Cámara de seguridad
-René
¿Alguna vez has sentido que te arrancan el corazón y no puedes con el vacío en tu interior?
Es así como me sentía desde que se llevaron a Eva. Mi vida no era la misma. Llevaba mucha impotencia por dentro. Casi me vuelvo loco cuando me notificaron que la secuestraron.
Algo en mi interior me decía que no me fuera esa tarde. Desde que salí del edificio rumbo a la junta, tenía un presentimiento. Pase por su oficina antes de irme, ella aprovechó para comentarme que aceptaría la propuesta de Ricardo para trabajar desde casa, la abracé sin saber que sería nuestro último abrazo.
Flashback
Observaba a William, mi hombre de seguridad, caminar de un lado a otro, su mirada era de molestia. Cuando volteó a verme percibí un atisbo de preocupación en su expresión y allí lo supe.
Termine la reunión y fui a su encuentro, las palabras que jamás pensé que llegarían me las dijo en menos de 3 segundos.
-Se la han llevado, señor-Lo tomé de la solapa de su traje.
-DIME QUE ESA MIERDA NO ES VERDAD WILLIAM- Ya en ese punto tenía mis ojos vidriosos
-Lo siento, señor, mataron a los agentes de su puerta, con un silenciador- Qué mierda
Lo solté y comencé a dar golpes en la pared, malditos, esto no era un simple secuestro, lo tenían muy bien planificado.
Fin del flashback
2 semanas sin poder ver su hermoso rostro al despertar a mi lado, 384 horas sin escuchar su voz, 1382400 segundos sin saber si comió, si ha dormido, si no ha tenido un ataque de ansiedad. Me estaba matando la incertidumbre, me dolía el pecho de pensar que la estuvieran lastimando. Mataría al que se atrevería a colocarle un dedo encima a mi mujer.
Mamá llegó al siguiente día de comenzar a dar aviso a los medios, se convirtió en mi paño de lágrimas. Mi mejor amigo era el saco de boxeo en el gimnasio del departamento. Ricardo y Alexander me apoyaban con sus contactos en las fuerzas especiales, aeropuertos y puertos de la ciudad. Deje de dormir y solo comía lo suficiente. Andrés se había instalado también, apenas se enteró, casi me muele a palos, lo entendía porque hasta yo tenía ganas de hacerlo conmigo mismo.
Movería cielo, mar y tierra hasta conseguirla, no estaba dispuesto a rendirme, no después de conseguir al amor de mi vida. Deseaba tanto llevarla al altar, verla vestida de blanco con un hermoso velo en su cabellera castaña. Deseaba tener hijos con ella, aunque era un tema que teníamos pendiente por conversar.
La policía estaba desplegada por toda la ciudad, la búsqueda no había cesado, revisaba todos los días el vídeo de la cámara de seguridad. Pero, siempre era lo mismo, apagaron la cámara de su oficina. Durante 10 minutos se detuvo las grabaciones, tiempo suficiente para que asesinaran a los hombres de seguridad y la raptaran.
Tras la primera investigación pudieron aprensar al nuevo vigilante, quien había resultado parte del complot. Sin embargo, el tipo solo era un peón en ese juego, no sabía nada al respecto, solo le había llegado un sobre con dinero y el muy imbécil aceptó. Algo que no nos ayudaba en lo absoluto.
Mi única pista era el viejo López, lo mantenía vigilado día y noche, pero se mantenía bajo perfil. No habían llamado para pedir rescate, solo me quedaba una esperanza y era una pequeña tienda de telas que quedaba detrás del edificio de la empresa. Los dueños estaban de viaje desde hace tres semanas, tenían un cartel en la entrada que anunciaba su regreso para finales de mes. Mañana estarían de vuelta. La cámara que tenían en la puerta principal era el ángulo que faltaba para poder reconocer la placa del vehículo que usaron para el secuestro.
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Esperaba dentro de la camioneta desde hace una hora, con mamá a mi lado, le pedí la noche anterior que me acompañara, ella tenía conocimiento en telas y le encantaba parlotear con las personas, era de gran ayuda en ese momento.
Observé como se estacionaba un Subaru Forester 1999 frente al local, de él se bajó una pareja de ancianos con varios rollos de tela. Se trataba de los dueños del lugar, mamá tomó mi brazo cuando vio mi intención de salir de una vez por todas en su encuentro.
-Tenemos que esperar cariño, se pueden asustar si los abordas de esa forma- Me aconsejó
-Te juro, que ya no tengo paciencia mamá- cerré mis ojos
-Mírame-pidió- La vamos a encontrar, tenlo por seguro- tomó una cara con una de sus manos mientras me sonreía para darme ánimos.
Esperamos 10 minutos que se instalaran para tocar el timbre, realmente no sabía cómo abordar la conversación sin intimidarlos. Esperaba que comprendieran y me pudieran ayudar. No quería comentarles a la policía sin antes hacer mi propio esfuerzo.
Al traspasar el umbral de madera gastada, se desplegó ante nuestros ojos un universo de colores y texturas que evocan épocas pasadas. La majestuosidad de grandes estantes de madera maciza exhiben rollos de telas exquisitas, algunas con estampados florales delicadamente envejecidos y otras con bordados elegantes.
El aroma a antigüedad impregna el ambiente, mientras la luz tenue se cuela por las ventanas empañadas e ilumina los rincones. Podía respirar la esencia de la tradición y la artesanía que han perdurado en el tiempo, convirtiendo a esta tienda en un santuario de la costura y la creatividad.
Crecer con Annie de Álvarez me enseñó que detrás de cada tejido había una historia que contar, unas olvidadas, y otras que esperaban ser contadas. Desde muy pequeño me llevaba a los almacenes, aprendí sobre calidad de telas, trazados, costura y más. Tal vez, esperaba que siguiera sus pasos; sin embargo, lo mío era los negocios como papá.
-Buenos días, bienvenidos a Amanda Textil-Nos sonrió amable la señora
-Muchas gracias-Mamá respondió con la misma sonrisa- Recibimos muy buenas referencias del lugar, he venido con mi hijo- me señaló
-Es un gusto saber que nuestros clientes nos continúan recomendando- Comentó el mayor
Media hora le tomó descifrar a la propietaria que no solo llegamos allí por las telas, pese a los intentos de mamá en sacarle conversación y comprar un par de metros de tela para hacer un nuevo diseño en casa.
Ahora estábamos en aquel cuarto de administración revisando las cámaras, mi corazón latía muy rápido mientras se reproducían las imágenes. Un auto negro Honda Accord, vidrios polarizados, se acercaba al callejón muy cerca de una puerta externa que tenían los vigilantes para salir.
Del copiloto se bajó un hombre con vestimenta de personal de limpieza, agachó la cabeza para pasar desapercibido, al cabo de diez minutos el mismo abrió la puerta apresurado, tenía a Eva cargando en su costado, estaba inconsciente, apreté mis puños.
De pronto el conductor se bajó apresurado, llevaba vestimenta negra y gorra que le tapaba la cara, se le veía nervioso. Metieron a mi hada en la parte trasera, el de limpieza detuvo al conductor cuando vio que esté no dejaba de moverse de un lado a otro. Le propinó un golpe en la mejilla para que se calmara, de la rabia este se quitó la gorra. Se trataba del imbécil de Javier, quien conducía, suspiré.
Le devolvió el golpe al otro por el estómago, por unos segundos se inclinó por falta de aire, le hizo señas para parar. Comenzó a quitarse la ropa de limpieza, tenía una peluca en su cabello y una máscara que se le adhería a su cara como una segunda piel. Aquello parecía el perfecto disfraz. Entonces fue revelada la identidad del individuo de mis pesadillas.
Su cabellera canosa quedó expuesta y sus arrugas lo delataron. El maldito de Damián estaba de vuelta y confabulado con Javier para arrebatármela.
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No perdí más tiempo, rápidamente llamé a mis contactos para rastrear la placa. Agradecimos a ambos dueños por la ayuda, con la promesa de regresar todos para conocer a Eva. Si todo salía bien, pensaba en retribuirles con su tienda, lo que habían hecho por nosotros.
Llegamos al departamento, estacioné rápidamente, mamá, no daba crédito a la rapidez con la que conduje. Una vez en mi piso pasé directo a mi habitación, recogí un pequeño bolso, dinero y busqué mi arma dentro del último cajón de mi lado del armario.
Durante la época universitaria con los hermanos Miller nos encantaba ir por temporada a un polígono de tiros. Disfrutaba y descargaba toda la adrenalina. Papá me comentaba que siempre debía saber defenderme, por si algún día estaba en peligro y lo necesitaba. Le agradezco tanto sus consejos.
Mi teléfono anunció una llamada entrante
-¿Ya lo tienes?-Dije presionando el altavoz
-La última vez que vieron el auto fue hace 30 minutos cerca del puerto, la próxima embarcación será dentro de 1 hora, debes apresurarte. Saldrán del país- Dijo Alexander
-Gracias Alex, lo haré- colgué
-¿A dónde crees que vas sin mí?- Andrés me miraba desde la puerta con una mano en la cintura
-¿Estás seguro?- Dije
-Ya me corté las uñas, listo para buscar a mi mejor amiga- Se pasó la mano por el cabello dramáticamente.
No estaba de broma, pero solo el amigo de mi novia podía decir eso en un momento tan importante, y no hacerme perder más la poca paciencia. No sabía que nos encontraríamos, solo le pedía a Dios que Eva estuviera bien, porque de lo contrario correría sangre.
Holaaa queridos lectores, René no está dispuesto a rendirse. Se acerca la hora de conseguir a Eva ¿Lo están esperando?
Los leo, con amor Ale
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