Casualidad
Abril, el cuarto mes del calendario, está vinculado etimológicamente con el verbo "abrir". Durante este período, la tierra se abre, los capullos de las hojas se despliegan y florece una amplia gama de flores.
No es una casualidad, mi regreso en esta estación, fue meticulosamente planeado por una fuerza divina. Mi espíritu acaba de renacer y llevaba consigo un profundo deseo de comenzar mi nueva existencia. Una marcada por la paz espiritual, mayor fortaleza y nuevos desafíos por cumplir.
Por la tarde, tras un breve descanso, comencé a reflexionar sobre mis próximos pasos. Desde mi cautiverio, me encontraba sin teléfono, teniendo únicamente mi identificación y la billetera que Andrés dejó en mi equipaje. Opté por salir a adquirir lo necesario para mantenerme al tanto de las novedades y reintegrarme a la sociedad; aunque no estuve recluida en la clínica de rehabilitación, me permití desconectarme de todo lo externo durante unos meses. Incluso las festividades de Navidad y Año Nuevo transcurrieron como días comunes para mí.
Mi atención completa se centró en mi proceso de recuperación. Durante este, liberé cargas innecesarias que pesaban sobre mis hombros, abandoné pensamientos autodestructivos y comencé a encontrar humor en las adversidades, buscando así darle impulso a las cosas positivas que tenía en mi vida.
Una vez que las puertas del ascensor se abrieron, divisé a un distinguido empresario que se dirigía hacia mí. Nada más y nada menos que el italiano Ferretti caminaba con su teléfono móvil en mano. Intenté seguir mi camino, pensando que no me reconocería, pero en cuanto alzó la mirada, se percató de mi presencia y se cruzó en mi camino.
-¿Eva? -Parpadeó varias veces- Si realmente eres tú, no olvidaría esas cautivadoras, orbes esmeralda - Exclamó sorprendido.
-Dejo huellas por donde camino, Sr. Ferretti- Dije con suspicacia
-Estoy convencido de que es así - rió - Me complace saber que has regresado y te estás alojando en uno de mis hoteles.
-Solamente pasaré la noche - aclaré.
-En tal caso, te invito a compartir una cena para poner nuestras vidas al día- Se apresuró a manifestar.
-No creo que pueda comprometerme en este momento- Intenté retomar mi rumbo.
-¿Ha retornado René también? - me volví desconcertada - Parece que no estás al tanto, hace tres meses que partió del país - Se introdujo las manos en los bolsillos.
-Debo retirarme, un placer saludarle - Aceleré mi paso.
- Si cambias de parecer, un músico de jazz estará presente en el salón de eventos hoy -me anunció con entusiasmo-. Por favor, disfruta de la música y la comida, cortesía del establecimiento.
-Agradezco su amabilidad -respondí, levantando una mano en señal de despedida.
Paré el primer taxi que pasaba, urgida por conversar con Andrés lo antes posible. Necesitaba que me esclareciera de una vez por todas lo sucedido. Si René abandonó el país, algo significativo debió ocurrir durante mi ausencia. Su compromiso con los Miller era tan firme que me resultaba difícil creer que se tratara de un motivo trivial para ausentarse por tanto tiempo.
++++
Dos horas más tarde, me hallaba en una cafetería con mi nuevo teléfono móvil. Dado que carecía de respaldo de mis datos de contacto, decidí enviarle un mensaje a Andrés a través del chat directo de Instagram.
-Andrés Josefino, he vuelto. Necesito verte lo antes posible.
Habían transcurrido 30 minutos desde que se desconectó, y en el momento en que más lo necesitaba, no estaba activo en sus redes. Mientras aguardaba una respuesta, revisé sus fotografías más recientes. Había estado en el continente asiático, luciendo elegante y disfrutando de las delicias culinarias mientras exploraba los lugares. Los paisajes eran imponentes y asombrosos.
Al seguir desplazándome por las imágenes, me encontré con una que me conmovió profundamente: éramos nosotros en nuestra ciudad natal. La había publicado hace 5 meses, precisamente un mes después de mi partida. En la descripción, me dedicó unas emotivas palabras en las que expresaba cuánto me extrañaba y anhelaba mi pronto regreso. Sin lugar a dudas, era mi mejor amigo, mi hermano de otra madre, y yo también lo he echado de menos durante todo este tiempo.
Tras examinar su cuenta no pude aguantar, y me dirigí al perfil de René; No obstante, la última imagen publicada corresponde al día de la cena que tuvimos durante nuestro segundo mes de relación.
Flashback
Antes de dar inicio a la cena, René se detuvo y desbloqueó su teléfono. Lo observé perpleja, ya que en ese preciso instante sentía un hambre voraz y el platillo lucía sumamente apetitoso.
-Propongo que nos tomemos una fotografía - sugirió riendo por mi reacción.
-Claro que sí- me acerqué emocionada.
En aquella ocasión, no solo tomamos una foto, sino toda una colección. De entre todas las imágenes, él decidió publicar un retrato en particular, el cual capturó el instante en que recibí un beso espontáneo en la mejilla.
Nos esforzábamos por hacer que nuestra relación funcionara, a pesar de nuestros ocupados horarios. Con él, una hora se transformaba en minutos, gracias a conversaciones agradables que nos permitían reír y sentirnos libres. Nuestro amor se caracterizaba por brindarnos la libertad necesaria para encontrar la paz.
Fue en ese día cuando me di cuenta de que no importaba si nos encontrábamos debajo de un puente compartiendo café, o en el restaurante más elegante. Lo que realmente marcaba la diferencia era la persona que estaba a mi lado.
Fin del flashback
Estaba disfrutando de una taza de té cuando mi teléfono móvil empezó a sonar con una llamada de Instagram. Era Andrés, a quien respondí de inmediato.
- ¿CUÁNDO LLEGASTE?- Preguntó, aleje el teléfono.
- No me grites, me vas a dejar sorda- me tapé el oído.
-Está bien, me relajo- Aclaró su garganta.
-Llegue esta mañana- dije
-¿Dónde estás?- preguntó- Mejor dicho envíame tu ubicación para ir ahora mismo- Demandó.
-Enseguida- colgué para enviársela.
++++
Al cabo de 10 minutos observé su llegada, estacionó su nuevo vehículo frente al establecimiento. Se desplazaba con elegancia, propia de un fotógrafo. Su apariencia lucía distinta; su cabellera más larga y un aumento de peso de aproximadamente 3 kilos. Atraía las miradas de las mujeres presentes, quienes desconocían su verdadera inclinación.
Descendió sus gafas de sol y escudriñó el ambiente hasta encontrarme. Me puse de pie extendiendo mis brazos, solo hicieron falta 3 segundos para que me abrazara. En ese momento supe cuánto necesitaba la cercanía de mi mejor amigo. Alejarme de él era renunciar a una parte significativa de mi existencia.
-Te extrañé tanto- dijo.
-Yo más- escuché un sollozo, me separé de inmediato.
Sus ojos estaban vidriosos, acaricié su rostro con mis manos y las lágrimas comenzaron a brotar, lo atraje hacia mí y le di palmaditas reconfortantes en la espalda. No mentí al afirmar que las despedidas son dolorosas. Para Andrés, la nuestra le partió el alma. Yo era su único lazo familiar, ya que sus padres lo abandonaron cuando optó por la fotografía en lugar de la administración. Lo dejaron de lado y, de alguna manera, encontrarnos fue como si los astros se alinearan para él.
-Shhh, no derrames lágrimas- le susurré- Estoy aquí contigo.
-No me vuelvas a dejar solo- Se secó el rastro de las gotas- ¿Lo prometes?
-Pinky promise- dije seria, entrelazamos nuestros dedos.
>Necesito que me pongas al día- Lo invité a sentarse.
-¿Por dónde comenzamos?- preguntó tomando el restante de mi té.
-¿Cómo es eso que René se fue hace tres meses?- interrogue.
-Veo que te has enterado- rascó su cabeza desviando la mirada.
-¿Y bien?- Entrecerré mis ojos.
-Todo se complicó un mes después de que te fuiste- Comenzó a relatar- El viejo López presionó a la junta directiva para que lo sacaran, aunque no lo logró- Levantó su dedo.
>El gran problema llegó cuando lo amenazó con buscarte y acabar contigo si no se retiraba- Solté un jadeo de sorpresa.
-¿Cómo dices?- Me levanté enojada
-Baja la voz- me sentó
-La Sra. Álvarez le pidió que se alejara por su bien y que se fuera a encargarse de los negocios de la familia- aclaró su garganta- Después de que se enteró de que le quedaba poco tiempo de vida- esto último lo dijo casi inaudible.
-¿QUÉ?- Tapé mi boca- Pero, se veía tan saludable.
-La leucemia acabo con ella cariño- Mierda- A penas René se enteró, tomó un vuelo para cuidarla... hace dos meses murió.
-Esto no es posible- Estaba en shock, sostuve mis codos en la mesa mientras agarraba mi cara.
La noticia me cayó como un balde de agua fría. Por amor a Dios, cuánto dolor debe guardar en su corazón René. Estaba dispuesta a tomar un vuelo al día siguiente para unirme a él, deseaba que supiera que contaba con mi apoyo.
+++++
Llegamos al hotel por la noche, mi mejor amigo no quería separarse de mí y, para ser sincero, yo tampoco. Había pasado tanto tiempo sin escuchar sus fascinantes historias que realmente las echaba de menos.
Nos dirigíamos hacia el ascensor entre risas, mientras Andrés me relataba un desafortunado encuentro con una persona de ascendencia asiática, cuando de pronto la recepcionista nos detuvo.
-Buenas noches Srta. Eva- Sonrió
-Buenas noches- Le devolví la sonrisa.
-Aquí le dejó el Sr. Ferretti- Me tendió un sobre.
-¿Para mí?- Asintió, dudosa lo acepté.
Ella se retiró y continuamos nuestro trayecto. Una vez dentro de la caja metálica, Andrés me arrebató el sobre. Mientras lo leía, las expresiones de su rostro iban cambiando. Antes de guardarlo, empecé a contar hasta tres en mi mente porque sabía lo que me esperaba. Se volteó hacia mí y me sujetó por los hombros.
-Debemos asistir- Dijo emocionado.
-¿A dónde?- Levanté una ceja.
-A la presentación de Jazz- dijo obvio
-No- Sentencié
-No seas aburrida-Me soltó cruzando los brazos.
-Aja- Se abrieron las puertas.
Escuché un lamento a mis espaldas, me volteé y observé a Andrés apoyado en la pared con una mano sobre su frente. Estoy convencida de que ganaría el premio Óscar al peor actor secundario.
-¿Cuándo fue nuestra última salida juntos?- cuestionó.
-A ver...- Comencé a pensar- Hace 1 año, te recuerdo que esa vez casi incendias el lugar- lo acusé.
-Solo fue un pequeño accidente- soltó una risita.
Durante los siguientes treinta minutos, me dediqué a escuchar detenidamente todas las ventajas que mencionaba mi amigo sobre la asistencia al evento. Finalmente, cedí y decidí aceptar la invitación. Quizás necesitábamos un cambio de ambiente.
Su principal motivo para asistir radicaba en la promesa de deleitarse con gastronomía de cortesía. Argumentaba que sería un desperdicio no aprovechar lo que ya estaba dispuesto, y en cierto sentido, tenía razón. Recuerdo que en épocas pasadas solíamos acudir a eventos y celebraciones únicamente por los aperitivos. ¿Descarados? Quizás un tanto...
Tomé un baño y me puse un elegante vestido negro, cortesía de mi amigo que rápidamente fue a una de las tiendas cercanas y trajo también unos delicados tacones dorados para complementar mi atuendo. En mi equipaje solo llevaba pijamas, ropa deportiva y algunos jeans. Todo mi guardarropa estaba en casa de René.
Al llegar al lugar, me di cuenta de que estaba repleto de personas destacadas, pude reconocer a varios políticos, empresarios y personalidades influyentes en la economía. Tal vez no fue una idea tan descabellada asistir. Mantuve ese pensamiento durante la primera mitad de la presentación. Hasta que, de repente, las luces del recinto iluminaron un rincón del ala norte y vi a los Miller, junto a ellos, unas profundas y penetrantes orbes de color avellana me observaban fijamente.
Mi corazón palpitó con fuerza, me volví hacia el estrado una vez más. Sin embargo, mi curiosidad era insaciable, y dirigí mi mirada de nuevo hacia el mismo lugar, aunque en esta ocasión la silla estaba vacía. Tal vez estaba alucinando, no podía creer en semejante coincidencia. Aparté la vista, pero percibía una mirada persistente clavada en mi espalda.
Al concluir la presentación, me disculpé con Andrés y me dirigí al baño, mientras él se adelantaba a la mesa de platillos, acordando encontrarnos allí después. Estaba a punto de llegar al baño cuando sentí un tirón en mi brazo, observé al osado. Sin embargo, mi mundo se detuvo en seco, experimentando una sensación de que todo lo demás carecía de importancia.
Fui envuelta en un abrazo anhelante, cargado de emociones, donde percibí la embriagadora fragancia de su esencia. Después de 6 meses, finalmente René me acogió nuevamente entre sus brazos.
Holaa queridos lectores, les ofrezco mis sinceras disculpas por no actualizar. Hace dos meses, decidí asistir al médico luego de sentir que algo no estaba bien conmigo.
Desgraciadamente, recibí la noticia de que me contagié de una enfermedad que afecta a mi sistema inmunológico. No tiene cura, pero al menos es controlable. Debo vivir con menos estrés, alimentarme mejor y recibir mis tratamientos.
Esto ha afectado en gran medida mi salud mental, si has leído mis notas desde los primeros capítulos sabrás que también sufro de ansiedad. Les pido un poco de comprensión si hay días que no actualizo, pues en ocasiones es la electricidad, otras se trata de mi estado de ánimo.
Ahora bien, en cuanto a Sin Retorno les comentó que estamos a muy pocos capítulos de culminar ¿Qué creen que pasará próximamente?. Los leo, con amor Ale.
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