a cerrar el lugar para nosotros dos- dijo sonriendo
-¿QUÉ HICISTE QUÉ?- Tapé mi boca sorprendida
-No es nada mi hada- tomó mis manos- Sé que no hemos coincidido últimamente, te pido disculpas por ello- Hizo una mueca- Sé qué te pasa algo, y espero puedas confiar en mí, te prometo que estoy tratando de salir de todos mis problemas con la empresa de mis padres, y esto- señaló el lugar- Es solo uno de los detalles por nuestro segundo mes.
-He tenido unos días difíciles, desde que nuestra relación se volvió pública, no he parado de escuchar malos comentarios hacia mi persona.
-No te preocupes, lo vamos a resolver, nadie va a volver a dudar de ti y de tu profesionalismo, ya verás- Le di un asentamiento
Solté sus manos, me giré y abrí mi bolso de este saqué una pequeña caja negra- Tengo esto para ti- se lo ofrecí
-Espero que no me estés proponiendo matrimonio- dijo burlándose
-No seas tonto- me reí
-¿Qué? Solo digo que me gustaría ser el primero en hacerlo- alzó sus manos
-Estás loco- dije riendo nerviosa
Él abrió la pequeña caja de terciopelo, y se quedó pasmado al notar los brazaletes a juego de oro. En una de mis visitas al centro comercial con Emilia, aproveché para buscar el regalo perfecto. Pronto me di cuenta de que tenía que ser algo diferente, pregunté en una joyería sobre detalles para novios y quedé encantada con los modelos que me mostraron; sin embargo, yo quería algo que simbolizara nuestra relación. Así que se me ocurrió la brillante idea de personalizarlos.
Su brazalete tenía grabada una pequeña hada, como símbolo del apodo que me otorgó desde que comenzamos a salir, mientras que el mío tenía un sombrero de hechicero, un diminutivo que había comenzado a utilizar para referirme a él, desde la primera noche que me quedé sola en su departamento.
Flashback
Daba vueltas en la cama sin parar, no lograba conciliar el sueño, era la primera vez que me quedaba sola en aquella estancia. Pese a que su olor permanecía en la almohada, me daba cierta nostalgia que estuviera lejos cuando apenas comenzaba lo nuestro.
Acerque mi teléfono que estaba en la mesita de noche y visualice que eran las 11: 00 pm, no quería molestarlo, pero necesitaba escuchar su voz y saber que todo estaba bien.
-Hola- su voz sonó adormilada
-Ho..la- dije arrepintiéndome- no puedo dormir, perdona si te desperté, voy a colgar.
-No preciosa, espera- habló rápidamente- Cuéntame que te tiene tan inquieta
-Te extraño- Aclaré mi voz- no sé qué me hiciste, creo que me embrujaste, dime la verdad. No dejo de pensar en ti- dije frustrada
Se escuchó una carcajada del otro lado- Vaya, eso mismo te digo yo a ti mi hada, yo también te extraño, siempre que necesites puedes llamarme.
-Eres un hechicero, lo sé- comenté riendo
-Me has descubierto- Su voz sonó dramática
Esa noche entendí que pese a mi lucha interna, por cerrarme al amor, ya yo estaba completamente enamorada de René, no importaba la distancia, haríamos que funcionara nuestra relación.
Fin del flashback
Seguía sin decirme nada, comenzaba a dudar si realmente fue una buena idea mandarlas a grabar
-¿No te gustaron?- mencioné - Si crees que fue mucho, puedo mandarlas a modificar- Intenté tomar la caja para cerrarla.
-Son perfectas- Al fin me miró- muchas gracias, preciosa- dijo con una amplia sonrisa- Tomó la suya, pero se la quité para colocársela, él hizo lo mismo con la mía.
-Gracias a ti por llegar a mi vida, amor- Se acercó para darme un beso
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La comida fue tan exquisita como la primera vez, los dueños se acercaron para darnos las gracias por hacer de su restaurante nuestro lugar especial.
Las sorpresas no terminaron allí. Nos llevó hasta una pista de aterrizaje, confundida por el lugar, baje de la camioneta siguiéndole los pasos. A lo lejos pude visualizar un helicóptero que esperaba para comenzar a volar.
-No me digas qué..- no pude terminar la frase
-Claro que sí- entrelazó nuestras manos
Un hombre de estatura mediana nos esperaba en la puerta de la aeronave, y yo que pensaba humildemente que iríamos a casa a terminar nuestro día y ver tal vez una película acompañada de un vino, pero esto superaba cualquier cosa.
Jamás en mi vida me había subido a uno y me sentía como una pequeña niña cuando tiene un nuevo juguete, grande fue mi sorpresa cuando el hombre de antes nos dejó solos, eso solo podía significar que el castaño sería el encargado de darnos el recorrido.
-¿Seguro que si sabes manejar esta cosa?-Dije mientras nos colocábamos los auriculares
-"Tenemos que afrontar el hecho de que o vamos a morir juntos o vamos a aprender a vivir juntos. Y si vivimos juntos, tenemos que hablar." ― Eleanor Roosevelt ...
Lo miré con pánico- Solo a ti se te ocurre decir una frase así en este momento, no juegues conmigo René- Entrecerré mis ojos
Estuvo riendo hasta salirle una lágrima- Cálmate mi amor- me lanzó un beso- Papá me envío a una academia de aviación un tiempo- Solté un suspiro, mientras colocaba una mano en el pecho- Así que al menos hoy no vamos a caernos- le solté un manotazo, otra risa y despegamos.
Dimos una vuelta por la ciudad, las luces, el paisaje, todo era maravilloso. La sensación de libertad era increíble, estaba segura que de ser posible eso que dicen de volver a renacer, yo pediría ser un ave para poder volar libremente sin problema alguno.
No me había percatado que nuestro lugar de aterrizaje no sería el mismo que donde partimos, justo en ese momento nos dirigíamos al edificio del castaño. Ahora todo tenía sentido, el porqué su piso era el último, si nada más y nada menos que tenía una pista sobre él, menuda suerte.
Quise entrar al apartamento, pero me detuvo en la puerta diciendo que me esperaba una sorpresa abajo, buscó rápidamente una caja mediana con un lazo y me la entregó, vendó mis ojos con su corbata y nos dirigió al ascensor.
Estaba nerviosa, no sabía que esperarme, él era tan planificado y yo tan espontánea. A duras penas me acordaba de colocar la alarma en las noches, de lo contrario llegaba tarde a la oficina.
Quitó las vendas, tardé unos segundos en enfocar mi vista. No había tenido tiempo de bajar al estacionamiento, dado que siempre René bajaba antes que yo para calentar unos minutos la camioneta. Estaba confundida, no recordaba haber visto ese Mercedes antes estacionado.
-Abre la caja- me instó
Dentro de ella estaba el control del auto- Lo miré con los ojos de par en par -No puede ser- Me abrazó
-Sé que eres una mujer valiente, independiente y te gusta valerte por ti misma- me dijo cerca del oído- intenté separarme-Antes de que comiences a discutirme- continuó- déjame decirte que mereces esto y mucho más, necesitas desplazarte, y tomar un taxi todos los días no es la mejor idea. Por favor acéptalo- Me dio una mirada como el gato con botas- me reí
-Está bien, te lo pagaré-Negó con la cabeza
-Es un regalo, no un préstamo. Además, el dinero que ganemos de la demanda contra la aseguradora úsalo para ti, para invertir en algo que te guste.
-Gracias en serio- lo abracé y justo dije aquellas palabras que jamás pensé volver a repetir en mi vida- Te amo.
Nos separó y comenzó a gritar en el estacionamiento- Eva me ama, me amaaaaa- Dios que vergüenza, está más loco que Andrés y yo-Gracias Dios- miró al cielo- Yo también te amo, mi hada.
Holaaa queridos lectores, gracias por continuar dandole mucho amor a esta parejita. Eva y René son el complemento perfecto, no importan los problemas si ellos están juntos. También, aprovecho para comentarles que esta historia está casi por culminar, realmente no sé cuantos capítulos faltan.
Hasta ahora ¿Han reido más o han llorado? Los leo
Con amor, Ale.
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