Epílogo
1 mes después
El mundo es tan diminuto, comparable a un balón de fútbol. A pesar de los intentos por alterarlo, eventualmente retornará a su posición original.
Cuando decidí abandonar mi ciudad natal, lo hice con la determinación de dejar atrás todo aquello que me afectaba negativamente y los recuerdos dolorosos. Los momentos hermosos los guardé en lo más profundo de mi ser. No experimentaba ningún peso, había liberado toda la carga que por años había pesado sobre mis hombros, como si fuera una mochila repleta de piedras que fui esparciendo a lo largo del camino hasta caminar ligero y libre.
Últimamente, había observado a René pasar repetidamente por la habitación de invitados, sin embargo, se resistía a abrir la puerta. Había pospuesto la tarea de recoger las pertenencias de su madre que yacían en aquellas cuatro paredes. No había reunido el coraje necesario para regresar allí desde que partió del país para acompañarla en sus últimos días en su hogar. Le ofrecí mi ayuda, pues comprendía a la perfección el vínculo emocional que los objetos de nuestros padres pueden llegar a tener. Este era su momento de dejar ir y seguir adelante.
Nos separamos, él procedió a doblar la ropa que se encontraba en el armario, mientras tanto, yo empecé a guardar los cosméticos y las joyas en un recipiente. Al abrir el tercer cajón de la mesita de noche, divisé un sobre con mi nombre. Perpleja, me senté brevemente en la cama antes de decidirme a abrirlo.
Querida Eva,
Confío en que algún día recibirás esta misiva. Pese a que nuestro tiempo compartido fue efímero, debo confesarte que te admiro, por lo valiente que has sido durante tantas adversidades. Desde que te vi en la sala de mi hogar supe de inmediato que René y tú estaban destinados a estar juntos. La intensidad en sus miradas y la complicidad, me recordaba a mis dulces años junto a mi amado. Estoy convencida de que mi hijo no erró al enamorarse de ti.
Durante el período en que estuviste en cautiverio, sentí un profundo dolor al ver cómo René sufría, lloraba y padecía como nunca antes. Si verdaderamente sientes amor por él, encuentra la felicidad a su lado, dejen atrás todo lo negativo y conviertan su existencia en una vivencia inigualable. No malgastes ni un instante. El tiempo es valioso cuando estás con la persona adecuada.
Me permití confeccionar un vestido especialmente para ti. Tu retrato en la sala del departamento ha sido mi fuente de inspiración para este diseño. Esta es la primera vez que me aventuro en un proyecto de esta índole y confío plenamente en que sea de tu agrado. Aunque mi tiempo en este mundo pueda estar llegando a su fin en los próximos días, ten por seguro que siempre te consideraré parte integral de la familia Álvarez.
Por favor, contacta a la sucursal ubicada en el corazón de la ciudad, proporciona tu nombre y recibirás mi paquete de forma inmediata.
Con amor, Annie.
Al concluir la lectura, un sollozo involuntario escapó de mis labios, alertando la atención de René, quien abandonó lo que estaba haciendo para acudir a mi encuentro, notando mi evidente conmoción. Jamás me imaginé que precisamente ella llevaría a cabo tal gesto en mi favor. El hecho de que haya plasmado su admiración por mí de forma escrita resultaba sumamente increíble. Annie destacaba como una de las mujeres más prominentes en los ámbitos de la moda y los negocios, proyectándose como una figura de gran influencia gracias a su destreza y talento.
-¿Qué tienes, mi amor? - René se sentó a mi lado y acarició mi rostro con ternura.
-Tienes que leer esto - Le entregué la carta.
Observé cómo su rostro iba transformándose con cada palabra que leía. Hasta que finalmente estalló en risas, confundiéndome.
-Mamá es realmente excepcional - Me devolvió la carta - Sabía que tramaba algo.
-¡Oh cielos, Annie confeccionó un vestido para mí- Exclamé con asombro.
-Así era ella, siempre agradecida con quienes le brindaban felicidad- Sonrió- ¿Te gustaría ir a verlo?
-Desde luego- Me puse de pie- Pero primero terminemos de ordenar todo- Indiqué.
++++++
Pasamos una hora guardando cuidadosamente todo en las cajas. Estaba impaciente por ir a recoger el paquete. Para mí era de gran importancia el gesto de que ella se tomara la molestia de confeccionar algo exclusivamente para mí. Nunca imaginé que sería yo quien le inspiraría para su próximo diseño.
-Buenos días, Sr. René, Srta. Eva, es un placer contar con su presencia - saludó la dependienta.
-Buenos días, Clara - respondió René - Mamá dejó un paquete para Eva.
-Claro, la estábamos esperando - me indicó que la siguiera.
Atravesamos varias puertas hasta llegar a una estancia privada. Las luces estaban apagadas, por lo que la oscuridad era total. Clara encendió el interruptor, provocando un parpadeo constante que me permitió acostumbrarme a la iluminación. En el centro, se encontraba una caja con vidrios inteligentes.
-¿Está lista?- Me dijo, yo asentí.
Exploró en su bolsillo en busca de un control remoto y pulsó un botón. En pocos segundos, los cristales revelaron un espectáculo. En su interior se encontraba un vestido de novia de estilo princesa, con un corsé delicado, adornado con tiras que se extendían hasta los hombros, rematadas con mariposas que se unían a las del velo. Si dirigías tu atención a la falda, notarías que estaba incrustada con pequeñas piedras de color esmeralda, las cuales, al ser alcanzadas por la luz, parecían brillar como polvo de hadas.
-¿Este magnífico vestido me pertenece? - Lo observé con asombro.
-Fue confeccionado especialmente para usted, la Sra. Annie, dejó instrucciones precisas de que nadie debía verlo hasta que usted viniera a recogerlo - Expresó con orgullo.
-No puedo contener mi emoción Clara - Exclamé con entusiasmo infantil - ¡Dios mío, es verdaderamente maravilloso! - Dije acercándome.
-Cuando desee, puede probárselo y si necesita ajustes, los realizaremos de inmediato - Anunció.
-Te agradezco mucho - Sonreí con sinceridad - Me encantaría lucirlo frente a mis amigos.
-Por supuesto, pueden pasar cuando quieran - Volvió a presionar el botón, haciendo que el vidrio se oscureciera - Será genial tenerlos aquí.
Regresé en busca de René con una sonrisa que incluso él mismo terminó contagiándose. Nos despedimos y nos subimos al vehículo. Era consciente de que estaba aguardando el instante oportuno para interrogarme, hasta que nos detuvimos en un semáforo.
-¿No tienes intención de revelar lo que mamá te diseñó? - Inquirió frunciendo el ceño.
-Annie me creó... un traje de novia - Exclamé tapándome la boca.
-Finalmente, logró completar lo que le faltaba - Sonrió mientras observaba el semáforo en verde.
-¿Qué quieres decir con eso? - Pregunté, desconcertada.
-Mi madre siempre había anhelado lanzar una colección de vestidos de novia, pero estaba tan concentrada en mantener la empresa a flote que no pudo dedicarse a diseñar más- me comentaba mientras conducía- Eres la única mujer que lucirá un diseño nupcial hecho por ella.
Mentiría si afirmara que la última frase no impactó profundamente en mi ser. El vestido poseía un valor sentimental superior al que realmente ostentaba, siendo un auténtico honor portarlo en su nombre.
++++
Tras veinte minutos al volante, lo divisé girando por la calle de la empresa hasta rodearla. Estacionamos frente a un establecimiento de telas que estaba siendo renovado. En el letrero se podía apreciar el nombre de Amanda Textil. Él me convidó a descender y juntos llamamos a la puerta. Una pareja de personas mayores se emocionaron al ver a René.
-Qué felicidad contar con su presencia en este lugar - expresó el individuo de mayor edad.
-Es gratificante saber que han comenzado a progresar - mencionó mientras examinaba detenidamente el entorno, yo seguía sin comprender lo que estaba ocurriendo.
-Todo esto se debe a usted - dijo la mujer con una sonrisa sincera -Es un verdadero placer conocerla - expresó la mujer abrazándome con entusiasmo.
-Preciosa, permíteme presentarte a Rosa y Juan, las personas que me ayudaron a ubicarte - indicó René.
-¿Cómo? - pregunté, sintiéndome desconcertada.
-Ellos me asistieron con las grabaciones de la cámara de seguridad- Explicó el castaño.
-Agradezco mucho su apoyo, en verdad fue sumamente complicado todo lo que atravesamos- dije mirándolos con nostalgia.
-Basta de cosas tristes, pasen por favor- Nos abrió la puerta- Me complacería que conocieran a mi hija y... a su esposo- Dijo lo último casi inaudible.
A medida que nos acercábamos, era posible divisar telas de una amplia gama de colores y diseños. En un rincón, se distinguía una pareja discutiendo de espaldas. Al llegar hasta ellos escuché a la mujer reprochando unos mensajes. La propietaria del local carraspeó repetidamente hasta que ambos se voltearon, dejando el lugar sumido en un profundo silencio.
La siguiente escena que presencié superó todas mis expectativas, se trataba de Amanda y Antonio. Después de 3 años, me encontraba frente a la persona que más me había herido. No obstante, ya no sentía ninguna emoción, el resentimiento se había desvanecido y mi cuerpo permaneció imperturbable al ver su rostro atónito.
-¿Eva? - Interrogó el individuo de cabello oscuro.
-¿Qué haces aquí? - Inquirió Amanda con los brazos cruzados.
-¿Los conoces mi amor? - Me cuestionó René.
-Sí - Fue mi única respuesta.
-Disculpen... A veces mi hija puede ser un tanto abrupta - Comentó el caballero lanzando una mirada fulminante a Amanda.
-No se preocupen - Resté importancia con un gesto de mis manos - Ya lo sabía de antemano.
El estruendo del teléfono de René perturbó la atmósfera cargada que había invadido el entorno. Todos nos mirábamos entre sí mientras el individuo de cabello castaño a mi lado se alejaba unos pasos para contestar la llamada.
-Lamento profundamente tener que retirarnos, debo atender algunos asuntos - comentó René al regresar.
-Siempre serán recibidos con agrado-dijo apenada la Sra. Rosa
Mientras nos dirigíamos hacia la salida, pude escuchar cómo reprendían a Amanda por su comportamiento frente a la persona que ha brindado ayuda con donaciones para su negocio.
Cuando René se disponía a abrirme la puerta del asiento del copiloto, escuché que alguien gritaba mi nombre. Antonio corrió hacia mí, me aparté unos pasos sorprendida por la situación.
-Eva...- Su respiración era jadeante- Por favor, aguarda.
-¿Qué quieres Antonio?- Le dirigí una mirada inquisitiva, con una ceja arqueada.
-Te pido perdón por todas mis acciones hacia ti- Percibí un atisbo de veracidad en sus palabras- Nunca fue mi propósito causarte daño.
-No tengo nada que perdonarte- miré a René quien estaba visiblemente molesto a mi lado - Gracias a ti conseguí a la persona correcta- tomé su mano- Ahora soy muy feliz.
Una vez dentro del automóvil, René me miró orgulloso, tomó mi mano y comenzó a conducir. Al mirar por el espejo retrovisor, pude ver a Antonio observándonos mientras Amanda lo agitaba por el brazo. Sin lugar a dudas, su esencia permanecía inalterada. Ambos parecían estar predestinados, ya que solo aquellos que infligen dolor a otros pueden merecer a quienes hacen lo mismo.
Aquella conversación resultó ser una experiencia liberadora. Pude terminar de cerrar una puerta que había quedado entreabierta durante años. Afrontar los miedos nos otorga valentía y vivir en paz nos convierte en individuos llenos de amor. Sin duda, tomé la mejor decisión en el momento preciso, al iniciar un camino sin retorno.
Hola mis queridos lectores, perdonen la tardanza. Estos días estuve un poco enferma, por lo que se me hizo complicado sentarme a redactarles el epílogo. Espero que lo disfruten tanto como lo hicieron con el resto de la historia. Nuevamente les agradezco por acompañarme en este viaje, los invito a mantenerse pendientes de la próxima historia que tengo para compartirles.
No se olviden de votar y dejar sus comentarios, esto ayuda a que pueda tener más visibilidad. Con amor, Ale.
Nos leemos pronto!
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